"Dantons Tod" ("La muerte de Danton") es la más valiosa ópera de Gottfried Von Einem y me alegró volver a verla en una versión reciente de la Ópera de Viena, ya que la había visto allí en 1967 con una gran interpretación de Eberhard Wächter y me había impresionado (se extravió el programa de mano y no pude obtener los datos al preparar este comentario: no figuran en Google). Lamentablemente no hubo grabación disponible durante décadas, pero el Festival de Salzburgo, que la había estrenado en 1947, la repuso en 1983 y quedó grabada en CD en el sello Orfeo en 1989; la compré y escuché varias veces. Cito los principales artistas: Danton: Theo Adam; Desmoulins: Werner Hollweg; Robespierre: Horst Hiestermann; Saint-Just: Helmut Berger-Tuna; Lucile: Krisztina Laki. Dir Lothar Zagrosek, Orq. Sinf. y Coro de la Radio Austríaca. Dos actos y 1 h 24 Minutos: ópera breve; grabada al aire libre en la Felsenreitschule. Y se aclara que fue una versión concertante, sin puesta. Más recientemente se pudo tener el estreno de Salzburgo con magnífica dirección de Ferenc Fricsay (reemplazando al enfermo Klemperer) y un elenco estelar: Paul Schöffler, Julius Patzak, Maria Cebotari, Ludwig Weber, Rosette Anday, Georg Hann, Peter Klein. Sello: Allegro Corporation´s Opera D´Oro. En You Tube puede verse un DVD originalmente de 1963 del Theater an der Wien, dir Leitner, régie de Otto Schenk, dos grandes figuras.
El libreto es del gran amigo de Von Einem, el compositor Boris Blacher, y del propio Von Einem, y está basado en la primera obra de Georg Büchner, el autor de "Woyzeck" (que por supuesto será el "Wozzeck" de Alban Berg). El Colón está atrasadísimo en cuanto a óperas alemanas o austríacas posteriores a la Segunda Guerra Mundial y por ende no basta meramente referirme a esta ópera: la trayectoria de tanto Von Einem como Blacher es importante y la referencia a Büchner es indispensable (además incluso hemos dejado de lado al Hindemith de preguerra; Valenti Ferro quiso cumplir con él e injustamente sus planes fueron cambiados por terceros).
Gottfried Von Einem es considerado austríaco si bien nació en Berna en enero de 1918, hijo natural de un conde húngaro, Laszlo Von Húnyadi, y adoptado por un diplomático (Von Einem). Pronto Gottfried se interesó en la música y se formó en varias ciudades; nació al final de la Primera Guerra Mundial y tuvo su primer trabajo musical en el epicentro de la Segunda Guerra Mundial en Berlín como ayudante del director de orquesta Heinz Tietjen de 1938 a 1943; uno podría pensar que sus ideas eran nazistas pero fue lo contrario: lo arrestó la Gestapo debido a ideas de izquierda y la pasó mal. Sin embargo se quedó en Berlín y desde 1941 estudió composición con Boris Blacher, una gran figura a la cual luego haré referencia. El primer resultado fue el Capriccio para orquesta. En 1944 se muda a Dresden y allí hace un ballet cuyo tema sorprende: "Der Prinzessin Turandot"; meses más tarde la ciudad sufrió el terrible e innecesario bombardeo aliado. Lo que sigue es muy extraño: Herbert Von Karajan tenía a su cargo en 1944 a la Berliner Staatskapelle y encargó a Von Einem un Concierto para orquesta; ¡nuevamente tuvo problemas con la Gestapo por incorporar elementos jazzísticos en el tercer movimiento! (y Karajan, que sí era nazi, le tuvo confianza). A partir de 1945 Von Einem trabaja en Salzburgo habiendo terminado la guerra europea (la japonesa vendrá después con las aterradoras bombas atómicas). En agosto 1947 la ópera tiene su estreno con gran éxito y será luego estrenada en Viena, Hamburgo, Berlín, Hanover, Stuttgart, París, Bruselas y New York; se la llegó a traducir a 6 idiomas. De paso, haciendo como Prokofiev con sus óperas, Von Einem armó la "Dantons Tod Suite op. 6a".
Von Einem creó otras dos óperas exitosas, ambas sobre textos de autores famosos: "Der Prozess" ("El Proceso") sobre Kafka, estrenada en el festival de Salzburgo de 1953; y "Der Besuch der Alten Dame" ("La visita de la vieja dama"), de Friedrich Dürrenmatt; la pieza fue objeto de una notable película y se vio aquí la obra teatral en castellano. En 2018 la dirigió Boder en el Theater an der Wien. Otras óperas de Von Einem fracasaron, sobre todo una blasfema "ópera misterio", "Jesu Hochzeit" ("El casamiento de Jesús"). Von Einem fue muy prolífico en muchas otras ramas de su producción musical: 4 sinfonías, conciertos para piano y para órgano, un "Hunyadi Laszlo" referido a un héroe antepasado de su padre natural (¡). Sonatas para piano, 4 cuartetos, 1 quinteto de vientos, un trio para piano y cuerdas, un Verdehr trio (clarinete, violín y piano), 1 sonata para violoncelo y piano. Y una gigantesca cantidad de Lieder. Murió en Oberdürnbach, Baja Austria, en 1996.
Boris Blacher nació en China en 1903 pero pocos años después sus padres volvieron a Europa; descendía de bálticos aunque se lo considera alemán; murió en 1975. Como su amigo Von Einem, a quien influyó, adquirió una sólida técnica tonal de base stravinskyana; escribió algunas óperas de cámara: "Romeo und Julia", "Die Flut" ("La pleamar") y la experimental "Abstrakt Oper Nº 1", pero fue como compositor de ballets (sobre todo para Tatiana Gsovsky en Berlín) donde más se distinguió, y gracias a Gsovsky conocimos aquí en los años 50 su "Hamlet". Otros: "Lysistrata" (1950), "El Moro de Venecia", "Demeter", "Tristan", y uno que me intriga: "Yvonne, Prinzess Von Burgund": la pieza de Gombrowicz "Yvonne, Princesa de Borgoña" se conoció aquí en castellano en el San Martín puesta por Lavelli (según mi gran amigo Rolando Ossowski, magistral obra). También se le deben obras sinfónicas como la "Música Concertante" y las "Variaciones sobre un tema de Paganini" (el mismo tan trajinado incluso por Rachmaninov), un Requiem y el Oratorio "El Gran Inquisidor". Pero además de su talento de músico, hay que tener en cuenta que el libreto de "Dantons Tod" es más de él que de Von Einem y está muy bien armado y escrito.
Y llegamos a ese extraordinario Büchner de brevísima vida (1813-1837). "Dantons Tod" es de 1835; Marc Blitzstein escribió música incidental para la pieza. "Lenz" es una pieza de teatro en prosa y aquí se conoció la ópera de Rihm en el Teatro San Martín. Por supuesto, "Wozzeck" se ha visto mucho y bien en Buenos Aires; amigos que conocen la ópera de Gurlitt sobre esta pieza me aseguran que es valiosa; y hay una música para radio de Sutermeister. Queda "Leonce und Lena", su obra menos controversial; existen óperas de Zeisl y Paul Dessau al respecto y varias músicas incidentales de Müller-Hartmann, Sauguet y Seiber.
No quiero dejar de mencionar algunas óperas alemanas o austríacas que aquí no conocemos pero están grabadas y son posteriores a 1945. Dessau: "Einstein". Werner Egk: "Peer Gynt"; "Die Verlobung in San Domingo". Von Einem: "Der Prozess". Berthold Goldschmidt: "Beatrice Cenci". Henze: "Die Bassariden" (la tengo: admirable); "Der Junge Lord" (idem); puede haber otras, mi información sólo llega al 2000. Hindemith: "Die Harmonie der Welt" (compleja pero valiosa; la tengo). Franz Hummel: "Gesualdo". W. Killmayer: Yolimba. Rolf Liebermann: "Die Schule der Frauen". Siegfried Matthus: "Judith". Orff: "Antigonae". Rihm: "Lear"; "Die Eroberung von Mexico". Udo Zimmermann: "Weisse Rose".
Büchner fue un socialista de primera hora: fundó en Giessen la "Sociedad de los derechos del hombre" y escribió el primer tratado socialista en alemán: "El mensajero de Hesse". Su pieza no pretende ser una biografía de Danton sino contar los últimos meses de una vida ajetreada y discutible, pero no se puede entender cabalmente sin conocer los lineamientos generales de su vida, caracterizada por un fuerte temperamento y habilidad de orador pero también de dudosas operaciones financieras y de la carencia de pruebas. También hay que entender que por encima de cualquier figura famosa la Revolución francesa es básicamente una serie de reacciones instintivas de grupos grandes e inmanejables, dispuestos a vengarse con brutalidad de lo mucho que sufrieron durante décadas e importarles poco la justicia. Georges Danton nace en 1759 en un pequeño pueblo y se recibe de abogado en Reims en 1784 y va a París a tener experiencia; compra en 1787 el puesto de letrado del Concilio del Rey. Cuando en Julio 1789 se declara la Revolución Danton se enrola en la guardia cívica del barrio de los Cordeliers; es elegido presidente del distrito en octubre y pronto funda el Club de los Cordeliers. Durante 1791 si bien es elegido administrador del departamento de París no tiene mayor influencia; en cambio sus discursos en el Club que fundó y también en el de los Jacobinos son muy apreciados. Sucede algo importante: en Junio Luis XVI intenta huir de París y del país pero no lo consigue; sin embargo al pedir miembros del Club de los Cordeliers la abdicación del Rey son masacrados por la guardia del Rey y Danton se refugia en Londres. Cuando en abril 1792 se declara la guerra a Austria y Prusia Danton vuelve a asumir su rol de tribuno del pueblo e incluso ataca a Lafayette por defender al Rey; el 10 de agosto cae el Rey y la Asamblea Legislativa nombra a Danton ministro de justicia. En septiembre hay una nueva masacre, esta vez de los prisioneros de guerra; los girondinos culpan a Danton y además le exigen que explique un serio faltante de dinero en el ministerio y Danton no puede hacerlo, perdiendo prestigio. El 7 de abril 1793 ocurre algo crucial: es nombrado miembro del Comité de Seguridad Pública que se convirtió en el órgano ejecutivo del gobierno de la Revolución. Intenta conciliar las relaciones con Austria y Prusia pero los aliados de habla alemana no ceden. Internamente Danton está al frente de los Indulgentes, derivados de los Cordeliers, tratando de evitar el creciente terrorismo revolucionario. Y así llegamos a lo que se narra en la ópera.
La obra de Büchner es desmesurada: 4 actos, 29 escenas y más de 30 actores. Blacher lo reduce a 2 actos cada uno en 3 cuadros; además hay 3 interludios; Edwin Baumgartner define así la música de Von Einem: "Ritmos entrecortados de una fuerza cautivante con frecuencia animados por síncopas; también cantilenas veladas de tristeza que nada tiene que ver con la música romántica. La música puede decir mucho más que las palabras".
He aquí los datos de la función comentada. Danton: Tomasz Konieczny, barítono. Camille Desmoulins: Benjamin Bruns, tenor. Hérault de Sechelles: Michael Laurenz, tenor. Robespierre: Thomas Ebensten, tenor. Saint-Just: Peter Kellner, bajo. Herman: Clemens Unterreiner, barítono. Simon: Wolfgang Bankl, bajo bufo (¡). Hombre joven/Primer verdugo: Wolfram Igor Derntl, tenor. Segundo verdugo: Marcus Pelz, barítono. Julia: Szilvia Vôrôs, mezzosoprano. Lucile: Olga Beszmertna, soprano. Una Dama: Ildikó Raimondi, soprano. Una mujer: Lydia Rathkolb, contralto. Dir de orq: Michael Boder. Dir de coro: Martin Schebesta. Régie y luces: Josef Ernst Köpplinger. Vestuario: Alfred Mayerhofer. Coreografía: Ricarda Regina Ludigkeit. Escenografía: Rainer Sinell. 2019. La vi el 17 de junio de este año. Lástima que se eligió esta reposición en vez de la del año anterior: el reparto del 24/3/2018 tenía a Wolfgang Koch como Danton y estuvieron Lippert y Jörg Schneider (no tengo más datos).
ACTO I, ESCENA I
Tras una breve e intensa Introducción se abrió el telón y nos encontramos con algo típico de la Ópera de Viena en años recientes: el decorado único. Pero esta vez estuvo mucho mejor hecho: dos muros de madera en diagonal van desde el proscenio hasta el fondo del escenario, uno a la izquierda y otro a la derecha unidos por dos vigas que se cruzan, y toda la acción tiene lugar en un espacio más bien reducido; elementos varios van añadiéndose para ambientar según cada cuadro. En esta primera escena vemos a una habitación con varias mesas y sillas. En una, más cercana al público, están Danton (D) y su mujer, Julie (J). En otra, algo más arriba, están jugando a las cartas Hérault de Sechelles (HS) y varias damas. Me alegró ver que el vestuario era de época. En el fondo parece haber fuego y una multitud. D en su primer comentario ya demuestra su duro carácter: dice a J: "¡Mira a esa bella dama cómo mueve las cartas! Se dice que a su marido le muestra el corazón y a los otros el carreau" (el oro); "ustedes serían capaces de enamorarnos de la mentira". J: "¿Me tienes fe?" D: "¿Quién sabe? Nos conocemos tan poco…" J: "Me conoces". D: "Sí, lo que comúnmente llaman conocer. Para conocernos tendríamos que arrancar los pensamientos de las fibras de nuestros cerebros. Te amo como la tumba". J: ¡"Oh!", y se da vuelta. D: "La tumba y el descanso son la misma cosa. Yazgo sobre tu seno y debajo de la tierra. Tus labios son campanas fúnebres, tu voz es la música para mi entierro, tu pecho es el montículo de la tumba, tu corazón es el sarcófago donde reposo". Simultáneo con este humor negrísimo se desarrolla un diálogo entre HS y una Dama (D). D: "¿Qué hace con esos dedos?" HS: "Nada". D: "No mueva su pulgar hacia abajo, no lo tolero". HS: "Tiene una fisonomía propia". D: "¡Perdió!" HS: "Era una aventura amorosa, costó dinero como cualquier otra". D: "¿Habrá hecho su declaración de amor como un sordomudo, con los dedos?" HS: "¿Por qué no? Había iniciado una relación galante con una deliciosa reina de las cartas. Mis dedos eran príncipes metamorfoseados en arañas, y usted era el hada; pero el asunto andaba mal, a cada rato la Reina paría valets. No dejaría a mi hija que intervenga en juego semejante; los señores y las señoras caen en ese juego indecentemente y enseguida aparecen los valets". Denso comienzo cruzado de la acción paralela con textos irónicos sobre el amor sexual. Y entonces entra otro personaje histórico de gran predicamento: Camille Desmoulins (CD), gran apoyo de D. HS así lo recibe: "¡Camille, pareces muy afligido! ¿Hiciste un agujero en tu gorro rojo? ¿Llovió mientras guillotinaban?" CD: "Hoy cayeron 20 víctimas. Los hébertistas" (seguidores de HS) "fueron enviados a morir por no ser suficientemente sistemáticos en sus acciones, y quizá porque los decenviros se considerarían perdidos si en una sola semana hubiera hombres más peligrosos que ellos". SD: "Quieren hacernos antediluvianos; Saint-Just" (promotor inexorable de Robespierre y peor que él) "querría vernos caminar a 4 patas. El abogado de Arras nos daría su propia versión del Buen Dios y bancos de escuela. La Revolución ha entrado en la fase de la reorganización; debe cesar y en cambio debe comenzar la República". CD: "La forma del Estado tiene que ser una ropa transparente que se ajuste con precisión al cuerpo del pueblo. Queremos dioses desnudos, bacantes, juegos olímpicos y labios melodiosos diciendo: ´ah, el amor que libera los miembros, ese amor malicioso´. El divino Epicuro y Venus deberán reemplazar a San Marat y a San Chalier en las puertas de la República. D, tú atacarás en la Convención". D: "Atacaré, atacarás, atacará. Si vivimos, como dicen las viejas. ¿Quiénes serán los que conseguirán que los acontecimientos sean positivos?" CD: "Nosotros y el pueblo honesto". D: "La distancia es grande y la honestidad estará agotada antes de que nos encontremos" (pero el propio D no era honesto…). CD: "Puesto que sabes esto, ¿por qué comenzaste la lucha?" D: "La gente me repugnaba; a estos Catones inflados siempre les di patadas" (es curioso cómo ambos retornan a dioses y políticos romanos). Se levanta. J: "¿Te vas?" D: "Debo irme; me exasperan con su política". "Voy a hacerles una predicción: la estatua de la Libertad todavía no está moldeada. El horno está rojo; todos aquellos que lo estimulamos podemos quemarnos los dedos" (sale).
Voy a referirme a lo que fueron en la Historia CD y HS. CD (1760-94) fue un demócrata y uno de los más influyentes periodistas y panfletistas de la Revolución. Abogado, nacido en Guise, 2 días antes del 14 de julio 1789 resultó un eficaz orador ante multitudes y las indujo a tomar las armas. Poco después publicó el panfleto "La Francia libre" enumerando los errores del viejo régimen. En septiembre su "Discurso de la Linterna a los Parisienses" apoyó las reformas burguesas democráticas de la Asamblea Nacional y expresó los ideales republicanos. Dos meses después editó un diario vivaz, "Las Revoluciones de Francia y del Brabante", donde atacó políticas que impedían el movimiento democrático. Tras la abortada huida de Luis XVI en junio 1791 CD intensificó su campaña de derrocamiento del Rey y el establecimiento de una república. Ya me referí a sus contactos con D y los Cordeliers (palabra que el diccionario Larousse traduce como franciscano; un mozo de cordel es un "cordier"). Fue secretario general del Ministerio de Justicia respondiendo a D. Elegido por la Convención Nacional se unió a los Montagnards (Montañeses), que eran diputados del Club Jacobino, luchando contra el bando moderado girondino (pese a que la Encyclopedia Britannica considera moderado a CD). Su "Historia de los Brissotins" (mi Larousse no traduce esta palabra), mayo 1793, atacó la influencia Girondina considerándolos agentes pagados por extranjeros. El 2 de junio los Montañeses hicieron echar a los principales Girondinos de la Convención Nacional y controlaron la Revolución. Sin embargo en diciembre CD y D eran líderes de un bando moderado (¡) llamado los Indulgentes o Dantonistas dentro de los Jacobinos. Pero sus principales enemigos eran Jacobinos de izquierda (¡), los seguidores de HS (¡), que aliados con las clases más bajas forzaron a la Convención Nacional a inaugurar una economía regulada por el Estado y a instituir un reinado del terror para castigar a presuntos contrarrevolucionarios (se parece como 2 gotas de agua a ideas de Robespierre). En su nuevo diario, el Viejo Cordelier, que sólo duró del 5 al 30 de diciembre 1793, CD acusó a HS de instigar un movimiento anticristiano. En esa etapa era amigo de Robespierre (R), o sea que distaba de darse cuenta de lo que era ese lamentable personaje; como se ve abundaban los confundidos.
Sigue un Interludio de gran interés orquestal, clara indicación del talento del joven Von Einem.
ACTO I, ESCENA II
Esta escena se centra inicialmente no en los protagonistas sino en ese pueblo hambriento, analfabeto y sin valores, el que realmente manejó (o desmanejó) la revolución. "¿Libertad, igualdad, fraternidad?" Sólo en el papel. Por algo hubo verdadera república recién en 1871 y esto por haber perdido una guerra. Hubo un gran valor en el s.XVIII francés y fue la Ilustración, no la Revolución. No, la gran Revolución es la de Estados Unidos. Simon, un instigador borracho, insulta y golpea a su mujer, que retruca: "es gracias a tu hija que nosotros tenemos comida; no tendrías un par de calzones que ponerte si los jovencitos no bajaran sus pantalones ante ella". El pueblo los mira y opina; los hombres dispuestos a darle un cuchillo a Simon o a "aquellos que compran la carne de nuestras mujeres e hijas" (contradictorio), mientras las mujeres del pueblo aseguran que aquellos no tienen una gota de sangre "que no nos hayan chupado". Hombres: "¡Que mueran los que saben leer y escribir!" Algunos llevan a un joven hacia el centro de la escena y dicen: "¡Tiene un pañuelo!" Mujeres: "¡Un aristócrata, qué horror!" Joven: "¡Señores!" Hombres: "¡No hay señores aquí! ¡A la linterna!" (una extraña manera de pensar: identifican a un farol como el artefacto para colgar a alguien; ¿recuerdan los lectores "¡Ah ça ira, les aristocrates à la lanterne" cantado por la Piaf en "Si Paris m´était conté" de Sacha Guitry?). "¡Mejor colgarlo al aire libre a que se pudra en la tierra!" Joven: "¡Misericordia!" Pero luego dice: "¡Háganlo! Esa luz no los iluminará". Ante esta reacción corajuda el Coro grita "¡Bravo!" Y las mujeres expresan: "¡Déjenlo correr!" Y en efecto el muchacho se escapa.
Entra R acompañado de mujeres y sans-culottes (revolucionarios pobres de gran influencia). R: "¿Qué pasa, ciudadanos?" Hombres: "Estas pocas gotas de sangre de agosto y septiembre no fueron suficientes para colorear de rosa las mejillas del pueblo" (frase terrible). Mujeres: "La guillotina despacha con demasiada lentitud. ¡Muerte a todos los que no tienen un agujero en su ropa!" (las mujeres tan truculentas como los hombres: las "tricoteuses" - tejedoras- que tejen mientras miran encantadas a los que les cortan la cabeza). Coro: "¡Que mueran!" R: "¡En nombre de la ley!" Hombres: "¿Qué es la ley?" R: "La voluntad del pueblo". Hombres: "Somos el pueblo y no queremos que haya ley. ¡Escuchen a nuestro Arístides! (error de libreto: no tienen la cultura para conocer a los personajes greco-romanos). Mujeres: (¿irónicamente?): "Escuchen al Mesías que nos es enviado para discernir y juzgar". La filípica de R lo pinta adecuadamente: "¡Oh pueblo pobre y virtuoso! Haces tu deber, inmolas a tu enemigo. Pueblo, eres grande. Pero los golpes no deben lastimar a tu propio cuerpo: te destruyes con tu odio. Tus legisladores te guiarán; sus ojos son infalibles". (Entró D sin ser visto y escucha). "Vengan conmigo a ver a los Jacobinos. Vuestros hermanos os abrirán los brazos, aplicaremos sangrienta justicia a nuestros enemigos". Coro: "¡Viva R! ¡Vamos a ver a los Jacobinos!" Se van, salvo R y D. Tendrán un diálogo áspero en el que D atacará a su supuesto amigo y empezará a marcar las razones para la venganza del egocéntrico R. D: "R, eres espantosamente honesto. Me daría vergüenza pasar 30 años con la misma fisonomía moral por el miserable placer de encontrar a otros más malos que yo. ¿No hay nada en ti que secretamente te diga ´mientes´?" R: "Mi conciencia está limpia". D: "¿Eres el agente de policía del cielo?" R: "¿Niegas la virtud?" D: "Sí, y también el vicio. Sólo hay epicúrios, groseros o refinados; Cristo fue el más refinado. No hay otra diferencia entre los seres humanos. Tú el Incorruptible; ¿no es cruel hacerte caer?" Y se va. R solo: "Pretende parar los caballos de la Revolución como si fuera el cochero de jacas. Tendrán fuerza para llevarlo hasta la Plaza de la Revolución. Debe desaparecer". Llega Saint-Just (SJ), a quien llamé más arriba "promotor inexorable de R". SJ: "Encontré a D en Port-Royal; con su frente revolucionaria se expresaba en epigramas. Se tuteaba con los sans-culottes, las grisetas corrían a colocarse cerca de sus tobillos. ¿Todavía hesitas? Hay que inhumarlo con su armadura e inmolar sobre su tumba sus caballos y sus esclavos: Lacroix, Hérault de Sechelles, Philippeaux, Camille…" R: "¡También él!" SJ le da un diario escrito por CD; R lo lee hablando: "Este Mesías sanguinario, R entre 2 ladrones, Couthon y Collot, está sobre su Monte Calvario donde inmola a los otros pero no se inmola él. ¿Puede creerse que la túnica inmaculada del Mesías sea la mortaja de Francia y que sus delgados dedos que se agitan nerviosamente en la tribuna sean las cuchillas de la guillotina?" "¿De modo que tú también, Camille, me atacas? ¡Que desaparezcan pronto! Sólo los muertos no vuelven. ¿Preparaste el acta de acusación?" SJ: "Sólo tengo que desarrollarla; los falsarios serán el cebo y los extranjeros la trampa; morirán". R: "¡Rápido, mañana! Sin prolongar la agonía; desde hace unos días estoy sensible" (SJ parte). "¡Oh mi Camille! Todos me abandonan; todo es desierto y está vacío; estoy solo" (no, lo tiene a SJ, pero el carácter sombrío de R no lo tiene en cuenta).
La figura de R es muy compleja y pese a su brutalidad ha sido defendido a través del tiempo como una persona inicialmente bien intencionada que terminó siendo el promotor de asesinatos públicos aunque en el camino hizo cosas positivas. Nació en Arras en 1758; su madre murió siendo él niño, su padre lo hizo criar por los abuelos maternos: en 1769 estudió en el Colegio de Louis-le-Grand en París filosofía y leyes. Un largo período de estudio hasta recibirse de abogado en 1781 y trabajar en la ciudad donde nació. Y también de aislamiento, aspecto clave en un hijo sin padres. En 1783 fue canciller y presidente de la Academia de Arras para artes y ciencias. Escribió elegías y la "Memoria sobre las penas infamantes" en la Academia de Metz. Nunca se casó. Era famoso por su altruismo. En marzo 1789 la Cámara Baja (bailía) de Arras lo eligió como uno de sus representantes de Artois; tenía 30 años. Tanto en Versailles como más tarde en París llamó la atención como orador; llegó a dar unos 500 discursos en la Asamblea Nacional pese a su débil voz hasta su muerte, pese a que sus propuestas eran polémicas. Estuvo a favor de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que son el preámbulo de la Constitución Francesa del 3 de septiembre 1791. Luchó por el sufragio universal y por el derecho a peticionar y se opuso al veto Real y la discriminación religiosa y racial. Defendió a judíos, actores y esclavos negros. Después de la frustrada huida de Luis XVI (junio 1791) Lafayette lo defendió, se proclamó la ley marcial; R se refugió; la Asamblea Nacional se disolvió. No formó parte de la nueva Asamblea Legislativa pero dio cien discursos en el Club Jacobino hasta agosto 1792; denunció las intrigas de Corte, su colusión con Austria; ésta sin embargo se dio vuelta y Francia declaró la guerra a Austria y Prusia. La insurrección se desató el 10 de agosto con el ataque al Palacio de las Tuileries pero R no participó; sin embargo fue parte de la Comuna insurreccional y mostrando un cambio muy serio en sus actitudes condonó las masacres de septiembre de nobles y religiosos; desde entonces es el R terrible. Cuando el rey fue enjuiciado en Diciembre R habló 11 veces y pidió su muerte. El Rey fue ejecutado; las luchas entre Girondinos y Montañeses siguieron; y mientras había hambre y subían los precios los sans-culottes y los Montañeses formaron un Frente popular; R en mayo llamó a la insurrección. En Julio empezó el Terror; la participación de R fue gradual pero inexorable y aseguró que la situación mientras continuaba la guerra debía ser dictatorial para triunfar.
Ahora la trayectoria básica de Louis de Saint-Just (SJ), 1767-1794. Ideólogo polémico de la Revolución, fue arrestado y guillotinado con R por la Reacción del Thermidor. Nacido en Decize, pequeño pueblo del centro de Francia, la familia se mudó a Blérancourt en Picardía (Norte de Francia); el padre era capitán de caballería y muere cuando su hijo tenía 10 años; la madre tenía ideas igualitarias. Una decepción amorosa lleva a SJ a escaparse a París pero la madre lo pone durante un semestre en un reformatorio; tenía 19 años. Decide estudiar seriamente y lo hace en Soissons y Reims; se recibe de abogado en abril 1788. Escribe un libro erótico ("Organt") mal recibido y llega a ocultarse en París; su carácter ya es resentido. Vio la toma de la Bastille sin participar. Las provincias estaban en plena revuelta; SJ vuelve a Blérancourt. Sólo en 1791, cuando presenta el libro "Espíritu de la Revolución y Constitución de Francia", bien escrito e intenso, se lo empieza a apreciar, pero tiene 24 años; en septiembre 1792, apenas cumplidos los obligatorios 25, lo eligen miembro en la Convención Nacional. Con autoridad republicana y capacidad estudió problemas financieros, económicos y militares; con R fue uno de los líderes de la extrema izquierda. En mayo 1793 formó parte del Comité de Seguridad Pública. En marzo 1794 SJ fue nombrado presidente de la Convención y estuvo al frente del victorioso ataque en Fleurus (actualmente Bélgica) ganándole a los austríacos el 26 de junio. Poco después logró decretos confiscando las propiedades de enemigos de la Revolución y entregándolos a patriotas pobres. Su personalidad cambió y se convirtió en un fanático frío e inhumano. "Hay sólo 2 tipos de ciudadanos: los buenos y los malos. La República debe proteger a los buenos; para los malos sólo la muerte". Una curiosidad: podía ser afectuoso con las mujeres y ello se refleja en atrayentes retratos suyos por Greuze y David.
ACTO I, ESCENA III
Una habitación como en la Escena I. D, CD y Lucile (L), mujer de CD. CD revela su impresión muy negativa con respecto al público de teatros u ópera: "nada entienden ni ven". Lo que dice D es mucho más duro y se refiere al pintor David, que dijo en septiembre: "Estuve dibujando con sangre fría las personas asesinadas que desde la prisión de La Force se tiraban a la calle; capté al vuelo las últimas convulsiones de la vida en esos perversos" (¿no es perverso David, más allá de su indudable calidad artística). A D lo llaman de afuera y sale. Vuelve y les dice: "El Comité de Seguridad Pública ha declarado mi arresto. Me ofrecen un asilo. Quieren mi cabeza; que así sea. ¿Qué importa? Sabré morir con coraje; es más fácil que vivir" (¡). CD, en extraña reacción: "¡Tu pereza!" D: "No soy perezoso; estoy cansado" (harto). "La planta de los pies me arde" (se levanta). CD: "¿Adónde vas?" D: "A dar una vuelta", y sale. DJ, muy desorientado, cree calmar a la preocupada L con estas palabras: "Ayer vi a R, fue amable. Es verdad que nuestra relación está un poco tensa pero sólo son divergencias de punto de vista. Estuvimos juntos en la escuela; siempre fue un poco hosco. Sólo yo fui amigable con él y conseguí que se ría. Me voy". L: "¿Tan rápido? ¡Ve y vuelve!" Lo abraza 2 veces: "¡Ve!"; y CD parte. L cerrará la escena y el acto: un final meditativo. "Es una mala época, hay que aguantarla. ¿Quién inventó los adioses? Cuando lo vi salir me pareció que no podría volver, que iría siempre más lejos. Qué vacía está la habitación; las ventanas están abiertas como si un muerto descansase. No aguanto más aquí"; y se va. Telón.
Una breve referencia a tres cantantes femeninas que sólo aparecen en el Primer Acto en papeles muy cortos. Es ingrato en el libreto que le den escasa participación a la esposa de D: y además no le dan nada interesante que decir (podría ser significativo lo que dice en un solo minuto); así Julia, cantada por la mezzosoprano Sylvia Vörös, cumplió pero podría haber estado D solo y hubiera sido lo mismo. También es breve la Dama que juega las cartas y allí me sorprendió que la cantara una artista de amplia carrera y calidad como la soprano Ildikó Raimondi, que por supuesto lo hizo muy bien incluso en el aspecto. Y la mujer de Simon es la que más canta pero el rol es muy antipático; lo cantó Lydia Rathkolb adecuadamente.
ACTO II, ESCENA IV (I)
El comienzo de la Escena IV es vertiginoso y unilateral: atacar a D. Lo lidera el instigador Simon (S) y el coro se divide en grupos masculinos y femeninos o canta entero. El telón se levanta antes de que empiece la música. La escena está dividida: en el proscenio, un calabozo; hacia atrás, delante de la Conserjería, una plaza. Coro (C): "¡D! ¡Abajo los Decenviros! ¡Viva D!" Hombres(H): "La guillotina es un molino que anda mal. ¡Queremos pan!" Mujeres (M): "Tienen razón: ¡cabezas en vez de pan, sangre en vez de vino! ¡Queremos pan!" Contraltos: "Vuestro pan fue devorado por D. Su cabeza nos dará pan a todos". Bajos: "¡Quién dice que D es traidor?" Contraltos, tenores: "¡R!" Bajos: "¡Y R es un traidor!" Contraltos, tenores: "¿Quién dice eso?" Sopranos, Bajos: "¡D!" Entra S: "¡D tiene bella ropa y casa! ¡D tiene una bella mujer!" (¿todas las mujeres pobres son feas?). Contraltos: "¡Se baña en vino de Borgoña!" S: "¡Come carne de caza en platos de plata! Era pobre como nosotros; ¿de dónde viene su riqueza? Se la dio el Duque de Orléans". Contraltos: "Para que el Duque fuera quien reemplazara al Rey". S: "El extranjero se lo dio". Tenores: "¡Para que nos traicione!" S: "¿Qué posee R? ¡Todos lo conocen al virtuoso R!"
C: "Abajo D, viva R, abajo los traidores!" Mediante un juego de luz la plaza queda en la penumbra y el interior del calabozo sale de la obscuridad. D: "¡Mañana seremos zapatos tirados al regazo de la mendiga Tierra!" Se escucha al C lejano. CD: "Según Platón los ángeles tallaron en cuero de buey sus pantuflas para trotar sobre la superficie terrestre". Pero CD, tras esa erudita respuesta, da la verdad de su sentimiento al exclamar "¡Mi L!" D: ¡Cálmate!" CD: "¿Puedo estarlo? Es imborrable la belleza luminosa que emana de su dulce cuerpo. Es un miserable asunto deber morir. Quiero volver a verla". D: "Estarán abiertos tus ojos; Sansón" (el verdugo) "no permite a nadie que los cierre. El sueño es más misericordioso; ¡duerme, muchacho!" CD: "No puedo morir, debemos gritar". D: "Hoy todo se hace con carne humana. Es la maldición de nuestro tiempo: a todos nos entierran Vivos" (no si son guillotinados, sistema muy eficiente). CD se queda dormido. D: "No quiero que caiga de sus ojos el rosado dorado de su sueño": se levanta y va hasta la ventana. "Hubiese querido morir de otra forma, serenamente, como un sonido que se exhala. Las estrellas parecen lágrimas centelleantes; quien las ha hecho llorar debe tener mucha tristeza" (se expresa el poeta ante la muerte). CD se despierta: D: "¡Tiemblas, habla!" CD: "Estuve a mitad de camino entre el sueño y la vigilia. El firmamento descendió casi aplastándome; sentí que tocaba las estrellas y era como estar ahogándome bajo una capa de hielo. ¡Fue horrible! No quiero dormir, no me quiero volver loco". Elige un libro (asombrosamente el calabozo tiene libros): "Los Pensamientos Nocturnos" (¿prolegómeno freudiano?). D: "¿Quieres morir anticipadamente? Yo elijo ´La Pucelle´" ("La Doncella", supongo que Juana de Arco). "Elijo resbalarme fuera de la vida como si dejara la cama de una hermana de caridad". La sexualidad en los conventos era abundante en esa época licenciosa; lo testimonian Diderot en "La Religieuse" y Casanova en sus Memorias. Aparece L en el patio; va hasta la ventana: "¡Camille, escucha!" CD: "Lucile!" L: "Me haces reír con tu larga levita y tu máscara de hierro sobre la cara". CD, espantado: "La locura se radicó en sus órbitas". L: "¿Dónde están tus brazos? Quiero atraerte, pajarito". Canta una canción que produce raro efecto sobre los otros prisioneros del calabozo, hasta ese momento mudos: "Hay dos estrellitas en el cielo; brillan más claras que la luna". C: "¡Quieren asesinarnos, debemos gritar!" L: "Una delante de la ventana de mi amiga, otra delante de la puerta de su habitación". C: repiten y agregan "Ayúdennos!" (creen que L puede hacerlo). D: "¡Calma, todo eso no sirve para nada!" Coro: "¡No tienes nada para decirnos!" (claramente desilusionados). L: "Ven, sube suavemente la escalera, todos duermen. No te mueves, ¡me das miedo!" CD: "¡Es tan duro decir adiós! ¡Estás presente en cada sueño mío! Estoy solo, como en una tumba" (D no cuenta…). D sigue con sus frases ingratas: "¿Somos como lechones que matan a golpes para que su carne sea más tierna?" L dice algo nada loco: "La gente dice que debes morir y tienen graves rostros". C: "¿Quién podrá liberarnos?" D: "¿Somos niños asados en los brazos incandescentes de este mundo que parece Moloch?" Coro: "¡Es un dogo con alas de paloma! ¡Jajaja!" L: "¡Morir! Esas muchachas me hacen reír. ¿Qué quiere decir esa palabra?" CD vuelve a hacer una doctoral comparación con los dioses estilo Olimpo y el C lo burla: "Señor Procurador General de la Linterna, ¡no has logrado esclarecer al país! ¡Esos son los labios que pronunciaron ´misericordia´" (al no tener el original de Büchner no puedo decir si tales comparaciones son de él o de los libretistas). L: "Quiero reflexionar sobre la muerte. La voy a buscar; ven, dulce amigo, ayúdame a hacerlo!" (se va corriendo). CD: "¡L, L!" Patético final de cuadro muy distante de las escenas de locura del bel canto.
ACTO II, ESCENA V (II)
De lejos la escena más dramática e intensa, donde se luce D y queda clara la inepcia del tribunal revolucionario (en la escenografía el reducido espacio amontona al coro y a los figurantes). Herman (H), barítono, será el conductor del interrogatorio. "¡Su nombre, ciudadano!" D: "Mi nombre fue proclamado por la Revolución. Mi hogar será pronto la nada y mi nombre adornará las páginas de la historia". H: "D, la Convención le acusa de haber complotado con Orléans y los Girondistas, con Mirabeau y los extranjeros y con la facción de Luis XVII" (el Rey que nunca fue, el Aguilucho). Como ya pasó en la plaza, el Coro se divide en tipos vocales o canta entero, y expresa cosas similares. Bajos: "D fue uno de nosotros el 10 de agosto y estuvo con nosotros en septiembre". Contraltos: "Y Lafayette estuvo con nosotros en Versailles y D también, es un traidor". D: "Me será fácil rechazar esa calumnia". H: "Es audaz el criminal, calmo el inocente". D: "Un revolucionario como yo no se defiende fríamente. Gentes de mi talento son de inestimable valor en las revoluciones; tienen el genio de la libertad". "Me acusan a mí cuando eres tú, miserable SJ, el culpable ante la posteridad ". H: "Recuerde a Marat: respetaba a sus jueces". D: "Declaré la guerra a la realeza en el Champ-de-Mars; el 10 de agosto la vencí; y mi desafío fue una cabeza real". Toma en sus manos el acta de acusación: "Con una sola mirada a este papel infame todo mi ser tiembla. ¡Que aparezcan mis acusadores! Los desenmascararé y volverán a la nada como les corresponde". H: "¿No oyen la campana?" D: "La voz de un hombre que defiende su honor y su vida debe cubrir el ruido de tu campanita". Sopranos, contraltos, bajos" (mayoría): "¡Que viva D!" Tenores: "¡Traidor!" D: "Mi voz fue el huracán que ahogó a los satélites del despotismo bajo las olas de bayonetas!" H: "Se interrumpe la Convención". Entra SJ y entrega un papel a H: "¡Controlamos a los sinvergüenzas! He aquí lo que pedías". CD: "Te defendiste bien, D; lástima que si lo hubieras hecho antes no estaríamos aquí". HS a D: "¡Reclama una comisión!" SJ a H: "Las mujeres de D y CD están tirando dinero al pueblo; quieren liberar a los prisioneros y quebrar la Convención". HS a D: "¡Debemos ganar tiempo!" SJ a H: "¡Arregla las cosas para desembarazarnos de este asunto: nosotros y ellos!" D: ¡Qué lamentable que me maten de manera tan mecánica!" Vuelve el tribunal. D: "Reclamamos una comisión, tenemos importantes revelaciones desde la ciudadela de la razón: usaré los cañones de la verdad y aplastaré a mis oponentes. Veo grandes desastres cayendo sobre la humanidad. Es la Dictadura, marcha sobre nuestros cadáveres". H: "La Convención decreta: considerando los signos de insurrección observados en las prisiones…" Sopranos, contraltos y bajos: "Después de semejantes interrogatorios ¿cómo pueden condenar a muerte ante la evidencia de que son inocentes?" H: "Considerando que las mujeres de D y CD tiran dinero al pueblo para liberar a los acusados…" Sopranos, contraltos y bajos: "Nacimos y crecimos en prisión, ya no sentimos cuando nos tiran al calabozo, pies y manos atados con hierros y el rostro amordazado. ¡Vuestra ley transforma a la gente en acémilas! ¡Y está sostenida por militares brutos! ¡Mentiras y cadáveres son el regalo de nuestra patria para calmar nuestra hambre!" H: "…Y considerando que los acusados han provocado escenas turbulentas y han intentado insultar al Tribunal, éste autoriza a seguir con la instrucción y excluir de los debates a todo acusado que no respete la ley". D: a H y el Tribunal: "¡He aquí a los cobardes asesinos, los cuervos del Comité de Salvación Pública! Acuso de alta traición a R, SJ y a los verdugos a su servicio". Al pueblo: "Quieren pan y ellos les lanzan cabezas". El Coro dividido sigue defendiendo o atacando a D y a los prisioneros hasta la última frase de D: "Tienen sed y les hacen lamer la sangre de los escalones de la guillotina". Pero Simon retruca: "¡Viva la libertad!" Se llevan a la fuerza a los detenidos; H y el Tribunal se retiran.
ACTO II, ESCENA VI (III)
Interludio melancólico y sombrío. La Plaza de la República; al fondo se vislumbra la guillotina. La gente baila y canta "La Carmagnole". Coro: "¡El velo de las tinieblas se desgarró! Todos los caminos se abren a la juventud; empuñemos la bandera escarlata y marchemos. Avancemos con paso decidido los que amamos la libertad. Formad la ronda de la libertad que nos unirá". Llegan las carretas con los condenados. Mujeres: "¡D!" Hombres: "¡Su cabeza nos dará el pan; traidor!" C: "¡Traidor, abajo!" D, CD, HS y los otros condenados cantan "La Marsellesa": "¡El enemigo que odiamos profundamente y que con rabia nos oprime es la sinrazón del pueblo! Sólo podemos combatirlo con la espada del espíritu." Mujeres: "¡Dejen pasar! Los niños lloran, tienen hambre; hay que dejarles ver para que se queden tranquilos" (¡¿La guillotina los apacigua!?). "¡D, tendrás que dormir con gusanos! HS, con tu linda cabellera haremos pelucas". CD: "¡Malditas brujas! ¡Terminarán pidiendo que las montañas caigan sobre nosotros!" Mujeres: "Más bien ustedes se cayeron de la montaña". CD: "Señores, me ofrezco como primer plato. ¡Adiós, D!" Y se sube al cadalso. HS, irónico hasta el final: "Llevó la mano a su corazón para mostrar que tenía ropa limpia. ¡Adiós, D!" D: "Adiós, amigo". HS quiere abrazarlo, un verdugo se lo impide. HS: "Ya no soy capaz de hacer un chiste; quiere decir que es hora". D al verdugo: "¿Quieres ser más cruel que la muerte? ¿Puedes impedir que nuestras cabezas se abracen en el fondo del cesto?" Y sube al cadalso. Coro: "¡Abajo!" Tras la ejecución el pueblo parece petrificado, pero luego se desencadena en aplausos frenéticos. C: "¡Viva!" Mujeres: "¡Bello hombre, HS! Cuando lo vimos en la fiesta de la Constitución ante el Arco de Triunfo me dije que tendría buen aspecto en la guillotina. Hay que ver a la gente en todas sus circunstancias, está muy bien que la muerte sea pública". Dos verdugos al lado de la guillotina. Primero, canta: "Y cuando vuelvo de noche luce una bella luna que ilumina la ventana de mi padrino". Segundo: "¿Terminaste? Primero: "¡Listo, pásame mi saco!" Y se van cantando los dos, mientras se escucha un coro lejano sin texto. Pero el final lo da L, que se sienta en la escalera de la guillotina. Canta la vieja canción "La Muerte segadora". "Me siento sobre tus rodillas, apacible ángel exterminador. Un segador se llama la Muerte, el Dios supremo nos lo envía. Ya no se cuentan las decenas de miles que cayeron bajo tu guadaña". Llora y súbitamente exclama: "¡Viva el Rey!"; un guardia se la lleva. Los mismos violentos acordes de bronces que habían iniciado la ópera ahora la cierran. Telón.
Así, concisa, directa, erudita y terrible es "La muerte de Danton", de la mano de dos músicos libretistas que habían sufrido a Hitler y del escritor original que supo reflejar como nadie la angustia de la pobreza. El director de orquesta Michael Boder, nuevo para mí, es considerado un vanguardista; encontré claro y bien ensamblado su trabajo. Nació en 1958 en Darmstadt; estudió en Hamburgo; en Frankfurt con Gielen; en el Maggio Musicale Fiorentino con Mehta y Muti. Dir de la Ópera de Basel a 29 años, del Liceo de Barcelona entre 2008 y 2012 y actualmente desde 2013 en la Ópera Real Danesa. En la Ópera de Viena invitado desde 1995 con "Wozzeck"; estrenó "Der Riese Von Steinfeld" de Cerha (2002) y en 2010 "Medea" de Reimann. Entre las óperas que dirigió se cuentan "Die Frau ohne Schatten", "Salome" y "Elektra" de Strauss; "Cardillac" de Hindemith; la semi-ópera "Die Jakobsleiter" de Schönberg. Otros estrenos: "Morgen und Abend" de Haas en el Covent; "Ubu Rex" de Penderecki en el Festival de Ópera de Munich (1991) y también allí (1992) "Das Schloss" de Reimann. En Munich fuera de festival: estrenó Trojahn, "Was ihr Wollt". Unter den Linden, estrenos: "Phaedra" de Henze (2007) y Dusapin: "Faustus". Lo premiaron en España por "Le Grand Macabre" de Ligeti; dirigió en Bruselas "De la casa de los muertos". Grabaciones en Naxos, estrenos: "Das Jagdgewehr" de Larcher; la Sinfonía Nº 15 de Gloria Coates; obras de Feldman. Ya en terrenos más habituales ha dirigido y grabado óperas y obras sinfónicas rusas del s. XIX. Dirigió óperas de Wagner en varios teatros y dio conciertos en no menos de 20 famosas ciudades del mundo. En cuanto al Coro, lo escuché concentrado en sus muy numerosas entradas y convincentes en sus creencias diametralmente opuestas; difícil tarea para el director Martin Schebesta. El equipo de la puesta estuvo bien coordinado: la régie de Josef Ernst Köpplinger tuvo fuerza y coherencia en el manejo de masas (pese al espacio algo apretado de la escena de la Convención, única dificultad de la adecuada escenografía de Rainer Sinell) y entendió la psiquis de cada personaje, marcando bien sus relaciones y violencias. El vestuario en época y la luz fueron bien realizados por Alfred Mayerhofer, y la coreógrafa Ricarda Regina Ludigkeit supo marcar pasos simples y de acuerdo a esa música conocida por el pueblo.
Tomasz Konieczny es un bajo barítono muy conocido en Viena en roles dramáticos. Polaco, nacido en 1972 en Lodz, pronto intervino en teatros alemanes y austríacos en roles straussianos y wagnerianos. Baste citar sus papeles principales de 2019 en la Ópera de Viena para demostrar que es un artista de calidad: de Strauss, Mandryka ("Arabella"), Jochanaan; de Wagner, Wotan en sus 3 óperas y Gunther; Kurwenal y Telramund. Además "Cardillac" de Hindemith; Kaspar en "Der Freischütz" y Pizarro en "Fidelio"; y para variar, un rol pucciniano: Rance en "La fanciulla del West". Una voz sólida y bien proyectada, aunque en este Danton a veces demasiado acerada, y un actor matizado; no tiene ese lado aterciopelado de Pape o Hotter pero sí presencia y seguridad. No hace mucho me referí a Benjamin Bruns como Florestan en "Leonore" de Beethoven; allí logró una interpretación respetable en una puesta horrible. En la obra de Von Einem quien interpreta a Camille pasa por la prisión y a diferencia de Florestan no se salva, pero su expresión de amor hacia Lucile es tan fuerte como la de Florestan con Leonore y el lado poético es más intenso. Bruns, de grato aspecto físico y voz de timbre expresivo, cumplió satisfactoriamente con su personaje.
Recientemente escribí sobre Thomas Ebenstein como Vitek en "El caso Makropulos" y mencioné que el rol era poco atrayente; de manera bien distinta también lo es Robespierre, un ser psicótico que lleva el país al Terror instigado por Saint-Just, pero sin duda por la locura colectiva del pueblo mismo. Por algo estos coléricos terminaron guillotinados después de haber azuzado a la gente; quien juega con fuego se quema. Pero yo sentí a Ebenstein con escasa proyección vocal y sin el carisma (así fuere malvado) que pueda llevar al extremo a la sociedad. A su vez no me pareció el bajo Peter Kellner una figura convincente; en años recientes ha alternado entre Graz y Viena; en la capital salvo Leporello sus personajes han sido menores: el Bonzo, Lamoral, el Rey en "Ariodante", Panteo en "Les Troyens". Su Saint-Just fue odioso, sí, pero demasiado carente de impacto verdadero, el que tiene una base de razonabilidad; el que hace pensar a aquella gente que siente que no hay datos apoyando sus acciones, sólo rivalidad maliciosa.
HS, irónico amigo a medias de D, es un personaje de considerable interés. Fue interpretado por el tenor Michael Laurenz, nacido en Halle en 1978 y considerado un tenor bufo a juzgar por sus papeles en años recientes: 2017 en Zürich: Monostatos, Willy en "Grandeza y decadencia de la ciudad de Mahagonny". 2018; en el An der Wien, "Flauta" en "A Midsummer Night´s Dream"; pero también interpretó a Josef K en versión de concierto en el Festival de Salzburgo: o sea, en el Kafkiano "Der Prozess" de Von Einem. 2019 en la Ópera de Viena: tenor característico en roles straussianos (Valzacchi, el Jorobado en "La mujer sin sombra"), los 4 cómicos de "Los Cuentos de Hoffmann", Goro. Como HS actuó y cantó con buen timbre y capacidad de actor. Hace poco escribí sobre Wolfgang Bankl como el Dr. Kolenatý en "El caso Makropulos"; en la ópera de Von Einem nos da el borracho Simon, para bajo bufo según el compositor: nos revela que la escena en donde lidera al coro contra D es a la vez bufa y trágica (con el antecedente de las obras alemanas de Kurt Weill); con naturalidad Bankl expresa personajes muy distintos. Herman, acusador de D en la Convención, es un títere de R y SJ, y así lo interpretó Clemens Unterreiner, miembro de la Ópera de Viena que canta personajes de barítono característico: Schaunard, Faninal, Schlemil, Masetto, Falke en "Die Fledermaus", Cuno en "Der Freischütz" y algunos más dramáticos pero de segundo rango: Paolo en "Simone Boccanegra", "Heerrufer" en "Lohengrin". En Von Einem cumplió bien. Una breve referencia para los cantantes de los Verdugos sólo para decir que tienen material vocal e interpretativo para roles que no sean episódicos: el tenor Wolfram Igor Derntl y el barítono Marcus Pelz.
Lucile cierra ambos actos y por eso la dejé para el final. Olga Beszmertna es miembro de la Ópera de Viena desde 2012 y en base a esta interpretación la considero un elemento valioso. Tiene tanto la belleza que enamora a CD como una atrayente voz de soprano que refleja su amor en el Primer Acto y la angustia que la lleva a la locura en el Segundo. En Viena cantó Rusalka y Rachel en "La Juive"; en el Festival de Salzburgo interpretó Marzelline en 2015.
Una última referencia a óperas basadas en la Revolución francesa, bastante escasas. Dos las conocemos bien: la mejor, "Dialogues des Carmélites" de Poulenc; y "Andrea Chénier" de Giordano. Cito como interesante a la ópera en un acto de Massenet "Thérèse". Y me gustaría conocer "Il piccolo Marat" de Mascagni. Seguramente hay más pero no me llegó.
Pablo Bardin
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