En el último concierto del año de la Orquesta Estable en la Usina del Arte, tras el estreno de la Sinfonía de Wagner y los copiosos aplausos de repente todos los músicos levantaron carteles con esta leyenda: "Salarios dignos". Caramba, dije para mis adentros, hace unos cuantos años que no veo algo así en el Colón. Días después leo el entusiasta comentario de Néstor Tirri sobre la primera función de "El lago de los cisnes" en el Colón, y en la misma página una información contando lo mismo: que al final de los grandes aplausos simultáneamente orquesta y bailarines levantaron carteles de "Salarios dignos", aunque esta vez agregando otros atacando por ejemplo salarios muy altos para los puestos "de elite". Y bien, hace años que estoy escuchando "sordos ruidos", pero no del "histórico convento" sino del Teatro Colón con respecto a múltiples problemas internos y de descontento porque no se solucionan.
Recapitulemos. Los problemas ya estaban desde muchos años atrás y existían realmente, pero los gremios con frecuencia equivocaron el camino tomando de rehenes al público, cosa muy tonta por cierto; varias veces les avisé que estaba con ellos en el fondo del asunto pero no en los métodos, que sólo lograban que el público estuviese en contra de ellos. Pero siempre hay grupos manejados por gente que no sabe medir las consecuencias o utilizar medios razonables de protesta. Y ocurrió que Plácido Domingo vino para dar su último concierto: delante del Obelisco hacia el Bajo se montó un escenario alto que contuviera una orquesta y Plácido dirigió y cantó como tenor y barítono (con un segundo director). Claro que hacía muchos meses que se lo había contratado y él no quería renunciar a lo que en efecto fue su despedida (no volvió a cantar óperas completas aquí). Y bien, Domingo habló con gente de la Filarmónica y la Estable y algunos decidieron tocar en una "orquesta Domingo", y él añadió músicos del Teatro Argentino. El concierto fue un gran éxito, pero García Caffi no le perdonó que lograra lo que él no pudo: que la orquesta salga de la huelga y toque. Entonces intervino Rodríguez Larreta quien recortó el salario al 50% el siguiente mes y los conminó que para volver a ganar su salario normal renuncien a las huelgas; también habría amenazado cerrar el Colón si persistían en su actitud. En ese momento Macri era el Jefe de gobierno pero Larreta era su brazo ejecutor. Se me puede escapar algún detalle pero estoy bastante seguro de que eso pasó, y de allí en más tanto García Caffi como Lopérfido y Alcaraz (sobre todo con Boschet) bien poco hicieron para restituir un Colón contento. Sin embargo hay que reconocerlo: los gremios del Colón han sido siempre muy difíciles, y basta recordar la huelga total de la Orquesta Estable con D´Urbano en 1957, la asamblea en pleno "Otello" cuando Montero Hijo era director que llevó a un cierre del Colón para restauraciones de más de un año o el vergonzoso episodio cuando Argerich fue echada por la Filarmónica. Yo en 1973 puedo atestiguar sin dar nombres que en ese momento los delegados de la Filarmónica eran gente correcta y los de la Estable no, y que un delegado del Coro llamó "cucaracha" a Boni y Pini, entonces Director Artístico, le dijo que se retracte o la entrevista no seguía. En suma, creen ser los dueños del Teatro; como me dijo uno de la Estable. "ustedes (por Pini y por el Director General) se irán pronto pero nosotros nos quedamos"; son estables y es uno de los males de la estabilidad, buena cosa pero sólo si no se abusa de ella. En cuanto a los Directores pueden ser positivos, como lo fueron Valenti Ferro o Renán, o desastres como Jacovella. Pocos saben mandar y pocos saben comportarse, de un lado y del otro.
¿Y por qué recién ahora protestan, cuando sus salarios no serán brillantes pero tampoco malos? (los que van de la Sinfónica a la Estable o la Filarmónica lo hacen porque les pagan sustancialmente mucho más). Es mi opinión personal que el motivo radica en que Rodríguez Larreta está aislado, Jefe de Gobierno de Juntos por el Cambio rodeado de Presidente, Vicepresidenta y Gobernador todos peronistas o kirchneristas (no es la misma cosa). Y lo hacen justo al final de la temporada, cuando los planes de 2020 se anunciaron con folleto y todo. Ahora se van de vacaciones, pero ¿qué sucederá a parir de mediados de febrero, cuando retornan y con ellos la temporada? Porque lo que hicieron no es una bravuconada: le están diciendo a Alcaraz que si para el retorno no hay buenas noticias van a estar en serios problemas. ¿Serán útiles los numerosos abogados puestos por Alcaraz con altos sueldos? Por otra parte, la economía está en muy mal estado; pueden decirles "tienen razón pero ahora no podemos"; o hacerles una promesa de mejorarlos hacia Septiembre, que ellos acepten, pero que luego no ocurra; "no tenemos fondos". No creo que vaya a ser un año sin anomalías. Por otra parte en veinte años nadie fue capaz de darle una estructura decente al ballet: sigue sin Primeros bailarines y Primeras bailarinas y lo de la jubilación no se arregla. Además el texto de la Autarquía está lleno de disparates y en recientes años nadie de la Legislatura hizo algo al respecto; por ejemplo, urge que los contratos con artistas estén bien hechos y de acuerdo a reglas internacionales de calidad; sino seguirá pasando lo de la reciente ausencia de la pianista francesa Hélène Grimaud: investigué y estuvo tocando en Europa en ese mismo período, no estuvo enferma como se pretendió. Si el contrato fue de esos mediocres atados con alfileres que el Colón suele tener, ella habrá pensado: ¿para qué arriesgarme en esa Sudamérica convulsionada? (bien puede saber de las cancelaciones en Chile y creer que aquí también podría haber grandes disturbios); pero si el contrato es serio, "comme il faut", ella es culpable. También debe reemplazarse la cláusula según la cual el Estado mantiene al Colón sólo en un porcentaje que cubre a los cuerpos estables pero no en las contrataciones internacionales; y esto es mucho más serio ahora que los contratos en dólares pactados en 40 ó 50 pasarían a ser (si hay cláusula de ajuste) en 70 u 80. Claro está que los artistas del 2020 son bastante menos importantes que los de 2019; haré su análisis oportunamente, a principios de Marzo. En suma, crucemos los dedos, y no sólo en cuanto al Colón.
LA SINFÓNICA NACIONAL
Por supuesto mis lectores saben que durante el año la Sinfónica volvió a ser maltratada por Avelluto y Lombardi. El único aspecto positivo fue que no se cancelaron los conciertos programados ni los artistas extranjeros, aunque vaya a saber si estos grandes amigos de la orquesta van a cobrar alguna vez. Pero claro está que el Estado Nacional es ahora de los peronistas y kirchneristas y se acabaron las cuitas con los antes mencionados. Hay un hecho nuevo: el CC ex Correo no será más manejado por Medios sino por Cultura; el Ministro de Cultura será Tristán Bauer, dato que no me hace feliz: fue él quien eliminó la buena Orquesta sinfónica de Canal 7. No está claro quién será nombrado en el CC ex Correo. Para mí el Ministro de Cultura hubiera debido ser Filmus, que demostró ser amigo de la Sinfónica: a él sí le tengo confianza en este aspecto. Massun dijo que dadas las novedades (esto fue en el penúltimo concierto de la Sinfónica) no seguirá con su información en cada concierto y esperará; en efecto, no habló en el último concierto. Recién sabremos en Marzo algo concreto; espero que no se les ocurra prescindir de una figura fundamental, el excelente programador Ciro Ciliberto, con varios lustros de sólido trabajo. Quizá pueda haber alguna influencia de Filmus, aunque no haya sido nombrado; ojalá. Programar para 2020 en las condiciones actuales es una labor titánica; no tengo dudas de que hay muy buenas ideas; la cuestión es si habrá el apoyo necesario para cumplirlas. El asunto básico es que el dinero destinado a la Sinfónica por el Congreso y desviado por Avelluto, Peña y Dujovne exista todavía, o al menos parte de él, y que lo usen para mejorar ante todo los salarios: sino la orquesta seguirá perdiendo figuras valiosas (es sorprendente que habiendo tanta gente nueva siga tocando muy bien).
EL TEATRO ARGENTINO
Naturalmente ya se sabe que renunció (o le pidieron la renuncia) MartínBauer (seudónimo; no es hermano de Tristán B.); algo fundamental: que quede Pablo Druker, el director musical de primer orden que tienen. Pero poco se sabe de la gente nueva en el esquema de Kicillof; tengo múltiples motivos para apreciar la tarea de Vidal como balance, pero no en Cultura; también tengo lo contrario, muchos motivos para desconfiar de Kicillof en todos los ámbitos. Habrá que ver si terminan con la restauración de la Sala Ginastera de una buena vez (está muy demorada y dudo que den prioridad a lo cultural); sin esto el Argentino sólo puede dar buena ópera si va a nuestro Coliseo, como estaba previsto este año y no se hizo porque el Coro (siempre el coro) puso vallas poco aceptables. Se iba a dar "Madama Butterfly".
No soy optimista aunque hay que esperar (no de esperanza sino de espera).
Pablo Bardin
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