jueves, junio 23, 2022

EL FAURÉ QUARTETT DEBUTA EN EL MOZARTEUM

               En la programación del Mozarteum Argentino figuraba como segundo concierto de este año un conjunto aquí bien conocido: Jerusalem Chamber Festival Ensemble, liderado por Elena Bashkirova (Piano), para el lunes 16 de mayo. Repentinamente el Mozarteum anunció que el conjunto no podrá venir y que se estaría buscando un reemplazo. Semanas más tarde supimos que el Fauré Quartett nos visitaría en su lugar; y así fue, el lunes 13 de junio. Por mi parte, me parecía excesivo que hubiera dos conjuntos de Jerusalén durante este año, ya que el 22 de agosto conoceremos a la Jerusalem Symphony Orchestra. Mi personal conjetura: Bashkirova está casada con Daniel Barenboim y hace varias semanas me enteré de que Barenboim estaba enfermo y había cancelado muchos conciertos en Berlín. Habitualmente me llegan informaciones sobre su intensa carrera pero esta vez nada vino. Probablemente ella fue a verlo. Pero una reciente información me dice que Barenboim se ha recuperado y volverá a estar activo en los conciertos.  

               Cuando vi anunciado al Cuarteto Fauré (que no conocía) me pareció lógico que se tratara de un cuarteto francés y no alemán, y que fuera de la contextura mucho más abundante del cuarteto formado por 2 violines, 1 viola y un violoncelo, puesto que ese esencial tipo de cuarteto falta desde hace mucho en el Mozarteum y es muy necesario. Y no: el cuarteto es alemán y lo forman Dirk Mommertz (piano), Erika Geldsetzer (violín), Sascha Frömbling (viola) y Konstantin Heidrich (violoncelo). No es una queja: el Cuarteto Beethoven, formado no por alemanes sino italianos, vino muy seguido a los conciertos del Mozarteum y dejaron un muy exitoso recuerdo; se disolvió luego debido al fallecimiento del pianista (los otros tres provenían de nada menos que I Musici). Me entero del extraño motivo por el cual los artistas decidieron llamar Fauré al cuarteto (figura en el programa): "El origen del cuarteto se remonta a 1995 cuando, siendo estudiantes en Karlsruhe, sus 4 integrantes prepararon juntos un programa con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Gabriel Fauré". Once años más tarde firmaron un contrato con Deutsche Grammophon; realizaron registros de referencia dedicados a obras de Mozart, Brahms, Mendelssohn. Como lo demostró el concierto que vimos en Buenos Aires, estos artistas son de primer nivel y es muy positivo que los hayamos conocido. Me entero de algo con lo que no estoy de acuerdo: han colaborado con ensambles y artistas de jazz y pop y hasta mezclado músicas de ese origen en un álbum de Sony Classical, o se conectaron con un músico pop que conocimos aquí: Rufus Wainwright (notable dentro de su categoría). En sus presentaciones tocaron composiciones que se hallan por fuera del repertorio más usual para esta formación.

               No fue así en Buenos Aires, ya que las 3 obras elegidas son habituales en Buenos Aires, pero la calidad de los artistas les dio un alto nivel.

               El Movimiento de cuarteto para piano y cuerdas en La menor es la única obra de cámara que nos ha llegado de Gustav Mahler. El comentario de Claudia Guzmán explica que en Jihlava, la ciudad (en Checoslovaquia) de su infancia (10 años), tocó el piano por primera vez ante el público; fue aceptado a los 15 años en el prestigioso Conservatorio de Música en Viena. Entre finales de 1875 y el año 1878, cuando egresó, creó una sonata para violín y piano y un quinteto para piano y cuerdas -ambas obras perdidas. Se cree que la obra que se escucha actualmente se estrenó interpretando él mismo la parte de teclado el 10 de julio de 1876, 3 días después de haber celebrado sus 16 años de vida. Fue su viuda, Alma Mahler, quien dio a conocerla en 1960, aunque la fecha fundamental fue el 12 de febrero de 1964, cuando Peter Serkin y miembros del Cuarteto Galimir lo tocaron en el Hall de la Filarmónica de Nueva York. No tengo las fechas exactas pero en Buenos Aires se escuchó varias veces en los últimos 30 años. Sea como fuere, la música es sorprendente para alguien tan joven. Guzmán hace notar que en este movimiento de forma sonata los 2 temas distintivos se hallan en la misma tonalidad de La menor. Hay una cadencia a solo del violín antes de la coda final. Tiene una considerable extensión y llega a varios climax; los 4 instrumentos tienen importancia y así fue en esta válida interpretación.

               La combinación de 3 cuerdas y 1 piano es más equilibrada que la del piano con violín y violoncelo aunque sigue siendo cierto que el piano es fundamental. Dirk Mommertz (piano) ya impresionó en Mahler pero será más evidente en las dos grandes obras de Fauré y Brahms, de lo mejor del repertorio. Sonido pleno y cálido y control notable hasta en los momentos más arduos. Todos los artistas del cuarteto no sólo tocan muy bien sino que tienen tarea muy exigente como profesores. Erika Geldsetzer fue creciendo en cada obra, siempre con calidad de sonido y colaborando dinámicamente con la viola y el violoncelo aunque sin olvidar que el piano es siempre fundamental. Resulta muy bello y expresivo el carácter que Sascha Frömbling obtiene de su viola; error en el programa: Sascha no es mujer; es profesor, no profesora, y está reconocido, no reconocida, por su intensa labor pedagógica. Por último, el violoncelista Konstanin Heidrich es sin duda un artista de primer orden y muy amplia tarea en su carrera. Fuera de este cuarteto ha colaborado con Argerich y muchos otros artistas de nivel como el Cuarteto de cuerdas Ébène o Ulf Hoelscher. Resumiendo, en el cuarteto han trabajado juntos por más de 25 años y están en su plenitud.

               El Cuarteto Nº 1 para piano y cuerdas, en Do menor, Op. 15, es una espléndida obra de juventud de Gabriel Fauré. Bien dice Guzmán que el gran promotor de la música de cámara era Saint-Saëns en los años finales del siglo XIX. Fauré "3 años trabajaría en su Cuarteto, dándolo por terminado en 1879 y estrenándolo en la Salle Pleyel de la Sociedad Nacional de Música en París el 14 de febrero de 1880"; la "lideró él mismo desde el piano; se la consideró una obra consumada" pero varios "criticaron negativamente el último" movimiento. "Reescribió por completo el Allegro molto final y lo dio a conocer en 1883, siendo esa la versión que se interpreta desde entonces". Es notable el primer movimiento, "Allegro molto moderato en forma sonata; lirismo, drama e intensidad". Es brillante el siguiente Scherzo, fresco y rápido; el Trío contrasta antes del regreso del Scherzo. El gran Adagio está en menor; tiene una "atmósfera de lamento" con "cuerdas asordinadas". Y el Allegro molto final, en Do mayor, está muy logrado y da un cierre  positivo a la obra. Muchos años más tarde escribirá un segundo Cuarteto para piano y vientos, op. 45, 1885-86, obra muy válida pero no tan famosa como el op. 15. Atesoro la grabación admirable de Rubinstein con miembros del Cuarteto Guarneri en 1970 (Rubinstein también lo grabó con miembros del Cuarteto Paganini). Dentro de las 14 grabaciones del Catálogo R.E.D. 2000 también hay la del Beaux Arts Trio con Kashkashian y otras con Robert Casadesus y Pascal Rogé como notables pianistas. Y bien, la versión del Fauré Quartett fue realmente para recordar; es evidente que lo han tocado con gran frecuencia; los artistas fueron muy expresivos y estuvieron siempre seguros en cada detalle. Por mi parte, tuve el privilegio de escuchar la obra en Washington por miembros del Cuarteto Budapest y Jesús María Sanromá.

               Al principio de este artículo mencioné que el Cuarteto Beethoven nos visitó con frecuencia en el Mozarteum; y bien, tuvieron un éxito muy particular (la programaron con frecuencia) interpretando la obra de Brahms que cerró el programa que comento: el Cuarteto para piano y cuerdas Nº 1, en sol menor, op. 25, de Brahms. Incluso antes que ellos hubo versiones para recordar: los artistas argentinos Spivak, Pessina, Molo y Bragato interpretaron los 3 cuartetos brahmsianos para piano y cuerdas en Junio 1959; pero aún mejor fue el cuarteto formado por Hephzibah Menuhin, Lysy, Wallfisch y Gendron en Octubre 1966. Los 3 cuartetos son importantes, pero la tremenda intensidad gitana del último movimiento del op. 15 es irresistible. Son muy abundantes las grabaciones; baste mencionar 2 con Rubinstein, la de Gilels con el Cuarteto Amadeus, la de Serkin con el Cuarteto Busch, o la de Ax con Stern, Laredo y Yo Yo Ma. Además Schönberg decidió orquestar este cuarteto y hay nada menos que 6 versiones a cargo de directores como Klemperer, Von Dohnanyi o Eschenbach. Dice Guzmán: "El16 de noviembre de 1862 Brahms debutaba en Viena" como pianista y compositor. Lo preparó entre 1856 y 1861". Un año antes la había estrenado Clara Wieck en Hamburgo (donde nació Brahms). La obra se inicia con un amplio Allegro en forma sonata de impecable armazón, noble e inteligente. Sigue el Intermezzo (no Scherzo) en do menor; y el Trío es muy rápido. El tercer movimiento, Andante con moto, transcurre con sólida textura. Pero es el Rondó allá zingarese lo que hizo que este cuarteto fuera tan exitoso, porque está marcado Presto y aunque hay momentos melódicos el ritmo y la velocidad dominan. La versión de estos artistas resultó vertiginosa y perfecta. Fue recibida por una ovación que llevó a dos piezas extras: una fue Piazzolla en forma ABA (Rápido-lento-rápido), muy bien entendida por los artistas; y una canción de Fauré ("Après un rêve"), bien adaptada al cuarteto y de gran atractivo. En suma, el Fauré Quartett logró un éxito rotundo.

Pablo Bardin 

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