El violoncelista Pieter Wispelwey tiene ahora 60 años y retornó al Mozarteum por quinta vez. Las anteriores: 1991, 1997, 200 y 2003; o sea que esta vez volvió después de 19 años y lo hizo con un "tour de force": las 6 suites para violoncelo de Johann Sebastian Bach, tocadas entre las 19,30 y las 22,30: 3 horas salvo 20 minutos de intervalo. Quedó demostrado que a su edad está en pleno dominio de sus fuerzas. Su detallada "biografía" en el programa realmente impresiona; entre tantas otras cosas grabó 3 veces estas célebres suites.
Citaré algunos datos para entender su gran carrera. Su repertorio va desde J. S. Bach a compositores modernos como Alfred Schnitke y Elliott Carter. Nacido en Haarlem (sí, el Harlem de New York proviene de allí), estudió con el famoso Anner Bylsma en Amsterdam. Grabó más de 20 álbumes de distinto carácter. Tiene 2 violoncelos: uno de Giovanni Battista Guadagnini de 1760 y uno barroco de Pieter Rombouts (1710) (teóricamente el más adecuado para Bach). Como solista se presentó con las más importantes orquestas del mundo y con directores de primer rango. También se presentó solo en célebres ambientes: Wigmore Hall de Londres, el amplio Châtelet de París, el Concertgebouw, el Walt Disney Hall de Los Angeles y el Lincoln Center de New York. En suma, una gran carrera.
Como se sabe, Claudia Guzmán escribe notables comentarios en los programas del Mozarteum desde hace varios años, y siempre se aprende de ellos. La voy a citar en los datos más necesarios para entender la dificultad y el valor de estas suites. Las seis ocupan las BWV 1007-1012 (Bach Werke Verzeichnis: catálogo de obras de Bach). Al final de 1717 un Bach de 32 años se instaló en Köthen como Hofkapellmeister (principal maestro de capilla). Esa ciudad era pequeña y ajena al mundo de Lutero. El principado sajón estaba liderado por el amante de la música Leopold von Anhalt-Köthen, calvinista. No hubo cantatas luteranas pero sí magníficas obras de cámara: "El clave bien temperado", los Conciertos de Brandemburgo, las Sonatas y partitas para violín solo, y las Suites para violoncelo solo. Bach venía de varios años en Weimar y en Köthen estuvo 5 años. Allí se casó con su segunda esposa, Anna Magdalena, que fue copista de las suites. La ciudad tiene un Museo regional con una sala Bach de recuerdos. (A sólo 20 km está Dessau, que visité y tiene el Museo Gropius, la Bauhaus). Hecho interesante; llegaron a Köthen 7 virtuosos "provenientes de la corte prusiana, y entre ellos se destacaba el violoncelista Bernhard Lienicke. Bach era muy flexible y sus obras no sólo eran alemanas sino que podían tomar el estilo francés y el italiano. Paradoja: la Allemande, que siempre aparece luego del Preludio, tenía ese nombre porque provenía de una "danza de antiguo origen germano", pero los italianos le daban "gran movilidad y menor gravedad" que los franceses. La estructura de las suites viene de un francés, Charles Dieupart; aunque eran suites para clave tenían la base que utilizó Bach: Preludio, Allemande, Courante, Sarabande, Menuet I-Menuet 2, y Gigue; nada cambiaba salvo lo tocado antes de la Giga: los Menuets en las Suites 1 y 2; las Bourrée I y II en las suites 3 y 4; y las Gavotte I y II en las suites 5 y 6.
Fue recién gracias a Pablo Casals que se grabaron por primera vez estas Suites entre 1936 y 1939, hasta tocarlas a todas en 1950. Tener en cuenta que el violoncelo había sido durante mucho tiempo el bajo continuo (por ejemplo en las cantatas de Bach y en los conciertos de Vivaldi), de modo que el uso del instrumento revolucionó tanto en el violín como en el violoncelo. Hace ya bastantes años que tengo en vinilo las 6 Suites por Pierre Fournier en Archiv. Nada menos que 32 violoncelistas las grabaron; entre ellos, en el Catálogo del año 2000 hay 32
Grabaciones, entre ellas por supuesto Fournier y Wispelwey; y Casals. Otros: Rostropovich, Navarra, Gendron, Tortelier, Cassadó. Sólo las 2 primeras: Du Pré. Otros las arreglaron para otros instrumentos, como la viola da gamba o la guitarra. Y comprobé cuáles vi y escuché en conciertos del período 1950-1970. Nº 1: Janigro, Walevska y Starker. Nº 2: Fournier. Nº 3: Fournier, Rostropovich y Janigro. Nº 4: Fournier. Nº 5: Fournier. Y Nº 6, Fournier en 3 años: 1957, 1962 y 1965. Así queda claro que ya hace mucho que se escuchan en Buenos Aires. Pero escuchar las 6 juntas es impresionante, y fue lo que nos dio Wispelwey con tal firmeza y seguridad que fue una demostración asombrosa de capacidad técnica y aguante. No es fácil para la audiencia asimilar las 6, y lamentablemente fueron muchos los que dejaron la sala en el intervalo. Bach es importante pero no fácil.
Suite Nº 1 en Sol mayor. Preludio similar al inicio de "El clave bien temperado". Ya me referí a la Allemande. La Courante es una Corrente italiana rápida. La Sarabanda tiene 2 partes de distinto ritmo dentro de su lentitud. El Minué puede sorprender porque fue tan típico del clasicismo de Haydn y Mozart; como son dos el esquema es ABA, pero con una diferencia: el B está en Sol menor. A su vez la Giga es rápida y también combina mayor y menor.
Suite Nº 2 en re menor. El Preludio tiene una atmósfera meditativa; sus líneas melódicas se hacen gradualmente más intensas. Está en ¾ y hacia el final hay una gran cadenza con arpegios. La Allemande tiene acordes difíciles y un juego muy articulado. La Courante fluye naturalmente con gratas figuras. La Sarabande se divide en medidas de 4 compases. El Minué ABA parece seguir a Diderot: "simplicidad noble y elegante". La Giga tiene una característica: está en 3/8. Se divide en grupos de 8 compases; esto es habitual en la música francesa.
Suite Nº 3 en Do mayor. El Preludio es bastante largo; estar en Do mayor implica que haya múltiples acordes de 4 sonidos y se valoricen los tonos graves. Hay frecuentes cambios y divisiones. La Allemande es lenta, a la francesa, y rica en detalles. La Courante tiene acordes arpegiados y fragmentos "legato". La Sarabande tiene 2 partes y la segunda muestra una línea melódica intensa. La Bourrée 1 es sumamente animada; la 2 resulta muy brillante (ABA). La Giga está en 3/6 y es similar a la de la Suite Nº 2. Resultó notable cómo Wispelwey fue adaptándose a los cambios de estilo que hay entre las 2 primeras y las 3ª y 4ª (salvo esta Giga)
Suite Nº 4 en Mi bemol mayor. El Preludio se asemeja a los grandes Preludios para clave de Bach; sus sonidos pasan de una tonalidad a otra. Allemande: Se parece a la de los violinistas italianos; hay variedad de combinaciones rítmicas. Courante: los ritmos se multiplican, dando una forma nueva a la Courante tradicional. Sarabanda: lenta y expresiva. La primera Bourrée es rápida; una danza muy vital de vivos ritmos; la segunda es menos interesante. La Giga en 12/8 es exigente; como dice Guzmán, se trata de "un movimiento perpetuo".
Suite Nº 5: sin duda la más seria. Dice Guzmán: "El compositor planteó la necesidad de "scordar" ("desafinar") la cuerda más aguda (sonaría en Sol en vez de La). Nos hallamos ante el preludio más solemne y grave de todo el ciclo. Luego de esa impactante introducción da comienzo un extenso sector fugado". Más tarde "puede oírse el diálogo entre el sujeto y el contrasujeto del tema". Pero en la actualidad no se "scorda". August Wenzinger realizó un arreglo en su edición de las suites. La Allemande conserva el estilo francés. La Courante también; está en 3/2 pero se transforma en 6/4. La Sarabanda es "la página más introspectiva y contemplativa de todo el ciclo". Y bien, lenta y triste, la tocó Rostropovich cuando hizo un homenaje a una persona que había fallecido. Y Bergman la incluye en dos películas suyas, creando una atmósfera especial. Sigue un par de "Gavottes", "la primera de ritmo binario y la segunda, contrastante, basada en la división ternaria". En Francia son habituales en esa época en las óperas y ballets. La Giga final está en 3/8 y tiene ritmos con puntillo.
Suite Nº 6. Estuvo concebida para un instrumento de 5 cuerdas pensado en quintas, la "Viola pomposa". Abarca 3 octavas. Si se toca en los habituales violoncelos de 4 cuerdas, demanda el mayor virtuosismo. Y así lo escuchamos en el Colón. Tocó un "inmenso preludio en el cual se suceden numerosos episodios de gran originalidad". La Allemande toca al principio casi el doble de las notas que se tocaban en la Primera suite. Escribió Allemandes comparables en su Sonata para violín solo en si menor y en las Partitas Nos. 2 y 3. La Courante parece una Corrente italiana y la música sube en arpegios para luego descender. La Sarabanda está escrita con tanta exigencia que sólo especialistas pueden tocarla. La Giga está en 6/8 y es "vibrante y poderosa".
En suma, Wispelwey conserva su gran capacidad. Más de una vez probó el instrumento antes de empezar y se secó la frente. Pero aguantó hasta el final. Pese a que en el intervalo se fue bastante gente, el aplauso fue fuerte y se despidió tocando nuevamente el Preludio de la Primera Suite.
Pablo Bardin
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