Fue útil el concierto de la Estable del Colón dedicado a música para maderas; lástima que al no haber programas no estén identificados los artistas, aunque parecieron liderados por el flautista principal. Dos obras fueron genuinas y atrayentes: la "Petite symphonie" ("Pequeña sinfonía) para noneto de vientos de Charles Gounod, y la Serenata Op. 7 en Mib para 13 instrumentos de viento de Richard Strauss, en un movimiento. Los artistas tocaron parados. El director argentino fue Carlos David Jaimes. El concierto tuvo lugar el miércoles 27 de octubre. Aparte de aplausos al final de movimientos (perdonables ante la carencia de programas de mano) me indignó que una madre haya llevado a un bebe al Colón, que no lloró pero sí se hizo escuchar con frecuencia; alguien del Colón fue responsable y merece ser castigado.
En la programación que me hizo llegar la oficina de prensa figuraban al principio dos magníficas Danzas eslavas (Op. 72 Nos. 2 y 1) de Dvorák escritas para orquesta plena, y me pregunté quién habrá hecho los arreglos para maderas, pero fueron canceladas y en su lugar se escuchó la Obertura de "El barbero de Sevilla" de Rossini que no me resultó lograda en este arreglo. Pero pronto el encanto de Gounod me dio gran placer; la obra a veces se ha escuchado en Buenos Aires y está muy bien escrita por este compositor francés de enorme producción en muy distintos rubros, desde la ópera a la canción a la música de cámara y sinfónica.
Buscando en mi discoteca encontré un admirable vinilo de la "Petite Symphonie" grabado en París en 1975 por el conjunto de vientos liderado por el oboísta Maurice Bourgue en un disco de marca Calliope. Gounod vivió entre 1818 y 1893 y la "Petite symphonie" data de 1885, tarde en su vida (67 años); él había escrito dos sinfonías "normales" y muy gratas en 1855 y 1856. En mi catálogo R.E.R. 2000 de CDs figuran cinco versiones; menciono a dos: los Ottawa Winds en CBC y la Munich Wind Academy en Orfeo. Me alegró encontrar en un cuaderno donde coloqué todos los conciertos que vi entre 1950 y 1970 (sí, más de medio siglo; luego la vida se me complicó y tuve que dejarlo): el 22/9/1970 Pedro Calderón dirigió el Ensemble Musical de Buenos Aires en esta obra de Gounod. Por cierto las obras de cámara para vientos eran muy escasas en la Francia de entonces, y pese a la existencia de la Sociedad de Instrumentos de Viento la obra no tuvo éxito en la Salle Pleyel. Por suerte avanzado el siglo XX se la apreció como una obra de singular gracia. Claridad melódica, agreste frescura y buen gusto se hacen sentir en sus 20 minutos. Maderas: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes y 2 fagots; pero además 2 trompas (bronces); todos utilizados con claro conocimiento. Movimientos: Adagio y Allegretto; Andante Cantabile; Scherzo; y Finale. Salvo algún detalle de trompas, la ejecución fue muy correcta y grata, bien llevada en su fraseo por Jaimes. Sin embargo, en vez de quedarse bien asentado en el podio se abalanzaba al límite de éste con grandes intervenciones "en el vacío"; debe corregir esas maneras y ser más controlado.
Y llegamos a la Serenata Op. 7 de Richard Strauss, homenaje a los 17 años (1883) a su padre, que era primera trompa de la orquesta de la Ópera de Munich; por algo 4 de los 13 vientos son trompas. Y habrá 2 años más tarde otro homenaje: el Primer Concierto para trompa y orquesta, que data de 1885. La Serenata fue apreciada por nadie menos que Hans von Bülow, que la dirigió en Meiningen (ciudad pequeña pero muy musical) como resultado de haberlo conocido a Strauss en el invierno de 1883-84 en Berlín, y lo ayudó como director nombrándolo Director Musical Asistente en Meiningen. Por mi parte, tuve la suerte de escuchar la Serenata en septiembre 1963 por Tevah con la Sinfónica Nacional y en julio 1964 por Leitner con la Orquesta de Amigos de la Música. Lamentablemente, pese a que está muy grabada, no la tengo; el catálogo R.E.R. 2000 de CDs consigna nada menos que 12 grabaciones. Menciono 2 de Philips: Netherlands Winds Ensemble (De Waart) y COE Wind Soloists (Holliger), Prague Chamber Harmony (Smetácek), Supraphon; Eastman Wind Ensemble (Fennell), Mercury; y una que también incluye (único caso) una Serenata escrita a 13 años (1877) por Wilde Gung´l en la marca Schwann. La Serenata es una obra muy inspirada y fresca dentro del estilo postromántico, melódica pero admirablemente estructurada y dura unos 11 minutos. El grupo tocó muy bien y se escuchó con placer.
Al finalizar Jaimes se dirigió al público e hizo un breve comentario sobre las 4 piezas argentinas con la que concluyó el concierto, 3 de ellas ligadas al tango y la cuarta al malambo; dijo quién era el arreglador de la segunda y la tercera pieza pero no alcancé a entenderlo; sólo puedo decir que los arreglos me parecieron adecuados. Por supuesto, hubo Piazzolla (el año del centenario lo justifica) con una de sus mejores obras: "Introducción y muerte del Ángel" para quinteto de vientos; en mayo 1965 la escuché por el Quinteto Nuevo Tango de Piazzolla. No está de más aclarar que hay 13 versiones de "La Muerte del Ángel" en el R.E.R. 2000. Siguió una famosa pieza de Adolfo Salgán, "A fuego lento"; desde aquí todos los arreglos fueron para quinteto de vientos. Luego, "Orlando Goñi" de Alfredo Gobbi, nueva para mí; y también nueva, "Tormenta de verano", malambo para doble quinteto de vientos de Mario Herrerías, que murió recientemente y cuyo estilo es mucho más avanzado que el de los anteriores. Es sólo una impresión en el caso de obras que no conozco, pero las sentí reflejadas con justicia. Puedo sí preguntarme si hay obras interesantes fuera del ambiente del tango para conjuntos de viento y en ese caso porqué recurrir a música popular aunque de buena calidad.
Pablo Bardin
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