Los Conciertos del Mediodía del Mozarteum Argentino han tenido este año una
particular evolución: primeramente en una sala del CCK, donde les cambiaron el horario de las
13 a las 14. Luego en el Teatro San Martín, primeramente en la sala de abajo y luego la de
arriba, mucho más grande. Y ahora, cambiando los artistas y el lugar, el 3 de octubre en el
Auditorio de Belgrano debutó en Buenos Aires Ciudad el pianista canadiense Jaeden Izik-
Dzurko. Nació en 1999 en Salmon Arm de Columbia Británica. Obtuvo el Premio al Mejor
Intérprete de Música de Cámara en el XX Concurso Internacional de Piano de Santander
Paloma O´Shea en 2022.
Quiero recalcar que el Auditorio de Belgrano fue creado por una escuela que está al
lado y tiene una sólida acústica que fue apreciada primeramente por Mario Videla, que la
utilizó varios años, y luego fue el lugar preferido por la Orquesta Sinfónica Nacional durante
muchos años. Eventualmente pasaron al lugar nuevo del CCK. Ambos tienen pisos que van
subiendo, lo cual es un problema para gente que como yo me instalo muy arriba, pero se
escucha muy bien.
Ignoro si Izik-Dzurko tiene origen familiar europeo, supongo que sí. Obtuvo el
Concurso de Becas Gina Bachauer de Juilliard y ganó el Gran Premio en el Concurso Nacional
de la Federación de Festivales de Música de Canadá. En este año se presentará en varios
lugares de Europa: Essen, Munich (Alemania), Jerez de la Frontera, Tenerife y el Palau de la
Música Catalana de Barcelona, París y el Wigmore Hall de Londres.
Lo que escuché en este concierto comprobó que es un artista valioso. Los comentarios
de Claudia Guzmán dejan evidente que España es la base de la "Alborada del gracioso", que es
la cuarta pieza de la suite para piano "Miroirs" ("Espejos") de Maurice Ravel, que nació muy
cerca de España (Ciboure, en los Pirineos) y fue gran amigo de Ricardo Viñes, catalán pianista
residente en París, como también ocurrió en el caso de Isaac Albéniz. Como Izik-Djurko inició
su concierto con la obra de Ravel y luego eligió dos de las doce piezas de "Iberia" de Albéniz,
resultó claro que conoce a fondo esa música y la ofreció con auténtico conocimiento y placer.
En cuanto a la "Alborada del gracioso", Ravel luego la orquestó con su extraordinaria habilidad,
pero sin duda tocarla con la manera natural y precisa que nos ofreció hizo que en pocos
minutos supimos que teníamos a un pianista de primer orden. En cuanto a "Iberia", eligió "El
Albaicín", pieza inicial del tercero de los cuadernos, esa estupenda zona de Granada que tuve
el placer de visitar con mi mujer y sentir que el cante jondo estaba cerca. Y luego, "Eritaña", el
último del cuarto cuaderno, es en consecuencia el Nº 12. Vale la pena citar (como hace
Guzmán) palabras de Debussy: "Es la alegría de las mañanas, una multitud incesante que pasa
echándose a reír, entonados por el ruido de los tambores. Jamás la música ha alcanzado
impresiones tan diversas, tan coloridas".
Antes de "Iberia" escuchamos a Chopin: "Scherzo Nº 3, en Do sostenido menor, Op.
39". Guzmán hace notar que "Chopin inició la obra entre las húmedas paredes del monasterio
de Valldemossa" (en la isla de Mallorca), "el agravamiento de su salud lo obligó a alejarse de la
composición de la obra, culminándola recién en la primavera de ese año 1839, al arribar a
Marsella". En efecto, este Scherzo combina lo dramático con "un luminoso y calmo coral
ornamentado". El pianista lo entendió cabalmente, con una perfección indudable,
demostrando que su carrera ha madurado.
La última obra fue la "Sonata Nº 1, en Fa sostenido menor, Op. 11", de Robert
Schumann, bastante temprana (1833 a 1835, 23 a 25 años). Creo que en el programa hubo un
pequeño error: el primer movimiento se inicia con "Un poco adagio", y como lo aclara
Guzmán, "sigue Allegro vivace, inspirado en un fandango", de "enérgico ritmo". El segundo
movimiento está titulado Aria, poco habitual en una sonata; es grata de escuchar. El tercero es
un Scherzo denominado "Allegrissimo", y lo es, pero hay un Intermezzo en el centro, "amplio y
luminoso". El cuarto movimiento es un Rondó, "Allegro un poco maestoso", rápido y como si
fuera una marcha, pero luego hay un contrapunto. Es interesante lo siguiente: "Dedicada a
Clara por Florestán y Eusebius", los dos caracteres de los cuales siempre hablaba Schumann.
En 1840 se casó con Clara Wieck. Muy buena la interpretación de Izik-Djurko, artista que
debería volver en años futuros a Buenos Aires tras este concierto elegido con inteligencia.
Pablo Bardin
particular evolución: primeramente en una sala del CCK, donde les cambiaron el horario de las
13 a las 14. Luego en el Teatro San Martín, primeramente en la sala de abajo y luego la de
arriba, mucho más grande. Y ahora, cambiando los artistas y el lugar, el 3 de octubre en el
Auditorio de Belgrano debutó en Buenos Aires Ciudad el pianista canadiense Jaeden Izik-
Dzurko. Nació en 1999 en Salmon Arm de Columbia Británica. Obtuvo el Premio al Mejor
Intérprete de Música de Cámara en el XX Concurso Internacional de Piano de Santander
Paloma O´Shea en 2022.
Quiero recalcar que el Auditorio de Belgrano fue creado por una escuela que está al
lado y tiene una sólida acústica que fue apreciada primeramente por Mario Videla, que la
utilizó varios años, y luego fue el lugar preferido por la Orquesta Sinfónica Nacional durante
muchos años. Eventualmente pasaron al lugar nuevo del CCK. Ambos tienen pisos que van
subiendo, lo cual es un problema para gente que como yo me instalo muy arriba, pero se
escucha muy bien.
Ignoro si Izik-Dzurko tiene origen familiar europeo, supongo que sí. Obtuvo el
Concurso de Becas Gina Bachauer de Juilliard y ganó el Gran Premio en el Concurso Nacional
de la Federación de Festivales de Música de Canadá. En este año se presentará en varios
lugares de Europa: Essen, Munich (Alemania), Jerez de la Frontera, Tenerife y el Palau de la
Música Catalana de Barcelona, París y el Wigmore Hall de Londres.
Lo que escuché en este concierto comprobó que es un artista valioso. Los comentarios
de Claudia Guzmán dejan evidente que España es la base de la "Alborada del gracioso", que es
la cuarta pieza de la suite para piano "Miroirs" ("Espejos") de Maurice Ravel, que nació muy
cerca de España (Ciboure, en los Pirineos) y fue gran amigo de Ricardo Viñes, catalán pianista
residente en París, como también ocurrió en el caso de Isaac Albéniz. Como Izik-Djurko inició
su concierto con la obra de Ravel y luego eligió dos de las doce piezas de "Iberia" de Albéniz,
resultó claro que conoce a fondo esa música y la ofreció con auténtico conocimiento y placer.
En cuanto a la "Alborada del gracioso", Ravel luego la orquestó con su extraordinaria habilidad,
pero sin duda tocarla con la manera natural y precisa que nos ofreció hizo que en pocos
minutos supimos que teníamos a un pianista de primer orden. En cuanto a "Iberia", eligió "El
Albaicín", pieza inicial del tercero de los cuadernos, esa estupenda zona de Granada que tuve
el placer de visitar con mi mujer y sentir que el cante jondo estaba cerca. Y luego, "Eritaña", el
último del cuarto cuaderno, es en consecuencia el Nº 12. Vale la pena citar (como hace
Guzmán) palabras de Debussy: "Es la alegría de las mañanas, una multitud incesante que pasa
echándose a reír, entonados por el ruido de los tambores. Jamás la música ha alcanzado
impresiones tan diversas, tan coloridas".
Antes de "Iberia" escuchamos a Chopin: "Scherzo Nº 3, en Do sostenido menor, Op.
39". Guzmán hace notar que "Chopin inició la obra entre las húmedas paredes del monasterio
de Valldemossa" (en la isla de Mallorca), "el agravamiento de su salud lo obligó a alejarse de la
composición de la obra, culminándola recién en la primavera de ese año 1839, al arribar a
Marsella". En efecto, este Scherzo combina lo dramático con "un luminoso y calmo coral
ornamentado". El pianista lo entendió cabalmente, con una perfección indudable,
demostrando que su carrera ha madurado.
La última obra fue la "Sonata Nº 1, en Fa sostenido menor, Op. 11", de Robert
Schumann, bastante temprana (1833 a 1835, 23 a 25 años). Creo que en el programa hubo un
pequeño error: el primer movimiento se inicia con "Un poco adagio", y como lo aclara
Guzmán, "sigue Allegro vivace, inspirado en un fandango", de "enérgico ritmo". El segundo
movimiento está titulado Aria, poco habitual en una sonata; es grata de escuchar. El tercero es
un Scherzo denominado "Allegrissimo", y lo es, pero hay un Intermezzo en el centro, "amplio y
luminoso". El cuarto movimiento es un Rondó, "Allegro un poco maestoso", rápido y como si
fuera una marcha, pero luego hay un contrapunto. Es interesante lo siguiente: "Dedicada a
Clara por Florestán y Eusebius", los dos caracteres de los cuales siempre hablaba Schumann.
En 1840 se casó con Clara Wieck. Muy buena la interpretación de Izik-Djurko, artista que
debería volver en años futuros a Buenos Aires tras este concierto elegido con inteligencia.
Pablo Bardin
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