Con el debut en el Colón en el ciclo de Grandes Intérpretes Internacionales de la mezzosoprano rusa Elena Maximova culminó esta serie con notable éxito. Parte del sólido resultado se debió a la excelente pianista Alexandra Golubitskaia. Y si bien la Gacetilla llamó recital lírico al concierto, la palabra "lírico" puede confundirse con fragmentos de ópera, cuando casi todo lo escuchado fue un importante y variado recital de canciones. Éstas son equivalentes a los Lieder alemanes y con frecuencia tienen considerable calidad, además de ser sumamente abundantes.
Los dos compositores más presentes en la elección de la artista fueron Tchaikovsky (10 canciones) y Rachmaninov (8); antes de Tchaikovsky, 1 de Rubinstein, 2 de Arensky, 1 de Rimsky-Korsakov; después, 5 de Shostakovich. Y tras Rachmaninov, el único fragmento de ópera: "No sólo amor" de Shchedrin. Nada menos que 28 canciones, que podrían considerarse 30 si tenemos en cuenta que lo elegido en la ópera son la Canción y las cancioncillas de Bárbara. Las canciones rusas con frecuencia son breves (no más de 2 minutos); la artista sólo leyó las partituras en el caso de las "6 canciones francesas" de Tchaikovsky; todo el resto, de memoria. Fue una buena e inteligente selección, pero no está de más mencionar que tres grandes compositores de canciones, Mussorgsky, Borodin y Glinka, no figuraron.
Cito la Gacetilla: "Maximova estudió canto en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú y comenzó su carrera en el Teatro Musical Stanislavsky/Nemirovich-Danchenko" (recordar que este teatro vino a Buenos Aires en 2 temporadas y estrenó aquí 3 óperas, incluso "La Nariz" de Shostakovich, que se dio en ambas temporadas). "Desde su deslumbrante debut en 2005 como Maddalena en ´Rigoletto´ en la Ópera Estatal de Baviera" (en Munich) "ha atraído la atención internacional, siendo convocada para encarnar los roles más emblemáticos de su cuerda en los teatros más importantes del mundo: Ópera Estatal de Viena, Royal Opera House Covent Garden, Metropolitan Opera, La Scala, Ópera de París, Ópera Estatal de Berlín, Bolshoi, entre otras. Colaboró con eximios directores como Mehta, Maazel, Jansons, Gergiev, Nagano, Levine, Conlon, Myung-Whun Chung, Marco Armiliato y Fabio Luisi. Este recital será su debut sudamericano".
Iré analizando el programa. Se presentó la mezzosoprano con un atrayente vestido, elegante sin exageración, saludó y desde el principio demostró tener cabal conocimiento de cada canción y supo moverse con elegancia. Anton Rubinstein (1829-94) no es conocido aquí; sin embargo, el catálogo R.E.R. 2000 de CDs lista una cantidad muy grande de obras. Una de sus óperas fue famosa, "El Demonio", y se vio en el Colón en itaiiano en 1909. Hay dos grabaciones de la ópera, más fragmentos de otras 4, incluso "Nerón". Conciertos: 5 para piano, 2 para violoncelo; 6 sinfonías (tengo la Nº 2, "Océano", y me parece interesante). Varios poemas sinfónicos: "Don Quijote", "Fausto", "Iván el Terrible". Tríos para piano y cuerdas, cuartetos, sonatas para violoncelo y piano, quintetos. Abundante música pianística, incluso varias sonatas y 12 estudios. Y muchas melodías para canto y piano. Maximova eligió "Noche", op. 44 Nº 1, definida como Romanza, y grabada en traducción alemana por grandes figuras como Seinemeyer, Mei-Figner y Tauber. Debo hacer notar algo incómodo: las canciones "en ruso" figuran en cirílico y no en la adaptación que nos permita leerlo (para entender algo de cirílico lo intenté en 2 viajes separados por décadas y logré un 50%; eso se disipó con el tiempo). Sí es importante y muy válido que pude leer en castellano lo que ella iba cantando, y la tarea estuvo muy bien hecha. Otra molestia: no figuraba el autor del texto (o quizá la autora) en ningún caso. Ya desde esta primera canción, muy romántica, se pudo apreciar la musicalidad de la mezzosoprano y el arte de la pianista, perfecta tanto en la exactitud como en la expresividad.
Anton Arensky tuvo una vida corta (1861-1906); dos obras suyas fueron grabadas con frecuencia y son muy gratas: "Variaciones sobre un tema de Tchaikovsky para cuerdas" (tengo una excelente versión de Barbirolli) y un muy fino Trío Nº 1, op. 32, donde se destaca la grabación de Heifetz, Piatigorsky y Pennario. Es curioso el haber compuesto 5 Suites para 2 pianos. Sus canciones son numerosas (9 diferentes opus); "Felicidad", op. 70 Nº 1; y "¡No enciendas el fuego!", op. 38 Nº 3, de 6 Romanzas con piano y violoncelo (aquí sin el instrumento de cuerda), estuvieron muy bien interpretadas.
Por supuesto que Rimsky-Korsakov tiene obras famosas, pero pocos conocen a sus canciones, que son nada menos que 61. "En las colinas de Georgia", op. 3 Nº 4, es obra de juventud y su texto es del más citado escritor de principios del siglo XIX: Pushkin. A los 22 años ya era el compositor un creador de primer orden y esta melodía basta para afirmarlo: tiene gracia, evoca la naturaleza y el piano acompaña admirablemente el canto fresco y refinado. Maximova entendió la canción con buen gusto y grata línea, como si ella fuera muy joven también.
Y llegamos a las 10 canciones de Tchaikovsky. El compositor escribió más de 100 pero aquí se han escuchado pocas y rara vez; en el período 1951-1970 yo sólo escuché 4, y ninguna fue cantada en ruso: 2 en francés por Gérard Souzay, y por Elisabeth Schwarzkopf 1 en alemán (sobre "Mignon" de Goethe) y la otra, "Pimpinella", en italiano ya desde su origen (se recordará el entusiasmo de Tchaikovsky por Italia). Cincuenta años más tarde recuerdo muy escasos conciertos con canciones de Tchaikovsky; pero quiero mencionar el magnífico recital de Gedda en 1971 que incluyó algunas canciones de Tchaikovsky en su denso y variado programa. Sin embargo, es enorme la cantidad de grabaciones en el catálogo R.E.R. 2.000 de CDs. No obstante, la primera elección de Maximova, para mí completamente nueva, fue las Seis canciones francesas, op. 65, dedicadas a Désirée Artot de Padilla (1888), y no figura ninguna grabación completa. Debo decir que los apellidos de estos poetas franceses me son ignotos. La primera: "Sérénade: Où vas tu, souffle d´aurore" ("Dónde vas, soplo de aurora"), texto de Turquéty, me resultó alegre y divertida, muy bien interpretada, Maximova con voz liviana y controlada mientras leía la partitura, la pianista rápida y precisa (estas canciones son las ´únicas que se escucharon con partitura para la cantante en todo el concierto). Grabaciones: Norman y Borodina. Las 3 siguientes tienen textos de Collin y estilos distintos: "Déception" ("Decepción") se refiere a una pareja que ya no se entiende; la siguiente es otra "Sérénade: J¨aime dans le rayon" ("Serenata: Amo en el anaquel", traducción dudosa al no tener el texto), igualmente alegre y bien cantada; y "Qu´importe que l´hiver" ("Qué importa que el invierno"), de carácter serio y triste. Sigue "Les larmes" ("Las lágrimas"), texto de Blanchecotte, en el estilo lamentoso de Tchaikovsky. Y termina con "Rondel" (referencia del Rondeau medieval), una pieza grata que cierra simpáticamente la serie; texto de Collin; muy bien las artistas. El francés de Maximova es mejorable pero suficiente.
Las restantes cuatro canciones son de distintas etapas del compositor. "Reconciliación", op. 25 Nº 1, data de 1878 y tiene texto de Shcherbina; ha sido grabada por Borodina, Hvorostovsky y Leiferkus, o sea que hay canciones adaptadas de voz femenina a masculina. Interpretación inteligente e intensa, con gestos expresivos. "Fue al inicio de la primavera", op. 38 Nº 2, tiene texto de Tolstoy (son varias las canciones del compositor que se basan en el gran escritor) y data de 1878. Me resultó una obra de verdadero interés comunicada con real talento por ambas artistas. Grandes intérpretes la grabaron: Borodina, Ghiaurov, Vishnevskaya, Gorchakova, Hvorostovsky. "¡Ni una palabra, amigo mío!", op. 6 Nº 2, es de 1869; texto de Pleshcheyev basado en Hartmann. Pese al numero de opus bajo, el compositor tenía 29 años cuando escribió esta serie. "En medio de oscuros días", op. 73 Nº 5, data de 1893, el año de la muerte del compositor; tiene texto de Ratkaus. Es una canción muy dramática y la interpretaron con garra; sólo una reserva en cuanto a la cantante: un excesivo vibrato cuando canta un agudo largo. La pianista impresiona con sus poderosos acordes.
Estuve leyendo la opinión de dos importantes colaboradores del Diccionario Grove: Calvocoressi y Philip Radcliffe. Ambos encuentran desparejo a Tchaikovsky como creador de canciones pero opinan que sus mejores (alrededor de un tercio del total) tienen intensidad y estilo propio, con lo que coincido desde mi ignorancia: ciertamente vale la pena tener un par de CDs con material bien elegido. Las artistas se tomaron un merecido descanso de un cuarto de hora.
Parte de la muy abundante producción de Shostakovich es la de series de canciones. Escuchamos (quizás en primera audición) su 0p. 100, de 1956: "6 canciones españolas", traducidas al ruso por Bolotin y Sikovsky; textos anónimos. Ha escrito 9 series a partir de su op. 48 de 1936: Romanzas sobre versos de Pushkin; bajo y piano. Selecciono algunas que me parecen importantes: op. 127, 1967: "7 romanzas sobre versos de Alexander Blok para soprano y trio de piano y cuerdas; op. 143, 1973: "6 poemas de Marina Tsvetaeva", contralto y piano; op. 145, 1974: "Suite sobre versos de Michelangelo", traducción de Efros, para bajo y piano. Desconozco si las Canciones españolas en la versión Shostakovich se estrenaron aquí, pero varias me resultaron conocidas y debo de haberlas escuchado en castellano y sin Shostakovich. Quizás porque cantó "Carmen" muchas veces, Maximova me resultó muy desenvuelta y comunicativa; de primer orden la contribución de la pianista. Y el compositor ha realizado una hábil tarea sobre material conocido. He aquí las canciones: "¡Adiós, Granada!"; "Estrellitas"; "Primera cita"; "Ronda"; "Ojos negros" y "Sueño-Barcarola". No será de lo más importante del compositor pero se escucha con placer.
La última etapa, tras breve descanso, se inició con 10 breves canciones de Sergei Rachmaninov. Hace ya bastantes años pude comprar 3 de los 4 vinilos de canciones en admirables versiones de Elisabeth Söderström y Vladimir Ashkenazy; me faltó el primero; 49 canciones más una con soprano y barítono y otra que fue canción pero se arregló para sólo piano. Son discos London. Algunas canciones coinciden con las elegidas por Maximova, otras no. Rachmaninov nació en 1873. Fue precoz y sus canciones op. 4 datan de 1890-93 (17 a 20 años); el op.8, de 1893; el op. 14, de 1896 (23 años); el op. 26, de 1908 (35 años); y el op. 38, de 1916 (43 años). Para ubicarnos, "Aleko", su primera ópera siendo todavía estudiante, es de 1893; el injusto fracaso de su Primera Sinfonía, de 1896. Después de 3 años de ser tratado psicológicamente su Segundo concierto (1901) es un éxito rotundo, como lo serán el Tercer concierto (1909) y la Segunda sinfonía (1907) (la Primera será reivindicada por Previn en 1975 y para el año 2000 ya se había grabado con 10 distintos directores, en su mayoría de gran nivel). Tchaikovsky y Rachmaninov coinciden en ser compositores melancólicos y en haber elegido textos que con frecuencia lo son; y además, que tratan predominantemente de amores que se quebraron y utilizan poemas breves. Es así que la mayor parte de sus canciones duran entre 1,5 y 2 minutos. Y si los acompañamientos son relativamente controlados en los op.4, 8 y 14, resultan bastante más brillantes y difíciles en los op. 26 y 38. Maximova las combinó a su gusto: empezó con el op. 26 y terminó con el op. 4; pero no sentí por ello que fuera arbitraria: el neo-romanticismo del compositor se hace sentir siempre, así como su gran habilidad para la escritura pianística.
Comparando en el R.E.R. 2000 me encontré con una gran cantidad de grabaciones, si bien lo de Söderström/Ashkenazy es lo más completo. Los artistas empezaron con una canción de las más bellas: "Ante mi ventana", op. 26 Nº 10, texto de Galina (curiosamente, 2 tenores famosos de principios del siglo XX la grabaron: McCormack y Smirnov). En apenas 23 compases el piano llega al final a un glorioso climax. Luego, "Te espero", op. 14 Nº 1 (poema de Davidova), una apasionada expresión de amor: "Ya zhdu tebia" para los que sepan ruso. "Sueños", op. 38 Nº 5, texto de Sologub, logra un ambiente muy expresivo y es la canción más tardia del programa, a un año del surgimiento del régimen comunista. "Estas noches de solsticio estival", op. 14 Nº 5, texto de Rathaus, a su vez lleva a otro aspecto de varias de las canciones, que es la evocación de la naturaleza. "Es tan bella como el mediodía", op. 14 Nº 9, texto de Minsky, parecería ser un halago de enamorado; en ese caso debería ser cantada por un hombre, aunque no quita que la música era atrayente y fue cantada con intensidad. Las 2 siguientes, op. 8 Nº 1, "El nenúfar", y op.18 Nº 2, "¡Niña, eres tan hermosa como una flor!", fueron versiones en ruso de textos de Heine, y me resultaron dos canciones muy finas; la primera, muy breve, feliz contemplación de lo bello; pero la segunda es masculina, la grabaron Leiferkus y Hvorostovsky; y no entiendo por qué la traducción en Söderström es otra: "Como pimpollo refrescado por el rocío que lleva a la alegría". Por último, "Tanto tiempo, amigo mío", op. 4 Nº 6, texto de Golenishchev-Kutuzov, un final feliz a este contacto con Rachmaninov.
No sé por qué motivo pero dos veces la cantante se acercó a la pianista para hablarle. Al terminar Rachmaninov, hicieron un gran saludo y salieron. Breve descanso y volvieron para el final: "Canción y cancioncilla de Bárbara" de "No sólo amor", ópera de Rodion Shchedrin, que nos llevó a un lenguaje áspero moderno. Data de 1961 revisada en 1971; texto de Katanyan según Antonov. Arkhipova grabó la Canción de Varvara (así es en ruso) con el autor al piano; y con orquesta dirigida por Kondrashin en una suite de la ópera con 6 fragmentos: el 5º se llama enigmáticamente Canción de Varvara y Chastushki; ¿será "Cancioncilla"? Mis lectores quizá recuerden que el año pasado escribí sobre la ópera "Espíritus muertos", texto sobre Gogol, y me resultó interesante aunque polémica. "No sólo amor" parece indicar que los protagonistas se aman pero eso no basta; la canción fue violenta y satírica, con otro lenguaje musical que el Mahagonny de Weill pero similar en ser a la vez cómica y amarga. Maximova se adaptó a música y texto bien distintos a todo lo anterior y la pianista atacó los acordes disonantes con fruición.
Extras: en un estilo tan parecido que creo fue también Shchedrin, una breve canción irónica y rápida. Y luego Maximova se sacó los zapatos y nos cantó "Près des remparts de Séville" ("Séguedille") de "Carmen", el personaje que la hizo famosa en los teatros del Norte. Lo hizo con gracia y dominio. (Es curioso, a Shchedrin se lo conoce aquí por el ballet sobre "Carmen"). Fue muy aplaudida y se despidió con probable alegría de este entusiasta aunque no amplio público.
Pablo Bardin