András Schiff es un famoso gran pianista que tiene actualmente 69 años y nos visitó
varias veces: la última fue hace unos años, cuando tocó el primer volumen de "El clave bien
temperado" de Johann Sebastian Bach. Pero esta vez hizo algo muy personal: sólo mencionó
cuáles serían los compositores, sin aclarar las obras: J. S. Bach, Joseph Haydn, Wolfgang Mozart
y Ludwig Van Beethoven. Primeramente estuvo 1 hora y veinte con los tres primeros
compositores. Tras 20 minutos de descanso dedicó 50 minutos a Beethoven, y la música
agregada fue de Franz Schubert y nuevamente Mozart. Le habló al público en italiano, aunque
su voz es bastante débil. Mantiene la calidad de su talento.
Inició Bach con nada menos que el aria de las Variaciones Goldberg, por supuesto
perfecta en sus manos. Retrocedió a una obra juvenil, el Capricho por la partida de un
hermano muy querido; fue tocando los distintos fragmentos hasta que llegó a lo más difícil, el
sexto movimiento, la fuga final: la tocó con impresionante pureza. De allí pasó al "Ricercar a 3"
de "La Ofrenda Musical", obra madura y célebre. Y lo que hizo fue sumamente válido: esa fuga
fue imitada con diferencias por Wolfgang Mozart en una obra extraordinaria: la más
desarrollada de sus fantasías: en do menor, K. 475, dura 15 minutos y logra una variedad
sorprendente. Al terminarla pasó a Joseph Haydn y tocó entera la Sonata Nº 20; también en do
menor, es de 1771, y sus 3 movimientos son de constante interés. Pero aún más digno de
estudio es su Andante con variaciones en fa menor; igualmente dura 15 minutos. Tal grado de
profundidad explica porqué Mozart escribió cuartetos dedicados a Haydn.
Y bien, cuando volvió Schiff se dedicó a Beethoven. La palabra "Bagatela" puede hacer
que gente poco informada crea que es una mediocridad liviana, pero no es así: Beethoven
escribió varias series de Bagatelas, todas de estilo personalísimo; pero las Bagatelas op. 126
son las últimas que escribió Beethoven; son 6 de estilos distintos de una época donde estaban
cerca los últimos cuartetos, las tres finales sonatas para piano y la Misa Solemne. Me hubiera
gustado una de las 3 sonatas pero la que él decidió elegir también es extraordinaria y fue una
gran despedida: la vigésima, llamada "Waldstein", una media hora de música intensa y
personalísima, comprendida cabalmente por Schiff.
Fuera de programa hubo dos piezas. La primera nos trajo a otro célebre, Franz
Schubert, con una pieza de considerable encanto: Allegretto en do menor, D. 915 (1827). Y por
último, una sonata de Mozart que tocan los chicos para ir formándose, un Allegro en Do, K.545
(según Bartók) y él la tocó con una soltura total agregando una serie de ornamentos. Saludo
final y fin, después de 2 horas y 40 minutos.
Pablo Bardin
varias veces: la última fue hace unos años, cuando tocó el primer volumen de "El clave bien
temperado" de Johann Sebastian Bach. Pero esta vez hizo algo muy personal: sólo mencionó
cuáles serían los compositores, sin aclarar las obras: J. S. Bach, Joseph Haydn, Wolfgang Mozart
y Ludwig Van Beethoven. Primeramente estuvo 1 hora y veinte con los tres primeros
compositores. Tras 20 minutos de descanso dedicó 50 minutos a Beethoven, y la música
agregada fue de Franz Schubert y nuevamente Mozart. Le habló al público en italiano, aunque
su voz es bastante débil. Mantiene la calidad de su talento.
Inició Bach con nada menos que el aria de las Variaciones Goldberg, por supuesto
perfecta en sus manos. Retrocedió a una obra juvenil, el Capricho por la partida de un
hermano muy querido; fue tocando los distintos fragmentos hasta que llegó a lo más difícil, el
sexto movimiento, la fuga final: la tocó con impresionante pureza. De allí pasó al "Ricercar a 3"
de "La Ofrenda Musical", obra madura y célebre. Y lo que hizo fue sumamente válido: esa fuga
fue imitada con diferencias por Wolfgang Mozart en una obra extraordinaria: la más
desarrollada de sus fantasías: en do menor, K. 475, dura 15 minutos y logra una variedad
sorprendente. Al terminarla pasó a Joseph Haydn y tocó entera la Sonata Nº 20; también en do
menor, es de 1771, y sus 3 movimientos son de constante interés. Pero aún más digno de
estudio es su Andante con variaciones en fa menor; igualmente dura 15 minutos. Tal grado de
profundidad explica porqué Mozart escribió cuartetos dedicados a Haydn.
Y bien, cuando volvió Schiff se dedicó a Beethoven. La palabra "Bagatela" puede hacer
que gente poco informada crea que es una mediocridad liviana, pero no es así: Beethoven
escribió varias series de Bagatelas, todas de estilo personalísimo; pero las Bagatelas op. 126
son las últimas que escribió Beethoven; son 6 de estilos distintos de una época donde estaban
cerca los últimos cuartetos, las tres finales sonatas para piano y la Misa Solemne. Me hubiera
gustado una de las 3 sonatas pero la que él decidió elegir también es extraordinaria y fue una
gran despedida: la vigésima, llamada "Waldstein", una media hora de música intensa y
personalísima, comprendida cabalmente por Schiff.
Fuera de programa hubo dos piezas. La primera nos trajo a otro célebre, Franz
Schubert, con una pieza de considerable encanto: Allegretto en do menor, D. 915 (1827). Y por
último, una sonata de Mozart que tocan los chicos para ir formándose, un Allegro en Do, K.545
(según Bartók) y él la tocó con una soltura total agregando una serie de ornamentos. Saludo
final y fin, después de 2 horas y 40 minutos.
Pablo Bardin
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