jueves, agosto 03, 2023

FESTIVAL ARGERICH NOS. 7 Y 8, SÁBADO 20 HS Y DOMINGO 17 HS

El concierto nº 7 fue incorporado al festival Argerich debido a la presencia de Nelson
Goerner, gran amigo de Martha Argerich y de particular valor cuando tocaron juntos en obras
de Debussy, Mozart y Rachmaninoff. Y justamente la "Rapsodia sobre un tema de Paganini",
op. 43, de Sergei Rachmaninoff, inició el programa del sábado. Si bien después del intervalo se
apreció la "Sinfonía Alpina" de Richard Strauss dirigida por el notable Vasily Petrenko (gran
final para el concierto) sin duda la interpretación de Goerner fue extraordinaria: las 24
variaciones en sus manos fueron perfectas y dieron el total de la aguda inteligencia del
compositor, ya que esta Rapsodia llega a niveles tan fascinantes que supera los Conciertos
números 2 y 3, justamente famosos. La coordinación de la modernidad y del romanticismo se
completa tanto en el piano como en la orquesta. Petrenko y la Filarmónica de Buenos Aires
lograron demostrar la riqueza de elementos de la obra y apoyar al piano. Y a su vez Goerner
fue impresionante en su versión del compositor, cuyo talento puramente técnico fue
equivalente a Horowitz. El resultado fue para recordar: único; la rapsodia llegó a su máximo en
el Colón.
La Sinfonía Alpina se escuchó raramente en Buenos Aires; sus 50 minutos fueron
dirigidos con gran exactitud por Petrenko, conocedor profundo de una obra difícil e
importante. Pasa por nada menos que 22 episodios, tales como la subida a la montaña o la
tormenta, y está basada en detalles del propio Strauss, que vivió muy cerca de esa zona. Fue
meritorio por parte de la Filarmónica, ya que son muchos los detalles que se añaden, como
una percusión abundante. Fue compuesta entre 1911 y 1915. Estuve mirando las grabaciones
que llegaron hasta el año 2000 y es sorprendente: nada menos que 18 y con directores
importantes: Schuricht, N. Järvi, Blomstedt, Solti, Ashkenazy, Sinopoli, Von Karajan, el propio
Strauss (en 1941), Kempe, Previn, Stein, Mravinsky, Mitropoulos y Maazel. Sólo tengo la de
Kempe con la Orquesta de Dresden. Es el final de sus poemas sinfónicos tras su enorme
conocimiento del género y ya después de sus principales óperas. Aquí integraba el Nº 9 de los
20 conciertos de la Filarmónica.

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El octavo programa del Festival fue cambiado a último momento, porque después de
Stravinsky ("Les Noces") figuraba la Séptima sinfonía de Beethoven y fue reemplazada por la
Cuarta sinfonía de Schumann. Como se suponía, fue Argerich la que tocó la Fantasía de
Beethoven, cerrando el concierto; naturalmente, tras unos minutos de sólo piano aparece la
orquesta, y finalmente cantantes y coro.
Si bien "Les noces" fue cantada en francés, lo que narra en 4 partes unidas es
netamente ruso y del siglo anterior al 1900. Y tiene generalmente coreografía, cosa que no
ocurrió. No está de más recordar que se presentó en 1923 con la coreógrafa Bronislava
Nijinska (hermana de Nijinsky) en los Ballets Rusos de Diaghilev. En Buenos Aires vino en 1926
cuando se iniciaba el Ballet Estable del Teatro Colón con las hermanas Ruanova; al año
siguiente volvieron a contratar a Nijinska, que además vino en 1933 para el "Bolero" de Ravel y
más tarde con el Marqués de Cuevas. Volviendo a todo el programa, Charles Dutoit fue el
director de orquesta. Pablo Gianera cuenta que Argerich "había tocado y grabado dos veces
´Les Noces` (una con Leonard Bernstein y otra con el propio Charles Dutoit)". El grupo
instrumental tiene 4 pianos (tocando lo mismo), xilofón, campana y percusión. "Para Pierre
Boulez la pieza constituía la mejor síntesis entre violencia e ironía". Los pianistas tocan
exactamente lo mismo: excelente grupo formado por Argerich, Iván Rutkauskas, Alan Kwiek y
Marcelo Ayub. Pero más importantes son los cuatro que cantan: la soprano Jaquelina Livieri, la
mezzo Guadalupe Barrientos, el tenor Santiago Martínez y el bajo Hernán Iturralde (todos bien
aunque creo que los más valiosos fueron Livieri e Iturralde). Fue muy atrayente el coro: el
Grupo Vocal de Difusión dirigido por Mariano Moruja. Y magistral la dirección de Dutoit,
perfecto a los 86 años.

La Sinfonía Nº 4 en re menor de Schumann en realidad tiene dos versiones y por eso es
Nº 4 (se toca generalmente la segunda versión). Dutoit obtuvo de la Orquesta Estable un
rendimiento admirable; los movimientos se tocan sin interrupción. La interpretación del
director resultó intensa, clara e inteligente, y así le respondieron los músicos. Se tuvo un
Schumann profundo; evitó las falencias que pocos años después terminaron con la carrera del
compositor y una triste muerte.
La Fantasía de Beethoven es iniciada por el piano de manera técnica muy exigente.
Tengo un grato recuerdo: a fines de mayo 1962 el gran Hans Richter-Haaser tocó la obra para
la Wagneriana (Coro y Orquesta) dirigida por Baldi. Y bien, tuvimos el final necesario con
Argerich: tocó con absoluta precisión una música que, como corresponde a una fantasía, va
buscando un camino atrayente en varios sentidos, hasta que encuentra una melodía que será
luego tomada por una orquesta más bien liviana; luego con entusiasmo en el coro, pero con
una diferencia: en la Fantasía Coral en do menor, op. 80, antes de llegar al coro se pasa por 3
sopranos: Livieri, Florencia Burgardt y Laura Pisani; mezzos: Barrientos, María Luisa Merino;
tenores: Iván Meier, Martínez, Darío Schmunck; y bajos, Iturralde y Fernando Radó (¡). Y luego
el Coro Estable (director, Miguel Martínez) cantó un texto bastante parecido al del final de la
Novena Sinfonía. El aplauso fue tan enorme que Argerich volvió a tocar una pieza que le he
visto en una gran cantidad de veces a través de los años: "Von fremden Ländern und
Menschen", inicio de las "Kinderszenen" ("Escenas para niños"). Siempre sentí que es un amor
de la infancia de Argerich; esta vez saludó a los del festival dándoles ese afecto. Por algo Dutoit
le besó la frente y le instó que toque esa pieza.
Pablo Bardin

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