No conocía esta obra de Ginastera y estuve mirando en el Catálogo R.E.D. 2000 Classical Catalogue pero no figura grabada. Dura 70 minutos; más de 10 los cantó en gregoriano Ricardo González Dorrego correctamente; sin embargo, el relato hubiera merecido un gregoriano menos repetitivo. Si bien estuve en un buen lugar en la fila 14 de la Ballena, no pude leer el texto, en blanco sobre fondo blanco. Ginastera tiene pocos opus; éste es 43, y como hizo en las décadas finales de su carrera, se trató de un encargo. Las exigencias son numerosas: una orquesta de alrededor de 100 músicos, exagerando la percusión; un coro de unas 100 voces, el Polifónico Nacional dirigido por Antonio Domenighini; y el Coro Nacional de Niños dirigido por María Isabel Sanz, unos 25 cantantes. La directora de orquesta fue Natalia Salinas y realizó muy hábilmente una tarea sumamente comprometedora. Sin disco ni partitura, sólo puedo basarme sobre lo que creo haber oído. "Turbae" significa "tumulto" y pienso que se trata de la multitud que estuvo en contra de Jesús y justificó su crucifixión. La Pasión de N.S.J.C. es la acción de sufrir, de soportar. Ad gregorianam: es cómo vio el canto gregoriano ese sufrimiento.
No olvidemos que si bien el Canto Gregoriano se inicia varios siglos antes del año mil, se basa en los cuatro evangelios. Y todos reflejan esa terrible Pasión de Cristo crucificado. Si bien cualquier melómano recuerda las Pasiones según San Juan y San Mateo de J. S. Bach y el agregado de comentarios en arias, este relato es gregoriano y Ginastera refleja con máxima violencia mediante el coro la turba, apoyada por una orquesta amplia y que produce las frases musicales más salvajes. El Coro canta desde los bajos más profundos hasta las sopranos más agudas, siempre disonantes, y a veces dejan de cantar y largan ataques hablando, sobre todo los hombres. Ya avanzada la obra, interviene Jesús y la música se suaviza en la voz poderosa y bella de Alejandro Spies; hay referencias a Getsemaní. También interviene el sólido bajo barítono Walter Schwarz; creo que se trata de Poncio Pilato. Una y otra vez la turba (coro y orquesta) ataca ferozmente. Pero interviene el coro de niños, que son los ángeles, y así escuchamos fragmentos dulces y melódicos bienvenidos, y muy bien cantados. El Polifónico cumple con su triste papel. Y la orquesta no tiene otro remedio que tocar la brutalidad que Ginastera los obliga a hacer. Un momento particularmente crudo es aquel en donde el coro repite y repite "¡Barrabás!" indicando que liberen a ese personaje y sigan atacando a Jesús. Crucificado avanza hasta los últimos minutos.
Me molestaron grotescos aparatos percusivos (algunos nuevos). Y sentí demasiada vulgaridad. Comparé con una obra de Penderecki cuando se estrenó aquí y luego compré la grabación; ciertamente música violenta y trágica, muy lejana a anteriores intentos musicales de contar la Pasión, pero esta "Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo según Lucas" tiene un impacto auténtico en su lenguaje musical muy arduo pero siempre coherente.
En suma, un esfuerzo indudable de los intérpretes y un Ginastera desparejo y decepcionante.
Pablo Bardin
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