miércoles, agosto 02, 2023

CAMERATA BARILOCHE, PERIANES Y NAKARIAKOV

Si bien la Camerata Bariloche fue del Festival Argerich, ella no tocó en este concierto
del jueves pasado, donde se lucieron el pianista Perianes y el trompetista Nakariakov (que
realmente tocó un fliscorno). El programa tuvo obras de Johann Sebastian Bach (el Concierto
Brandeburgués Nº 5), Franz Joseph Haydn (el Concierto para violonchelo en Do mayor
transcripto para fliscorno) y Wolfgang Amadeus Mozart (el Concierto Nº 21, en Do mayor, K.
467). Lo vi en YouTube con buena imagen y sonido, tomados los artistas desde cerca.
Como se recordará, cada uno de los Conciertos Brandeburgueses estuvo pensado para
ser distinto. En el Nº 5 se luce el clave; sin embargo, los solistas son tres. El clave fue tocado
por Fernando Cordella; el violín por Freddy Varela Montero (que aparece en muchos
conciertos más del Festival Argerich) y la flauta por Claudia Nascimento. Por mi parte
considero adecuado el trabajo del violín y la flauta, así como el grupo orquestal, pero no la
tarea de Cordella. No objeto que al clave se lo escuchó poco (no es un instrumento para la
tremenda sala del Colón) pero no me resultó admisible que el clavecinista haya hecho tantos
rubatos que parecían un chopiniano exagerado. El correcto director de la Camerata, César
Bustamante, se movió con gestos claros y simples.
Escuché en su versión original el Concierto para violonchelo en Do mayor de Haydn,
muy grato de escuchar, y por cierto me hubiera gustado la versión original. Sin embargo, fue
tal la perfección de Sergei Nakariakov ofreciendo una asombrosa y brillante calidad que me
convenció en todo momento. Tuvo un éxito evidente y dio como extra el "Aria para la cuerda
de sol" en la Suite Nº 3 de Bach, y tal fue el buen gusto y el fino control que resultó una
adecuada despedida.
Curiosamente seguimos con el Do mayor en el espléndido Concierto Nº 21 de Mozart,
sin duda uno de los mejores y más refinados. Javier Perianes ya había venido al Colón en 2017.
Reveló ser un artista de primer orden: en todo momento la música tuvo la belleza ideal de una
obra maestra y supo dar el exacto interés de cada movimiento. La orquesta le apoyó de modo
muy cuidadoso. Dos piezas extras impecables: la Mazurka op. 17 Nº 4 de Chopin y la "Danza
ritual del fuego" de "El amor brujo" de Manuel De Falla (no pude dejar de recordar a
Rubinstein). En suma, artistas de plena autoridad.
Pablo Bardin

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