miércoles, julio 29, 2020

BORIS GODUNOV, 14/4/20

 

               Esta vez me ocuparé de los tres primeros actos de "Boris Godunov" de Mussorgsky en la versión revisada del compositor (no la de Rimsky-Korsakov). Me interesa escribir en detalle de esta gran ópera, ya que desde el estreno en nuestra ciudad de esa versión no hubo otro "Boris" en Buenos Aires. Explico más abajo porqué no pude ver el Cuarto Acto.

 

               "Boris Godunov" está reconocida como la más importante ópera rusa y Buenos Aires vio las tres versiones: hasta 1985, la excelente orquestación de Rimsky-Korsakov; en 1998, la visita del Maryinsky de San Petersburgo nos trajo la primera versión mussorgskiana (1869), y en 2006 Lombardero programó la segunda versión (1872), que añade dos cosas fundamentales: el Acto Polaco y la Escena Revolucionaria. En el Siglo XXI está predominando dar la segunda versión de Mussorgsky y relegar la de Rimsky-Korsakov; yo estoy a favor de ambas y creo que fue interesante escuchar la primera pero no la eligiría. El Met siguió la tendencia y presentó la segunda versión de Mussorgsky. Dirigió Valery Gergiev y el régisseur fue Stephen Wadsworth. Por un problema de salud pude ver sólo los tres primeros actos y lamenté muchísimo perder el Cuarto Acto, que alberga la muerte de Boris y la Escena Revolucionaria, porque el trabajo de René Pape como Boris me pareció magistral, con el adicional mérito de no dominar el idioma pero pronunciar el ruso de modo auténtico.

               La régie iba a ser de Peter Stein pero problemas burocráticos para entrar a Estados Unidos y dificultades internas del Met lo llevaron a renunciar, cuando ya estaban realizados los decorados de Ferdinando Wögerbauer y los trajes de Moidele Bickel (¡600!). Wadsworth, cuyos trabajos en el Met habían sido del siglo XVIII ("Rodelinda" de Händel e "Iphigénie en Tauride" de Gluck), debió adaptarse. El gran baluarte fue Gergiev, profundo conocedor y defensor de la versión de Mussorgsky, reflejada de modo ideal en cada fraseo y tocada con perfección por la magnífica Orquesta del Met, sin olvidar a ese extraordinario Coro manejado por Donald Palumbo con una idoneidad que se adapta a cualquier estilo. Esto sucedió en Octubre 2010.  Un par de informaciones: la muy interesante orquestación de Shostakovich (1939-40), de la cual tengo un  valioso disco de fragmentos, se utilizó en el Kirov desde 1960; y extrañamente el Met pidió para la temporada 1952 otra orquestación a Karol Rathaus; ¿por qué teniendo acceso a la magnífica de Rimsky?. La de Shostakovich es fiel al espíritu pero orquesta con habilidades que Mussorgsky no tenía. Y algo más: en Buenos Aires se escuchó la escena de San Basilio en orquestación de Ippolitov-Ivanov agregada a la versión de Rimsky; en el Met estuvo esa escena en el Cuarto Acto pero no sé si en el original de Mussorgsky o en la orquestación que recién mencioné.

               Tengo la primera grabación del Mussorgsky 1872, grabada en vinilo en 1977 para EMI por la Sinfónica Nacional Radio Polonia dirigida por Jerzy Semkow, con Martti Talvela, Nicolai Gedda, Leonard Mróz, Bozena Kinasz, Andrzej Hiolski, Aage Haugland, Bohdan Paprocki y Stefania Toczyska, de modo que pude compararla con mis dos grabaciones de la versión Rimsky: las de Dobrowen con Christoff y de Karajan con Ghiaurov. Conviene ubicarnos históricamente; la acción ocurre entre1598 y 1605, dentro de "El Tiempo de los disturbios" entre la muerte de Iván el Terrible (1584) y el inicio de la dinastía Romanov en 1613. Boris Godunov es un plebeyo cuya hermana se casó con Fyodor, hijo de inteligencia subnormal de Iván, -inolvidable su presencia en la impresionante película de Eisenstein-; Dmitri tenía 7 años al ser asesinado; era hijo del 7º casamiento de Iván y no podía ser zar según la religión ortodoxa, que admitía hasta 3 matrimonios; ¿por qué matarlo entonces? Iván fue el primero en ser coronado "Zar de todas las Rusias" en 1547, cuando tenía 17 Años. Pero era Zar desde 1533 y tres miembros de la principesca casa de los Shuisky fueron sucesivamente regentes. Zar equivale a Emperador. Fue una época de guerras; contra los tártaros en Kazan y Astrakhan, ganadas por Iván, pero luego los tártaros saquearon Moscú y se llevaron 150.000 personas que esclavizaron; hacia el Oeste, continuas luchas contra suecos, polacos y lituanos. Gran torturador, Iván contradictoriamente fue promotor de la Iglesia Ortodoxa y los monasterios. Su hijo Fyodor, de su primera esposa, tomó el mando en 1584; qué extraño que no hubiera algún otro hijo de inteligencia normal para asumir el trono; y así, su mujer Irina dio plenos poderes a su hermano Boris Fyodorovitch Godunov, nacido circa 1551. Por otro lado, Dmitri y la séptima mujer de Iván fueron enviados a un monasterio en Uglich, no tan lejano de Moscú. Cuando Dmitri apareció muerto hubo dos teorías: según investigación oficial, él mismo se había herido en el cuello en un ataque de epilepsia; según otros, el niño se había escapado y sería el Dmitri en el que la gente creyó; pero no, fue un Dmitri falso y del verdadero nada se supo, lo cual da credibilidad al asesinato perpetrado por agentes de Boris. Todo esto en una época de hambruna y sufrimiento. A "Dmitri" le dio asilo en el castillo polaco de Sandomierz (Sandomir, no muy lejos de Cracovia) el Wojewoda (soberano de esa zona) Mniszek, con cuya hija Marina Dmitri se puso de novio. Por alguna enfermedad que se ignora (quizás infarto) Godunov murió en Abril 1603; dos meses después "Dmitri" entró con un ejército de polacos y rusos; reinó como Zar pero no fue coronado; trajo a Marina a Moscú y se casó con ella. El hijo de Boris, Fyodor, fue asesinado; Shuisky, que ladinamente había aceptado a "Dmitri", se volvió contra él y lo hizo asesinar en el Kremlin en Mayo 1606, y por supuesto Shuisky lo sucedió, y a su vez fue depuesto (aunque no asesinado) en 1610. El libreto del propio Mussorgsky tiene dos fuentes interrelacionadas: la "crónica dramática" de Pushkin y la enorme "Historia del Estado Ruso" en 11 volúmenes de Nikolai Karamzin (1766-1826) que, como dijo Pushkin, "descubrió la Antigua Rusia como Colón descubrió América". Mussorgsky se basó en las 23 escenas de Pushkin, que también incluyen aspectos humorísticos tomados por el compositor, pero la escena del bosque de Kromy (la Revolucionaria) se basa en Karamzin.  Un gran hallazgo del libreto es del propio compositor: la aparición de Pimen ante Boris sobre un supuesto milagro ocurrido en la tumba de Dmitri. Mussorgsky tenía 29 años cuando inició la ópera y 33 cuando terminó la segunda versión; recién al año siguiente cayó en el alcoholismo que lo llevaría a la muerte a sólo 42 años. Rimsky era amigo de Mussorgsky (ambos formaban parte del Grupo de los Cinco) y, como "Boris Godunov" dejó de ofrecerse a partir de 1882, hizo un arreglo integral: alteró melodía, armonía, ritmo, claves y dinámica; y salvó la obra; trabajó entre 1891 y 1906. Con extraordinario respeto, escribió Rimsky en su libro "Mi vida musical": "si alguna vez se llega a la conclusión que el original es mejor entonces mi versión deberá descartarse"; me atengo a mi idea: ambas deben darse. La primera "rehabilitación" fue del musicólogo Pavel Lamm en 1928 en el Kirov; el Covent Garden lo hizo en 1948 pero volvió a Rimsky en 1952. La versión de Shostakovich también se hizo en el Met en 1962 dirigida por Solti, y la segunda de Mussorgsky en 1964 dirigida por Schippers y con Talvela. La partitura orquestal de la segunda de Mussorgsky recién se pudo comprar en 1975 editada por David Lloyd-Jones y publicada por la Oxford University Press.

               El Prólogo tiene dos escenas. La Primera tiene lugar en el patio del Monasterio de Novodyevichy "cerca de Moscú", dice el libreto; ahora está dentro de Moscú. En mi primer viaje a Rusia, en la época de Brezhnev, persistía el cierre de monasterios de Stalin; en mi segunda visita, post Gorbachov, se podía visitar (y lo mismo vale para el llamado Anillo de Oro, ciudades relativamente cerca de Moscú que tienen magníficas catedrales y admirables monasterios). Entrar y visitarlo nos lleva a un mundo medieval de gran belleza y contenido, aislado de Europa; el contacto sólo llegará cuando Pedro el Grande funde San Petersburgo a principios del siglo XVIII; también la construcción del país estuvo muy demorada y el cristianismo recién llega hacia el año mil; hasta su nombre, Rus (Rusia) proviene de los vikingos que por los ríos navegaron a partir del Golfo de Finlandia hasta el Caspio como mercaderes, no conquistadores. Boris Godunov se recluye en el Monasterio fingidamente; es un golpe de astucia manejado por el boyardo Shuisky, que lidera un grupo de boyardos que saludan al pueblo y entran en el monasterio.  Una multitud está reunida en el patio. Tras un tenso Preludio, entra un Oficial de policía que les dice enojado que se arrodillen y canten y los amenaza con un garrote; Gennadi Bezzubenkov, bajo de voz poderosa, es un típico Oprichnik brutal como los de Iván, y los castiga duramente según la régie de Wadsworth. El Coro hace aquello que la maniobra de Shuisky necesita: "¡Ten piedad de nosotros! ¡Nuestro padre, Señor, benefactor!". Al salir el Policía dialogan entre ellos, hombres y mujeres atacándose mutuamente, pero reaparece el Policía, todavía más brutal. De modo completamente superfluo, el régisseur mezcla al Inocente (para mí, mejor que Tonto Sagrado), que sólo debe aparecer en el Cuarto Acto como voz del pueblo que sufre. Vuelven a cantar lo mismo. Aparece Shchelkalov, Secretario de la Duma (equivalente al Parlamento), cantando música noble y de gran lirismo para barítono: "Boris no cede ni siquiera ante los pedidos de la Duma y el Patriarca; no quiere el trono real. Nuestra tierra sufre malvada injusticia. Pedidle al Todopoderoso que reconforte nuestra afligida Rusia e ilumine la cansada alma de Boris". Muy bien cantado por Alexey Markov. Se va acercando el canto de Peregrinos hasta que a toda voz entran en el escenario y son respetados por la muchedumbre: "¡Gloria a Ti en la Tierra, Creador Supremo! Así habló el ángel del Señor: ¡Levantaos, nubes tormentosas, id a los campos rusos, destruid la cruel serpiente de la discordia y carencia de ley y proclamad a los fieles que serán salvados: id con los íconos de la Santa Virgen y los Santos Donskoy y Vladimir a ver al Zar!". Y entran al Monasterio. Bella música ortodoxa, que Mussorgsky conocía a fondo (lo demostró muy ampliamente en "Khowanshchina", que tuvo magnífica versión aquí cuando vino el Maryinsky). Dialoga la muchedumbre con adición de uno de ellos, Mitiukh; los escucha el Policía y les dice: "Reúnanse mañana en el Kremlin", y se va. Y la gente se dice, "si debemos lamentarnos, por qué no en el Kremlin", y se dispersan.

               Segunda escena: La plaza del Kremlin; a un lado la Catedral de la Asunción; y al otro lado, la Catedral del Arcángel. Tañen las campanas. Se ve la Gran Escalera que lleva a los departamentos del Zar. Bajan por ella los boyardos, los Streltsy (tropas que custodian), los niños de los boyardos, escribas, etc. Shuisky lleva la corona en una almohada; Shchelkalov, el bastón de mando. Todos entran en la Catedral de la Asunción. Es en esta segunda escena donde se nota una gran diferencia con Rimsky: una orquestación brillante como debe ser la de asunción del mando de un Zar, porque más allá de lo que le ocurre internamente a Boris, se está haciendo una celebración; no hay alegría en la versión de Mussorgsky, ni siquiera simulada. Cantan el pueblo y los boyardos: "¡Gloria a nuestro Zar y padre! ¡Pueblo de la fe verdadera! ¡Exaltad y glorificad al Zar Boris!". Aparece Boris y ya de entrada Pape le da un sello propio; sus palabras iniciales son amargas en el texto del libreto y todos los Boris inicialmente parecen preocupados incluso en la versión Rimsky, pero Pape, pese a tener una fuerte presencia con sus casi dos metros, da una sensación de profunda tristeza y adopta una postura que indica decaimiento: no está siguiendo la estrategia de Shuisky, realmente siente lo que dice y su aspecto  dista de ser triunfal: inclina la cabeza y canta quedo: "¡Mi alma está apenada! Un miedo indeseable afectó mi corazón con malos presentimientos". Luego le ruega a Dios como fiel creyente: "¡Oh Dios, envía a mi Reino una bendición: que yo sea bueno y justo como Tú para conducir a mi pueblo con gloria!". Y ya en otro tono, como saliendo de su angustia, apela al patriotismo: "Hagamos un homenaje a los anteriores líderes rusos y llamemos al pueblo a una fiesta en la que todos, desde el noble hasta el mendigo ciego, puedan entrar libres como huéspedes míos".  Ahora sí, "piena voce" y cuerpo erecto, desplegando su magnífica ropa y comunicando con sus gestos. El canto es breve, casi tres minutos, pero fundamental: es la presentación del personaje máximo y el espectador ya puede saber si tiene delante a un gran intérprete. El coro final repite lo anterior en un tono más exuberante y con revoleo de campanas, pero no hay fiesta en la versión Mussorgsky, sólo la hay en la de Rimsky. 

               Primer Acto, Primera Escena:  en mi grabación de Mussorgsky II, "Una celda en el monasterio de Chudov en el Kremlin", que es lo correcto: mi guía Hachette de la URSS cita dos Monasterios destruidos por Stalin entre 1931 y 1934: el de los Milagros (Chudov), fundado en 1358, "donde habitaba el Falso Dmitri"; y el de la Ascensión (además, dos iglesias, un palacio y un monumento).  Y en el Chudov fue donde Pimen le contó el asesinato de Dmitri porque él estaba en ese tiempo en el Monasterio de Uglich, a bastante distancia de Moscú, donde había sido enviada la Zarina con su hijo, el Príncipe Dmitri; cerca del Monasterio estaba la residencia de ellos. La escena dura 23 minutos y tiene sólo dos cantantes solistas: el monje Pimen (el notable bajo Mikhail Petrenko) y Grigory, luego el falso Dmitri (el tenor Alexander Antonenko). Es de noche, la luz es sólo la indispensable para que Pimen pueda escribir. Se inicia con un monólogo de Pimen mientras duerme Grigori: "Un solo relato más y habré terminado mi crónica" (escribe en el suelo sobre un pergamino muy grande). Espera que algún estudioso la lea y pueda comunicarla para que sepan la historia verdadera los descendientes de los fieles. Los Monjes, lejanos, pìden a Dios que alejen a los malos espíritus; Grigory se despierta, molesto por haber soñado el mismo sueño por tercera vez; mientras los Monjes se quejan de haber sido dejados de lado por Dios, Grigori pide a Pimen que lo bendiga y el Monje bendice a su discípulo. Grigori le cuenta su sueño: "Subí a una torre y la gente de la plaza se burló de mí; perdí pie y empecé a caer, y me desperté; fue el diablo que me hizo soñar así". Pimen: "Tu sangre joven necesita plegaria y ayuno y así tendrás dulces sueños; yo a tu edad viví fiestas excesivas, feroces batallas, y todavía en mi vejez si no hago una larga plegaria puedo soñar como pecador". Pero Grigory admira ese pasado: "¡Luchó bajo las torres de Kazan, bajo las órdenes de Shuisky ayudó a rechazar las huestes lituanas, vio el esplendor de la corte de Iván! Yo sólo he sido un ermitaño pobre, de celda en celda". Pimen: "Hasta nuestros grandes zares dejaron su corona y se pusieron la capucha de monje para descansar sus almas en estas celdas sagradas. Iván el Terrible estuvo ante nosotros llorando lágrimas de arrepentimiento. Y su hijo Fyodor convirtió los departamentos del Zar en una celda monástica. Dios amó a nuestro humilde Zar y Rusia fue bendecida de paz. Cuando murió hubo un milagro: el palacio se llenó de fragancia y su rostro brilló como el sol. Pero luego ofendimos a Dios: ¡aceptamos como soberano al asesino de un futuro Zar!". Qué extraña la opinión de Pimen sobre Fyodor, que había sido manejado por Godunov… Grigory le pide que le cuente sobre la muerte del Príncipe Dmitry, y entonces escuchamos el crucial relato de Pimen: "En la hora de la misa de la mañana escuché campanas, ruido, gritos. Corrí hasta el patio de la residencia de la Zarina: el asesinado Príncipe yacía en un baño de sangre; su madre, desesperada, se inclinaba hacia él. Su nodriza lloraba, pero la turba pretendió que ella sea culpable; el judío Bityagovsky acusó a los verdaderos asesinos; los trajeron ante el cadáver, que tembló. Aterrorizados ante el hacha que blandían los justicieros, confesaron que lo habían hecho por orden de Boris". Nuevamente el relato de Pimen incluye un aspecto mágico, el cadáver que tiembla. "¡Él tendría ahora tu edad y estaría en el trono! Cerraré mi crónica con este escandaloso crimen. Hermano Grigory, pasaré mi misión a ti: contarás lo que veas como hice yo. Pero ahora descansaré. Suenan los maitines" (vuelve a escucharse el coro lejano). Grigory lo acompaña hasta la puerta, y cuando se queda solo, exclama: "¡Boris, no escaparás al juicio de los hombres ni al juicio de Dios!", y sale. Telón. Noble canto el de Petrenko, dando total sentido a sus relatos con una voz expresiva y segura, y Antonenko desplegó una voz poderosa y de firmes agudos; nada que ver con su mediocre Radames.

               Primer Acto, Segunda Escena. Una taberna en la frontera con Lituania. Poco lograda la escenografía, que deja vacía la mayor parte del escenario y concentra todo en un reducido espacio a la derecha. Tras un breve y dinámico preludio, La posadera (Olga Savova, mezzosoprano) entona una canción de estilo folklórico sobre un pato que es su amigo. Llegan Varlaam (Vladimir Ognovenko, bajo) y Missail (Nikolai Gassiev, tenor característico), borrachines que quizás hayan sido monjes para que posaderas de buena voluntad y crédulas les den vino y comida.  Están acompañados por Grigori, conocido por agentes del Kremlin como Pretendiente al trono, pero con ropa de paisano. Famosa canción de Varlaam sobre la toma de Kazan. A tempo vertiginoso, Ognovenko largó un torrente de palabras a la perfección, con amplia voz y dando sentido a cada frase contando de qué manera murieron 43.000 tártaros debido a la conducción de Iván (se recordará que también Pimen lo evocó); por eso era temido y admirado. El error del régisseur fue exagerar la borrachera de los dos compinches y ponerlos en el suelo pegados a la posadera. Varlaam quiere que Grigory beba con ellos pero él se niega, lo que considera el "monje" poco sociable y le dice que se vaya; Grigory le expresa que se ocupe de sí mismo, no de él. Missail ya se durmió y Varlaam se adormila cantando. Grigori charla con la Posadera: le pregunta cuál es la frontera con Lituania y ella le informa que los guardias la cuidan para que no pase alguien que huyó de Moscú; pero ella le indica un camino por pueblitos sin barrera (buen trabajo de Savova, como antes en su canción). Entretanto, medio dormido, Varlaam canturreó. Pero llega un Oficial de Policía con acompañantes y la posadera debe abrirles la puerta. El Oficial es el mismo del Prólogo (error de criterio de Mussorgsky) y Bezzubenkov vuelve a interpretarlo con dureza y poderosa voz; pero a este Oficial no le importa si pesca al verdadero o si acusa a cualquier otro, sólo le interesa arrestar a alguno y pretende que Varlaam puede ser el culpable; primero el Oficial habla con Grigori, quien dice ser un paisano que acompañó a estos monjes hasta la frontera pero que vuelve a  su casa, y los monjes aseguran "él es nuestro amigo". Entonces el Oficial interroga a Varlaam, que se queja de la gente que cuando él mendiga le da tan poco dinero que se consuela bebiendo. El Oficial dice: "Un hereje llamado Grishka Otrepiev" (nombre asumido por Grigori) "se escapó de Moscú, ¡y eres tú!". Le da a leer la orden de prisión; el Oficial es analfabeto (nada creíble si es el mismo del Prólogo) y Varlaam le dice que Dios no  le dio ese talento; entonces Grigori afirma, "yo sí leo". Y mirando a Varlaam hace que lee y lo describe: "Cincuenta años, barba gris, barrigón, nariz enrojecida". Entonces el Oficial da orden de arresto de Varlaam, pero éste, forzudo, los tira al suelo y expresa que él lee poco pero si lo quieren colgar, leerá: "Tiene 20 años, no 50, de estatura media, pelo colorado; tiene verrugas en la nariz y la frente y un brazo es más corto que el otro" ; a medida que lee la tesitura se hace cada vez más aguda y el acompañamiento orquestal más dramático, Grigori toma un cuchillo y salta por la ventana; tratan de alcanzarlo, no pueden. Telón. Excelente Ognovenko en su defensa. Quien me pareció chillón en exceso fue Missail (Nikolai Gassiev); es un rol de tenor característico, sí, pero debería ser sin fealdad tímbrica.

               El Acto segundo sucede en el interior de los suntuosos departamentos del Zar en el Kremlin. El decorado se basa en un inmenso mapa de Rusia en el suelo, estudiado por el Príncipe Fyodor; sobre la derecha hay un amplio sillón al que se llega subiendo pocos escalones; hacia la izquierda hay un gran reloj con campanas que pueden repicar; y se ve un retrato del novio de Xenia, hija de Boris. Ella canta un aria de lamentación porque su novio ha muerto en el mar y en otro país; estuvo cantada por la joven Jennifer Zetlan con expresiva voz de soprano. Trata de consolarla Fyodor, cantado por el niño Jonathan Makepeace (suele ser cantado por una joven mezzosoprano); como Fyodor ya había entrado en la primera adolescencia, creo que no debe parecer tener unos 10 años, pero el chico cantó bien. Trata de desviar la atención de su hermana hacia el reloj, que alegra a la gente; según él, también suenan trompetas y el órgano y los timbales. La nodriza (la contralto Larisa Shevchenko, muy adecuada) trata de convencerla que es muy joven y ya encontrará otro novio y olvidará al Príncipe Iván Korolyev, pero Xenia expresa: "Aunque esté muerto le seré siempre fiel". La Nodriza para distraerla canta algo de estilo folklórico, rápido y liviano, contando la mala suerte de un jején, atacado por una sabandija y una libélula. Hubiera debido seguir otro canto considerado más divertido por Fyodor, y lo canta junto con la Nodriza, pero se cortó. Al terminar el canto de la Nodriza entra Boris, y ella se asusta pero él la calma y enseguida se conmisera con Xenia, que le dice que la tristeza de una muchacha poco importa ante la del Zar. Boris le recomienda ir a ver a sus amigas para que la ayuden a sentirse mejor; Xenia y la Nodriza se van. Boris ve a Fyodor entusiasmado con el mapa: menciona lo que entonces era Moscovia: Moscú, Novgorod, Kazan, Astrakhan, el Mar Caspio, los bosques de Perm (del lado europeo de los Urales), y Siberia (aunque parte de ella; si bien llegaron al Pacífico en Okhotsk en 1649, muchas otras zonas se conquistaron durante los siguientes siglos); y no menciona Ucrania, que todavía no era rusa, sino polaca en buena parte incluso Kiev. Pero indudablemente Iván el Terrible había cambiado grandemente la influencia rusa y ganado mucho territorio. Y el padre le dice: "¡Estudia, Fyodor, y este Reino será tuyo en el futuro!". Y Fyodor sale. Este breve diálogo con sus hijos es el único momento donde vemos al Boris bondadoso. Y ahora viene el primer monólogo de los dos en este acto: el primero con lados positivos pero pronto amargo, el segundo tétrico; ambos extraordinarios. "He ganado el poder supremo. Durante seis años he reinado en paz. ¡Pero no hay felicidad en mi alma torturada!". Se lamenta de la muerte del novio de su hija. "¡Qué pesada es la mano del Juez todopoderoso!  Y ahora me entero de traiciones de los boyardos, intrigas en Lituania, hambruna, plaga, miedo y devastación. ¡Ahora maldicen el nombre de Boris! Y en el medio de la noche el niño ensangrentado me aparece y oigo el grito, heraldo de la muerte". Pape es quizás el mejor Boris actual; rivaliza con los grandes de los últimos 70 años: Christoff, Talvela, Ghiaurov, Reizen, aunque mi predilección sigue siendo la calidad vocal e interpretativa de Chaliapin y Kipnis.  Pape vive el rol como si no hubiera público, con un fraseo siempre impecable y un timbre de particular nobleza. Entra un jefe boyardo (Bryan Frutiger, bien) a dar una breve mala noticia: una conspiración de boyardos con un mensajero de Cracovia (polaco), Boris: "¡Arresten al mensajero!". Pero además Boris había escuchado a unas nodrizas haciendo ruido y le pregunta a Fyodor, quien cuenta una historia absurda sobre un loro enojado porque no le rascaban la cabeza y que picoteó a las mujeres, que por eso gritaban. Un padre indulgente lo felicita por haber contado lo ocurrido de manera tan clara. Y le dice que cuando deba ser él quien mande que tenga cuidado con los asesores como Shuisky, inteligentes pero malvados. Y entra Shuisky Mstislavsky, que había pedido audiencia. Boris lo insulta pesadamente, Shuisky no se inmuta y le dice que tiene noticias. Boris: "¿las del mensajero de los boyardos confederados?". Shuisky: "Apareció un Pretendiente en Lituania. ¡El Rey, los nobles y el Papa están de su lado!". Amplio palabrerío de Shuisky para decir que muchos están dispuestos a apoyar a quien lleva el resucitado nombre de Dmitry. Boris, aterrorizado, no admite la presencia de Fyodor y le ordena que se vaya. Lo que sigue es penoso y me parece poco verosímil que recién seis años más tarde Boris le pìda detalles de la muerte a Shuisky: quiere la verdad, si no lo hará ejecutar de un modo tan horrible que Iván temblará en su tumba. Shuisky: "En la catedral de Uglich me quedé cinco días mirando su cuerpo. El rostro del Príncipe niño estaba bañado en luz, puro y sereno; la profunda herida era amplia pero sus labios sonreían". Boris: "¡Basta!". Y Shuisky se va. El tenor Andrei Balashov sabe manejar su voz con múltiples matices y transmite la hipocresía, el regodeo en los detalles de quien había dado las instrucciones a los sicarios asesinos. Los últimos 4 minutos de monólogo son expresionismo puro; creo estupenda la versión Rimsky en colorido imaginativo, pero la de Mussorgsky tiene a su vez una negrura terrible. El texto es el más duro de toda la ópera: "El alma se quema, el corazón se llena de veneno. Uno se siente ahogado". Y de repente se alucina: "¡Qué hay en ese rincón. Se acerca, se queja. No fui yo el malvado. ¡Vete, niño! ¡Oh Dios, ten merced ante el alma del culpable Zar Boris!". Armonía avanzadísima, colores tenebrosos, visión psicológica de aguda garra, estos 4 minutos son puro genio. Entre Gerghiev y Pape los hicieron inolvidables.

               Tercer Acto, Primera Escena. Es el "Acto Polaco", fundamental para la continuidad del argumento pero el menos valioso musicalmente, con algunos pasajes demasiado largos sin justificación. La Escena inicial transcurre en el cuarto de vestir de Marina Mnishek (Ekaterina Semenchuk, mezzosoprano) en el castillo de Sandomierz. Sus damas de compañía la entretienen cantando (coro de cámara) una reminiscencia de una bella flor a orillas del Vístula y de mariposas que la respetan, y luego la comparan con la belleza de Marina que ha cautivado a muchos Caballeros pero ella los rechaza con astucia (dos voces del coro cantan solas algunos pasajes). Ella agradece pero les dice que prefiere canciones como las que cantaba su nodriza sobre gloriosos guerreros polacos, y les pide que la dejen sola; lo mismo a la peinadora Ruzya. Monólogo de Marina, primero recitativo, luego aria. "¡Marina está tan aburrida! Sólo puede interesarme mi Príncipe Dmitry, que quiere vengar al niño que murió por orden del Zar Godunov" (ella sabe que es un Falso Dmitry pero cree en el asesinato del niño y detesta al Zar). "Conseguiré oro de los nobles y a ti, Dmitry, te intoxicaré con lágrimas de pasión ardiente y besos devoradores". Aria rápida muy polaca y rítmica: "¡La Dama Mniszek desea la gloria, el poder! Estaré en el trono de los zares de Moscovia y con mi magnífica belleza conquistaré a los moscovitas, y la hueste de boyardos arrogantes deberá honrarme". Semenchuk tiene una muy buena voz de mezzo, redonda y segura, canta afinado y resulta muy creíble como esta princesa pagada de sí misma. Se ríe y se coloca una corona, pero al llegar a la puerta pega un grito: ve al jesuita Rangoni. La imagen que da Mussorgsky del jesuita no puede ser más negativa: es un ambicioso opresivo cuyo plan es lograr una presencia jesuítica en una Rusia ortodoxa. Es interesante que Stalin prohibió la gran escena con Rangoni y ello quedó en pìe incluso en la época de Brezhnev cuando vi "Boris…" en el Bolshoi. Supongo que ahora está restituida puesto que los jesuitas quedan muy mal parados y ahora Putin promueve a la iglesia ortodoxa (Stalin no prohibió la ópera, pese a la importancia de Pimen y de los cantos ortodoxos, aunque cerró los monasterios moscovitas).  Por mi parte no acepto a todos los jesuitas pero creo que lo que hicieron en Misiones y Chiquitania fue admirable. La interpretación que hizo el bajo barítono Evgeny Nikitin fue excelente: firme en el canto y odioso en sus actitudes, supo darle el color exacto a sus presiones sobre Marina, que resulta ser creyente jesuítica y termina arredrándose tras haberlo enfrentado. Ésta es una escena fundamental. "Padre, Marina fue y será una hija obediente de la iglesia santa, apostólica e indivisible" (no olvidemos que los polacos en la actualidad son católicos). Rangoni condena que la iglesia de Dios esté olvidada, y es curioso porque parece referirse a Polonia pero no, su ataque es a Rusia, que nunca fue católica y sólo fue cristiana, pero ortodoxa, a partir de finales del siglo X; antes era pagana. Pero Marina le dice que ella, acostumbrada al esplendor y los banquetes, no tiene el poder de exaltar la iglesia de Dios. Pero él la incita a enamorar al Pretendiente, y cuando éste quede a sus pies, exigirle que promulgue la verdadera fe; ella se niega y Rangoni se enfurece: "Debes sacrificar tu honor". Ella lo enfrenta: "¡Insolente mentiroso! Maldigo vuestro corrupto corazón. ¡No quiero vuestra presencia!". Pero Rangoni le asegura que ella está poseída por Satán; ella se asusta y cae a sus pies. "Somete tu alma ante mí, ¡sé mi esclava!". Telón.

               Segunda Escena: Noche en un jardín. Encendido arioso de Dmitry: fue citado a medianoche por Marina. "¿Vendrás, mi paloma de livianas alas? ¿U olvidarás al impetuoso halcón? ¡Marina, ven, te espero!". Rangoni entra y le dice que pese a malvados vituperios vendrá Marina a verle. Dmitry: "La elevaré ante toda Rusia y se sentará al lado mío en el trono real". Rangoni vuelve a insistir sobre los rumores, las envidias, los insultos encubiertos que Marina ha debido tolerar. Dmitry dice que la defenderá ante todos.  Rangoni expresa que él es un humilde servidor de Dios, y exagera, "soy un muerto, una fría piedra; ¿cómo podría desear los tesoros de la vida? Déjame protegerte". Y como escucha que va llegando gente, pese a que Dmitri quiere desafiarlos, lo convence que eso destruiría a Marina y que debe esconderse. Toda esta escena es demasiado repetitiva. Los huéspedes bajan por una amplia escalera al jardín y empieza a esbozarse una Polonesa; Marina da el brazo a un noble de alta edad y le dice que sus declaraciones son en vano, pero sigue acompañándolo. El numeroso coro en su canto, lejos de ser de mero esparcimiento, ataca violentamente al Zar: "¡Damas, conquistaremos el dominio de Moscovia y les traeremos Moscovitas! Nobles Caballeros, apuraos a llegar a Moscú y tomad prisionero a Boris. Esto no lo logrará Marina: ¡es bella pero fría, orgullosa y desdeñosa!" (lo cual es cierto).  Pero ella les ofrece vino y los hipócritas agradecen: "¡A la gloria de la corona real de Marina! ¡Vivat!", y se van. Es raro una polonesa cantada; ésta es cantada y bailada. Obviamente Polonia era rica entonces y justifica el lujoso vestuario diseñado por Moidele Bickel, aunque me pareció de estilo más tardío que principios del siglo XVII; los coreutas hicieron pasitos cautelosos pero entremezclados había bailarines, ellos también con bellos vestuarios aunque adecuados para un baile. Me parecieron todos demasiado relegados hacia el fondo, debieron estar más cerca de los espectadores.  Entra Dmitri, enojado con Rangoni, y monologa; cree erróneamente que Marina dio esperanzas al viejo noble y que será mejor que entre pronto a guerrear. Pero entra Marina y enseguida vuelve a ser el enamorado:  en el siguiente diálogo se queda desconcertado porque ella le expresa claramente que lo importante es cuándo va a ser Zar. Él le reprocha que quiere abrazos apasionados y a ella parece no interesarle; Marina lo refirma: "si sólo quieres amor, seguramente lo encontrarás en Moscú en numerosas damas. A mí sólo podrás tenerme si tendré el manto y la corona de oro moscovita". Ante la amargura expresada por Dmitri ella llega al insulto: "¡Vete, insolente vagabundo! ¡Vasallo!". Dmitry indignado pretende ser el verdadero Dmitri (¡aunque sabemos que ella sabe que no lo es!) y que ya tiene  asegurados soldados y comandantes rusos que lo apoyarán, "y cuando me siente en el trono con gran placer te burlaré, y tú, torturada por el reino que habrás perdido, te arrastrarás como obediente esclava, y yo daré la orden para que todos desprecien a la tonta gran dama!". Ella pretende amarlo pero sigue urgiéndolo a la lucha, él la acusa de fingido amor. Ella le asegura su amor y se arrodilla ante él; se besan. Ella le insta a luchar y él espera que una vez logrado el trono ella esté con él. En ese último minuto del dúo Rangoni los observa: "¡Oh mis palomas, ustedes son mi recompensa por derecho!". En realidad Marina sigue fingiendo pero él quiere creerle, su amor es auténtico. De paso, es extraño que el Woyevoda Mnishek no aparezca en el Acto Polaco. Pero seguramente tuvo que ver en la formación del ejército, ya que fueron rusos y polacos. Ella en efecto se casó con Dmitri; ¿qué pasó con ella después del asesinato de Dmitri? ¿Y qué ocurrió con los polacos del ejército? ¿Y qué pasó con Rangoni? Para mí son incógnitas (no sé si Karamzin escribió algo al respecto). Semenchuk siguió cantando con gran firmeza y habilidad, y Antonenko, a veces algo tirante en el extremo agudo, cantó con volumen y dominio de las dificultades, convenciendo tanto como amante apasionado o como futuro guerrero.

               Nuevamente lamentando no haber visto el Cuarto Acto, y pese a algunos detalles mejorables del libreto, "Boris Godunov" me sigue pareciendo una obra de impresionante creatividad e impacto.

Pablo Bardin  

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