martes, julio 12, 2022

DOS CLÁSICOS Y UNA SINFONÍA DE WILLIAMS POR LA SINFÓNICA NACIONAL

               Un concierto poco habitual ocurrió el viernes pasado en la Ballena. La Sinfónica Nacional dirigida por Valeria Martinelli combinó a dos clásicos (Michael Haydn y Mozart) con una notable y curiosa Sinfonía Nº 2 de Alberto Williams. La directora hizo una buena tarea en los clásicos. Como se sabe, el público de estos conciertos no es informado de cuál es el programa. Nos llega un porcentaje escaso de la inmensa producción de Joseph Haydn, pero de su hermano Michael es un acontecimiento que podamos escuchar en vivo y en concierto una obra suya. Agradecido entonces por poder gustar una partitura para coro y orquesta: "Laudate pueri". Michael Haydn vivió entre 1737 y 1806 y según Mozart (gran amigo) "era un "excelente maestro de contrapunto". La música de iglesia de Salzburgo llegó a su pico en las obras de Michael Haydn, quien entró al servició del Arzobispo en 1763 y allí quedó por el resto de su vida. Según el diccionario Grove su producción religiosa es fenomenal: "28 misas, 2 Requiems, 114 graduales, 67 ofertorios, 11 Vísperas, 1 Salve Regina, 8 Responsorios, 3 Tenebrae, 1 Regina Coeli, varios oratorios y cantatas". Poco de todo esto fue publicado durante su vida. En el catálogo R.E.D. 2000 figuran 115 obras suyas pero no el "Laudate pueri" que escuchamos en el concierto que comento. Y me queda una duda: según el programa confidencial que me llegó también iban a cantar un Requiem pero no fue así; sería útil enterarme del porqué. Sea como fuese, los 12 minutos que se escucharon fueron realmente gratos; orquesta pequeña pero amplio Coro de niños leyendo partituras de modo muy límpido y seguro. Me indigna la carencia de datos; ¿Tanto les molestaría poner un cartel muy simple en el foyer anunciando dirección y exacta denominación del Coro?

               Pasamos a la magnífica Sinfonía Nº 35, "Haffner", en Re mayor, K 385 (1782). Siempre es un placer escucharla, pero se me ocurrió: ya que interpretaron una obra de Michael Haydn ¿no hubiera sido divertido escuchar la Sinfonía Nº 37, en sol mayor, K. 444? Sucede que sólo la introducción lenta del primer movimiento es de Mozart; casi toda la sinfonía es de Michael Haydn…Hay grabaciones de Marriner y Hogwood. Y la música es atrayente. La Nº 35 es por supuesto admirable y no hay melómano que no la tenga en su colección; las mías son de Toscanini, Karajan y Hogwood, y en vivo escuché muchas versiones. Baste señalar algunas de las 12 que presencié entre 1952 y 1967: Markewitch, Monteux, Beecham y Böhm. Grandes intérpretes con orquestas de esta ciudad y la Filarmónica de Viena visitándonos (Böhm).  En este caso, una buena orquesta y una directora muy correcta.

               La única sinfonía de Alberto Williams que pude apreciar en concierto fue la Nº 1; la dirigió Calderón en 1968 con la Filarmónica de Buenos Aires. Si se escuchó alguna más desde entonces creo que no fue en Buenos Aires Ciudad. Se escucharon de tanto en tanto las dos Oberturas de concierto, op. 15 y op. 17, con la fuerte influencia de César Franck. Ya "argentinizado" el compositor, presencié la Segunda suite argentina y "Las milongas de la orquesta" (obra muy simpática). Esto hasta 1970. Luego me casé y dejé de anotar lo que escuché…Pero juro que no escuché ninguna otra sinfonía. Compuso nada menos que 9 y su sentido del humor nunca estuvo más en evidencia que en su Novena; ¿cómo se llama? Los batracios…En cuanto a la Nº 2, Martinelli, sabiendo que no había programas, tras alegrarse por haber tenido ese lindo coro de niños para la obra de Michael Haydn, explicó los grandes rasgos de la Sinfonía Nº 2, "La bruja de la montaña", de 1910, cuando Williams ya tenía 48 años. En el catálogo R.E.D. 2000 sólo figura de él la Sinfonía Nº 7, "Eterno reposo", op. 103 (1937) por Leaper dirigiendo la Orquesta de Gran Canaria (me consta que son muy buenos, los escuché con otro programa en Madrid). Sucede que la directora es cordobesa y la bruja de la montaña también. El mal tiempo acompaña a la bruja y ésta pretende raptar a un niño, pero se encuentra con rivales muy fuertes: las monjas que cuidan a ese niño. La música tiene dos estilos de total diferencia: violenta con mucha percusión y bronces en fff o suaves melodías de cuerdas acompañadas por campanas (muy frecuentes), obviamente las monjas. En 4 movimientos quizá demasiado largos, da a entender que la furia de la bruja es vencida por la del mal tiempo al extremo de (creí entenderlo) ser atacada por rayos y granizo (este último es muy abundante en Córdoba, lo sufrí en mi último viaje a Alta Gracia hace 8 años). La orquesta rindió muy bien salvo algún momento falseado de la primera trompa fuertemente exigida, y la directora fue  convincente en su interpretación. Fuerte aplauso al final. Ya en 1910 Williams tenía notable dominio orquestal. Me dio ganas de presenciar otras sinfonías suyas.

Pablo Bardin

               

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