jueves, mayo 12, 2022

EL TENOR BECZALA INICIÓ LA TEMPORADA DEL MOZARTEUM

               El recital del tenor Piotr Beczala inició la temporada Nº 70 del Mozarteum Argentino y fue un acontecimiento que (no me cabe duda) será lo más importante de este año. El Covid le obligó a postergar su visita. La entrevista que tuvo con La Nación reveló claramente su placer por estar en Buenos Aires y cantar en el Colón. Camillo Radicke es su habitual acompañante en el piano y viene por segunda vez a Buenos Aires, ya que debutó aquí hace 22 años con la Filarmónica de Dresden, su ciudad natal. El programa de mano trae una excelente síntesis de su carrera. Nació en Silesia (Polonia). Se formó en la Academia de Música de Katowice con maestros de la calidad de Pavel Lisitsian y Sena Jurinac. "Debutó en el Landestheater de Linz (Austria) y en 1997 pasó a cantar en la Ópera de Zürich con grandes roles verdianos pero también el Fausto de Gounod, Edgardo en "Lucia di Lammermoor", el Tamino mozartiano y Rodolfo en "La Bohème". Desde 2006 es estrella en el Met neoyorkino: el Duque en "Rigoletto", "Eugen Onegin", el Príncipe en "Rusalka" de Dvorak, Des Grieux en "Manon", "siendo partner usual de etrebko y Damrau". Cantó con notable éxito "Lohengrin" en la Semper Oper de Dresden, fue figura frecuente en el Festival de Salzburgo, fue nombrado Kammersänger en Viena (2019), se presentó en Milán y Munich. Obtuvo numerosos premios discográficos. En suma, uno de los más valiosos tenores de la actualidad "por la belleza de su voz y su contundente solidez técnica".

               Muchos artistas van calentando la voz gradualmente en sus recitales, pero no Beczala. Inició el recital con "Questa o quella" de "Rigoletto" con la voz plena y un claro entendimiento del personaje. Nueve obras en la Primera Parte, once piezas en la Segunda; sumando, 20 sin que el pianista toque alguna pieza para que el tenor descanse. Y 6 variadas piezas al final fuera de programa. Cantó en italiano, polaco, ruso, francés y ya en los extras finales, también en alemán. Y mezcló canciones italianas de Tosti y Donaudy con arias operísticas, cosa nada común. No hubo la más mínima sensación de cansancio. Y salvo el Intervalo de 20 minutos, anunciado por su actual director, Luis Alberto Erize, donde el Mozarteum ofreció un brindis de champagne para celebrar los 70 años y se recordó a esa gran figura que fue Jeannette Arata de Erize, el recital finalizó a las 22,30. Tenor y pianista siempre listos y concentrados. Los Comentarios al programa tomaron 5 páginas y los realizó Claudia Guzmán, quien ofreció no sólo firmes opiniones sino algo poco habitual: la traducción castellana de todo lo que se cantó (salvo por supuesto las piezas extras). Es justo también señalar el buen gusto y la pureza de las impecables intervenciones del pianista.

               La segunda aria verdiana fue de Riccardo en "Un Ballo in Maschera": "Di´ tu se fedele il flutto m´aspetta", en la que el gobernante pide a Ulrica que lea su fortuna haciéndose pasar de pescador; un aria difícil expresada admirablemente. Durante todo el recital los artistas salieron brevemente de escena varias veces (quizá para tomar agua el tenor). La pegadiza y bella "Mattinata" de Leoncavallo fue escrita para Caruso; el autor escribió texto y música; se inicia así: "La aurora di bianco vestita"; muy placentero el trabajo de los artistas. De inmediato hubo un cambio: figuraban dos arias de "Il Trovatore" verdiano, pero "Deserto sulla terra" no se cantó; aunque se escuchó "Ah, sì, ben mio", del Acto III; Manrico declara su amor por Leonora pero también la posibilidad de morir; interpretación muy expresiva del tenor. Antes escuchamos "Quando le sere al placido" de "Luisa Miller", atrayente aria verdiana, muy bien comunicada por

Beczala, en la que Rodolfo cree que Luisa lo engaña y donde experimenta un gran dolor.  Francesco Paolo Tosti (1846-1916) escribió 500 canciones, cantidad fenomenal, y muchas se hicieron famosas porque el compositor tuvo facilidad melódica y eligió bien los textos en las mejores, como se comprobó escuchando las elegidas por Beczala (de paso, los polacos escriben el apellido marcando la l con un pequeño corte; hay que ser polaco para pronunciarlo bien…). En mi catálogo R.E.R. de grabaciones en CD disponibles en el año 2000 algunas canciones de Tosti tienen muchas grabaciones, otras muy poco. Así, "L´ultima canzone" tiene una cantidad de versiones de famosos: Bruson, Pavarotti, Carreras, R. Raimondi, Gigli, Pinza, Pasero y Di Stefano (tenores y bajos). En cambio, sólo Matteuzzi grabó "Chi sei tu che mi parli", con texto de D´Annunzio; "¿Por qué una enorme melancolía dirige mi cerebro?", canción muy expresiva. La tercera, "Ideale", tiene gran cantidad de grabaciones: Domingo, Björling, Lauri-Volpi, Caruso, Lanza, Schipa, Bergonzi, Carreras; también barítonos: Stracciari, De Luca; o una soprano: Sutherland. Magnífica la versión del artista polaco: "Regresa, querido ideal, torna un instante a sonreírme aún". Pero si hasta ese momento escuchamos grandes interpretaciones, creo que lo elegido para cerrar la Primera Parte fue la mayor revelación: Stanislaw Moniuszko (1819-72) fue el más importante compositor operístico polaco de la segunda mitad del siglo XIX: 10 óperas y 11 operetas. Mi experiencia es de sólo un vinilo: una versión acortada de "Hrabina" ("La Condesa"), muy bella, de melodías atrayentes y finas. Una puesta en escena mediocre de "Flis" ("El Balsero"), comedia simpática, en el Delta; y una película de su mejor obra,"Halka", intenso drama (hay una grabación en CD de la Ópera de Varsovia). Sólo figura la Obertura de "Straszny dwór" ("La mansión embrujada"): en el Colón escuchamos un extenso fragmento del Tercer Acto; nos dice Guzmán: "Stefan, un joven húsar, luego de admirar el retrato de Hanna, una de las bellas jóvenes que habita la mansión, rememora a sus padres y a la promesa de no casarse, de dar la vida por su patria, mientras admira un reloj supuestamente encantado". La obra es considerada actualmente su mejor ópera, pero los rusos dominaban Polonia entonces y la consideraban patriótica; por eso la prohibieron. No fue con las óperas que le fue bien salvo "Halka" sino con sus 270 canciones y además sus 6 misas. Si embargo sus mejores óperas tienen un estilo propio de gran frescura, mucha melodía y escritura muy cantable.  Todo esto lo escuchamos en el concierto; el libreto es de Checinski. He aquí el contenido básico. Primer fragmento: "Silencio alrededor, una noche brillante. ¡ésta es una mansión terrible! El viejo Maciej estaba diciendo la verdad, aquí hay hechizos.  Piensa en la visión de la hermosa Hanna; no lo pienses, ¡prometiste vivir sin casarte!" Segundo fragmento: "El reloj marca la medianoche. Maciej dijo que desde hace mil años un alma regresa para el arrepentimiento y pone a este reloj roto en rotación. El reloj ha terminado de tocar la polonesa. ¡Esta melodía qué momentos recuerda! ¡Ah, las zonas celestiales! Puedo ver a mi madre con su sonrisa angelical, ella guarda a sus hijos". Tercer fragmento: "¡Oh madre! Cuando nos dejaste huérfanos terminó ese canto sincero proveniente del vientre de mi padre. Por la causa más sagrada se apresura a entregar su sangre…Ruega a Dios ¡para que Él pueda calmar las guerras de ira!" Estos textos tan expresivos están plenamente reflejados en la música y los escuchamos en los sonidos magníficos de Pieczala completamente compenetrado con Stefan. El público supo apreciarlo y así terminó la primera parte del concierto.

               Tras una grata charla con amigos y un buen champagne se reanudó el concierto. Su comienzo no fue tan justificable porque Stefano Donaudy (1879-1925) es bastante inferior a Tosti y podría no estar en el concierto. Un dato: no figura en el Diccionario Grove (está en otro nivel que Tosti). Sin embargo, algunas de sus melodías han sido grabadas por cantantes de primer rango. "Vaghissima sembianza", texto de su hermano Alberto: "Muy vaga apariencia de una antigua mujer amada", grabada por Bonisolli, Caruso, Lanza, Corelli, Gigli y Bergonzi.  No hay grabación de "Freschi luoghi, prati aulenti" ("Frescos lugares, nobles prados, permaneced siempre en flor"), cantado suavizando mucho la voz. Y su canción más conocida, "O del mio amato ben", que es una canción de mujer, no deben cantarla los tenores: "¡Oh, de mi bienamado perdido encanto"; no obstante, no sólo la grabaron Auger, Muzio, Jo y Ponselle; ¡también los tenores!: Schipa, Gigli, Pavarotti y Bergonzi.

               Aquí no es habitual, pero el año pasado Elena Maximova cantó una considerable cantidad de canciones de Rachmaninov. Nacido en 1873, compuso 8 decenas de canciones entre 1890 y 1916. Primero escuchamos "Un sueño" (1893), Nº 5 de 6 canciones op. 8: texto de Heine adaptado por Pleshcheyev: breve (apenas 1 minuto y medio); así termina: "Desde todas partes hubo palabras de amor…¡Pero eso fue un sueño!" Ambos artistas supieron dar su exacto sentido  y refinamiento a la canción. Las 12 canciones op. 21 son de 1902; escuchamos la Nº 5, "Sirenas/Lilas", texto de Ekaterina Beketova, donde liga la belleza de las lilas con el florecimiento de su felicidad, un canto atrayente pero más adecuado a una cantante. Es curioso, conocí hace muchos años la canción op. 4 Nº 4 (de 6) pero en inglés y por el tenor John McCormack: "O cease they singing, maiden fair"; "No me cantes, bella doncella", texto de Pushkin: música de indudable encanto admirablemente interpretada. Por último, una canción rápida, op. 14 Nº 11 (de 12): "Agua de manantial", texto de Fyodor Tyutchev. Somos muchos los que la conocemos en arreglo orquestal como una danza espectacular en la cual la bailarina se zambulle a toda velocidad en los brazos del bailarín. Apenas dura unos 3 minutos y fue cantada con alegre impulso y volumen, el piano acompañando brillantemente. "Se oye el sonido de la primavera en las aguas. ¡La primavera está llegando!" "Eugen Onegin" es la gran ópera de Tchaikovsky y la hemos apreciado en el Colón; es muy escuchada en el Met. Onegin despierta la ira de su amigo Lensky por intentar seducir a Olga, amada por Lensky, y el poeta lo desafía a un duelo con espadas. Se basa en una obra de Pushkin, que asombrosamente morirá como Lensky en un duelo. Justo antes del duelo canta una extensa y dolorosa aria: "Kuda, kuda, kuda vi udalitis". "¿Dónde os habéis marchado, dorados días de mi juventud? La ley del destino es justa. Tanto si caigo herido por la flecha mortal o si ésta se desvía, acepto mi destino. Hay un tiempo predeterminado para la vida y el sueño." Segunda estrofa. "El recuerdo de un joven poeta será agotado por el río Leteo. ¿Vendrás tú, bella dama, a derramar una lágrima sobre mi urna prematura? ¡Te espero, corazón mío!" No puedo olvidar la magnífica versión de Nicolai Gedda, pero ciertamente la de Beczala fue emocionante, un gran tenor con sensibilidad indudable.  

               Llegamos a la ópera francesa con la muy atrayente aria "L´amour…Ah! Lève toi, Soleil" de "Roméo et Juliette", donde Romeo expresa su amor a una dormida Julieta en una inspirada melodía del mejor Gounod; con francés impecable y unos agudos plenos de gran belleza, Beczala demostró sentirse igualmente cómodo en la ópera francesa.

Con razonable criterio las dos arias de la "Tosca" pucciniana se escucharon con "Recondita armonia" primeramente y luego "E lucevan le stelle" (figuraba al revés en el programa de mano). Fue un contundente final de concierto reflejando sentimientos muy distintos en cada aria y demostrando que Beczala resuelve también lo trágico.

               Y llegamos a las piezas extras. Ante un público entusiasmado (y no sólo en la galería y el paraíso, aunque desplegaron un considerable griterío) se fueron escuchando nada menos que 6 piezas: el tenor mantuvo su voz hasta el final, siempre perfectamente acompañado por su talentoso pianista. Primero: "¿Pourquoi me réveiller?" de "Werther" de Massenet, Segundo: "La fleur que tu m´avais jetée" de "Carmen" de Bizet, en ambos casos recordándome a Gedda en sus fraseos y la calidad vocal. Tercero: otro género, la canzonetta napolitana, con esos "Catarí" que los aficionados hemos escuchado tantas veces. Cuarto: llegamos al alemán y la opereta con "Dein ist mein ganzes Herz" en "Das Land des Lächelns" ("La tierra de la alegría", Japón visto por Franz Lehar). Excelente. Quinto: "Zueignung" ("Dedicatoria"), uno de los mejores Lieder de Richard Strauss. Nº 1 de los 8 Lieder aus letzte Blätter (Canciones de los últimos diarios), texto de H. von Gilm; op. 10 (1885), un Strauss de apenas 21 años pero ya de gran fuerza e impacto; poderosa versión sin cansancio del tenor; Sexto: no pude identificarlo pero me pareció una de las canciones breves y livianas de Rachmaninov, cantada suavemente. Y gestos de despedida.

               Sólo me queda desear que alguna vez venga a protagonizar una ópera; y si no, dar otro recital con material renovado y con el mismo pianista.

Pablo Bardin

 

 

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