En el programa original del concierto de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires del viernes 29 de octubre dirigía Paolo Bortolameolli y era solista Bruno Leonardo Gelber en el Cuarto concierto para piano de Beethoven, pero el pianista, según la Gacetilla de Prensa, "no podrá actuar debido a una leve indisposición de salud". En consecuencia el programa se cambió: se escuchó Beethoven pero la Séptima sinfonía. Quedó en firme la Sinfonía de cámara de Franz Schreker, pero la primera obra (argentina) en vez de "Criolla (Nº 2 de las Tres Piezas Criollas) de Luis Gianneo", fue reemplazada por "Ballträume (Sueños de un baile), Suite miniatura fantástica Op. 11b" de Ernesto Drangosch. El programa fue notablemente más extenso e interesante.
La salud de Gelber y su peso han sido problemas considerables en la actividad del septuagenario artista, siempre manteniendo un repertorio reducido ya desde su época de oro. Quizás haya llegado el momento de retirarse; los que tenemos años de 40 a 83 lo hemos visto manteniendo con calidad sus obras favoritas de Beethoven, Schumann, Chopin y Brahms con o sin orquesta. Grabó muy poco pero conviene recordar el Primer Concierto de Brahms (con la dirección de Decker) que ganó con justicia un premio del disco.
No es fácil el apellido de Paolo Bortolameolli pero no por ello ha dejado de tener una gran carrera. Chileno de origen italiano, ha dirigido todas las principales orquestas de Chile; tiene diplomas de la Universidad Católica y en piano de la Universidad de Chile; además es Principal invitado de la Filarmónica de Santiago. Actualmente es Director asociado de la Filarmónica de Los Angeles (dirigida por Dudamel). Ha dirigido varias de las grandes orquestas de Estados Unidos: Cincinnati, Detroit, Houston. En Méjico: la Sinfónica Nacional Esperanza Azteca. También: la Orquesta de las Américas, la Simón Bolívar de Venezuela y la Filarmónica Joven de Colombia. En Europa: la Sinfónica Gulbenkian (Portugal), la Orchestra della Toscana, la Sinfónica Nacional de Polonia, la Orquesta Clásica Santa Cecilia (España). En Asia: la Sinfonietta de Hong Kong. No tengo su fecha de nacimiento pero por el aspecto está entre 35 y 40 años, y su trabajo con nuestra Filarmónica lo confirmó como un talento considerable.
La música de Ernesto Drangosch se escucha raramente y es de lamentar porque fue un artista y creador muy importante, de vida corta (1882-1025), con una trayectoria sorprendente. Datos tomados de la Enciclopedia de la Música Argentina de Rodolfo Arizaga (1971). En Buenos Aires discípulo de Alberto Williams y Julián Aguirre, en Alemania alumno de composición de Max Bruch y Engelbert Humperdinck. Pianista excepcional, en Europa llegó a actuar con Joseph Joachim, Ferruccio Busoni y Eugène D´Albert. A su regreso tocó las 32 Sonatas de Beethoven en la Asociación Wagneriana (1906), sin precedente en Buenos Aires. Director de la Orquesta Filarmónica de la APO; lo sucedió Ernest Ansermet. Fue profesor en el Conservatorio Williams y en el flamante Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico, fundado por López Buchardo. Obras: ·Carnaval" (ópera), ·La gruta de los milagros" (opereta), "El sátiro y la ninfa (poema sinfónico), Concierto para piano y orquesta, Sinfonía argentina, "Estudios de concierto" para piano, "Obertura criolla", canciones y piezas para piano, y la obra que escuchamos: "Sueño de un baile" (suite sinfónica). Y esto me lleva a una muy valiosa figura actual, con la que mantengo una amistad que mucho aprecio: Lucio Bruno-Videla; compositor y director de orquesta, dio a conocer la obra de Drangosch, llamada por su autor "Suite miniatura fantástica", el 27 de abril 2003 con la Orquesta Latinoamericana fundada en Viena por él. Drangosch puso los cuatro fragmentos de la Suite en alemán; I) "Einleitung. Aufforderung zum Tanz" ("Introducción o Prólogo". "Invitación a la danza", como la obra de Weber). II) "Tanz 1" ("Danza 1"). III) "Tanz 2" ("Danza 2"). "Liebeserklärung" ("Declaración de amor"). IV) "Letztertanz" ("Última danza"). Duración: unos 15 minutos. Esta versión es de 1906 y para cuerdas. "La segunda versión que Drangosch realizó en 1913 (la que se escuchó en el Colón) fue interpretada en el CCK por la Orquesta Filiberto poco antes de la pandemia dirigida por Javier Mas y luego repetida bajo su batuta en Mar del Plata con la orquesta local". Bruno-Videla me envió tres registros: de la primera y segunda versión, y de una tercera; "En este tercer registro yo dirijo el movimiento ´Declaración´ de la versión 1913 (el único movimiento para cuerdas solas de esa versión, aunque no es igual al de 1906). Este video formó parte de un concierto que dirigí en 2013 en las ruinas del Operai Italiani, el salón donde Drangosch debutó a los 9 años y donde tantos momentos memorables de la música clásica se llevaron a cabo. El concierto fue exitoso, pero aún el edificio sigue sin restaurarse". Evidentemente, la partitura completa de 1913 fue entregada a Bortolameolli, quien gustó de la obra y la programó. Ojalá pueda Bruno-Videla lograr que más obras argentinas de valor lleguen a nuestros programas; él las conoce a fondo. Por mi parte, fue un placer escucharla, y terminé por entender la lentitud y las interrupciones del muy bello vals que se escucha con frecuencia, porque esto sucede durante un sueño que tiene sus cortes y la reminiscencia es lejana. No hay nada violento en la obra, sino gratas melodías y fina ambientación que me llevó a Viena. En suma, una positiva partitura que me da ganas de escuchar más Drangosch y más creaciones preparadas por el equipo de Bruno-Videla.
Franz Schreker nació en 1878 en Mónaco aunque luego fue austríaco, según consta en el catálogo R.E.R. 2000 de CDs. Su actividad principal fue la de autor de óperas con libretos propios. Murió en 1934. Compuso muchas canciones (una de ellas la escuché en Buenos Aires) y algunas obras orquestales. En el catálogo mencionado hay sólo dos grabaciones de la Sinfonía de cámara (1916) que escuchamos y quedó en programa, lo cual me hace pensar que fue una elección del director de orquesta; si es así, no se equivocó: vale la pena conocerla. La grabó Michael Gielen, siempre interesado en compositores de vanguardia (especialmente los dodecafónicos, pero también aquellos artistas del siglo XX con un estilo propio, y Schreker lo tiene). Gielen dirigió la Orquesta Sinfónica de Radio Berlín en Schwann, y lo complementó con el "Preludio a un drama", que luego fue un comienzo de su ópera más dura y conocida, "Die Gezeichneten" (de la cual aprecié varios fragmentos en casa de un amigo y me impresionaron). No figura en mi diccionario Langenscheidts esa palabra pero "Los marcados" o "condenados" son las sugerencias del que opinó sobre la obra en mi CD de preludios de óperas de Schreker. La otra versión de la Sinfonía de cámara está dirigida por Franz Welser-Möst con la Camerata Académica de Salzburgo en EMI. Quiero agregar que tengo muy buena opinión de la ópera "Der ferne Klang" ("El sonido lejano") en la grabación dirigida por Gerd Albrecht. Y leo que tanto Schönberg como Berg quedaron interesados en "Der ferne Klang"; Schönberg comenta en "Harmonielehre" la audacia de Schreker y Berg admite que lo tuvo en cuenta al componer "Wozzeck". Volviendo a la Sinfonía, sus 25 minutos se escuchan sin interrupción y creo que la Sinfonía de cámara de Schönberg (de 1908) la influyó. También Zemlinsky tuvo contacto con él y ambos escribieron obras sobre "Der Geburtstag der Infantin" ("El cumpleaños de la infanta" de Oscar Wilde): ballet-pantomima Schreker, breve ópera Zemlinsky. Redlich en el Grove considera notable la Sinfonía de cámara como demostración colorista y al autor campeón del principio de la orquesta camarística en tiempos mahlerianos; ciertamente la música de la sinfonía de Schreker es intensa, variada y lógica. Y en la versión del director y de la Filarmónica me resultó una experiencia positiva; tuve la impresión de conocerla, quizá por alguna grabación escuchada en radio o por un concierto al que asistí pero no lo anoté.
No cabe duda, la Séptima sinfonía de Beethoven es la más programada en Buenos Aires de las nueve. Mientras llevé mi cuaderno entre 1951 y 1970, vi nada menos que 17 versiones en 20 días. Sólo mencionaré las mejores: 1953: Kempe, Sinfónica Nacional. 1958: Kubelik: Fil. de Nueva York (yo estaba allá en febrero); en BA con Monteux, Orq. Estable (abril). 1963: TV: Reiner, Orq. de Chicago. 1965, visitas a BA: Kletzki, Orq. New Philharmonia; Böhm, Orq. Fil. de Viena. 1966: Chávez, Orq. Fil. de BA (el compositor era un notable director). 1968: Horst Stein, Orq. Fil. de BA. Qué duda cabe que en los siguientes 51 años se ha dado con gran frecuencia. Durante el período mencionado la Nº 3 empató (17 veces), la Quinta se vio 15; las otras entre 5 y 10 veces. Y Beethoven sigue siendo Nº1 en el mundo. La Séptima es la más rítmica y obsesiva; hasta se dio como ballet. Una versión grabada, la de Colin Davis, interesó al mundo de la música clásica no sólo por su rapidez sino por el perfecto control en todo momento. Y bien, sin llegar a ese nivel casi imposible, la de Bortolameolli tuvo a la Estable muy concentrada y dio placer en todo momento (incluso las trompas). El último movimiento fue el más rápido que yo haya escuchado; me pareció un poco excesivo pero el director lo mantuvo y la orquesta le respondió. El público apreció la calidad y aplaudió largamente; el director ganó la partida.
Pablo Bardin
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