A partir de hoy cambio la manera de titular; las series de óperas en computadora se estaban haciendo monótonas como encabezamiento; ahora son óperas de una determinada sala y mencionando a los compositores. Hoy me refiero a dos comedias en el Met: "La Rondine" de Puccini y "Le Comte Ory" de Rossini.
"LA RONDINE" DE GIACOMO PUCCINI. MET. 16/4/20.
"La Rondine" se estrenó el 27 de marzo de 1917 en la Ópera de Monte Carlo (Teatro del Casino), en plena guerra, pero la actividad mortuoria estaba en las trincheras del Norte. Desde que la vi en el Colón en Agosto 1971 con Jeannette Pilou y Umberto Grilli (director, Miguel Ángel Veltri; régie, Filippo Crivelli) me cautivó y pronto compré la grabación con Anna Moffo y Daniele Barioni, director Molinari-Pradelli. La volví a ver en el Colón en 1982 (González y Pizzini, dir. Perusso) y 1990 (Colalillo, Walter MacNeil, dir. Perusso) y también en La Plata, creo que con López Esponda y Ranieri. El Colón, como pasaba entonces, la estrenó en el mismo año de su estreno, 1917. En efecto, Gino Marinuzzi la estrenó con Gilda Dalla Rizza y Tito Schipa y la presentó en el Colón el 24 de mayo con Dalla Rizza y Charles Hackett (y se alternaron como Prunier Giuseppe Nessi y Antonio Cortis). Comedia agridulce, libreto de Giuseppe Adami sobre un texto alemán de A.M. Willner y H. Reichert, narra el amor entre Magda de Civry, querida del rico Raimbaud, y Ruggero, un joven de familia aristocrática. La historia por supuesto se parece a "La Bohème" y "La Traviata", aunque sin drama, sólo melancolía en el Tercer Acto. Y la época es idéntica, hacia 1850; la ligazón con Monte Carlo, obvia, porque el Tercer Acto sucede en La Riviera, al lado mismo de la Côte d´Azur en la que ya eran zonas de veraneo aunque no en el mismo grado que en los siglos XX y XXI. No se aclara el exacto lugar, es una Villa (en el sentido italiano) con terraza y desde la cual se ve parte de la Côte d´Azur, lo cual la pone muy cerca de la frontera y a cierta altura. Y no está de más recordar que esa zona fue italiana en una época anterior, o que los Grimaldi de Monaco tienen raigambre italiana. Sin embargo, el apellido de Ruggero es Lastouc, bien francés, lo cual me hace pensar que quizá para Adami y Puccini la Riviera abarcaba la italiana y la francesa (Côte d´Azur); en francés el nombre del enamorado sería Roger.
Los primeros actos suceden en París; el inicial en un salón elegante de la casa de Magda y el segundo en la sala de baile del famoso Café Bullier (mencionado en "La Bohème"). La versión del Met es de 2009, cuando la relación amorosa de sus protagonistas, Angela Gheorghiu y Roberto Alagna, existía todavía (se recordará que ambos dieron juntos un recital en Buenos Aires en esos años, y no volvieron a presentarse aquí; él no volvió y ella tuvo una extraña pelea con la dirección del Colón y fue reemplazada en "Adriana Lecouvreur"). Estaban en su mejor época artística y cantaron esta ópera con frecuencia (no olvidar que Alagna es provenzal y su apellido es de raíz italiana). Por suerte la régie es de Nicolas Joël, que tiene un buen manejo de los personajes; por otra parte los protagonistas se besan como pocas veces se ve en una ópera, mostrando su sensualidad como si no tuvieran un público de más de tres mil personas. Una pareja que sabe ambientar en época y tiene buen gusto es clave para la calidad de la puesta: la escenografía de Ezio Frigerio y el vestuario de Franca Squarciapino. La música es inconfundiblemente pucciniana pero con un toque vienés que no se observa en otras obras suyas; más abajo está la explicación. La orquestación es magistral, en varios pasajes de una transparencia y liviandad particular. Por supuesto que no llega a ser comparable a la importancia de su gran trilogía ni de "Turandot", pero sería un error bajarla a la categoría de obra menor; tiene un encanto muy especial.
Como en "La Bohème", hay una segunda pareja de ribetes cómicos: Lisette, la mucama de Magda (que parece Despina), y la curiosa personalidad de Prunier, un poeta (como Rodolfo). Y hay un hombre adinerado, aunque no noble: Rambaldo Fernández (había españoles ricos en el París de esa época), un banquero. Rambaldo sería Raimbaud en francés y sería lógico que en la vida real lo llamaran así, pero ésta es una ópera. Lamento decir que se lo escucha disminuido a Samuel Ramey, aunque sigue siendo un notable actor.
Puccini le contó a Luigi Ricci, de gran carrera como director coral, que en efecto cuando estuvo en Viena lo tentaron mediante una oferta de dinero muy sustancial a componer una opereta; eran los empresarios del Karltheater. Un primer libreto no le atrajo; el segundo lo escribió Alfred Willner, que había dado a Lehár los libretos de "El Conde de Luxemburgo" y "Eva", y la idea central le gustó pero no su desarrollo; finalmente no compuso una opereta sino una ópera con libreto de Adami sobre Willner y Heinz Reichert, y en efecto hay cierto sabor de opereta en algunos momentos, sobre todo en la pareja cómica. Pero Puccini fue muy exigente con Adami, su habitual libretista, y tomó más de dos años para que el compositor quedara satisfecho. Los vieneses ahora eran enemigos y Ricordi no aceptó un trato con ellos; sí lo quiso su rival Sonzogno, que fue quien publicó la partitura. Curiosamente, Willner y Reichert tradujeron al alemán el libreto de Adami según contó el propio Puccini a León Daudet, del periódico L´Action Française, porque el contrato obligaba a Puccini que la primera función fuera en Viena… Puccini siempre consideró que la obra estaba muy lograda y merecía tanto éxito como sus otras óperas, pero se la olvidó mucho tiempo; incluso en Buenos Aires, pasaron nada menos que 54 años sin representarla. Hay un aspecto que me sorprende: es muy corta, no llega a una hora 40 minutos, y quizás esto sea un motivo para que se dé poco; podría combinarse con su primera ópera, "Le Villi", que dura una hora.
Primer Acto. Al abrirse el telón del cuarteto principal están tres amigos del banquero, Périchaud, Gobin y Crébillon, y tres amigas de Magda, Yvette, Blanca y Suzy. Hay un gran piano a la izquierda y lo está tocando Prunier pero para y dialoga con ellas. Las amigas escuchan y se ríen; él les niega el derecho a reírse de lo que dijo, ellas le niegan el derecho de hablar seriamente. Se acerca Magda y le dice el poeta: "Hay una moda en el mundo elegante: ¡el amor sentimental!". Lisette: "¡No le haga caso! Vivimos en un mundo apurado: ´¿Te gusto? Me gustás; y listo". Magda: "En mi casa lo anormal es la norma". Lisette: "¡Vuelvo a mi trabajo ya que no saben qué hacer con mi opìnión!", y sale. Prunier: "Abrazos furtivos, besos, ¡pero nada más!". Las amigas se burlan, a Magda le interesa. Prunier: "Es un germen sutil que revolotea en el aire. Te toma por sorpresa, ¡y el corazón no tiene defensa!". Siguen burlándose las amigas; dice Prunier: "Doretta es mi nueva heroína-fue atacada por la enfermedad y la hice inmortal en mi última canción". Magda: "¡Te ordeno que la cantes!". Les pide silencio a los amigos de Rambaldo que pregunta de qué se trata. Prunier: "¡El amor!". Rambaldo, en su primera intervención: "¡El tema me parece un poco desgastado!". Magda: "¡El amor es siempre nuevo!". Prunier: al piano: "¿Quién conoce el bello sueño de Doretta? ¡Nadie descubrió su misterio! Un día el Rey se le acercó: ´¡Si me crees y te entregas te haré rica!´. Ella: ´Me quedo como estoy, el oro no puede dar felicidad´. Me falta el final". Magda se pone al piano: la más famosa aria de la ópera: "Ch´il bel sogno di Doretta": "¿Cómo terminó su misterio? Un día un estudiante la besó y fue una revelación: ¡era pasión, amor loco, intoxicación! ¿Quién puede describir la sutil caricia de un beso tan ardiente?". Bella, muy bien vestida y con espléndido timbre, Gheorghiu demostró gran afinidad con el estilo pucciniano y dio una versión antológica. Las amigas habían dado un buen marco; Yvette (Monica Yunus, soprano), Bianca (Alyson Cambridge, soprano) y Suzy (Elizabeth DeShong). Lisette Oropesa cantó Lisette (¡); (me pregunto si ese nombre es el que asume como cantante pero no el real) y evidenció tener la voz y el aspecto de una "soubrette" como Despina. Prunier fue cantado por Marius Breciu, un tipo de tenor liviano que debe tener muy clara articulación y ser buen actor; me pareció muy adecuado (es interesante comparar a esta pareja con la excelente de mi grabación: Graziella Sciutti y Piero De Palma). Todos alaban el canto de Magda; Crébillon (David Crawford, bajo), Gobin (Tony Stevenson, tenor) y Périchaud (David Won, barítono). Magda: "¡Oh sueño de oro, poder amar así!". "Ahora no se burlen". Rambaldo: "¡Qué calidez!". Magda: "¿Incluso tú, el hombre práctico?". Rambaldo: "¡La corriente me llevó!". Prunier: "¡En el fondo de cualquier espíritu está un diablo romántico más fuerte que todos!". Rambaldo: "¡Mi diablo está dormido! Me armo con agua bendita y lo conquisto". Saca un collar de perlas y lo entrega a Magda. Magda: "No cambio mi opinión". Rambaldo: "¡No lo exijo!". Diálogo de Lisette y Rambaldo: ya van 7 veces que un muchacho pìde ver a Rambaldo. Éste le pide a Magda si puede recibir al hijo de un compañero de infancia, ella lo acepta. Prunier a Magda: "¿Cómo aguanta a Lisette? ¡Es un torbellino!". Magda: "Es una buena chica, algo insolente pero divertida -¡un rayo de sol en mi vida!". Prunier y amigos salen al jardín de invierno. Las amigas aseguran que Magda tiene mucha suerte de relacionarse con Rambaldo. Pero ella les dice que quisieran ser como las grisetas felices con su muchacho. "¡Esa tarde cuando me escapé de la casa de mi vieja tía! ¡Horas dulces y divinas entre estudiantes y costureras en el Bullier! Una voz lejana me dijo: ´Muchacha, el amor ha florecido! ¡Defiende tu corazón!´ Cuando nos sentamos agotados de tanto bailar tomamos dos bocks y asombrado miré al gran despilfarrador". Las amigas le piden cómo terminó. "Escribimos nuestros nombres en el mármol, ¡y luego huí!". Diálogo al que se une Prunier, que expresa: "La mujer que me conquiste debe ser elegante, perversa, refinada- digna de mí: Galatea, Berenice, Francesca, Salomé. Su destino está en las líneas de su mano. Si quieren probar, debe ser con misterio". Las amigas buscan una cortina que las aísle, la encuentran y la instalan; Magda muestra su mano, pero la acción pasa a otra zona del escenario. Dialogan brevemente Rambaldo y Ruggero, que le da una carta de su padre. Ya retorna el grupo con Prunier: a Magda: "¡El destino está llevándote! Quizá, como la golondrina" (rondine) "emigrará más allá del mar a una brillante tierra de sueños, hacia el sol, el amor, y quizá-". Magda: "¿Un mal presentimiento?". Prunier: "No, el Destino tiene rostro doble: ¿Una sonrisa o una angustia?". La acción pasa a Rambaldo-Ruggero brevísimamente: el muchacho le dice que es la primera vez que viene a París; Rambaldo se acerca a Prunier: éste le dice a Bianca: "Adelante: quien ofrezca más le gana a los otros aspirantes". Rambaldo a Prunier: "¿Cuál es el mejor lugar para un joven que quiera pasar la noche alegremente?". Prunier: "En la cama; esa primera noche es una leyenda vana". Pero interviene Lisette: "¡Mil veces no! Es falso". París está lleno de fascinaciones, es como ver el mar por primera vez". Las amigas dan sugerencias: "Le Bal Musard, Frascati, Cadet´s, Pré Catelan", pero Lisette decide: "¡Bullier!". "Elige el corazón que te convenga, ¡en Bullier el amor canta más ardientemente!". Salen Ruggero y Lisette y retornan del jardín de invierno Magda y Prunier. Todos se despiden de Magda. Vuelve Lisette, le recuerda que esa noche no trabaja y sale. Magda: "Quizá emigre como la golondrina"; había dejado el collar de perlas sobre el piano y no lo recoge; pero mira el papel donde se anotaron los salones de baile: "¡Bullier!". Se va a su tocador. Vuelve Lisette, muy arreglada, y se encuentra con Prunier, que la estaba esperando. Extraño dúo de amor: Él: "¡Te amo!". Ella: "¡Mientes!". Ël: "Un poeta como yo sólo debe amar mujeres ricas y las hay que me creen, ¡pero en cambio, soy tuyo!". Ella: "¿Te humilla amarme?". Él: "¡Me enorgullece!". Dos veces ella va y cambia su sombrero y capa por pedido de él (el sombrero es de Magda); cada vez que ella sale él les pide perdón a sus Nueve Musas pero como buen esteta no puede dejar de aconsejarla. Cuando ella vuelve se maquilla a gusto de Prunier. Se besan y se van. Aparece Magda vestida como griseta y con su pelo arreglado de tal manera que la cambia de aspecto. Dice mirando el espejo: "¿Quién podría reconocerme?", y sale, por supuesto rumbo a Bullier. Un acto rápido, de buen libreto, dura unos 35 minutos y sabiendo el espectador que tanto ella como Ruggero van a Bullier ya se palpita lo que va a ocurrir. Es de hacer notar que la casa seguramente le fue regalada por Rambaldo que vive en otro lugar. Y vale recordar que ella, a diferencia de Violetta, ya amó antes de ser mantenida. Marco Armiliato es un excelente director de ópera italiana muy contratado por el Met y volvió a demostrar su técnica y comprensión y la empatía de la orquesta con él. Ritmos, concertación, belleza tímbrica, expresividad natural, moldeado melódico: todo lo que Puccini necesita.
El Segundo Acto es el de grandes conjuntos de bailarines y cantantes y transcurre en el salón de baile de Bullier. Dura unos 27 minutos. El primer coro es breve y a propósito enredado: cantan todos juntos pero de modo entrecortado las floristas, dos muchachas, un cliente, un grupo de bebedores, un joven, algunos modistas, algunos estudiantes, algunos hombres a unas muchachas, algunas mujeres impacientes, clientes, algunos hombres que rodean a una cortesana y dos enamorados peleándose…¡Qué trabajo para Dpnald Palumbo, el gran director coral, decidiendo quién canta qué y coordinándolo! Pero así es la batahola de un lugar como Bullier. Esos mismos grupos luego intervienen ordenadamente. Aparecen las grisetas: Georgette (Anne Nonnemacher, soprano), Gabriella (Belinda Oswald, soprano) y Lolette (Alexandra Newland, mezzo). Buscan compañía y aperciben a Ruggero, solo en una mesa; lo rodean, tanto ellas como sus amigos: "Un solitario, tímido, ni nos mira; ¿cómo te llamas? "(sigue una retahíla de nombres). Ruggero irritado. "Es un príncipe de incógnito, niega nuestra cama", y se alejan. Entra Magda bajando la escalera y enseguida la rodean estudiantes: "Somos estudiantes, ricos en alegría, generosos en besos, cortos de dinero". Un estudiante: "¿Ya tiene una cita?". Magda asiente, le piden dónde, la acompañarán, pero ella sólo contesta "no sé" y justo ocurre que mira a Ruggero cuando éste la mira a ella; los estudiantes la acompañan, les dice "¡Enamorados, gozad en vuestra joven vida!", y se van. Magda explica: "Disculpe, ellos creen que usted estaba esperando; cuando los vea lejos me iré", pero Ruggero le pide que se quede: "Es tan bella y me parece diferente a todas las otras". "Se parece a las chicas de Montauban, lindas, simples y modestas. La invito a bailar". Bailan un liviano vals y cantan a dúo: "En la dulce caricia de la danza cierro mis ojos para soñar. Todo está lejos, ¡y el pasado se desvanece!"; y bailando llegan a la escalera y pasan al jardín. Con similar alegría canta y baila el coro en dos deliciosos minutos: "Cuando el mismo pecho tiene el mismo corazón, cuando besos locos y vibrantes son la vida de los enamorados, ¡dame vida en tu beso, y vive para besar!". Ya muy exaltados, Magda y Ruggero exclaman: "¡Dulzura, intoxicación, encanto, para siempre!". Y a su vez las grisetas y otros exaltan el perfume, la languidez de la primavera: tanto las flores como el amor florecen. Es entonces cuando llegan Lisette y Prunier dialogando a su manera: Prunier le pide gracia, reserva, dignidad, Lisette lo ama y admira, pero "yo bailo, me río, saludo"; él retruca: "un hombre enamorado no se fija en obstáculos: ¡sabré rehacerte!". Y se unen a la danza de la gente. Ya en su mesa, Magda y Ruggero sostienen un largo diálogo. Ella rememora fantaseando su anterior encuentro de amor pero crípticamente. Cuando brindando le expresa: "¡A tus amores!", él replica "¡Si yo amara sería con una sola muchacha y para toda la vida!". Le pide su nombre, ella escribe "Paulette" en el mármol, él "Ruggero". Pero él quiere saber más y ella responde: "¿Para qué conocer mi misterio?". Él: "¡Siento que eres la criatura esperada por mi corazón!". Cantan brevemente a dúo y se besan; así los encuentra Rabonnier, un pintor (Jason Hendrix, bajo) y algunos jóvenes y tres chicas: "¡Dos corazones están fusionándose!", canta el pintor, y todos: "¡No los molestemos!", y se van. Lisette y Prunier se acercan y ella la reconoce, pero Magda le hace una seña a Prunier que comprende y le dice a Lisette que está confundida. Prunier saluda a Roggero y le presenta a "Paulette"; Lisette dice a Magda que es bella pero no está elegante, ella sí porque pidió prestado todo lo que "·Paulette" considera elegante; "Paulette": "No lo cuente, ¡es imprudente!". Prunier se ríe, Lisette se ofende; "Paulette" irónicamente le pregunta a Prunier si Lisette puede ser Bérénice o Salomé, y remata el diálogo afirmando que puede imitar lo que quiera. Ruggero expresa: "Ya que la suerte nos unió, ¡alabemos al amor!". Y así empieza el magnífico conjunto de irresistible melodía que es siempre lo más festejado por el público, con justa razón. Ruggero: "¡Bebo a tu fresca sonrisa, a tu profunda mirada, a tu boca que pronunció mi nombre!". Magda: "¡Conquistaste mi corazón!". Ruggero: "Te dí mi corazón; ¡guarda mi regalo celosamente para que viva siempre en ti!". Y desde allí se convierte en el concertante con su habitual inconveniente: que no se distinguen claramente todas las palabras pero la música domina; y eso es lo lindo de un disco con libreto: leo lo que no discierno. Pero Magda y Ruggero estaban uno al lado del otro, así Ruggero le contestaba, y lo mismo entre Lisette y Prunier. Magda: "¡Mi sueño se vuelve realidad! Si puedo esperar que mi refugio será tu amor, no le pediré más a la vida". Él: "Este momento no morirá; ¡esta hora debe marcar el futuro de nuestro amor!". Lisette: "Dime las dulces palabras que tu divina musa teje; mis virtudes son pocas, te las doy, ¡seré feliz para siempre!". Prunier: "Cada beso tuyo es una estrofa; eres la primera que le habló a mi corazón; ¡junto tus virtudes y seré un mejor poeta al lado tuyo!". Y se les une la muchedumbre gradualmente: "¡Es amor que no razona! ¡Flores y frondas para los que aman! ¡Tejamos los cuatro amores con flores!". Les echan flores, le ponen una corona al poeta y se van yendo. Tras esos minutos de expansión, la catástrofe: aparece Rambaldo y ve a Magda y Roggero mientras baja la escalera. Magda a Prunier: "¡Llévate a Ruggero!". Y a Ruggero le pide que se lleve a Lisette. Los dos se van al jardín rápidamente. Prunier a Magda: "Se acerca Rambaldo; me quedo, ¡tú te vas!". Pero Magda se queda: "¡quien ama no piensa!". Prunier trata de parar a Rambaldo pero éste llega hasta Magda: "¿Qué significa esto?". Magda: "Nada tengo que agregar". Rambaldo: "Una escapada, nada serio". Magda: "Me quedo; ¡le amo!". "¿Sabes lo que es encontrar el amor? ¡Déjame seguir mi destino! ¡(Lo nuestro) se terminó!. Perdona, Rambaldo, si te causo un dolor, ¡pero mi amor es más fuerte!". Rambaldo: "¡Ojalá no te arrepientas!", le hace una reverencia y se va. Él es un caballero sin maldad. Durante ese diálogo las últimas parejas y los flirteos finales van vaciando el Bullier. Va amaneciendo y se escucha a una muchacha (recurso muy pucciniano, hace cosas parecidas en muchas óperas suyas): "Te apareciste caminando y llevando rosas. ¿Me dirás quién eres? ¡Soy la aurora que nace para disipar los encantos de una noche iluminada por la luna! ¡No te fíes del amor!" (la cantó bien Ashley Emerson). Vuelve Ruggero; Magda le dice: "¡Tengo miedo, estoy demasiado feliz! ¡Es mi sueño! Pero tiemblo y lloro". Y a dúo y del bracete, saliendo: "¡Mi vida, mi amor!".
Demasiado romántico todo el acto, pero tan generoso y bello. En este caso se lo pudo apreciar a Alagna plenamente, en su mejor voz y calidez mediterránea, y su amor rumano comunicando su esperanzada Magda con belleza musical y convicción indudable. Oropesa, muy bien en su personaje, con voz segura, en camino a la Manon que la hizo famosa; y Breciu, también rumano, un Prunier de categoría, actuando y cantando de modo desenvuelto; es un artista nuevo para mí. Cantó el rol en múltiples lugares: entre 2005 y 2019, Toulouse (justamente con Armiliato y Joël), el Met en 2010, Tel Aviv, Liège, Genova, Madrid. Otro rol favorito es Lensky (Bucarest, Viena, Zürich, Munich, Cardiff, Berlin). Y Alfredo: Sofia, Montpellier, Berlín, Bruselas. Muy buena la puesta y Armiliato confirmando su hábil control (es un acto difícil como el del Café Momus en "La Bohème"). Escenografía respetuosa del libreto y de grata visión; vestuario de época.
El Tercer Acto nos lleva a la Riviera; terraza en una Villa; bello día de primavera. Magda y Ruggero toman el té. No se aclara cuánto tiempo hace que están allí. Es el acto más largo (32 minutos) y tiene varios contrastes emocionales, empezando por el amor pleno. Largo diálogo. Hace pensar en el segundo acto de "La Traviata". Ella: "·¡El aire bebe el perfume de las flores! Conozco el arte mágico de hacer una poción que elimine todo cansancio" (refiriéndose al té). Él: "¡Todo lo tuyo me gusta, amor mío!". Dialogan y luego se abrazan con entusiasmo. Pero aparecen los problemas: Ruggero (como Alfredo) no tiene dinero, y no puede pagar los gastos en la villa; él escribió pidiendo el consentimiento de la familia a su matrimonio; ella se queda desconcertada. Ruggero canta un aria sincera: "Dimmi che vuoi seguirmi alla mia casa" ("Dime que quieres ir conmigo a mi casa"); "tendremos la sana protección de mi madre; y quizá alguna mañana la manito de un bebé se extenderá hacia nosotros". Él sale, ella se queda llorando. Monologa: "¿Qué debo hacer, seguir en silencio o confesar? ¡Con un solo gesto hacer colapsar nuestro amor! ¡No debo hablar!". Pero enseguida duda. Y ahora ocurre algo imprevisto por ella, mientras Magda entra a la villa: llegan Prunier y Lisette, ella muy nerviosa: "¡Me arruinaste!". Él: "Quise exaltar mi conquista convirtiéndola en cantante". Ella: "¡Qué desastre, todavía creo escuchar los silbidos de la gente!". Continúa agitada y hasta aterrorizada, Prunier no logra calmarla. Aparece el mayordomo, Prunier le pide que avise a la señora que la esperan dos amigos. Ella: "¡Necesito calma, no interfieras! ¡Te desprecio!" (parece Musetta en el tercer acto). Entra Magda y los saluda; Prunier le larga una andanada: "¡Ésta no es su vida, con la visión de una casa honesta que cierre vuestro amor en una tumba!". Magda: "No sabe cuánto mal me hace lo que dijo". Prunier: "El teatro de Niza decidió que Lisette no tiene el talento para la gloria artística; será mucama si usted lo acepta". Magda: "Claro que sí". Prunier vuelve a la carga: "Me encargó abogar por su retorno alguien que conoce las dificultades que está sufriendo y quiere salvarla". Luego, hace como que quiere cortar relaciones con Lisette; ella sigue el juego, pero volverán a verse a las 10 de la noche; él se va, Lisette se queda. Sale brevemente y vuelve con un delantal puesto, saluda, se va. Y ahora viene la escena de la tristeza. Ruggero trae la carta de la madre; Magda la lee: "Hijo, me cuentas que una dulce criatura ha llegado a tu corazón. Que sea bendecida si la manda el Señor. Pienso, con ojos húmedos por el llanto, que será la madre de tus hijos. Es la maternidad la que hace santo al amor. Si sabes que ella es buena, pura, que tiene todas las virtudes, ¡cásate con ella! ¡Dale un beso mío!". Y aquí es donde todo cambia: "¡No puedo recibirlo! ¡No debo engañarte! No puedo olvidar mi pasado, ¡no puedo entrar a tu casa! ¡Llegué contaminada a ti!". Él: "¿Qué me importa?". Ella: "¡Triunfando, lo hice entre la vergüenza y el oro! ¡Puedo ser tu amante pero no casarme!". Él: "¿No sabes que me destruyes?". Ella: "Debo abandonarte porque te amo. ¡No quiero arruinarte!". Él: "¡No me dejes solo!". Ella: "Mi alma que sólo tú conoces siempre estará contigo; que sea mío el dolor". Él se queda doblado por la angustia, ella lo mira con ternura y sale. Un toque interesante de la puesta: se lo vislumbra a Rambaldo. Un punto que me intriga: la carta en Paris parecía provenir del padre, pero en el último acto sólo se menciona a la madre. Admirable interpretación de ambos amantes vivida en cada instante por la pareja Gheorghiu-Alagna, y es sólo así que "La Rondine" debe llegar al espectador; son los valores de la sociedad de esa época y hay que respetarlos si se hace la obra.
"LE COMTE ORY" DE GIOACHINO ROSSINI. MET, 17/4/20
Esta vez el Colón le ganó al Met: hubo un buen estreno en Agosto 1983 con Vittorio Terranova, Marc Vento, Michèle Lagrange, Jean-Charles Gebelin, Anita Terzian y Marilú Anselmi; dirección, Jacques Pernoo; Régie: Renato Cesari. Además, no hace tanto Juventus Lyrica la repuso con razonable calidad. La semi-ópera anterior, "Il viaggio a Reims", fue dada por el Teatro Argentino durante la gestión de Lombardero y le ganaron al Met y al Colón. Enhorabuena. (No cuento las adaptaciones en francés de óperas anteriores: "Le siège de Corinthe", revisión de "Maometto II", y "Moïse et Pharaon", revisión de "Mosè", en ambos casos mejorando los originales italianos; no tengo presente si se dieron en el siglo XIX en nuestra ciudad, pero estoy casi seguro de que no en el XX: ambas merecen conocerse). "Il viaggio a Reims" no tiene argumento, es sólo una serie de arias de gente que hace escala rumbo a Reims, pero tiene mucha buena música y como las condiciones fueron especiales -la compuso para las festividades de la coronación de Charles X y no iba a repetirse- y es realmente una cantata escénica muy extensa, no tuvo reparo en utilizar materiales de ella en "Le Comte Ory", que es de 1828 (la cantata, de 1825). Tengo muy buenas grabaciones de la cantata (Abbado dirigiendo un gran elenco) y de "Le Comte Ory" (Sumi Jo, John Aler, Diana Montague; Gardiner al frente de la Orquesta y el Coro de la Ópera de Lyon), de modo que las disfruté mucho. Rossini la estrenó el 3 de agosto 1829 en la Ópera de París. Al año siguiente se despidió como compositor operístico con una obra diametralmente opuesta: el extenso drama histórico "Guillaume Tell".
Eugène Scribe fue un prolífico fabricante de libretos operísticos y de vaudevilles; escribió uno de estos últimos en 1816 con Charles Gaspard Delestre-Poirson, "Le Comte Ory", basado sobre una vieja balada picarda medieval y una canción con el mismo nombre, que se escuchará citada por Rossini en la introducción a la ópera; los dos colaboradores ampliaron y adaptaron el texto para que le sirva como libreto a Rossini. El libreto es divertido aunque hay aspectos poco verosímiles. No es larga (alrededor de dos horas 20 minutos en dos actos de similar duración). Philip Gossett define a Rossini en dos frases que vale la pena traducir: "¿En qué otra ópera la confusión de identidad y el resultante vortex erótico llega tan lejos como presentar a un tenor disfrazado de mujer que cree hacerle el amor a una soprano cuando realmente lo está haciendo a una contralto" (más bien mezzo) "en el rol de un hombre que toma el lugar de una soprano? ¿En qué otra ópera se deriva una proporción tan grande de música, esencialmente sin cambios, de una obra cuya sustancia es enteramente diferente, pareciendo perfectamente adecuada a ambas creaciones?". No es una "opéra-comique", con texto hablado, sino una ópera de muy desarrollados episodios coordinados mediante recitativo acompañado (no "secco"). Y la orquestación es mucho más rica que la habitual en óperas bufas. Es notablemente francesa en su gracia, encanto e ingenio. A su vez el texto suaviza la balada que podría haber escrito Rabelais, ya que Ory y sus compinches originalmente entran no a un palacio sino a un convento de monjas que nueve meses después están de parto…Y también hacen que los cruzados lleguen a tiempo para evitar que el erotismo insinuado pase a mayores. El vaudeville en un acto da lo que sucede en el Segundo acto de la ópera, pero Ragonde cuenta brevemente lo que será desarrollado en el Primer acto. El carácter episódico resultante hizo que los libretistas no quisieron aparecer inicialmente en el libreto impreso; luego los convencieron.
El Met decidió estrenar esta ópera porque logró combinar a tres estrellas: Juan Diego Flórez (Comte Ory), Diana Damrau (La Comtesse Adèle) y Joyce Di Donato (Isolier, paje). Los otros personajes que cuentan son Dame Ragonde (Susanne Resmark, mezzo), Le Gouverneur (El Tutor; Michele Pertusi, barítono) y Raimbaud (Stéphane Degout, barítono). Director de orquesta: Maurizio Benini; del coro, Donald Palumbo. Régie: Bartlett Sher; escenografía: Michael Yeargan; vestuario: Catherine Zuber. Director del video: Gary Halvorson. Marzo 2011.
Acto Primero. A diferencia de la gran mayoría de las óperas rossinianas, no hay una Obertura sino una Introducción de 3 minutos que cita la vieja canción entre otros materiales. Al abrirse el telón estamos en una amplia plaza y Raimbaud (en realidad amigo del conde que comparte sus aventuras) está cubierto con una manta que cubre su traje de caballero y le avisa al pueblo que pronto llegará el sabio ermitaño y por la respuesta de un pueblo fácil de engañar se nota que o lo conocen a les ha llegado noticia de su actividad. El Coro responde que respeta su sabiduría porque les trae riqueza, conocimiento y (es un coro femenino) maridos. Raimbaud se pone petulante: "Debéis temer mi poder: tengo el honor de estar a su servicio", pero se ríen de él; él se enoja, le dicen Sire Robert, cálmese (¿cómo conocen su nombre?; parecería que ya vino otras veces). "Colocad bajo la sombra del árbol leche y frutas", y los insta, "rápido". El Coro y una muchacha Alice (Monica Yunus, soprano): "Paciencia, Sire Robert". Él: "pongan botellas de vino viejo porque es un regalo de los cielos". Y entonces entra Ragonde, la dama de compañía de la Condesa, y les dice: "La Condesa está triste, no corresponde este regocijo de sus vasallos. Ella quiere visitar al ermitaño para que la libre del mal que la agita". "Yo también quisiera verlo si puede curar un corazón demasiado tierno". Coro: "Todos aquí lo honran, nada es más grande que su poder"; confirman que hubo varias visitas. Y entonces aparece el Ermiitaño (Ory) con capucha y enorme barba y canta un aria: "¡Que prósperos destinos reciban vuestras plegarias! ¡Venid a mí, bellezas, es tan dulce satisfacerlas!" (frase francamente erótica). Doy maridos a las chicas jóvenes". Flórez lo cantó de modo muy untuoso. Coro: "Es el benefactor del pueblo". Desfilan varios y él a todos les contesta "está bien". Un paisano quiere que su mujer sea siempre tranquila; Alice quiere casarse con Julien; Ragonde pide que su marido vuelva cuanto antes. En un aparte del ermitaño queda claro lo que quiere: que las jovencitas vayan a su casita esa noche. Ragonde le expresa: las mujeres y las hermanas de los cruzados se reúnen en el castillo de Formoutiers, donde reside la Condesa Adèle. Entran dos personajes que van a cambiar las cosas: el Tutor o Preceptor de Ory y el paje Isolier, que reflexiona: "¡Allí está el castillo de mi bella prima! Pero ella se encierra". El tutor: "Mi Príncipe me ordena encontrar a su hijo, el Conde Ory, ese demonio, mi discípulo y mi patrón, que desapareció de la corte". Aria del Tutor, que en buena parte proviene de "Il viaggio a Reims: "Veiller sans cesse" ("Velar en todo momento, siempre temer por Su Alteza o mi propia vida, ¡qué honor ser su tutor! En la guerra como en la caza seguir sus pasos, ¡aunque me lleve a la muerte! Y si se enamora de una bella debo seguirlo y sermonearlo sobre el peligro de sus pasiones". Conocía a Pertusi en óperas dramáticas italianas, en las que le aprecié muy buenos trabajos; su Tutor me informa que tiene buen francés y da carácter a ese repertorio. Se informa el Tutor sobre el Ermitaño y el Coro le dice que viene al pueblo desde hace 8 días…tantos como transcurrieron, se dice el Tutor, desde que desapareció Ory. Cabaletta: "Cette aventure": Esta aventura es muy singular; ¿si fuese este ermitaño el Conde Ory? Sí, esta estratagema es suya". Sin contárselo a Isolier, le dice que irá a buscar su escolta y sale. Isolier monologa: "¡Volveré a ver la belleza que quiero tanto! Consultaré al ermitaño". Lo hace y Ory lo llama Isolier; "lo sé por mi ciencia". Ella le da una bolsa de dinero. "Amo a la Condesa del Castillo; nadie puede entrar hasta que vuelva el hermano de la Cruzada pero se me ocurrió una manera: vestirme como Peregrina con capucha y manto"; Ory: "(la idea me sirve"); Isolier: "Cuando la Condesa lo consulte dígale que puede curarse amándome"; Ory: "Sí" ("pero no se lo diré"). Muy bien jugado y cantado por ambos artistas. Acompañada por una Marcha lenta entra la Condesa con su comitiva; ve a Isolier, se sorprende; dice el paje: "quiero consultar al ermitaño". Aria de la Condesa secundada por el Coro de su comitiva y con intervenciones del "Ermitaño": triste y en menor en los minutos iniciales, en mayor hacia el final, según el texto. Texto amargo empezando: "En proie a la tristesse" ("Poseída por la tristeza"), "sin gozar de lo alocado, en plena juventud, sufrir, gemir, ésa es mi suerte. ¡Sólo esperar la muerte, qué sufrimiento! Suavice mi dolor, devuélvame la felicidad". Segunda parte: breve intervención de isolier: "Padre, ¡apóyeme!". Ory a Adèle: "La fuente del mal que la devora es vuestro corazón: amad para renacer". Ella: "Debí jurar eterna viudez; no puedo traicionar, ¡es mejor morir!" (aparentemente es lo que su marido le obligó a jurar cuando fue a la Cruzada). Ory: "El Cielo la absuelve; vuestros días se reanimarán gracias a la llama del amor". Condesa: "¡Providencia, bendigo tu clemencia!". Tercera parte, alegre y rápida: "Isolier, con tu presencia me renace una dulce emoción; ¡sólo quiero amarte a ti!". El Coro la festeja y ella agradece al ermitaño. Luego un diálogo de ella con el "ermitaño" cambia las cosas: él le dice: "Desconfíe de Isolier, es el fiel paje del terrible Conde Ory. Entremos al castillo". Ella: "¡Oh, mi salvador, entremos!". Pero…volvió el Tutor, esta vez con los compañeros de Ory, y reconoce a Raimbaud; éste trata de callarlo, no lo logra; el Tutor exclama: "¡Es él!", y le saca la barba al "Ermitaño". Los compañeros, asombrados, y las mujeres, horrorizadas, exclaman: "¡El Conde Ory!". Ory: "¡Sí, soy yo!". Aclaremos que tanto el aria de la Condesa como este Finale proceden de "Il viaggio a Reims". Primero, un gran Concertante con reacciones disímiles: Las mujeres: "¡Oh terror, qué indigna estratagema!"; El Tutor: "¡Qué bueno, se descubrió su estratagema!"; Ory y Raimbaud: "¡No hay más esperanza!"; Adèle, Isolier, Ragonde, Alice: "¡Cuánto miedo en mi corazón!". Sin embargo, tras unos segundos Ragonde trae una carta que Adèle lee (hablado): "Hermana querida, terminó la cruzada, volvemos a nuestra patria. Hemos purgado Tierra Santa con la sangre del Sarraceno. Llegaremos dentro de dos días". Todos comentan la novedad; irónicamente Ragonde le espeta a Ory: "Vendrá, Señor Conde, a participar de nuestra alegría". Pequeño Concertante: Las Mujeres: "Mientras mi corazón todavía tiembla por sus horribles proyectos, el hombre que adoro me devolverá la paz" (¿son realmente tan inocentes?); Ory y sus compañeros: "Nos queda un día, que nos sea útil". Ory les dice ahora: "Retirémonos y busquemos cómo conquistar de noche"; aunque Isolier medita: "Sabré parar sus golpes". Adèle: "Ya nada hay que me alarme", y enseguida un nuevo concertante con distintas reacciones: Adèle: "La esperanza me hace palpitar de alegría"; Ragonde: "Mi corazón bate de amor y felicidad"; Raimbaud: "Meditemos en silencio nuestra venganza, desafiemos al Señor Castellano"; y El Tutor: "Con prudencia hay que evitar la venganza del Señor Castellano". Frase de todos. "Vamos, entremos" (implícito: a nuestras casas o al castillo). Breve coro final: Adèle, Ragonde, Isolier y el Coro festejan la gloria de los valerosos mientras Raimbaud, Ory, el Tutor y los Compañeros aseguran que también hay gloria en sus conquistas galantes. En este Acto se pudo apreciar el estilo y la concertación del Maestro Benini, habitual colaborador del Met en repertorio italiano (aunque en este caso, la obra tenga libreto en francés): es un artista muy ortodoxo y seguro y por supuesto cuenta con la excelencia de la Orquesta y del Coro dirigido por Donald Palumbo). El decorado es un amplio patio cerca del castillo, los trajes de época están bien resueltos y la marcación de actores resulta adecuada, partiendo de la base de que se trata de un pueblo fácil de engañar y que hasta la nobleza es crédula; es un mundo feudal. Diana Damrau, de buena presencia, domina la técnica del bel canto y así como resuelve fácilmente el canto florido sabe colorear su timbre según la emoción que debe reflejar. Degout se reveló buen actor y cantante como Raimbaud, el aventurero compinche del Conde. Dame Ragonde, madura pero abierta a la sensualidad, estuvo interpretada con naturalidad y grata voz por Susanne Resmark, nueva para mí. Alice fue interpretada con fresca juventud por Monica Yunus.
El Segundo Acto transcurre dentro del Castillo. Gran Sala de muros elevados sin ventanas; en el fondo un pasillo alto; funcional, sin belleza. Tras breve Introducción orquestal, Adèle y Ragonde cantan a dúo simultáneo, acompañadas por Damas de Honor, "En esta mansión calma y tranquila pasamos días inocentes y desafiamos en este asilo las aventuras de los malvados". Luego Adèle se refiere a ese enemigo de la virtud que es el Conde Ory; estas paredes nos protegen. Pero se escucha el fragor de los truenos y de inmediato esa misma Adèle se aterroriza: "Lluvia y granizo quiebran los vitrales de este noble castillo; apacigua tu enojo, Gran Dios", exclaman tanto ella como las Damas, Ragonde en cambio agradece al Cielo porque están protegidas. Qué contradictorio; y uno se hace preguntas sobre Adèle: ¿se siente culpable porque le gusta el paje isolier? ¿Las Damas engañan a sus esposos? ¿Cómo es ese marido que la obligó a encerrarse y ser siempre viuda si él muriese? ¿Por qué no nos dan ni siquiera su nombre? ¿Cuántos años de edad los separan? ¿Es bueno para ella que él retorne? Y nada de esto queda aclarado al final. Además, ¿tan débiles son los vitrales? Porque tormentas hay muchas. Aunque ésta es falsa: un ruido similar preparado por Ory y sus compinches. Adèle se compadece de las Peregrinas que puedan estar a la intemperie…y segundos después esas presuntas Peregrinas están llamando a la puerta, muertas de frío (dicen) y huyendo del Conde Ory y sus compañeros. Ni se les cruza a las Damas que pueda ser una estratagema. Además, ¿tan mal hecho está el castillo que desde alguna torrecilla no logre comprobarse si realmente hay tormenta? Ragonde llega a la puerta de entrada y al retorno le cuenta que esas Peregrinas están huyendo de Ory y sus compañeros y sin autorización de Adèle ya las dejó pasar al locutorio, pero la Condesa aprueba: "esta mansión jamás dejó sin asilo a nadie" (presumiblemente las admite porque cree que son mujeres, no hay asilo para los hombres según especificó el Cruzado; sin embargo ella estaba dispuesta a que el Ermitaño entrara…). Y llegamos al inadmisible error del libreto: es totalmente inverosímil que un coro de voces masculinas -y el mismo Ory- sea confundido como de mujeres; por cierto la puesta de Sher empeora el asunto ya que ni siquiera los compañeros esconden sus bigotes y barbas; sólo con la cabeza gacha y capucha pueden disimularlo. Vamos a lo que dice Ragonde ante las preguntas de Adèle: "Son catorce, de aire modesto, unos 40 años, sus rostros horribles" (lo atribuye al frío y el terror). "Una de ellas pide verla para darle las gracias por su hospitalidad; pero allí viene" (o sea que no esperó la autorización). Sigue el Dúo de Ory y Adèle (sin la presencia de Ragonde) derivado del de Corinna y Belfiore en "Il viaggio a Reims". Ory Peregrina es apasionado de entrada (no disimula ni tantea, lo que ocasiona reacciones de ella): "¡Cuánto respeto por sus virtudes me inflama! ¡Permitidme expresar el fervor de mi alma!". Condesa: "¿Fervor?". Él: "Vuestra prudencia y benevolencia nos salvó el honor". Ella: "Me alegro y me enorgullece haber evitado el ataque de un aventurero y conservado la virtud de las mujeres" y él reacciona: "¿Virtud?" (es como si pensara que quienes lo consultaron como "ermitaño" no eran virtuosas y que los talentos sensuales del ermitaño fueron compartidos). "Nada puede borrar de mi corazón tanta gracia y le beso la mano con gratitud" (pero lo hace como amante…). Adèle: "¿Qué hace?". Él: "¿Cómo, encuentra excesivo mi reconocimiento? Cuando pienso de qué nos salvó todavía tiemblo de miedo". Ella: "¿De dónde viene tanta ternura? Aquí podéis desafiar al Conde Ory". Ory para su coleto: "(Debo controlarme; sentí realmente una dulce ternura" -o sea que se siente enamorado; parece el Duque de Mantua). Ory: "¿Qué haríais si Ory se arrodillara ante usted?". Ella: "Lo recibirían la vergüenza y el desprecio". Ahora cada uno canta por su lado: Ella: "Yo prefiero el amante sincero que sabe esconder su tierno ardor; el temerario en vano espera vencerme"; Él: "(Belleza tan orgullosa, espero tocar tu corazón; ya cederás)". Se acercan "las Peregrinas", ella les dará leche y frutas, y se va a dar instrucciones. En la siguiente escena vemos a los Compañeros actuando como son, compinches de placer, y observamos que el Tutor también participa; no está en contra de Ory pero debe evitar que el Duque se entere. Se bajan la capucha y en jubiloso y rápido Coro exclaman: "¡Ah, qué buena locura! El placer nos convoca a este alegre festín!" (pero no es tal: sólo leche y frutas…). Dialogan Ory y el Tutor; Ory le dice: "Supe elegir a mis compañeros para el placer, mi Tutor para la prudencia". El Tutor lamenta que falte vino, y entonces aparece Raimbaud con botellas. Canta una extensa y vertiginosa aria derivada de la estupenda de Don Profondo en "Il viaggio a Reims". Degout la cantó con total dominio del rapidísimo texto y mucha gracia. Los Compañeros lo comentan. "Estaba dormido en algún lugar del castillo; me desperté y decidí recorrerlo. Primero encontré una habitación, la del trabajo: una bella arpa, una tapicería, encontré un libro" (manuscrito) "y también, creo, un cuento sobre Tyran-le-Blanc" (alguno de los relatos sobre héroes guerreros, que abundaban). Luego fui a un oratorio y al refectorio, que no parece contener un festín. Y en la caminata entreví la apertura de un horrible subterráneo: quizás contenga cautiva a una damisela inocente. Bajé y me encontré con una enorme bodega: un formidable arsenal para tener el coraje necesario para atacar al Sarraceno. Cerca de los vinos de Turena veo los de Aquitania; allí los de Alemania; allá, los de España; y también tiembla el Champagne. Ataco 20 países a la vez, pero oigo que alguien me sigue y corro, aunque me gritan que no me escape; no hago caso y aquí estoy con los frutos de mi conquista". Se colije que hay considerable personal en el castillo, todo femenino: presas para los Compañeros. Coro: "¡Bebamos este jugo divino hasta la mañana! Celebremos por turno el vino y el amor". Ory: "¡Viene la portera! Empiecen a rezar". Coro (mientras mira la portera y tras ocultar las botellas): "Oh Dios tutelar, ven a salvar la inocencia y que Tu poder recompense la hospitalidad". En cuanto sale vuelven a cantar sobre el vino, pero alguien viene y nuevamente se interrumpen; esta vez es la Condesa. Para sí ("¡Qué dulce recogimiento, cómo las admiro!"). A "ellas": "Ha llegado el momento del reposo; Damas, descansad en vuestros departamentos". Se van "todas". Suena la campanilla, llega Isolier. Adèle: "¿Quién es el audaz que llega a un lugar prohibido para los hombres?". Isolier: "Soy yo, bella prima, y no merezco ese enojo orgulloso. El Duque les transmite que esta misma noche llegan sus maridos y vuestro hermano" (¡no menciona al Conde Formoutiers!; parece confirmar que murió). "Vuelven de Palestina y secretamente quieren sorprenderlas esta noche; pero el Duque cree que un marido prudente previene a su mujer" (o sea, pueden tener un amante; equivale a que no creen en la fidelidad de sus mujeres). Ragonde: "Avisaré a nuestras huéspedes"; e Isolier denuncia a las Peregrinas y al Conde Ory… Todas se asustan; Isolier expresa: "Dentro de sólo una hora estarán aquí vuestros maridos; debemos ganar tiempo". Adèle: "Pero el más terrible es el Conde Ory y oigo que viene": Isolier: "la defenderé con mi vida". Se retira Ragonde e isolier deja el ambiente en penumbra; están en la habitación de la Condesa (no es muy convincente el cambio de una sala a la habitación en la régie de Sher). El Trío es una obra maestra, sin duda lo mejor de la ópera. Al principio sólo Ory, luego un breve trio, él e isolier, y después la Condesa completa el trío. Ory se confiesa enamorado y cree que podrá sin despertarla tener relaciones con la Condesa. Cantan brevemente en trío: Ory: "La noche y el silencio aseguran mi felicidad"; Isolier (se ha puesto un velo femenino): "La noche y el silencio redoblan su error"; Adèle: "La noche y el silencio redoblan mi terror". Isolier oculta a Adèle y pide que ella lo llame (lo cual destruye el deseo de Ory de encontrarla dormida). Adèle: "¿Quién viene?". En un alarde de caradurismo, canta Ory: "Soy la hermana Colette; estoy asustada, déjeme estar cerca suyo" y se acerca a isolier, creyendo que es la Condesa: "¡Oh momentos de delicia! No se tiene miedo estando juntas". Pone la mano de Isolier sobre su corazón; la Condesa le dice: "Hermana Colette, ya puede retornar a su habitación". Ory se saca la máscara: "¡Conozca el fuego que me devora! Es un amante que le implora". Adèle: "¡Traición!". Ory: pasa su mano sobre el pecho de Isolier; Adèle: "¡Cómo me presiona! Déjeme". Ory, abrazando a isolier: "¿Acaso no puedo amarla?". Y sucede el anuncio de la llegada de los cruzados: Adèle: "Escucho el ruido de armas, acaba de sonar el clarín". Los tres cantan juntos, ellas contentas, él lamentando dejar sus placeres. A su vez Isolier se saca el velo y le dice: "Es hora de irse, Señor". Ory reconoce a su paje. "Aquel que la Hermana Colette abrazaba". Él: "¡Teme mi cólera!". Isolier: "¡Temed la de vuestro padre, él está por llegar!". Adèle: "Vosotros que ´guerreaban´ con mujeres, ahora son nuestros prisioneros!" (jamás se sabe si los compañeros tuvieron aventuras nocturnas con las damas de compañía o el personal de servicio). Ory: "Pido merced para mis caballeros; ¿cuál es el rescate?". Adèle: "Vuestra partida; evitad la ira de nuestros maridos" (extraño: ¿también el de ella?). Isolier: "Usando un pasaje secreto guiaré vuestros pasos y cerraré la puerta del pasaje". Ory: "´Él es quien nos engañó a todos", y es así. Escena admirablemente jugada y cantada por los tres, pero especialmente por Di Donato, magnífica en la actuación y el canto, ágil y audaz. Y aquí sí buen trabajo de Sher y del iluminador. Breve Finale: Adèle celebra la legada de los cruzados, Ory admite que la victoria es de ellos, todos para terminar cantan: "¡Que el amor y la gloria los ha traído a nuestros hogares!". Desaparecen rápidamente Ory y sus Caballeros-Compañeros y llegan como figurantes los cruzados, incluyendo al hermano de Adèle (si hubieran cantado obligaba a incluir más personajes y resultaba costoso). "Le Comte Ory" sin ser una obra maestra (demasiadas fallas de libreto) se oye y se ve con placer en una buena versión, y ésta fue muy buena.
Pablo Bardin
No hay comentarios.:
Publicar un comentario