miércoles, mayo 25, 2022

DOS CONCIERTOS EN EL COLÓN CON MÚSICA DE LOS SIGLOS XX Y XXI

               Fue muy interesante la música sinfónica la semana pasada en el Colón. El miércoles 4 hubo obras de Berio, Strasnoy y Ligeti en el programa Contemporáneo. Y el viernes 6 la Filarmónica dirigida por Diemecke ofreció una partitura de Johann Sebastian Bach en una especial versión de Anton Webern, el Adagietto de la Quinta sinfonía de Mahler, la versión de cámara del "Lied der Waldtaube" de los "Gurre-Lieder" de Schönberg, y "Rendering" de Berio sobre fragmentos de la Sinfonía Nº 10 de Schubert.

               El violinista italiano Francesco D´Orazio, de larga carrera, debutó aquí. "Actuó en Europa, América, Australia, China y Japón y grabó para 5 empresas. Se presentó en teatros tan importantes como La Scala, la Berliner Philharmonie, la Accademia Nazionale di Santa Cecilia, el Royal Albert Hall y en numerosos festivales- Colaboró cercanamente con Luciano Berio y estrenó más de 20 conciertos. Toca un violín de Giuseppe Guarneri o el de Vuillaume de 1863 (no se aclaró cuál tocó en el Colón). Se presentó con la Sequenza VIII para violín solo (1976) de Luciano Berio. Para el compositor "el violín es el instrumento más sutil y complejo". Tengo la primera grabación completa de las 13 Sequenzas; las compuso entre 1958 y 1995, nada menos que 37 años, y hay una particularidad: las Sequenza IX son dos: a para clarinete y b para saxofón contralto. La grabación es del Ensemble Intercontemporain. Dice el compositor sobre la Sequenza para violín, que dura 13 minutos: "Se basa en 2 notas, La y Si, que, como en una chacona, provee una extensión del instrumento para el progreso bastante diversificado y elaborado; la polifonía es real. Se trata de un homenaje a la Chacona de la Partita en re menor de Johann Sebastian Bach; coexisten técnicas del pasado y el presente" (y Berio añade curiosamente "del futuro").  D´Orazio, muy concentrado, dio una magnífica versión; en su madurez mantiene una habilidad notable.

               El argentino Oscar Strasnoy nació en 1970 y vive en Europa desde hace décadas. Aquí se han estrenado buena cantidad de sus obras incluso varias óperas; la única que me resultó valiosa fue "Requiem", sobre Faulkner. Esta vez me pareció un experimento. "Kuleshov", concierto para piano y orquesta de cámara, data de 2017 y fue un estreno latinoamericano, donde más allá de mi opinión sobre la obra destaco el virtuosismo evidente y arduo que desplegó Marcelo Balat, artista de gran madurez. Y el apoyo orquestal estuvo en las manos conocedoras de Pablo Druker, uno de varios directores de orquesta argentinos que trabajan aquí y en Europa y que dominan la música contemporánea. Resulta que Lev Kuleshov inventó en Rusia un efecto cinematográfico en la década de 1920. Nos cuenta Emanuel Fernández en el programa de mano: "Demostró que lo que una imagen sugiere a los espectadores radica más en la secuencia de montaje que en sí misma. Es una apropiación: una misma idea musical revela distintas facetas al ser intercalada con otros materiales. Podría descubrir una orquesta que irrumpe como una carcajada; un ragtime espectral, una determinada secuencia armónica; un pasaje pianístico que recuerda la belleza tornasolada del Tercer concierto para piano de Bartók". Mi reacción en cuanto a la última frase: nada escuché que me lo sugiera y tengo un especial cariño por esa obra. Sí advertí el ragtime espectral y la frecuente "orquesta carcajada". El pianista modificó una cuerda en determinado momento y realizó refinadas bellezas tímbricas en varios momentos, pero también debió repetir en demasía varios pasajes. En total, la idea básica tiene su interés pero me resultó medianamente lograda.

               Lamentablemente no tengo grabación del Concierto para violín de Ligeti (1990/92). El compositor vivió entre 1923 y 2006. Hay una interesante grabación en Deutsche Grammophon: S. Gavriloff, Ensemble Intercontemporain, Boulez, 1995 (no tengo datos después del año 2000).

Esta versión que se vio en el Colón es estreno sudamericano y ciertamente valió la pena. Es un Ligeti dramático. Y parece Ginastera la manera en que anuncia los 5 movimientos: I. Praeludium: Vivacissimo luminoso-attacca: II. Aria, Hoquetus, Choral: Andante con moto-attacca: III: Intermezzo: Presto fluido. IV. Passacaglia: Lento intenso. V: Appassionato: Agitato molto. Hay especial insistencia en la percusión y son numerosos los momentos en los que se la escucha fff. Si bien el violín tiene fuerte presencia, la orquesta también se escucha variada e imaginativa. La Editorial es Schott Music y aquí la representa Barry editorial. Bien dice Fernández: "La partitura combina una infinidad de recursos como la microtonalidad, polirritmos, densos entramados polifónicos, yuxtaposiciones inesperadas, instrumentos inusuales, referencias a la música medieval y renacentista, auto-citas y melodías provenientes del folklore húngaro y búlgaro, el extraño coral para ocarinas". Y por supuesto el violín está muy exigido ("pasajes furiosamente contorsionados"). La obra fue escrita a los 67-69 años y él murió en 2006 a los 83. Si bien de nacimiento húngaro, pasó a vivir en Austria. En el segundo movimiento el Aria es una melodía muy bella y tradicional. Conviene aclarar qué es el hoquetus medieval: nos dice Willi Apel en el Harvard Dictionary of Music: "El truncamiento de la línea melódica en fragmentos (con frecuencia notas solas) dados en dos partes alternativamente. No sólo es parte de un motete sino que puede ser una forma musical independiente". Apel menciona una curiosa similitud con "durchbrochene Arbeit" ("romper trabajo") en Mozart, Haydn y Beethoven: "fragmentos de una melodía son tocados por diferentes instrumentos alternándose en sinfonías o cuartetos". Sin partitura ni CD, sólo puedo decir que me resultó una muy buena versión: el violinista es notable y el director, un especialista en la sensibilidad y exactitud de este tipo de material; la orquesta respondió con seguridad.                                                              

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               Dos de las cuatro obras que dirigió Diemecke el viernes 6 de mayo tienen una característica: escritas por compositores del siglo XX, se basan en obras del siglo XVIII (Johann Sebastian Bach) o siglo XIX (Franz Schubert). Anton Webern (1883-1945) utiliza de "La Ofrenda Musical" ("Musikalisches Opfer"), el Ricercare A, BWV 1079, de J. S. Bach. La compuso para el rey Federico "El Grande", que sabía música y tocó para Bach un tema (Bach lo había visitado). De esos 50 minutos Weber eligió este ricercare a 6 voces; lo orquestó en 1935 "para una formación de cámara y con la particularidad de dividir cada línea entre varios instrumentos", escribe Margarita Pollini en el programa de mano. Y cita a Webern: "Mi orquestación intenta revelar la interrelación de los motivos. También intenta mostrar cómo veo el carácter de la obra". El Ricercare en cuestión es una Fuga. Tengo un magnífico álbum en vinilo donde está grabado la mayor parte de la música de Webern dirigida por Boulez. Allí al final de 4 discos (8 lados) figura este Ricercare de Bach-Webern que dura 7 minutos y está transcripto para orquesta de cámara. Está grabado por la Sinfónica de Londres dirigida por Pierre Boulez. Dice Humphrey Searle: "Las 6 partes pasan continuamente de un instrumento a otro logrando un efecto caleidoscópico. Bach no aclaró con qué instrumentos tocarlo; la versión de Webern es una interpretación creativa de un gran compositor por otro". Y dice Susan Bradshaw: "Esta vista ´espressivo´ de la fuga está coloreada por bronces con sordina, armónicos de arpa y cuerdas divididas; el ´tutti´ sólo se escucha al triunfal cierre de la música". Encontré muy cuidadosa la marcación de Diemecke y los fascinantes cambios de color se escucharon bien. El compositor y director Bruno Maderna nos visitó en agosto 1964 y una de las obras fue esta Fuga (Ricercata) de Bach-Webern con la Filarmónica.

               Voy a ser breve con el famoso cuarto movimiento, Adagietto, para cuerdas y arpa, de la Quinta Sinfonía de Mahler, ya que se ha tocado con frecuencia sola o dentro de la sinfonía. Por supuesto se sabe que la razón para su popularidad fue el uso de Visconti en su película sobre la obra de Mann que sucede en Venecia. Pero fuera de eso la Quinta es justamente famosa y obra de repertorio. Encontré algo exagerada la dirección de Diemecke, que marcó muy extensas paradas en varios momentos, estirando la música.

               Después del intervalo escuchamos la versión de cámara del "Lied der Waldtaube" (la Canción de la Paloma del Bosque) de los Gurre-Lieder de Schönberg. Escuché los "Gurre-Lieder íntegros en Buenos Aires (director Horst Stein) y en Viena (1969, director Krips y la mezzo fue Christa Ludwig) y luego en Buenos Aires, director Calderón. Pero no recuerdo esta versión de cámara posterior de esta canción tan expresiva; dura unos 11 minutos. "¡Tove ha muerto! Su corazón calló pero el del Rey late salvajemente aunque también esté muerto. ¿Adonde fluyen ahora los pensamientos de Tove? Los del Rey se pierden en la lejanía. He buscado el dolor y mucho encontré. He visto al Rey llevando el féretro. Un monje quiso quitar del cordel para tocar el ángelus; pero vió llegar el cortejo; la campana tañó un toque de muerto. Fue el halcón de Helwig que, cruel, destrozó la paloma de Gurre". Interesante la transcripción madura que hizo Schönberg, muy bien tocada por la orquesta; Diemecke entendió la música. Y Guadalupe Barrientos, que en años recientes estudió repertorio alemán, tuvo su poderosa voz en plenitud y le dio sentido al texto, además de cantar con cuidadosa afinación.

               Aunque no tengo el dato exacto, sé que escuché "Rendering" ("Interpretación") en Buenos Aires; es el título que en inglés puso Luciano Berio a fragmentos de la Sinfonía Nº 10, en Re mayor, D. 936ª, de Franz Schubert. O sea, la sinfonía que no pudo terminar antes de morir. Fue escrita por Berio en 1968-69 y grabada dirigida por él con la London Symphony en 1998 (RCA); hay otra grabación con Eschenbach dirigiendo en 1996 la Sinfónica de Houston (Koch). No pude medir la extensión de la obra pero la sentí bastante extensa, unos 45 minutos. No me extrañó que fuera largo el primer movimiento, Allegro, ni el Andante que siguió, pero sí el Scherzo, que en vez de unos 6 minutos duró al menos 15, como si tuviera dos tríos volviendo al scherzo. Fue estrenada por la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam dirigida por Nikolau Harnoncourt.  

               

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