martes, mayo 19, 2020

ÓPERAS EN COMPUTADORA, TERCERA SERIE

                Esta vez seré algo más sintético que con "Macbeth"; sólo abarcaré dos óperas poco conocidas: una en Berlín y la otra en Viena.  

 

"LA NOVIA DEL ZAR" DE RIMSKY-KORSAKOV, BERLIN 2013; 30 DE ABRIL 2020

 

               Fue Nikolai Rimsky-Korsakov uno de los grandes creadores rusos del siglo XIX (aunque llegó a principios del XX en su prolífica vida) y sus óperas fueron numerosas, aunque en Buenos Aires hace mucho que las tienen olvidadas, y puede decirse que sólo una obra sinfónica suya, la extraordinaria "Sheherazade", es de repertorio habitual. Sus óperas abarcan varias décadas y son 15 entre 1872 y 1907; 3 de ellas en un acto. Alternan entre temas históricos y mitológicos, con alguna excepción como "Mozart y Salieri", texto de Pushkin sobre la idea del Salieri envenenador (probada falsa pero utilizada en la pieza y la pelicula "Amadeus"). "Pskovitianka" ("La doncella de Pskov") fue la primera (1872, revisada en 1892), complementada desde 1898 por el acto único de "Boyarina Vera Sheloga" a modo de prólogo. Hay óperas de ambiente folklórico, como "Noche de mayo" y "Nochebuena", ambas sobre Gogol. Una curiosidad: "Kashchey el Inmortal", 1902-6, en un acto, que seguramente tuvo en cuenta su discípulo Stravinsky en "El pájaro de fuego". Sólo cuatro de sus óperas se dieron en Buenos Aires, casi siempre en italiano: una, considerada apta para niños, se dio nada menos que 9 veces entre 1927 y 1986: "El Zar Saltan"; desde entonces no hubo más Rimsky en el Colón. "Sadko", tan grata e imaginativa, sólo dos: 1930 y 1944. "El gallo de oro", para mí la de estilo más avanzado, es una sátira política disfrazada de leyenda; se dio en 1925, 1937, 1950 y 1979. Y por única vez y en ruso, la "Leyenda de la Ciudad Invisible de Kitezh", en 1936, obra muy bella y refinada. El Colón nunca vio la admirable "Snegurotchka" "("La doncella de nieve") ni la que me ocupa, "La novia del Zar".

               A mí me ocurrió algo a la vez atrayente y frustrante: pude verla en vivo por única vez el 8 de abril de 1967 en el Bolshoi de Moscú y me atrajo e interesó mucho. ¿Por qué frustrante? Y bien, eran los tiempos de Brezhnev, una Rusia muy cerrada todavía, y el magro programa de mano estaba en cirílico y sólo en ruso; el cirílico lo leía a medias y ruso sabía muy poco, de modo que fui deduciendo la esencia del argumento  (sin llegar a resolverlo del todo) gracias a que las puestas de entonces respetaban la época y las actuaciones eran sobrias y correctas (al día siguiente vi "Eugen Onegin", que sí conocía, y me pareció una representación de alta calidad). Me resultó bien cantada y actuada y con una dirección solvente pero los artistas eran nuevos para mí: Deodomova, soprano; G.A. Efimov, tenor (¡el programa sólo daba iniciales de nombres!) y N. Timchenko (bajo); y algunos más que no descifré. El director fue N. Dimitriadi. Lamentablemente no conseguí grabación entonces ni libreto. No volví a escucharla hasta ahora, 53 años más tarde. Me quedó un buen recuerdo pero no mucho más de esa vieja ocasión. Encuentro dos grabaciones en el catálogo R.E.R. 2000 de CDs; una, dirigida por Chistiakov, tiene un reparto de cantantes poco conocidos; pero la otra, del Bolshoi, dirigida por Mansurov, tiene grandes nombres: Nesterenko (Sobakin), Galina Vishnevskaya (Marfa), Valaitis (Gryaznoy), Morozov (Malyuta), Atlantov (Lykov), Arkhipova (Lyubasha), Andreeva (Saburova), Borisova (Dunyasha) y Borisenko (Petrovna). En 1998 apareció el CD dirigido por Gergiev, con Hvorostovsky y Olga Borodina, según me informó un amigo.

               "La novia del Zar" ("Prodana nevesta") data de 1898, cuando Rimsky ya tenía la plena madurez de sus 54 años; el libreto según Grove está "basado" en L. A. Mei (no escrito por él) y con un agregado de una escena por I. F. Tumenev, incluso un aria nueva. Se estrenó el 3 de Noviembre 1899 en el teatro Solodovnikov de Moscú, precursor del Bolshoi. La trama tiene una extraña característica: el Zar en cuestión es nada menos que Iván el Terrible, pero nunca aparece; sin embargo, el mero hecho de haber seleccionado (sobre la base de un retrato) a Marfa como novia provoca terribles consecuencias, aunque él luego se decida por otra candidata. Y ahora llegamos al gran problema de la versión de la Staatsoper Berlin (Unter den Linden aunque provisionalmente en el teatro Schiller): un sólido reparto y un gran director, pero un régisseur que arruina la obra sacándola de contexto y distorsionándola a su gusto: Dmitri Tchernikov (también escenógrafo) está de gran moda y muy lejano a las puestas del Maryinsky a las que nos acostumbró Gergiev con notables repartos que rivalizaban con el Bolshoi.  Estuve investigando y el resultado volvió a deprimirme: muy apoyado a principios de su carrera por Mortier (por supuesto…) ahora teatros que antes eran serios admiten sus amargos disparates y le dan premios. Está en los mejores teatros y para colmo con grandes directores de orquesta que también lo apoyan. Hasta ahora vi cuatro de sus puestas y sólo toleré una, que no es ésta; aparecerán en futuros artículos. Ejemplos: fue premiado en el Maryinsky de Gergiev por otro Rimsky, "La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh" (él la hace visible…); en el Bolshoi por "Eugen Onegin" y "The Rake´s Progress" de Stravinsky; en Novosibirsk por "Aida". Barenboim lo promovió en "Boris Godunov" (2005), "El jugador" de Prokofiev (única que acepto; 2008), la que estoy comentando (2013), "Parsifal" (detestable; vi el Acto Primero; 2018) y "Noviazgo en el Monasterio" de Prokofiev (que no pude ver pero irreconocible según críticas; 2019). En la Ópera de Munich (Bayerische Staatsoper) su director fue Nagano (¡) en "Khowanshchina" (Mussorgsky) y en "Dialogues des Carmélites" (¿?). Menos mal que algunos públicos lo abuchearon en París o Madrid, pero mientras los directores de teatros le sigan dando apoyo su carrera seguirá adelante, como la de tantos otros famosos que con frecuencia son infames para quienes creemos en la verdad de la ópera.

               Qué paradoja: la mayor parte de la música es muy atrayente y de gran calidad, como la recordaba; el director fue espléndido, así como la Orquesta y el coro; y los cantantes lograron dar interés a los personajes en medio del estropicio y todos son muy talentosos: ¿por qué aceptan este esperpento? Por supuesto, Tchernikov no respetó la obertura: ¿cómo, piensa él, les basta con la música? Sí, por algo es Obertura.  Durante el primer minuto y medio vi a un grupo de jóvenes vestido con ropas de 1570 y con un falso escenario de época; pero de repente cayó un telón, desapareció el escenario y los cantantes pasaron a estar vestidos como ahora. Los oprichniks (los terribles guardias de Iván IV, el Terrible) pasaron a ser operadores de televisión en un estudio editor de efectos especiales, con pantalla verde, y gracias al escenario rodante, habitación de control de alta tecnología, proyecciones de video, suite ejecutiva…Y se veía proyectado un rostro en la TV que mezclaba al presunto Iván con dictadores del siglo XX. Este tipo de ridiculización había indignado a mi gran amigo Rolando Ossowski cuando vio en Viena "La mujer sin sombra" de Strauss convertida en lo que presentaba un estudio de TV. No tienen vergüenza y son muchos. El argumento tal como corresponde en una puesta decente es el siguiente: Iván enviudó y busca su tercera mujer; le envían retratos de varias para que él elija previa selección por los oprichniks (sin participación de ellas) y Marfa resulta elegida. Pero ella está enamorada de Lykov y deciden casarse; enseguida se entera que el Zar será el candidato y no puede oponerse. Sin embargo algo extraño sucede: el maduro oprichnik Gryaznoy la desea también, y allí no termina el intríngulis: él tiene una amante, Lyubasha, cuyo amor por el oprichnik es apasionado; busca a Bomelius, un alquimista que podrá proveerle un veneno para eliminar a Marfa. En un final melodramático, Iván ha preferido a otra muchacha y esto se sabe en plena celebración del presunto casamiento, por supuesto festejado por la gente de la sociedad. Gryaznoy, que rechazó violentamente a Dunyasha, sabe del veneno pero no tolera que Marfa vuelva a Lykov y deja que Dunyasha envenene a Marfa, que muere. Esta sórdida historia, sin duda excesiva, es convincente con grandes intérpretes y en su ambientación original; tuvo lo primero pero no lo segundo, y pese a gozar de la música y del talento de los artistas, terminé de ver la ópera con genuina bronca por la traición del régisseur a Rimsky-Korsakov. Puede haber algún error en los párrafos que cuentan el argumento, ya que los subtítulos estuvieron sólo en alemán y este relato depende de una memoria cincuentenaria.

               Marfa fue la soprano Olga Peretyatko, una voz bellísima acostumbrada a la coloratura del bel canto que se sintió identificada con el personaje, sobre todo en su cálido dúo con Lykov, un joven tenor checo de buen timbre, Pavel Cernoch. Vale la pena mencionar los momentos más logrados de la partitura para los principales cantantes: Marfa: el aria "En Novgorod" y su despedida, donde se vuelve loca (Korjus, Vishnevskaya, Seinemeyer y Gruberová las han grabado); Gryaznoy: su aria muy folklórica del Primer Acto (Hvorovstovsky); Lyubasha: la emotiva canción a cappella "Apúrate, madre mía", las dos arias cercanas entre sí: "Me las pagarás" y "Dios me perdone", muy angustiadas; el gran dúo de rechazo entre Gryaznoy y Lyubasha (Hvorostovsky, Borodina); el aria de Lykov, muy natural y sentida; y el aria noble y entristecida de Sobakin, padre de Marga (Pirogov). Sin duda la gran figura fue la mezzosoprano georgiana Anita Rachvelishvili como Lyubasha, de auténtico timbre dramático y enorme intensidad.  Me sorprendió Johann Martin Kränzle, que pareció ruso por su soltura con el idioma y comprensión del estilo; lo conocía como notable Beckmesser. De aspecto sexagenario creo que por maquillaje, su Oprichnik rudo y violento tuvo garra y me hizo olvidar el cuentito del régisseur que quiere hacerlo pasar por un técnico de ahora. Fue un placer volver a escuchar a Anatoly Kotscherga como Sobakin, recordando su notable Boris en el Colón (2006) y si bien la voz es ahora muy veterana, reencontrarme con Anna Tomowa-Sintov como Saburova; es la que cuenta las novedades sobre el Zar. Bomelius fue interpretado por Stephan Rügamer con un certero toque deletéreo. Completaron Anna Lapkovskaya, de grata voz, como hermana de Marfa, y la firme voz de bajo de Tobias Schabel como el oprichnik Malyuta.

               En sí los trajes imaginados por Elena Zaitseva fueron adecuados al criterio del régisseur: elegantes para Marfa y su hermana, más simples para Lyubasha y Saburova, frívolos para la escena de la celebración del casamiento. Luces de Gleb Filshtinsky, bien adaptadas a cada escena. Los decorados de Tchernikov fueron funcionales y neutros.

                La percepción y control de Barenboim estuvieron en el más alto nivel: dirección poderosa, adaptada a cada cambiante escena, siempre con excelente ejecución, buen trabajo coral y afinidad con el propósito de narración histórica del compositor. Parece tener mucha afinidad con el repertorio ruso.

 

"LA ZORRITA ASTUTA" DE JANÁCEK, VIENA  2016; 7 DE MAYO 2020

 

               Una noche de gran placer para quien como yo es un entusiasta de las óperas de Leos Janácek. Tuve la gran suerte de estar presente en el Prazské Jaro (Festival de Primavera de Praga) en Mayo 1969, cuando se programó toda una serie de sus óperas en el entrañable Národni Dívadlo (Teatro Nacional), dedicado a las obras checas. Para entonces yo sólo conocía "Jenufa" y "Kátya Kabánová", ambas en el Colón en la traducción alemana de Max Brod. En pocos días Praga me ofreció en checo "Jenufa" y cuatro óperas más: "Pryhody lisky bystrousky" ("La zorrita astuta"), "Z Mertvého Domu" ("De la casa de los muertos"), "Vec Makropulos" ("El caso Makropulos") y "Vílety páne Broucky" ("Las aventuras del Señor Broucek"). Todas me gustaron pero ninguna tanto como "La zorrita astuta".  Cantantes de completa autenticidad, que conocían el estilo tan especial de Janácek a la perfección, con directores de orquesta especialistas como Gregor y con puestas en escena modernas, imaginativas y bellas, sin la menor distorsión de los libretos.  El equipo de Stros (régie), Nyvlt (escenografía) y Pokorny (vestuario) funcionó admirablemente en "La zorrita astuta" y los tres principales cantantes fueron un modelo de cómo dar carácter a esta extraña ópera que mezcla a seres humanos con animales que cantan en el mismo idioma: Tattersmuschová, Zikmundová y Jindrak. Supraphon, la gran marca checa de vinilos, grabó las mejores óperas checas, con acento naturalmente en Janácek, Smetana y Dvorak. Estuve en Praga en 1967 y 1969 y compré varias óperas de estos autores, aunque no "La zorrita astuta". Las escuché seguido y me quedaron muy incorporadas. Tenía 29 y 31 años y desde 1965 editaba Tribuna Musical. Mi grabación Supraphon-Artia tuvo en los roles principales a Rudolf Asmus (Guarda forestal), Hana Böhmova (Zorrita) y Libuse Domaninska (Zorro); Coro y Orquesta del Národni Dívadlo, director Vaclav Neumann; data de 1980. En las décadas finales del siglo XX la ópera ganó espacio entre los aficionados europeos y hubo otras grabaciones, sobre todo la notable dirigida por el gran Charles Mackerras, el más entusiasta propalador de Janácek; la grabó en Viena con Jedlicka, Popp y Randova en 1981. Ya Gregor la había grabado en 1970 con las huestes del Národni Dívadlo y casi los mismos protagonistas que vi yo: Tattermuschova, Zikmundova y Kroupa. Pero además se grabó en inglés dirigida por Rattle, con Thomas Allen, Lillian Watson y Diana Montague (1992). El Colón se animó a estrenarla en checo en el año 2000 con checos a cargo de dirección y puesta y con Allen, Eva Jenis y Jolana Fogasova en los personajes principales; notables artistas argentinos, además de otros checos, cubrieron los restantes roles: Ayas, Ferracani, Guedes, López Manzitti, Rizzo, Garay. Fue todo un éxito.

               Me alegra consignar que la versión 2016 de la Ópera de Viena estuvo muy lograda. Tuvo un buen elenco y muy positivo aporte orquestal, pero lo más importante fue la calidad de la puesta de Otto Schenk; dada la edad octogenaria del artista, supongo que esta puesta es de varios años antes pero no lo puedo confirmar. Respeto por la obra, imaginación y belleza, muy ayudado por la escenografia de Anna Buchbinder que nos da una ambientación forestal atrayente. La partitura no necesita de grandes cantantes pero sí de profesionales que dominan la música y son buenos actores; no es nada fácil y el nivel fue de bueno a muy bueno. El director de orquesta Tomas Netopil, checo, es Director estable de la Ópera de Essen y ha dirigido en Viena Janácek y Smetana pero también "Idomeneo y "La Walkiria", además de dirigir varias óperas de Janácek en Brno.

               Janácek vivió entre 1854 y 1928, y salvo "Jenufa" (que realmente se llama "Jeji pastorkyna", "La hija adoptiva"), que fue iniciada en 1894 y terminada recién en 1903, sus otras óperas importantes fueron escritas entre 1917 y 1928, de los 63 a los 74 años; el único otro caso de gran operista tardío fue Verdi, pero con la diferencia que ya había realizado magníficas óperas antes de cumplir 40. Dato fundamental: a diferencia de Dvorák y Smetana, que eran bohemios, Janácek era moravo; tienen otra tradición y folklore. Visité la capital, Brno, interesante ciudad, y allí pude darle la vuelta entera a la magnífica Ópera Janácek (no pude ver ópera, pero aunque no en este edificio moderno, fue allí donde el compositor estrenó sus ultimas cuatro óperas, incluyendo "La zorrita astuta"). Es inútil comparar a Janácek con cualquier otro compositor: su música es única, como la de Berlioz; tuvo discípulos y nadie escribió en su estilo. Muy difícil, aparentemente caótica, tiene su propia lógica, basada en el fuerte contraste entre lo melódico y lo rítmico y su absoluta sujeción a los acentos naturales del idioma checo, además de la influencia de los modos folklóricos y de los sonidos de la naturaleza. El humor en "…Broucek" y en "La zorrita astuta" es muy checo y quienes han visto bastante cine de esa procedencia saben que no se parece al de cualquier otro país. Y si bien Janácek no tiene el don melódico de Dvorák, hay melodías muy bellas en "La zorrita astuta", su ópera que mejor refleja la relación de los animales con la gente, con frecuencia nada bondadosa. Cantan los animales con sentimientos similares a los de los seres humanos, pero ya sabemos que esto ocurre en los chistes de La Nación y que en Egipto los dioses se animalizan.  "La zorrita astuta" es una ópera corta: tres actos, una hora y media; pero sería un error combinarla con otra: es demasiado especial. El libreto está adaptado (creo que por el compositor) de "Las aventuras de la zorrita astuta" de Rudolf Tesnohlidek. La naturaleza es cruda; y no sólo los animales se rigen por quién come a quién, sino que plantas y árboles pueden ser invasivos. Los cuentos presuntamente para niños de los hermanos Grimm son con frecuencia terribles, y en los niños como en los adultos está la tendencia agresiva. Y en el libreto de esta ópera; sin embargo, lo expresa Richard Gorer en el diccionario Grove de esta manera: "es una ópera encantadora en la que el estudio de Janácek de los sonidos naturales lleva a resultados sorprendentes. La música es excepcionalmente melódica" (comparada con otras obras suyas). No es nada fácil de poner en escena y tiene una multitud de personajes, pero el esfuerzo vale la pena.

               El Primer Acto tiene dos escenas; en la primera estamos en el bosque en un atardecer veraniego, pero en una zona de barranco con una guarida que alberga a un tejón. Algún lugar de Moravia, en año no especificado, pero que puede ser contemporáneo de Janácek. La música, luminosa, no es un Preludio porque hay actividad escénica. El tejón fuma una larga pipa. Alrededor de él bailan mosquitos y una libélula azul. Al entrar el guarda forestal se escapan los insectos y el tejón entra a su guarida. El hombre monologa: "Se viene una tormenta; descansaré un rato. Al día siguiente de mi noche de bodas estaba tan exhausto como ahora". (Aparecen un grlllo y una langosta y bailan). "Tú, mi viejo rifle, apóyate sobre mi corazón". Cantan los insectos, la langosta dice, "al viejo estilo, con trinos"; el mosquito y un sapito dialogan (el segundo con una sola palabra onomatopéyica, "bre-ke-ke"). Aparece la zorrita y viendo al sapito pregunta a su mamá (que no aparece), "¿qué es eso? ¿es bueno para comer?". El sapito, asustado, salta y va a parar a la nariz del guarda forestal, despertándolo. Ve a la zorrita y la atrapa y riéndose se la lleva, "divertirá a mis hijos"; entra la libélula y pliega sus alas. Ya esta primera escena nos da la pauta del tipo de humor de la obra y del arduo trabajo que tienen vestuarista y maquillador para presentarnos animales interpretados por seres humanos que cantan y bailan. Y para los intérpretes, que tienen que sugerir qué animales se supone que son. Me pareció un trabajo muy bien logrado.

               Tras un Interludio de admirable orquestación y energía, en la siguiente escena estamos en el patio de la cabaña del guarda forestal. Tarde de otoño, meses después de la Primera escena. La zorrita ya no es niña sino "adolescente". El guarda entra con su perro Lapak y su mujer, ahora gorda y quejona (no la bella mujer de décadas atrás), sólo dice que le traen pulgas. La zorrita lame la leche que le virtió el guarda pero se lamenta. Lapak le dice: "No seas llorona, piensa en mi vida solitaria. Qué tormentos sufro cuando llegan los meses del amor; pero me dediqué al Arte. Canto de noche tristes canciones creadas por mí" (para el guarda, son ladridos) "¡pero entonces el viejo me golpea! ¡Canto y sigo sin saber qué es el amor!". Zorrita: "No tengo experiencia amorosa. Pero algo me enseñaron los estorninos cuyo nido estaba arriba de nuestra cueva; se reprochaban cosas inmorales; al viejo libertino le dieron su merecido el cuervo y el halcón. Tampoco los jóvenes estorninos se portaban bien; uno tuvo un asunto ilícito con un cucú: aprendió a robar sus huevos y llevarlos a otro nido. Otro tuvo que indemnizar a una urraca con avellanas". Lecciones de comportamiento humano, como se ve. Entran dos niños, Pepik y Frantik; "¡una zorrita!", dice Pepik, levantándola; Frantik: "¿muerde?", y como la zorrita gruñe, le golpea la nariz con un palo; la zorrita le muerde la pierna y quiere huir hacia el bosque pero el Guardia logra agarrarla; su mujer le ataca: "¡Te tiraré esa zorra a tu cabeza! Huele y hace lío". El guardia: "Quedará atada". Interludio: en un sueño la Zorrita se cree una muchacha y llora y luego vuelve a ser zorrita. Es de noche. Lapak le dice: "No deberías haber intentado escapar". La mujer del guarda sale y da de comer a los pollos. El Gallo se dirige a las gallinas: "¡La zorrita quería cazarnos y ahora no puede! ¡Pongan sus huevos y las ayudaré!". Una de las gallinas, Khokholka, las alecciona: "¡Sufran!" (como si fueran parturientas). La zorrita les recomienda: "¿para qué necesitan al gallo? ¡Crean un nuevo mundo donde todos tengan su lugar de felicidad!". El gallo, enojado, trata a la zorrita de hambrienta que quiere comerlas. La zorrita se hace la muerta, las gallinas y el gallo se acercan curiosos, pero ella controla al gallo y empieza a comerse las gallinas. Khokholka se horroriza, se desespera la mujer del guardia y pide al marido que la mate; la zorrita logra quebrar la cuerda y esta vez sí huye hacia el bosque, no sin antes desafiar al guardia espetándole que no tiene miedo. Esta escena tiene varios significados: un ataque a los malos líderes (el Gallo), metafóricamente la mediocridad de los humanos que se dejan llevar por esos líderes, la zorrita dando lección de cómo alimentar una revolución mentirosa, y ya en cuanto a su lado animal, un violento acto que la lleva a alimentarse. Zorrita no sólo astuta sino también arrogante y cruel y simultáneamente un ser que no acepta ser atado y manejado. Me hizo pensar en "Rebelión en la granja" de Orwell.

               Al iniciarse la Primera escena del Acto segundo, estamos de vuelta en el bosque junto enfrente de la guarida del tejón. Atardecer. Escena breve y contundente en la que la zorrita molesta tanto al tejón que éste, tras amenazar con llevarla ante un juzgado, la golpea y así le sale el tiro por la culata: ahora es ella la que lo acusa de libertino y llevarlo ante la Corte; los insectos primero están a favor del tejón y luego de la zorrita. El tejón se considera moralmente ofendido y decide dejar la guarida. En cuanto lo hace la ocupa ella. Un evidente paralelo con la vida de los humanos y los casos injustos de desalojo. También de la mediocridad de aquellos que cambian de opinión porque no tienen opiniones. Y la zorrita no sólo es astuta sino corrupta, ella que había atacado a los estorninos con ideas diametralmente opuesta meses antes. Como se ve la historia de esta ópera tiene mucho de ataque político bajo el artificio de un cuento animalesco.

               La Segunda escena transcurre en una taberna del pueblo y es un diálogo entre el Guardia y dos nuevos personajes: el Párroco (que se parece al tejón: lo canta el mismo artista) fuma una pipa; y el Maestro de escuela. Es una extraña charla de amargados en la que el Guardia ataca a los otros dos. El Guardia pretende que finalmente una muchacha atrajo al Maestro, pero el Párroco expresa en latín: "No darás tu cuerpo a una mujer". El Guardia se refiere a su propia mujer; nos enteramos que se llama Veronika; "hace muchos años ella nunca quería dormir pero en este mundo todo se marchita; el alerce es verde en Mayo, ahora está desnudo". El Párroco le menciona a la zorrita y el Guarda se enfurece; entonces ataca al Maestro llamándolo estúpido y de estar tan flaco que parece un esqueleto. El Maestro decide irse: "escucho al gallo". Y el Guardia hace una cita bíblica: "¡Pedro traicionó a Cristo por un gallo!". El Maestro se va mientras el Tabernero le recuerda que sus nuevos inquilinos lo esperan; el Maestro se va. El Guardia hace otra cita: "¡Comerás el pan con el sudor de tu frente!" pero el Señor nada dijo en cuanto a beber; y le pide otra copa al tabernero. Éste vuelve a mencionarle la zorrita y el Guardia se despide indignado. En síntesis, el Guardia lamenta la decadencia sexual por un lado, y por otro se considera humillado por la zorrita. Y no es nada noble en su trato a los comensales.

               La Tercera escena nos vuelve a llevar al bosque; un sendero empinado y una cerca con girasoles; luna llena. El Interludio es muy breve. Si la anterior Escena resultó algo árida, ésta es bastante divertida y tiene los mismos personajes. El Maestro monologa: "¿Por qué pasé toda la noche en la taberna?"; se tambalea, demasiado alcohol. Se queja del sendero, resbaladizo por la lluvia. Dice que gracias al palo (no bastón) que lleva, tiene más equilibrio; pero contradiciéndose prueba a caminar sin él y se cae. Y sobreviene un episodio muy particular: la zorrita se coloca detrás de un gran girasol y lo mueve; el Maestro tiene una reacción musical: "¡Staccato!", y cuando una brisa mueve al girasol, exclama "¡Flageoletto!" y enseguida supone en su borrachera que allí está su amada Terynka. Y el girasol mueve su "cabeza". El Maestro le declara su amor y cuando el girasol se aparta de la cerca él trata de saltarla y la quiebra; la zorrita se escapa y se esconde. Y entonces va llegando el Párroco por el mismo sendero: "Recuerda ser un buen hombre", expresa. Y rememora la chica que le gustaba en su adolescencia. Brillan los ojos de la zorrita desde los matorrales. "Ojos como un estanque, pero que escondían la traición con el aprendíz del carnicero. ¡Y me acusaron a mí, el joven cura Alois! ¡Y desde entonces no pude pensar límpidamente en una mujer!". Entonces se escucha desde lejos la voz del Guarda: "¡Ya te voy a agarrar!"; y la zorrita cruza velozmente el sendero.  Desde aquí Párroco y Maestro cantan las mismas palabras, concluyendo "Él no entiende que el hombre es un organismo delicado" y ambos corren en direcciones opuestas mientras el Guardia sale del bosque con el rifle en la mano: "¡Apostaría cualquier cosa que esa era nuestra zorrita!".

               La Cuarta Escena es fundamental, quizá la más linda de la ópera: el cortejo y casamiento del Zorro y la zorrita. Un breve Interludio con coro y estamos en la guarida de la zorrita. Noche de verano con luna. Ella ve a un joven zorro acercándose y queda impactada; el zorro entra: "¿La asusté, señorita?" "Éste es probablemente un lugar para nidos". Ella miente; "vivo cerca; vine porque tenía dolor de cabeza" (extraño motivo). "Permítame acompañarla; hay cazadores y uno de nosotros podría tener un accidente", "Si me lo permite su madre"; ella:  "no, hace mucho que no la veo" (nunca se explica por qué). Y vuelve a mentir: "Tengo mi propia casa, mi tío el tejón me la dejó en su testamento" (¿un tejón tío de una zorra?). Sigue mintiendo (¿ser astuta equivale a mentirosa?): "estuve muy cómoda en la cabaña del guarda". Y sigue distorsionando lo ocurrido: "Me educaron como a un humano; pero robé, ¡y una vez me agarraron!  Una zorra sabe cómo defenderse pero esta vez me golpearon; perdí parte de mi cola; le dijo a su mujer que con mi piel le haría un saco digno de una condesa. Gritando lo acusé de torturador. Y de no darme comida. Lo empujé, se cayó al suelo y me escapé y me sentí libre". Un admirado Zorro se presenta: "Espalda dorada, Zorro con los anillos rizados, de la Barranca Profunda". El Zorro es soprano o mezzo. La Zorrita se presenta a su vez de un modo poco creíble tras haber atacado al Guardia: "La zorrita astuta de la cabaña del Guardia frente a la laguna". El Zorro: "¿Puedo volver a visitarla?"; ella: "¡ninguna objeción!". "Vengo aquí entre medianoche y la una. No tengo amigos de modo que vengo sola". Él: "¡Verdadero modelo de mujer moderna!"; "¿come conejos?". Ella: "¡Me encantan!". Él: "¡Buenas tardes", y se va.  La música llega a paroxismos en el largo episodio sobre la cabaña del guardia.  Cunado sale el zorro ella se pregunta si es bella; el zorro, él también mentiroso, no se fue y escondido la mira y se dice "¡Es muy linda! ¡No puedo dejarla escapar!". Vuelve a entrar en la guarida y ella actúa como si hubiera estado ausente mucho rato (otro disimulo). Él le trae un conejo para comer, y ambos lo irán comiendo. Él la besa en una oreja; ambos dicen que no han amado antes. Él: "No encontré a quien pudiera respetar y por la cual daría mi vida; pero si la encontrase le preguntaría si me quiere". La abraza apasionadamente y es rechazado: "¡Te tengo miedo! ¡Sos horrible! ¡No quiero verte más!" (¿lo siente así o es una estrategia?; me inclino por lo segundo). Él: "¡Destrúyeme! ¡Así no quiero vivir!" (otra estrategia). Ella: "¿Realmente?". Él: "¡Sí, me enamoré de ti, Bystrouchka" (Zorrita). Sigue disimulando el Zorro: "¡Amo tu alma, no tu cuerpo!". Chiste de Janácek: "¡Escribirán óperas sobre vos!". El Zorro la abraza: "¡Me quieres!". Ella, tímidamente: "¡Sí". Entran a la guarida. Aparece la libélula y baila; el búho le cuenta que los vio y que Bystrouchka se está portando mal. Ríen ardillas en los árboles; el erizo saca la lengua.  Salen los dos de la guarida; ella llorando le cuenta algo al oído y él decide que deben ir de inmediato ante el párroco a casarse (extraña biología: ¿cualquier contacto sexual entre zorros es embarazo?). Un Pájaro carpintero resulta ser el párroco; el zorro le dice que quieren casarse ya y el "párroco" los casa de inmediato. En un delicioso final los animales del bosque festejan bailando y con un coro onomatopéyico.

               Tercer Acto, Primera Escena. Otoño, mediodía, al borde del bosque. Aparece un nuevo personaje, Harasta, buhonero. El Guarda forestal aparece bajando por el mismo sendero. Esto sucede durante un Preludio. Luego Harasta canta una canción de amor pero con una frase peligrosa para él: le comprará a su amada un vestido verde para caminar con ella. Ve cerca del sendero a una liebre muerta y está por apoderarse de ella cuando avizora al Guarda. Dialogan y Harasta le dice que va a casarse…con Terynka (sí, el amor del Maestro). Dice el Guarda: "¿Está seguro de no estar robando caza?". Harasta: "Casi lo hago, pero una vocecita me dijo no hacerlo, ¡te meterás en un lío!". (O sea, casi una confesión). El Guarda va ver el conejo (extraño cambio, era liebre) y está rodeado de patas impresas de zorro (o zorra). "¿Ella jamás me dejará en paz?", y coloca una trampa. Ambos se van. Enseguida entran los zorritos hijos de Bystrouchka y Espalda de Oro y cantan una cancioncita simpática: "La zorrita corre con papas en su saco; ¡apúrate, conejo, sácaselas! La zorrita corre llevando cúrcuma picante, ¡los erizos la siguen para romper su saco y divertirse!". Entran sus padres, examinan al conejo muerto y se dan enseguida cuenta que allí estuvo un hombre. Y ella no tiene dudas que es el Guarda: "huelo a su pipa en la cadena". Luego se preguntan cuántos hijos tienen y no lo saben…(parece que contar no es un talento que tengan); él quiere tener muchos más, ella le dice que se calle, en el bosque todos escuchan…"Esperemos hasta Mayo".  Y de repente escuchan a Harasta cantando; se ocultan pero la zorrita lo mira. Llega con una canasta llena de pollos; la zorrita se tira como muerta delante de él. La ve y saca el rifle: ¡Será un lindo manguito para Terynka!". La zorrita se levanta como si estuviera lastimada y se mueve tanto que Harashta no logra apuntar; tropieza y al caer se quiebra la nariz. La zorrita y sus hijos corren hasta la canasta y empiezan a comer pollos. Harasta se dirige hacia ellos, que se descuidan, y apunta; ella queda moribunda y los hijos se dispersan. Muy astuta la zorrita pero descuidada.

               Segunda escena. Tras un extenso y bastante dramático Interludio, estamos en el jardín de la Taberna. El Guardia dialoga con el Maestro y con la Mujer del tabernero, que les cuenta que Terynka se casa ese día y tiene un manguito nuevo…El Guardia consuela al Maestro y pregunta por el Párroco; ella les dice que está muy solo en su nuevo destino, y repentinamente el Guardia quiere irse. Debe sacar al perro Lapak de paseo, que está viejo como él. Y sobre esta despedida melancólica concluye la historia de la Zorrita.

               Pero falta la Escena Tercera, con un Interludio grato; sale el sol tras un chaparrón en el mismo lugar de la Primera escena del Acto Primero. El Guardia está subiendo el sendero cuando encuentra un espléndido hongo. Y rememora cuando con su mujer subieron ese mismo sendero y recolectaron hongos y luego se besaron ciegos de amor al día siguiente de casarse.  Luego: "¡Qué extrañamente bello es el bosque!". Y fantasea sobre las dríadas que traerán rocío a los capullos, primaveras, anémonas, "¡y la gente pasará y entenderá que están experimentado una felicidad sobrenatural!". Se queda dormido; lo rodean los animales del bosque con música ensoñadora; pero pronto se despierta y se encuentra con una zorrita "niña", "¡exactamente como la madre! Te llevaré como a ella pero te educaré mejor, así no hablarán de vos y de mí en los diarios". Pero la zorrita se escapa y lo que agarra es un sapito, y éste le cuenta: "Mi abuelo me contaba sobre usted". El guardia deja caer el rifle y queda emocionado. Fin.

               Una ópera donde nadie (hombres y animales) está libre de gruesos defectos y que sin embargo tiene un encanto muy particular. Y esta versión supo comunicarlo; no sólo la admirable puesta en escena, también la excelente orquesta y la hábil mano de su director Tomás Netopil, y un elenco que fue de bueno a muy bueno; me falta referirme a ellos. Por supuesto las tres figuras centrales son el Guardia forestal, la Zorrita y el Zorro, pero una figura episódica, la de Harasta, es la que termina con la vida de la Zorrita, y también inciden aunque menos el Maestro y el Párroco. Hay mucha renovación en los artistas que suelen cantar en la Ópera de Viena, y al no haber viajado en años recientes me resultan nuevos, como creo que lo son para casi todos los melómanos argentinos. Sin embargo, están apareciendo muchas figuras nuevas meritorias. El Guardia Forestal fue interpretado por Roman Trexel con cabal conocimiento del personaje y muy cómodo manejo del lenguaje; tiene una buena voz sin ser Thomas Allen. Chen Reiss fue muy convincente como la Zorrita; en lo físico ágil y de fuerte temperamento, y en lo musical pleno dominio del arduo texto y adaptación a los distintos cambios de ánimo. En su caso los datos son concluyentes: la soprano israelí tras varios años en la Ópera de Baviera (Munich) ahora es artista residente de la Ópera de Viena pero además ha dado conciertos con las mejores orquestas (Chicago, Concentgebouw), grabado varios discos de música sacra y Lieder y cantado en varios teatros personajes como Gilda, Pamina, Zerlina, Rosina, Konstanze.  Huyna Ko, coreana, supo dar al Zorro una masculinidad que lo hizo creíble y dio elegancia al personaje; su voz tiene buen color y contrasta en el timbre con la de Chen Reiss. Son en cierto grado ingratos los roles del Maestro y del Párroco, enamorados que fracasan, pero en particular Joseph Dennis como el Maestro supo jugar la fantasía cuando cree que el girasol es su amada. Los dos (Marcus Pelz como Párroco) tienen un material vocal suficiente para roles de carácter; y cabe recordar que Pelz también hizo el rol de Tejón. Fueron simpáticos los niños que cantaron los hijos de Zorrita y Zorro, especialmente la que interpreta a la Bystrouchka niña, y como corresponde antipáticos los hijos del Guardia forestal. Harasta fue cantado con voz áspera pero comunicativa por Paolo Rumaz. Correctos el Posadero y su mujer, y cumplió con su poco agraciado rol quien hizo de Mujer del Guardia forestal. Aceptable el resignado intérprete del perro Lapak y odioso como corresponde el Gallo del veterano Heinz Zednik, que supo ser un notable Mime hará unos 20 años. Los pequeños roles de animales del bosque (bailarines y cantantes) fueron importantes para dar el clima adecuado para que el mensaje de amor a la naturaleza llegara al espectador y lo hicieron bien. En suma, englobando el total, misión cumplida.

Pablo Bardin


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