En el ciclo de la Fundación Beethoven en El Nacional dedicado a las óperas seleccionadas para DHLive por el Met (Metropolitan Opera, New York) comenté "Akhnaten" de Glass, pero una celebración familiar me impidió apreciar la versión de "Wozzeck" de Alban Berg; sé por terceros en los que tengo confianza que estuvo notablemente dirigida por Nézet-Séguin e interpretada por Peter Mattei, pero que la puesta es muy dudosa: negrura exagerada, una sola escenografía para una ópera con múltiples escenas en lugares muy distintos, y un ridículo títere como el niño de Marie, lo que arruina la escena final. Luego vino la admirable versión de "Porgy and Bess" de Gershwin, el 1 de febrero, que comenté con entusiasmo.
"Agrippina", la notable ópera veneciana de Georg Friedrich Händel, fue la siguiente y se proyectó el 29 de febrero, día bisiesto. Estaba programado "Der Fliegende Holländer" de Wagner el 14 de marzo, pero cayó víctima del coronavirus. Por el momento no se canceló "Tosca", el 11 de abril; veremos.
Esta crítica va a ser extensa porque es una ópera muy importante del Barroco tardío y como trata de famosos personajes históricos romanos decidí dedicar un par de páginas a una síntesis de los datos salientes, ya que opino que en una obra basada en hechos históricos es muy útil saber hasta qué punto el libretista se atiene a lo que ocurrió y cuál es la dosis de fantasía. Aquellos lectores que sólo quieren el análisis de la obra sigan de largo hasta encontrar una línea de asteriscos: allí empieza la segunda parte: la partitura y el libreto. Más asteriscos, y llegamos a la Tercera Parte: los intérpretes y la puesta.
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LO HISTÓRICO
AGRIPPINA. Hubo dos en la Roma imperial: la Mayor (14 BC-AD33), nieta de Augusto, se casó con Germanicus Caesar y tuvo 9 hijos; uno fue el Emperador Gaius, llamado Caligula (37-41); una de sus hijas fue Agrippina la menor (15-59), madre de Nerón. Su primer marido, Gneus Domitius Ahenobarbus, fue el padre de Nerón. Se casó luego con Passienus Crispus; se cree que lo envenenó, en 49. En ese mismo año se casó con su tío, el Emperador Claudio, doblegando la ley romana que lo consideraba incestuoso. Lo indujo a aceptar a Nerón como sucesor en vez del hijo de Claudio, Britannicus. En 54 Claudio murió, quizás envenenado por ella. Nerón fue emperador a los 16 años y ella, Regente, protegió a Séneca y Burrus, que adquirieron gran poder. Cuando ella se opuso al amor de Nerón por Poppea, Nerón asesinó a su madre.
CLAUDIO. Tiberius Claudius Caesar Augustus Germanicus (10, Lugdunum -Lyon; 54). Hijo de Nero Claudius Drusus, General; yerno del Emperador Tiberio; y nieto de Drusilla, mujer de Augusto. Claudio fue una figura contradictoria: mala salud, aspecto poco atrayente, poco refinado, torpe, pero de intelecto considerable. Así, escribió un panfleto defendiendo al político republicano Cicerón (ejecutado por los triunviros) y en griego nada menos que 20 libros de historia etrusca y 8 de cartaginesa, ¡pero todos desaparecieron! (probablemente destruidos por sus numerosos enemigos, a su vez consecuencia de actitudes tiránicas de Claudio). Más una autobiografía y un tratado del alfabeto romano con sugerencias de reforma ortográfica (¡también desaparecieron!). Su primera esposa, Plautia Urgulanilla, tenía sangre etrusca; él se divorció y se casó con Aelia Paetina; luego con Messalina Valeria y finalmente con Agrippina la Menor. Al menos con las dos últimas, tuvo muy mala puntería para elegir esposas y para peor les hizo caso. Messalina (22-48) fue un caso famoso de erotismo desenfrenado y maldad; Claudio se casó con ella antes de ser Emperador y tuvo dos hijos: Octavia (luego mujer de Nerón) y Britannicus. Ella hizo condenar a muerte al Senador Appius Silanus porque la había rechazado; varios otros senadores murieron por denuncias suyas; además causó la muerte del liberto Polibio, uno de los secretarios de Claudio; pero otro secretario, Polibio, convenció a Claudio que ella lo engañaba con Gaius Silius, se había casado secretamente con él, que pretendía el trono; entonces Claudio la condenó a muerte… Con Agrippina ya vimos lo que pasó. Pero Claudio como Emperador (41-54) tuvo su importancia. Antes había sido cónsul en el reino del hijo de su hermano, Gaius (Calígula), con quien no se llevó bien; cuando Calígula fue asesinado por muy buenas razones en 41, Claudio fue encontrado tembloroso por un soldado; la guardia pretoriana lo hizo Emperador. Pese a que su alcurnia lo relacionaba con el Senado, lo odiaban por haber hecho caso a las maldades de Messalina e intentaron matarlo varias veces, y el apoyo de Claudio estuvo siempre en la guardia pretoriana y en los libertos. Y así fue un Emperador que pasó poco tiempo en Roma y mucho en campañas bélicas: invadió por primera vez lo que sería luego Inglaterra, fundando entre otras ciudades Londinium (Londres); anexó Mauritania, Licia y Tracia, convirtió a Judea en provincia; evitó sin embargo luchas contra los Partos (al este del Teheran actual) y Germanos. Pero también aportó inteligentes políticas judiciales y manejó las provincias con habilidad; fundó Colonia Agrippinensis (Köln, para nosotros Colonia). Hizo un nuevo puerto en Ostia. En lo religioso respetó la tradición romana pero defendió a los judíos de la hostilidad egipcia en Alejandría. Controló el Tesoro; creó un gabinete de libertos; y en su Lugdunum donde nació admitió galos en ese Senado. Claudio fue contradictorio, comprensivo, despótico, pedante, desinhibido; hizo mucho de bueno y de malo, aunque lo último por dejarse llevar por sus terribles esposas, con quienes fue ridículamente crédulo. Fue evocado por Robert Graves en dos novelas: "I, Claudius" y "Claudius, the God, and his wife, Messalina" (1934), brillantemente convertida luego en una serie que se proyectó en nuestro British Arts Center.
NERÓN. Lucius Dimitius Ahenobarbus, o Nero Claudius Caesar Augustus Germanicus, o Nero Claudius Caesar Drusus Germanicus (37-68). Un caso único tipo Jekyll and Hyde, no como la madre, que fue maldad pura. Es lógico que la imagen de Nerón sea la del monstruo y generalmente no se sepa de una etapa anterior positiva. Tras una etapa donde fue tutelado por Séneca y Burrus, llegó la mayoría de edad, y entonces eliminó el acta de traición de Claudio (que "justificaba" la matanza de senadores); mejoró la situación de los esclavos; relegó los gladiadores e inauguró competiciones de poesía, teatro y atletismo; ayudó a los judíos y a ciudades que habían sufrido desastres. Algo pasó en su cabeza cuando Agrippina se puso en contra de su amor por Poppea; había matado a Britannicus instigado por ella para poder ser coronado Emperador (el año pasado se vio en la Sala Lugones la película de la versión moderna de la Comédie Française de la admirable tragedia "Britannicus" de Racine); no toleró más ser manejado por Agrippina y la mandó asesinar en 59; y luego a Ottavia, la hija de Claudio propuesta como esposa por Agrippina, con quien se había casado; la hizo asesinar en 62. Fue un amor loco literalmente. Poppea (Poppaea Sabina) estaba casada con el Senador Otho, que luego será Emperador; Nerón anula ese casamiento, se casa con ella y manda a Otho a Lusitania (curiosamente, no lo mata). Viven felices entre 62 y 65, cuando ella muere precozmente (no fue asesinada). Nerón volvió a casarse, esta vez con Statilia Messalina (supongo que pariente de Valeria Messalina). En esos años no reinó realmente; p.ej., dejó sin control a los soldados, y la brutalidad de ellos en la futura Inglaterra llevó a la insurrección de la Reina Boudicca (Boadicea) y a la destrucción de Londinium. En realidad Nerón enloqueció: se creyó un genial poeta, actor y músico (tocando la lira), lo que escandalizó a los romanos, que lo sintieron indigno de su cargo. Cuando ocurrió el gran incendio romano (64) él no estaba allí sino en la ciudad donde había nacido, Antium en el Lazio, y hoy se cree que no fue culpable, pero el populacho creyó que sí. En esos años Nerón había gastado enormes fortunas en cosas innecesarias, y luego del incendio aplicó impagables impuestos para empezar una obra gigantesca, el prodigioso palacio la Casa Dorada que hubiera ocupado un tercio de la Roma de entonces, en vez de reconstruir lo mucho que las llamas habían devorado. La conspiración de Gaius Calpurnius Piso (65) no logró derribar a Nerón, y Séneca y Lucano murieron como consecuencia. Luego Nerón se fue a su adorada Grecia durante 15 meses para actuar en los más variados roles, incluso como esclavo o como mujer. Al volver a Roma cundió la rebelión; el Senado lo condenó a morir como esclavo en una cruz y bajo el látigo; Nerón huyó y según Suetonio se suicidó con una daga. Fue el primer Emperador con "damnation memoriae": su reino fue obliterado por orden del Senado. Resultado; guerra civil en los siguientes años. Cabe aquí mencionar que hay dos óperas sobre Nerón: la póstuma de Boito y la de Mascagni; la de Boito tiene dos grabaciones en mi catálogo 2000 y la de Mascagni dos arias por Domingo y Scotto; se dan rara vez y confieso no conocerlas (me intrigan).
OTHO (OTTONE). Marcus Otho Caesar Augustus (Marcus Salvius Otho), 32-69. Gobernó Lusitania (actual Portugal) de 58 a 68 y lo hizo muy bien. Aparte de lo mencionado en Roma, Nerón también sabía que tanto en Galia como en Hispania los soldados se habían sublevado: Julius Viudex en Gallia Lugdunensis y Sulpicius Galba en Hispania Tarraconensis (Tarragona). Otho se añadió a la rebelión de Galba; esperaba ser su sucesor pero Galba nombró a Lucius Piso Licinianus (Enero 69). La guardia pretoriana se rebeló, Galba y Piso fueron asesinados y Otho fue aclamado Emperador. Pero en Germania (otra rebelión) habían nombrado a Aulus Vitellius; Otho mandó barcos a Narbonensis (Narbonne), llamó a tropas del Danubio y en Marzo fue hacia la actual Italia, donde se añadieron soldados de Illyricum (Dalmacia); pero cerca de Cremona Vitellius venció y Otho se suicidó; fue Emperador apenas tres meses en continuas batallas.
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LA ÓPERA.
En 2004 tuvo lugar el estreno en Buenos Aires de "Agrippina", uno de los mejores trabajos de Buenos Aires Lírica, en el Avenida. Hubo una puesta razonable de Claudio Gallardou, interesantes escenografía y vestuario de Renata Schussheim, y una orquesta historicista manejada con estilo (aunque con algunos desajustes) por Juan Manuel Quintana. Se logró un notable reparto: Agrippina: Carla Filipcic Holm; Claudio: Hernán Iturralde; Nerón; Rosa Domínguez; Poppea: Laura Antonaz; Ottone: Franco Fagioli; Pallante: Alejandro Meerapfel; Narciso: Pablo Travaglino; y Lesbo: Sergio Carlevaris. Antes de verla sabía que la ópera veneciana de Händel era muy especial y verla me entusiasmó. Años después compré la notable grabación CD dirigida por Reginald Gardiner con un elenco inglés en su mayoría y de bastante buen nivel: Agrippina: Della Jones; Claudio: Alastair Miles; Nerone: Derek Lee Ragin (contratenor); Ottone: Michael Chance; Pallante: George Mosley; Narciso: Johann Peter Kenny; Lesbo: Julian Clarkson; Giunone: Anne Sofie von Otter. Con los English Baroque Soloists. Philips. Esta versión, que creo integral, dura 3 h 38 minutos. En mi catálogo CD del 2000 sólo figura otra versión, la de la Capella Savaria dirigida por Nicholas McGegan en Harmonia Mundi, con un elenco de artistas menos conocidos. Si luego hubo otras no lo investigué. Las dos incluyen el verdadero final: la intervención de la diosa Juno seguida de un breve ballet; en el Met Di Donato se apropia de la intervención de Juno y no hay ballet. Recientemente hubo una grabación para Erato con Di Donato y la orquesta que la acompañó en Buenos Aires, Il Pomo d´oro; en el reparto están Fagioli
Y Pisaroni (que conocimos con Hampson).
Händel, nacido en Halle (estuve allí y vale la pena visitar su museo, ubicado en el edificio donde creció; además la ciudad ofrece un Festival Händel cada año), luego fue a la única ciudad alemana donde se ofrecía ópera de modo intensivo: Hamburgo. Tenía sólo 18 años pero venía bien pertrechado porque en Halle había estudiado con Zachau (organista de la magnífica Liebfrauenkirche) contrapunto, armonía, órgano, clave, violín y oboe. El padre del compositor lo tuvo a 63 años y le obligó a estudiar Derecho; el padre era barbero-cirujano (otra era la medicina entonces…) y también lo era de la corte en otra ciudad cercana, Weissenfels. Händel, como Bach, nació en 1685; a ll años visitó la corte de la Electora Sophia Charlotte en Berlín y allí escuchó música italiana; poco después murió el padre. En 1702 completó los estudios de Derecho y fue organista en la Catedral de Halle; el multifacético Telemann, que vivía en Hamburgo, lo escuchó en Halle y lo apoyó en Hamburgo, donde Händel entró como "violino di ripieno" y luego clavecinista del Teatro "am Gänsemarkt" (sí, al lado del mercado de gansos…), liderado por el entonces más importante y fecundo operista alemán, Reinhard Keiser. Si bien ahora es escaso lo que está grabado y muy raro que se represente una ópera suya, escribió al menos 116, cantidad gigantesca, con grandes éxitos; sin embargo poco se imprimió. Y al menos hasta el 2000 las grabaciones de su música fueron escasas; una sola grabación de ópera completa figura en mi catálogo RER 2000: "Masagniello furioso" (1704); no obstante tengo un vinilo dedicado a él, dominado por su versión de "Boris Godunov" (¡!) y coincido con la opinión en el diccionario Grove con respecto al compositor: estilo alemán, gran variedad de expresión y un logro indudable de verdad dramática. Todo un modelo para el Händel adolescente. Anécdota: él y Mattheson (bien conocido por sus opiniones sobre el significado de cada tonalidad en un documento que suele mencionar Videla) fueron a Lübeck para concursar como sucesores del gran Buxtehude como organista principal, pero como Bach, desistieron cuando supieron la condición: casarse con la hija de Buxtehude; pocas dudas cabe que no era nada atrayente la pobre…Otra anécdota: al retornar a Hamburgo, Händel era el clavecinista en la ópera "Cleopatra" de Mattheson, y éste quiso reemplazarlo; hombres de fuerte carácter, se batieron a duelo después de la función y los dos salvaron sus vidas… Pese a un estilo propio, las óperas tenían libretos en italiano. Händel estrenó allí cuatro óperas, y una de ellas es toda una sorpresa: "Almira" y "Nero" en 1705 (20 años); "Daphne" y "Florindo" en 1706. Pero "Nero" ("Nerón") lamentablemente desapareció: se perdió la partitura; y así no podemos comparar con el Nerón de "Agrippina". Al menos hasta 2000 ninguna estaba grabada en CD; lástima, valdría la pena compararlas con sus óperas posteriores. Gastone de´ Medici, hijo del Gran Duque Cosmo III de Toscana, escuchó alguna de estas óperas y le sugirió ir a Italia; en efecto, Händel fue a Florencia ese mismo año 1706, donde tocó en el palacio de Fernando de´ Medici y compuso cantatas en italiano. Meses después (principio de 1707) fue a Roma y se empapó del estilo de Carissimi; compuso numerosas cantatas y escribió obras religiosas, destacándose su extraordinario "Dixit Dominus" (su primera obra maestra, bien conocida aquí). En Julio retorna a Florencia y logra notable éxito con su primera ópera para Italia: "Rodrigo", donde utiliza parte del material de "Almira". A fines de ese año fue a Venecia y aparentemente allí conoció a Domenico Scarlatti. Poco después (1708) volvió a Roma y allí, apañado por el Cardenal Pietro Ottoboni, pudo hablar con Alessandro Scarlatti y Corelli. De entonces es su oratorio "La Resurrezione", que preanuncia algunos fragmentos de "Agrippina", y un dato extraordinario: sería de esa visita la cantata "Agrippina" condotta a morire", HVW 110. Pasó el segundo semestre de 1708 en Nápoles, y es allí donde escribió "Agrippina", demostrando su particular habilidad para adaptarse al estilo veneciano pese a trabajar en el baluarte de la ópera napolitana belcantista, base de su futuro estilo en Inglaterra. Volvió a Roma en los meses iniciales de 1709 y se quedó largo tiempo. A fin de año fue a Venecia y el 26 de Diciembre estrenó con enorme éxito "Agrippina", que se ofreció 26 veces.
El folleto de la grabación de Gardiner tiene un magnífico artículo del gran Winton Dean, conocedor como nadie de la trayectoria händeliana. Para él, y lo pone en el título, "Agrippina es humor pero con compromiso humano"; coincido, y allí está su encanto. Se estrenó durante el largo Carnaval veneciano en el Teatro San Giovanni Grisostomo. Cuatro de los cantantes estuvieron luego en las óperas londinenses de Händel. Su gran experiencia romana escribiendo cantatas (casi siempre para una voz con orquesta de cuerdas) le permitió acostumbrarse a la dicción italiana y a lam alternancia de recitativo secco (con clave) y aria da capo. Un dato fundamental: tanto la obertura como buena parte de la cincuentena de piezas vocales de "Agrippina" contienen elementos de aquellas cantatas o de algún oratorio como "La Resurrezione", aunque siempre reelaborados y adaptados a cada situación del libreto. Éste fue escrito por el Cardenal Vincenzo Grimani, diplomático y Virrey de Nápoles durante la etapa de los Habsburgo, cuya familia era dueña del teatro San Grisostomo en Venecia. A diferencia de lo que habitualmente le ocurrió al compositor, el libreto no había sido utilizado por ningún otro músico. Salvo el sirviente Lesbos, todos los personajes son históricos, pero no fueron tratados al estilo heroico metastasiano sino en la tradición veneciana, muy distinta. Como bien dice Dent, en el estilo que cimentaron Monteverdi y su discípulo Cavalli: mezclando situaciones cómicas con emociones serias y con su sabor irónico. Por un lado es una sátira sobre la corrupción cortesana; por otro los embrollos de comedia tienen una influencia de la "commedia dell´arte" que llegará hasta Donizetti. El libreto toma bastante de los "Anales" de Tácito y de la "Vida de Claudio" de Suetonio, aunque los trata libremente. Grimani dio el material que permitió al compositor "mostrar su extraordinaria percepción de las múltiples sutilezas del carácter humano". Händer "siempre observa, nunca juzga". "Como sucede con Monteverdi, la música de Händel da sus personajes una calidez y vialidad que deja de lado los valores éticos convencionales". Pero yo agregaría: en ambos casos hay una cínica aceptación de monstruosidad, como ocurre en algo tan distinto como el "Mahagonny" de Weill. Como diciendo, y bueno, siempre hubo canallas, qué le vamos a hacer. Así, el fragmento que a mí me impacta particularmente y me parece magistral es el trágico "Pensieri, voi mi tormentate" de Agrippina, donde estoy de acuerdo con Dent: expresa "acción furtiva, ansiedad, culpabilidad y resolución". Por algo la cantó la misma intérprete del Met, Joyce di Donato, en su admirable recital del año pasado, como expresión de maldad guerrera. En el estilo veneciano, la mayor parte de las arias son breves; las da capo son escasas. Hay variedad de orquestación, pasajes sutiles, cuartetos y quintetos, arias que no paralizan la acción sino que la avanzan. Entre 1713 y 1719 hubo representaciones de "Agrippina" en Nápoles, Hamburgo y Viena, pero luego Händel no la repuso. En el siglo XX se la desenterró en Halle en 1943 (¡plena guerra!) y en décadas recientes se reconocieron sus valores. Conviene señalar que varias de sus arias fueron aprovechadas con otros textos en ulteriores óperas y oratorios del compositor.
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INTÉRPRETES Y PUESTA
No es novedad que detesto que se cambie de época una ópera basada sobre personajes históricos de un determinado momento. Ya sé que biológicamente hemos cambiado poco pero las circunstancias varían enormemente; también que es muy fácil destruir y muy difícil construir. Hay un aspecto que no entra para nada en esta obra: la religión. Pero sí los valores: la etapa romana representada es de las más malvadas imaginable y la gran paradoja está en que cuanto más podrida estuvo Roma, mayor fue su influencia en el mundo. Ninguna civilización fue más práctica en sus innovaciones: extraordinarias rutas, acueductos perfectos, habilidad guerrera. En lo artístico, admirables escritores, esculturas de un realismo conmovedor, arquitecturas perdurables, la inteligencia de incorporar la riqueza intelectual griega, grandes avances en lo jurídico (por algo nuestras universidades tuvieron la materia Derecho Romano). Por eso son tan chocantes Mesalina, Agrippina, Nerón, Calígula, Caracalla cuando antes habían tenido a Julio César y Augusto.
Por supuesto, nadie espera que un libreto operístico sea un fiel reflejo de la realidad histórica y grandes escritores pueden imaginar escenas que no existieron y que dramáticamente son espléndidas: el gran dúo de Maria Stuarda con Elisabetta en la ópera de Donizetti sobre la Reina de Escocia es una "trouvaille" de Schiller, y en cambio resulta ridículo que en la "Giovanna d´Arco" verdiana el padre considere que ella es una bruja (también idea de Schiller); hay grandes licencias en "Don Carlo", e igual es una obra estupenda. Pero están en época: cualquiera de esas óperas es una monstruosidad si se pasa al siglo XX. Y ese es el epíteto para la puesta en escena de David McVicar (no le agrego el Sir porque no lo merece, pero ahora regalan ese título en la Gran Bretaña disminuida de las últimas décadas). Ya sé que el mundo está loco: "La Bohème" en la Luna, "Les Troyens" en una galaxia lejana, "Rigoletto" en Las Vegas, "Così fan tutte" en Coney island y un amplísimo etcétera de barbaridades en Bayreuth o Salzburgo. Pero antes de Peter Gelb estas cosas no ocurrían: ahora según él hay que ponerse "a tono con las tendencias europeas para no parecer estéticamente envejecidos"; y no es así: el reciente "Porgy and Bess" demuestra que pueden hacerse las cosas muy bien ambientadas en su exacto momento y que ese es el único camino correcto y decente. Los homenajes a Zeffirelli también: no hay quien haga mejores "Turandot" o "La Bohème" en la actualidad.
Y hay otra desgracia: directores musicales que dirigen en estilo y con calidad pero se pliegan al disparate, como Harry Bicket en esta "Agrippina". Claro está que la culpa es de Gelb: si Bicket decía que no tomaban a otro director que aceptara la puesta porque el régisseur se lleva todo por delante; pero ello sólo es posible si el Director General de una casa de ópera lo permite y no apoya a quienes no aceptan estas tremendas distorsiones. Y muy pocos pueden tener la fuerza como para negarse. Pero quizá lo peor es que por un lado hay mucha gente mayor sin criterio cuya manera de pensar es "y bueno, es la moda" y por otro la mayor parte de la gente joven carece de parámetros porque viven el aqui y ahora y nada saben de historia ni comprenden que cada época tiene un estilo; que la ropa, los gestos, las actitudes no son iguales y que se insulta a los creadores. Y hasta los jóvenes que son intelectuales tienen manga ancha y no se sienten molestos.
Antes de seguir quiero hacer un breve paralelo con "L´incoronazione di Poppea" de Monteverdi, escrita en 1642 ya anciano pero en plena posesión de su creatividad, con libreto de Gian Francesco Busenello. Algunos personajes coinciden con la ópera de Händel; otros no. Séneca no está en Händel ni Agrippina en Monteverdi; están en ambas Poppea, Nerón y Ottone; pero Claudio, Narciso y Pallante sólo figuran en Händel; y muchos personajes aparecen sólo en Monteverdi: Arnalta, Séneca, Drusilla, Ottavia tienen mucha participación, pero hay una multitud de personajes episódicos: Valletto, Damigella, Lucano, Liberto, Littore, 6 Divinidades, Damigella d´Ottavia, 2 soldati, Famigliari di Seneca, Consuli, Tribuni. Es mucho más compleja y cara que "Agrippina", que es un caso raro de ópera a la veneciana cuando ese estilo estaba desapareciendo. Y puede decirse que personajes como Ottavia y Séneca hubieran enriquecido el libreto que musicó Händel.
En realidad "Agrippina" consta de tres actos; en el Met los convirtieron en dos y eliminaron el final mitológico. Así el Acto 1º del Met duró 1 h 44´y el segundo 1 h 37´ , total 3 h 21´, sólo 17´ menos que la grabación de Gardiner.
ACTO I (SEGÚN MET). Como la puesta de McVicar es disruptiva, iré analizando en paralelo a los artistas y los detalles de la régie. Otra cosa muy molesta y expandida es la de no poder escuchar la Sinfonía (como se llamaba entonces a la Obertura) como música pura, sino con la escena invadida y el telón levantado. Dos aspectos quedaron en claro en esos iniciales 3 minutos y medio: música brillante, excelente orquesta que sonó historicista pese a usar los instrumentos habituales de una sinfónica y muy buena dirección de Bicket por un lado; unos presuntos apartamentos privados de Agrippina poblados de gente en ropa no sólo contemporánea sino hippie en torno a una Agrippina en ropa lujosa; aparte de no dar un ambiente romano todo ese gentío movedizo está de más, ya que lo que sigue es un recitativo entre Agrippina (la magnífica Joyce Di Donato) y Nerón (la mezzosoprano Kate Lindsey; en Gardiner lo canta un contratenor, lo cual indica que Nerón era un rol de castrato mezzo). El diseño escenográfico y el vestuario son de John Macfarlane; las luces, de Paule Constable; la coreografía, de Andrew George. "Esta producción fue originalmente creada para el Théâtre Royal de la Monnaie/De Munt, Bruselas, y adaptada por la Metropolitan Opera" (debido a que el escenario del Met es mucho más grande, sin duda). La Monnaie es tristemente famosa por ser "la cuna" de Mortier y no me extraña que haya presentado este disparate, ahora promovido por el Met. El Director del HD en vivo es, como habitualmente, Gary Halvorson, siempre eficaz. Por suerte la obra no tiene coro, así no sufre Palumbo. La escenografía está siempre dominada por una enorme escalinata muy incómoda para los cantantes, a quienes hay que tomar de acróbatas. El batuque inicial durante la Sinfonía no puede ser más inoportuno considerando el carácter del recitativo inicial entre madre e hijo: ella le dice que llegó un documento que cambiará la fortuna de su hijo; Nerón lo lee; el texto informa que el barco en el que estaba el Emperador Claudio se sumergió en una tormenta y él murió. Ella está encantada ya que obviamente nunca quiso a Claudio y dice a su hijo que él deberá ser el Emperador (no menciona a Britannicus, hijo de Claudio por Mesalina y por ende su heredero), se recordará que Nerón tuvo por padre a Gneus Domitius Ahenobarbus, primer marido de Agrippina y ajeno a las condiciones requeridas para acceder al trono romano; Claudio es el tercer marido de Agrippina. Hay un gran dislate del libretista: ella dice que Nerón tiene casi 25 años y no es así: tiene 16 años y ´si lo nombran Emperador ella queda como Regente hasta que él llegue a los 21 años; quiere que Roma lo unja ese mismo día con el trono imperial pero ella será quien decide y tomará a los senadores Séneca y Burrus como secuaces y ejecutores (queda claro en "Agrippina" que ella será la regente pero la ausencia de Séneca y Burrus hace confuso al libreto). Los consejos de Agrippina la pintan de cuerpo entero: "Mantén secreto lo que sabes; deja de lado tu orgullo y preséntate humilde; distribuye entre los pobres el oro que tienes, simpatiza con ellos. Si sientes necesidad de venganza o estás enamorado, disimula; que tu alma lo tolere; para reinar debes controlar tus deseos: las leyes ceden ante el deseo tuyo". No niego que sus palabras son aplicables a cualquier período histórico, aunque siempre en distintos contextos. "No pierdas tiempo, cualquier demora puede destrozar un gran plan". Y él canta un aria donde expresa: "Madre, te adoraré como hijo, aunque sea emperador". Y se va. Llegó el momento de describir cómo lo imaginó McVicar, porque es lo más extraño de toda la puesta. Es un muchachito rockero con los brazos cubiertos por tatuajes como los futbolistas (y más tarde en la obra será cocainómano) y que se mueve continuamente con las más exóticas acrobacias. En el intervalo una entrevista que Deborah Voigt le hizo a Kate Lindsey revela que es una linda mujer rubia más bien bajita y flaca; su transformación en un muy creíble chico adolescente es sorprendente y mucho más lo es que cante bien en cualquier posición extravagante en un aria barroca ardua: ciertamente hace unas décadas nadie hubiera requerido esos talentos en una soprano. Es una exageración injusta y peligrosa: siempre recordaré a nuestro Eduardo Ayas obligado a subir a una montaña de sillas cantando su muy difícil aria de entrada en "L´Italiana in Algeri". Es increíble, Lindsey tiene 39 años; recibida en Indiana University, tuvo varios premios y fue parte del Met Opera´s Lindemann Young Artist development: 9 roles incluyendo Cherubino, Wellgunde en el Ring, Nicklausse en "Los cuentos de Hoffmann", Stéphano en "Roméo et Juliette". En otros lados: Rosina, Mercedes, Zerlina, Ascanius en "Les Troyens", "Idamante". En suma, mucha experiencia y flexibilidad. En cuanto a Di Donato, se adapta a cualquier rol; fue una deliciosa Cendrillon y en este caso se convirtió en una intrigante sin escrúpulos; si exageró los gestos es porque McVicar lo exigió; su canto fue en todo momento sin fallas, expresivo y con frecuencia muy poderoso. Fue el centro de atención, indiscutible protagonista, como lo pide Händel. En cuanto se queda sola en un soliloquio dice que usará a los cortesanos Pallante y Narciso; están enamorados de ella y los puede usar para sus planes; manda un paje para que venga Pallante. Cuando éste llega (Duncan Rock, barítono) cree encontrar en las reacciones de Agrippina señales de interés erótico hacia él y el amplio diálogo se hace cada vez más ardiente, hasta que al final ella lo "perdona" y le cuenta que murió Claudio y que sólo se lo cuenta a él. Agrippina: "Ve al Capitolio, junta gente que nos apoye, y cuando se conozca la muerte del César, que aclamen a Nerón como sucesor. Si mi hijo llega al poder, Pallante reinará con Agrippina". Pallante canta una entusiasta aria: "Sólo en ti, bella adorada, resplandece mi estrella haciendo gloriosa mi fe". Rock es como su apellido; escocés formado en Australia y en Londres, alto, atlético, su voz tiene buen timbre y notable volumen; canta y actúa con gran seguridad y firmeza. Ha cantado en varios teatros importantes aparte del Met: Glyndebourne, English National Opera, Covent Garden, Châtelet, Deutsche Oper Berlin, San Carlo. Cuatro personajes en óperas de Britten, Don Giovanni, el Conde en "Las Bodas de Fígaro", Papageno, Marcello, Belcore. En cuanto se va Pallante, Agrippina llama a Narciso, contratenor (Nicholas Tamagna) y hace el mismo juego; él no tarda en confesar su amor, ella lo "perdona", y si logra que aclamen a Nerón, él reinará con Agrippina. También Narciso tiene su encendida aria: "con apasionado fervor haré lo que me pidas". Y se va. Tamagna, estadounidense, ya tiene una amplia carrera especializada: de Händel, Ruggiero en "Alcina", "Rinaldo", Tolomeo en "Giulio Cesare in Egitto", Polinesso en "Ariodante". También intervino en dos óperas de Vivaldi, títulos de Hasse, Legrenzi, Ottone en "L´incoronazione di Poppea" y ya en el siglo XX, Akhnaten en la ópera homónima de Glass (que comenté recientemente aunque con otro contratenor). Lo mencioné otras veces pero lo vuelvo a decir: los castrati eran viriles y frecuentemente hétero. La marcación netamente gay que McVicar le indicó a Tamagna no es compatible con su declarado amor a Agrippina. El régisseur también lo opone a Pallante: Tamagna es pusilánime e indeciso. Pero ya lo demostró en su aria, canta bien aunque con cierta blandura de expresión. Es probable que cante muy distinto en roles como Rinaldo o Ruggiero, que son personajes fuertes. Las dos escenas pueden considerarse en tono de comedia aunque haya perfidia detrás. En cuanto ella queda sola dice: "alabanzas a quien engaña para reinar". Y enseguida, la rápida y muy florida aria " L´alma mia fra le tempeste" confirma su resolución; Di Donato la cantó con bravura y control.
Plaza del Campidoglio (Capitolio). Nerón (con el mismo absurdo aspecto) está rodeado de figurantes (no hay coro) ante quienes se hace el filántropo, dándoles dinero (recitativo y arioso alternan). Llegan Pallante y Narciso y alaban a Nerón, quien sigue la comedia. Llega Agrippina y cuenta a la multitud desde el trono la triste noticia de la muerte de Claudio ; baja de él y les pide que voten por un nuevo Emperador "justo, caricativo y pío". Pallante y Narciso proponen al hijo de Agrippina y la multitud asiente (es aquí donde sería mucho más eficaz un coro). Agripina y Nerón ascienden al trono, cuando suenan trompetas de fuerte efecto; la orquestación hasta entonces fue más bien tranquila; Lesbo, mensajero, les dice en una arietta: "Claudio pudo llegar al puerto de Anzio; Otho logró salvarlo del orgullo del océano que quería ahogarlo" (¿por qué océano y no mar?). Personaje episódico pero importante, se asemeja al Mensajero en "Aida": la novedad que traen cambia todo. Lo cantó bien Christian Zaremba, que tuvo varias intervenciones después. Consternación y asombro del grupo. Pero Agrippina enseguida reacciona y transmite su "alegría" a la muchedumbre, que mima su respaldo a Claudio; los conspiradores y Lesbo exclaman "¡Viva Claudio!". Lesbo anuncia que está llegando Otho y en un aparte expresa que debe avisar a Poppea que Claudio la desea. Nerón se siente traicionado por los dioses. Aparece Otho (Iestyn Davies, contratenor) en uniforme de marino impecable estilo posguerra circa 1970, y narra la tormenta que hundió barcos demasiado cargados al retorno de haber invadido Britania; su fuerte brazo logró que Claudio no se ahogase (luego resultó cómico que Davies, flaco y no muy alto, hubiera podido salvar al muy robusto y alto Claudio; válido con el Claudio histórico, pero no con el cantante que lo encarnó). Davies es inglés, tiene 40 años y ha hecho una gran carrera. Para el Met cantó Unulfo en "Rodelinda" (2011). Y para la New York City Opera, Arsace en "Partenope", ambas de Händel. También encarnó en otros teatros a Ottone en "L´incoronazione di Poppea", Oberon en "A Midsummer Night´s Dream" de Britten, Creonte en "Niobe" de Steffani (Covent Garden). Colaboró en conciertos con los mejores conjuntos especializados y con directores como Bolton, Brüggen, Harnoncourt, Gardiner, Curtis, Hogwood y Mackerras. Sin embargo su voz es algo débil para un teatro de 4000 localidades y su físico y rostro carecen de carisma; sus aspectos positivos y negativos se hicieron sentir. Afirma que "la benevolencia del César me destina a ser Emperador"; "Al alba Roma verá a un Claudio triunfal que comunicará al pueblo y al Senado el honor que me concede". Pide quedar solo con Agrippina; salen los otros y él dialoga con ella. Le expresa algo sorprendente: "Oh Augusta, amo a Poppea; no necesito trono ni cetro si se me priva de mi adorado bien; de usted depende mi fortuna". Ella: "os ayudaré" pero para su coleto dice "Sé que Claudio ama a Popea; espero que esto salve mis designios". Y canta un aria ante Otho, extraña porque en voz más fuerte alaba a Otho y con otra voz "mi corazón se quema encolerizado"; Di Donato logra ambos tonos con gran habilidad. Se va y queda Otho solo, expresando algo contradictorio: quiere el trono con Poppea en un recitativo y pide en un aria que su esperanza no traicione a su alma.
Habitación de Poppea. Aria de entrada de Poppea (Brenda Rae): "¡Perlas preciosas, adornad mi frente! Tengo en el corazón el deseo de despertar el amor en los hombres". Coqueta, pagada de sí misma, dispuesta a jugar con fuego; pero no histérica, con un canto plagado de grititos roqueros, como lo hizo Rae. Me desconcertó porque detrás de este debut en el Met hay una carrera amplia en roles difíciles de soprano coloratura y en papeles barrocos. Nacida en Wisconsin, formada en Juilliard, miembro de la Ópera de Frankfurt entre 2008 a 2017, allí y en otros lados cantó Violetta, Lucia, Fiordiligi, , Konstanze, Zerbinetta, Olympia; y en el Barroco, "Radamisto", "Semele", "Rinaldo", Cleopatra en "Giulio Cesare" de Händel; "Orlando furioso" de Vivaldi; "La Calisto" de Cavalli. En suma, con ese currículum había motivos para tenerle confianza como Poppea, ya que además es bastante atrayente. En su siguiente diálogo con Lesbo da a entender que ama a Claudio (pero no es cierto); no sabe que Agrippina la está espiando como lo ignora Lesbo, que le informa que Claudio vendrá esa noche en secreto y que él velará por ella. Poppea acepta que venga: le recibirá como soberano, no como amante. Cuando se va Lesbo admite que ella realmente ama a Otho; el aria siguiente tiene un texto significativo: "Un fuego amante penetra mi corazón, ¿pero cómo? No se sabe. Se prende lentamente, luego se agranda hasta quemarnos por completo". Música nerviosa, con silencios, admite una interpretación intensa y algo exagerada, como la de Rae. En el recitativo siguiente Poppea sufre el duro golpe que le da Agrippina: Poppea confiesa su amor por Otho y Agrippina le miente acusándolo de saber el amor de Claudio por Poppea (sin amoscarse porque el Emperador le es infiel) y que Otho cede ante ese amor por apoyar al soberano. La Augusta informa su plan: incitar los celos de Claudio contra Otho aunque manteniéndolo a raya si Claudio quiere hacer el amor con ella. Una críptica aria de Agrippina sobre el placer, la alegría y el dolor no tranquiliza a Poppea, que queda sola. No percibe los dobleces de Agrippina y se desespera porque realmente ama a Otho pero ante la traición se vengará (recitativo y aria); aquí Rae tuvo intensidad en los agudos, que es su mejor registro, y su ira resultó lógica. Lesbos trae a Claudio (Matthew Rose, bajo). Rose es muy conocido en el Met y lo he visto y comentado en varios personajes: como antes mencioné, es alto y fornido. Su voz tiene buen timbre, considerable volumen y registro amplio; además es muy buen comediante, y este Claudio es de comedia. Se presenta con un aria que es una declaración de amor. Pero ella en el recitativo siguiente acusa a Otho de traicionarlo provocando la ira del Emperador mientras ella asegura que ama a Claudio; por supuesto él quiere tener relaciones mientras ella espera la presencia de Agrippina, cosa que no ocurre; él canta una simpática arietta que casi parece rossiniana; cada vez más insistente se desviste hasta quedar en paños menores. Pero ahora sí Lesbo anuncia que llega Agrippina; Claudio y Lesbo salen rápido. En un alarde de disimulo, Agrippina canta otra aria: "Mi corazón está para amarte, seré siempre tu amiga. ¡Que nunca haya entre nosotros mentiras y traiciones!". Al menos en la ópera, el talento de actriz de Agrippina es enorme: nadie se da cuenta de sus tramas. Al irse la Augusta, Poppea da rienda suelta a su bronca y a su derecho de venganza. Rae aquí fue convincente. En la ópera es el final del Primer Acto; en el Met se pasa a la siguiente escena del Acto 1º.
Calle en Roma cercana al Palacio Imperial, decorada para el Triunfo de Claudio. Por supuesto, a la moderna en esta puesta. Narciso y Pallante dialogan: ya saben que Agrippina los traicionó y se dan la mano para contarse mutuamente cualquier novedad que proceda de ella. Aparece Otho y canta un aria repetitiva donde vuelve a decir que le importa más el amor de Poppea que el trono (no fue una buena idea del libretista ni es la mejor música). Narciso y Pallante lo alaban. Poppea y Agrippina están llegando, pero los acompaña Nerón y un grupo de gente de la corte. Otho saluda a Poppea con afecto. Pero va llegando Claudio; resuenan trompetas y timbales y todos los cantantes incluso Lesbo hacen de coro para celebrar el día festivo y desear larga vida al triunfante Claudio. Y aparece Claudio al tope de la escalera sobre un carro triunfal. En recitativo se refiere a haber logrado en Britania añadir un nuevo reino al Lazio: "La fuerza del abismo no podrá impedir el ya fijado destino romano". Baja varios tramos de la escalera y canta su aria en la que asegura que cualquier reino sojuzgado será más feliz formando parte del Imperio. Fue cantado con solvencia por Rose, confirmando lo que dice la historia: Emperador ante todo guerrero. Luego en Recitativo Agrippina le asegura su amor y él la abraza; por lo bajo él dice adorar a Poppea; Nerón le ofrece el tributo de su fidelidad, él lo trata como un hijo querido, Narciso y Pallante lo alaban. Pero cuando Otho espera recibir su recompensa se encuentra con un Emperador enfurecido que lo trata de traidor; Otho se defiende pero Claudio le espeta que sólo la muerte corresponde a su transgresión (pero yéndose dice sin escucharlo Otho que como él lo salvó le perdonará la vida). En una arietta Agrippina lo ataca; también se retira. En un aria Poppea le dice que se quede con el trono (supongo que con ironía después de lo que expresó el César) y ella se alegra mucho; ¡y también se va! (cantada con petulancia y enojo). Y Nerón canta un aria burlándose que con el laurel en la frente no puede Otho tenerle miedo a su destino (Lindsey lo canta en medio de extrañas acrobacias y sin inmutarse). Otho queda desesperado y desconcertado; en un aria, "Voi ch´udite il mio lamento", no le importa perder el trono sino el amor de Poppea. Aquí escuchamos lo mejor de Davies, expresivo y sensible. Así termina el Primer Acto del Met.
Se inicia el Segundo Acto del Met. Un jardín con fuentes según el libreto; pero aquí es el apogeo de la distorsión de McVicar: estamos en un bar con mucha gente; hay una fuente decorativa pero Poppea está borracha. Nos encontramos con otra Poppea, que en su aria declara "Qué bueno sería que mi enamorado resultara inocente. Me siento urgida a ser clemente con él". Música händeliana de una ternura hasta entonces ausente, fue un buen momento para Rae. Pero se queda dormida. Melancólico, llega Otho, que en un Arioso meditativo rinde un homenaje poético a las bellezas naturales: "Vaghe fonti", cantado con refinamiento pero absurdo en un bar. La música tiene mucho encanto, orquestada con dos flautas dulces, violines en sordina y pizzicati de contrabajos. Otho ve a Poppea, que pretende estar dormida, y canta un segundo Arioso, "Duermen, bellos ojos; la paz reina en tu corazón". Recitativo: Poppea finje hablar en sueños: "¡Otho traidor!" Luego se "despierta" y cuenta para sí misma las falacias que Agrippina le había dicho sobre Otho; éste no aguanta y le da su espada: "si me encuentras culpable, ¡mátame!". En el libreto están solos; aquí (otra manía de McVicar) rodeados de gente que lo miran como si estuviera loco, desentonando con el "distinguido" conjunto de figurantes inventados. Ella le confiesa que creyó lo contado por Agrippina; él furibundo trata a la Augusta de mala y traidora mujer, causa de su sufrimiento. En una expresiva aria, Otho le expresa: "Te quiero justa, no te apiades de mí: soy completamente inocente". Ella ahora siente que Agrippina la engañó y quiere vengarse. En la grabación de Gardiner ella canta el aria "Ingannata", dramática e intensa; aquí es sustituída por otra aria de muy distinto estilo, extensa y plagada de coloraturas arduas (¿la eligió Bicket, Rae, o McVicar?); Rae la cantó con brillantes agudos pero no fue un buen criterio, Otho no sabía qué hacer entretanto. Pero además fue acompañada en clave (¿en un bar moderno??) por Bradley Brookshire muy hábilmente en estilo barroco, que luego toca un jazz tipo swing y la gente baila con una coreografía de cabaret. Se retira Otho. Cambio de escenario (no en libreto); ella está en su apartamento. Declara que quien no tiene miedo logra su venganza y cree que sería útil la presencia de Nerón; con un exceso de casualidad éste aparece: "Aquí estoy, vida mía" (manera de expresarle su amor y hacer de un triángulo un cuadrángulo). Nos enteramos en una frase de Poppea que Nerón le juró amor "miles de veces"; ella le dice: "ven a mis habitaciones; si logras persuadirme puedes esperar que yo te reconozca sentir amor". Aria de Poppea: "Con el peso de tu amor mide tu placer y tu esperanza". Ella se retira y a su vez Nerón tiene un aria francamente erótica: "Cuando una mujer invita a su amante el placer del amor está cercano"; la canta como el adolescente que es pero con la peculiar manera acrobática elegida para el personaje en esta régie. Pero además aspira carradas de cocaína…
Apartamentos de Agrippina. Tras una extraña introducción orquestal dramática, llegamos al aria más interesante de la obra: "Pensieri, voi mi tormentate": "¡que el cielo me ayude y haga que mi hijo reine!". Con un solo de oboe de registro grave y trágico, la armonía en tono menor y una oscura orquestación, fue el momento culminante del personaje y de su intérprete, admirable como lo fue en Buenos Aires cuando la incluyó en su recital. Además es muy raro el esquema, interrumpido por un largo recitativo en el que reflexiona sobre sus errores y el coraje de Otho y Poppea, para terminar con el retorno a la frase inicial ("Pensieri") del aria. Qué lástima, tras esta pieza extraordinaria, que parece presagiar momentos de la "Medea" de Cherubini o el "Macbeth" de Verdi, sobreviene algo tan mediocre como la siguiente intriga de Agrippina, mal invento del libretista: sucesivamente pide a Pallante que asesine a Otón y Narciso y a Narciso que haga lo mismo con Otón y Pallante; aria de Pallante, que parece contentarse con la posibilidad de una futura aventura con ella; similar aria de Narcisse. Pero para sus adentros Pallante expresa "Tiene el alma de Megera", famosa mujer enemiga de los hombres; y Narciso: "Tiene en ella un alma de bestia feroz"; o sea que ambos disimulan (ya saben que ella los engañó anteriormente). Un caso de humor negro tras algo genuinamente trágico. Ellos se van, pero viene Claudio, muy galante en sus expresiones; ella vuelve a atacar a Otho y asignarle complots contra el César comprando a la plebe. La solución, le dice, es que se aclame a un nuevo Emperador sucesor, y le propone a Nerón; la idea le gusta a Claudio, siempre fácilmente manejado, siempre tragando el anzuelo. Sin embargo pide reflexionar; ella insiste; debe ser hoy mismo. Entretanto, Lesbo le dice por lo bajo que Poppea lo espera; y Claudio no sólo acepta la propuesta de su mujer, sino que le canta una amorosa aria ante de partir. A su vez al quedarse sola Agrippina canta un aria donde se vuelve a la metáfora metastasiana (cosa rara en esta ópera); pese a que la tempestad amenaza al navío, si reina su hijo todo estará bien. Di Donato sigue transformándose como un camaleón. Con un ritmo rápido y algo similar a un vals, ella canta con un exceso de canto florido. En la ópera aquí termina el Segundo Acto.
En la ópera comienza el Tercer Acto en los aposentos de Poppea. Poppea con Otho, quien le reitera su amor y ella lo acepta. Ella planea una venganza y le pide que se esconda y no sea celoso. Él canta un aria aceptándolo. Se oculta y pronto llega Nerón; le dice que espera a Agrippina y que también se esconda; luego ella le demostrará que lo ama y adora (a propósito usa las falsedades que aprendió con la madre de Nerón, pero Poppea lo hará para lograr la verdad). Nerón canta una breve y entusiasta aria y se esconde en una puerta opuesta a la que alberga a Otho. (Parece un vaudeville). Lesbo trae no a Agrippina sino a Claudio, quien la corteja; y ella le da una noticia que deja perplejo al Emperador; ella no se quejó de Otho sino de Nerón, que le prohibió ver a Claudio. Y le pregunta si no sabe que Nerón fue aclamado Emperador. "Si se comprueba lo que digo de Nerón, ¿qué harás"?. Contesta: "¡te vengaré!". Y ella a propósito va hasta la puerta detrás de la cual se esconde Nerón, que no oyó nada y no sabe que está Claudio: ella lo busca y él sale, diciéndole: "¡Aquí estoy, vida mía!". Claudio lo ve: "¡Temerario, insolente!". Lo echa, pero antes le dice Poppea: "Dile a Agrippina que quien busca engañar será engañado". Pero Nerón le contesta: "Oh mujer cruel, ¡Agrippina sabrá vengarse como sabe hacerlo una Reina!". Poppea se niega a un acercamiento amoroso expresando que Agrippina vendrá pronto y ella no puede arriesgarse. Claudio canta un aria difícil con notas graves que pocos bajos tienen: "Io di Roma Giove sono"; Rose logró sugerir esos ultragraves y manejó con habilidad los grandes saltos de la música. No fue el único Händel en aprovechar la especial voz de un artista: el Claudio del estreno llegaba al Re bemol por debajo del Fa; y Mozart y Strauss le piden a Osmin y Ochs el Re ultragrave. Claudio se va y Poppea y Otho quedan finalmente solos. Diálogo y luego aria de Otho: sólo es feliz con ella. Él parte y a su vez ella canta un aria: "sólo vale un corazón fiel".
Sala Imperial. Nerón le cuenta a Agrippina lo ocurrido y ella le recrimina su imprudencia; "considera a Poppea una enemiga y que el trono sea el objeto de tu pensamiento"; y sale. En otro lugar del Palacio Narciso y Pallante dialogan; "hay que revelarle todo a Claudio", dice el segundo. Aparece el emperador; le cuentan la aclamación a Nerón; Claudio promete protegerlos. Pero Agrippina cuenta la historia con tanta habilidad que Claudio la acepta; y alaba a Narciso y Pallante; ellos se van, sorprendidos. Claudio pide que vengan Otho, Nerón y Poppea, pero ella canta un aria: "Se vuoi pace" ("Si quieres paz") asegurándole su amor. Cuando vienen los tres Claudio toma una resolución imprevista: que Nerón se case con Poppea. Y enseguida, que Otho será Emperador; pero Otho lo rechaza y sólo quiere el amor de Poppea. Nerón: "obedeceré pero el castigo es doble: me sacas el Imperio y me das una mujer". Y Poppea protesta: "¡Sólo seré de Otho!". Entonces Claudio cambia: "Nerón será Emperador y Otho tendrá a Poppea". Y para terminar, cambiando el final, Agrippina canta lo que hubiera cantado Juno: "¡Que los rayos de las estrellas iluminen las teas con esplendor ante tanta fidelidad!". Y se elimina el Ballo de cierre.
Conviene destacar que la tarea de Bicket al frente de la Orquesta del Met (no historicista) estuvo muy en estilo y agregó tiorba y laúd al violoncelo en el continuo.
Como se ve, bien distinto de la obra de Monteverdi: Poppea allí se casa con Nerón, Otho pierde a su amada, Séneca muere. En ninguna de las dos aparecen los asesinatos de Britannicus, Ottavia y Agrippina.
Leyendo críticas de esta versión me enteré que McVicar ya había hecho una versión de "Agrippina" en 1998 para La Monnaie, con ciertas audacias pero mucho menos dislocada que la del Met; y sí, el mundo de la ópera está mucho más loco ahora. O quizás el mundo a secas.
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