martes, octubre 15, 2019

No se admiten tenores. Hampson/Pisaroni/Koch.

            El recital del 5 de octubre en la serie del Colón Grandes Intérpretes Internacionales combinó al barítono Thomas Hampson con el bajo barítono Luca Pisaroni y el pianista Christian Koch y tuvo el divertido título de "No se admiten tenores" ("No tenors allowed").  Un dato: Pisaroni es yerno de Hampson. Desde 2010 presentan este peculiar programa cantando ya sea solos o en dúo fragmentos de óperas, canciones semipopulares y piezas de opereta o de musicals. Hampson tiene ahora 64 años, Pisaroni ronda los 40.

            Hampson es famoso y en alrededor de 40 años de carrera cantó unos 80 personajes operísticos y grabó 170 álbumes. Vino aquí sólo en 2003 invitado por el Mozarteum a cantar una especialidad suya, Lieder de Mahler, en el Coliseo. Su voz de barítono lírico todavía estaba en buen estado y su musicalidad y buen gusto comunicaron versiones muy gratas de ese bello repertorio.

            A los 26 años Pisaroni cantó con Harnoncourt y la Filarmónica de Viena en el Festival de Salzburgo. La "biografía" del programa pasa sin escalas a datos recientes: "Los cuentos de Hoffmann" en Viena, dos Mozart-Da Ponte en el Met, gira con Il Pomo d´Oro (el conjunto barroco que acompaña a Joyce Di Donato en el cierre del abono de nuestro Mozarteum) en "Orlando" de Haendel, Don Giovanni en París y Zurich y Leporello en Munich. Claramente un bajo barítono liviano, no un dramático, pero de sólidas cualidades ya que no se canta en lugares famosos sin tener un profesionalismo considerable.

            Lamento decir que faltó autocrítica en la programación operística y creo principal responsable a Hampson, que no asume su evidente declinación. Su timbre ha perdido calidad y belleza, pero lo peor es la falta de respeto a la línea de canto que se notó en toda la Primera Parte. Pisaroni había empezado bien, con una versión cantada con solvencia y con gestos adecuados del "Non più andrai" de "Le Nozze di Figaro" de Mozart, actuando como si estuviera el blanco de sus palabras, Cherubino, pero sin exageraciones. En cambio, el "Hai giâ vinta la causa", el recitativo y aria del Conde, enojado porque lo burlaron, fue desfigurada por Hampson con ingratos acentos que herían la línea de canto; es  en el fraseo donde se debe reflejar ese enojo, pero las notas deben cantarse como están escritas y no lo fueron. Y el timbre en el agudo se ha vuelto envejecido y afeado. Un italiano poco articulado no ayudó. Quien estuvo impecable durante todo el concierto fue el pianista austríaco Christian Koch; no sólo por la precisión técnica sino por adaptarse a lenguajes musicales muy variados y contrastantes.

            Igualmente cómodo estuvo Pisaroni como Leporello en "Madamina, il catalogo è questo" cantado con inflexiones vocales graciosas y afinadas, y con gestos pícaros, incluso con  alguna muchacha de primera fila que supongo amiga; también en esta famosa aria "dialogó" con una invisible Donna Elvira. Dos otros fragmentos de "Don Giovanni" figuraban de inmediato, pero pasaron a iniciar la Segunda parte.

            "I Puritani" de Bellini es el más puro bel canto, y el Colón la dio por última vez hace ya varias décadas: 1961, con nada menos que Alfredo Kraus, la bien cantada Elvira de Cristina Deutekom, y dos muy buenos cantantes: como Sir George, Bonaldo Giaiotti, y Sir Riccardo, Gian-Piero Mastromei; dirigió Veltri con puesta de Wallmann; la versión de 1961 también tuvo notables figuras: Gianni Raimondi, Leyla Gencer, Ferruccio Mazzoli y Manuel Ausensi. Ahora Sir George fue Pisaroni y Sir Riccardo, Hampson. El extenso y muy atrayente dúo se inicia con "Il rival salvar tu dei"; Juan Ignacio Bühler da una buena síntesis en el comentario del programa: "Giorgio Valton (Walton) intenta convencer al comandante puritano Riccardo de no asesinar al realista Arturo, de quien su sobrina (Elvira) está enamorada. GIorgio logra su objetivo, lo que da paso a "Suoni la tromba", vibrante y heroica melodía de carácter militar cantada al unísono, en la que se juran combatir siempre por la libertad de su patria". Giorgio es un basso cantante y la tesitura va bien con el timbre honesto y redondeado de Pisaroni. Hampson sin duda tuvo la voz para Riccardo, un barítono de requerimientos dramáticos pero con línea de bel canto; ahora se lo escucha exigido y bastante incómodo en los pasajes agudos aunque bastante convincente en otros momentos; y la marcha, al ser al unísono, funcionó bien.

            Por única vez en la Primera Parte, Koch les dio un respiro a los cantantes y tocó un buen arreglo del expresivo Intermezzo de "I Pagliacci" de Leoncavallo. Está muy aceitada la colaboración entre los tres y jamás se perdió tiempo, como suele suceder en los recitales; en cuanto salía de escena uno, entraba el otro; o entraban juntos, con evidente afecto entre suegro y yerno. Un punto en contra: no hubo subtítulos; un concierto caro debe tenerlos.

            No fue una buena elección el gran dúo de Filippo y Posa del "Don Carlo" verdiano para terminar la Primera Parte; Filippo necesita de un gran bajo tipo Ghiaurov: el personaje está correctamente cantado por Pisaroni pero sin el peso específico ni la madurez dramática requeridos; y si bien Posa es un barítono más liviano que Rigoletto, p.ej., necesita de una voz fresca, sin desgaste, y no es el caso del Hampson actual. Hubo momentos bien expresados pero otros fuera de sus posibilidades actuales.

            El primer fragmento de "Don Giovanni", iniciando la Segunda Parte, es a la vez el principio del Segundo Acto, con ese rápido dúo en el que Giovanni intenta convencer a Leporello de seguir a su servicio; en el dúo Leporello se niega pero en el recitativo siguiente recibe un dinero que le hace "aceptar la ceremonia". Es música áspera e inquieta, de modo que aquí no molestó el canto de Hampson. Donde sí se lo pudo apreciar cabalmente fue en la deliciosa serenata "Deh vieni alla finestra"; allí se reconoció a ese Hampson dulce y conquistador. Hubiera debido buscar otras arias de equivalentes características.

            Pisaroni cantó dos melodías conocidas de autores italianos menores, afirmando así el cambio de repertorio de allí en más, que será liviano y ligado a la música popular: "Musica proibita", de Stanislao Gastaldon (1861-1939), es una romanza escrita en 1881 a los 20 años. Dado su contenido debería ser cantada por una mujer: "una niña a quien su madre le ha prohibido entonar el estribillo de una canción de amor que un chico le dedica todas las noches desde la vereda". Y "Lolita" es una serenata española escrita en 1892 por Arturo Buzzi-Peccia (1854-1943). El bajo-barítono las cantó agradablemente. Ambas piezas fueron grabadas por Caruso, Gigli, Carreras, Di Stefano, Pavarotti…

            Otro Hampson, completamente a sus anchas, pudo escucharse en "O Vaterland", la divertida canción de Danilo en "La viuda alegre" de Lehár, en la que con algunas copas de más, celebra a Dodo, Frou Frou y otras lindas muchachas del Maxim´s ; en buen alemán (por única vez en el recital) y actuando la canción con evidente placer, se reveló como un notable barítono de opereta.

            De allí en más, el resto del programa nos llevó al mundo del musical de Estados Unidos, con una excepción que luego mencionaré. Cole Porter (1891-1964) fue uno de los grandes del género; "Where is the life that late I led? "("Dónde está la vida que llevé últimamente?"), de "Kiss me Kate" ("Bésame Kate"), es una adaptación de "The taming of the shrew" ("La fierecilla domada") de Shakespeare; en esta canción Petruchio evoca amoríos suyos, y Hampson nuevamente estuvo muy natural y simpático.

            Robert Wright y George Forrest elaboraron "Kismet" adaptando música de Borodin; "And this is my beloved" ("Y ésta es mi amor") es un dúo con la pegadiza melodía del movimiento del Segundo cuarteto del compositor ruso; la cantaron bien yerno y suegro.

            Un interludio pianístico: Koch tocó una versión muy personal del famoso "Somewhere over the rainbow" ("En algún lugar por encima del arco iris"), de "El mago de Oz", de Harold Arlen; imposible escuchar la melodía sin recordar a la adolescente Judy Garland. Koch tiene una afinidad  evidente con la música de Estados Unidos y dio a la melodía una onda jazz refinada.

            "Roses of Picardy" ("Rosas de Picardía") es una fina canción del británico Haydn Wood (1882-1959), grabada por tenores como Tauber, Lanza y Burrows o una soprano como Felicity Lott; narra una historia de amor de un amigo del letrista Frederick Weatherly. Hampson la cantó bastante bien. 

            Lo que siguió para mi gusto no es del mejor Gershwin: "Just another rumba" ("Sólo es otra rumba"), de "A damsel in distress" ("Una damisela en problemas"), me suena bastante barata y poco auténtica y si bien Pisaroni cantó en buen inglés americano y se adaptó al estilo requerido, no es material para lucirse.

            El célebre "Night and day" ("Noche y día"), de "The gay divorcee" ("La alegre divorciada") de Porter suele asociarse con Sinatra, pero sonó agradable con las voces operísticas de Hampson y Pisaroni. Y el gran final fue el desopilante dúo "Anything you can do I can do better" ("Cualquiera cosa que hagas la puedo hacer mejor") de "Annie get your gun" ("Annie toma tu revólver -o escopeta"), de Irving Berlin, en el que Annie le porfía al muchacho que ella es mejor (un adelanto del feminismo). En la grabación de Karajan de "El murciélago" de Johann Strauss II se intercala una gala en el Segundo Acto, que incluye entre otras cosas una graciosa "pulseada" de la Simionato con Bastianini. Aquí Hampson hizo de Annie y por eso falseteó en un momento como para que lo identificaran con ella; los dos a propósito exageraron el asunto y estuvo bien: era la farra para terminar todos contentos. Y el público, olvidado ya de las fallas del lado operístico, aplaudió a rabiar.

            Se sucedieron nada menos que cinco piezas fuera de programa. Intercalados Pisaroni y Hampson por dos veces y un gran finale en dúo. Ambos le hablaron al público alternadamente, Hampson con gran alegría por cantar por fin en el Colón, que es mucho más que lo que le contaron (y tocó el suelo con las manos); por mi parte lamenté que no haya venido cuando estaba con la voz en su mejor estado, ya que fue un gran barítono lírico; ahora creo que esta visita debería ser la primera y la última. En cambio a Pisaroni hay que tenerlo en cuenta en futuras temporadas.

            "Mamma" es una famosa canción de Cesare Bixio (1898-1978), casi tan conocida como su "Parlami d´amore, Mariù", típicas de los discos livianos de Gigli, Pavarotti y Di Stefano; no es un repertorio muy transitado por bajo barítonos, pero su sentimentalismo fue bien captado por Pisaroni.

            Nuevamente Cole Porter, con su muy famoso "Begin the beguine", que forma parte del film musical "Broadway Melody of 1940"; el texto también es suyo. Hampson lo grabó con nada menos que la Sinfónica de Londres; hay grabaciones de Fred Astaire y Te Kanawa. La melodía va bien con su voz actual y Hampson sabe darle gracia y ritmo.

            De aquí en más, retorno a la ópera. Pisaroni es rossiniano, como lo demostró su muy buena versión de "La calunnia", la magnífica aria de Don Basilio de "El barbero de Sevilla"; amplio registro, canto muy matizado y sentido del humor, con los gestos justos.

            Hampson eligió el drama: del último acto del "Macbeth" verdiano, el recitativo "Perfidi! all´Anglo contro me v´unite" y la bella aria de despedida, "Pietà, rispetto, amore"; en cierto modo cortó el tono general de la Segunda parte, popular y humorística, pero el recitativo es muy tenso y allí no se pide línea de canto sino comunicación dramática, y Hampson la dio; en cuanto al aria, es un remanso lírico del Macbeth que podría haber sido sin  la influencia de Lady Macbeth y el cantante lo reflejó bien.

            ¿Habrán elegido el último número porque sabían que el Colón dio "Don Pasquale" muy recientemente? ¿O fue una casualidad? Sea como fuere, tuvimos la sorpresa de Hampson como bajo buffo y Pisaroni como barítono lírico, cuando vocalmente yo hubiera supuesto lo contrario. Y el gran duo que finaliza con ese rosario rápido de palabras repetidas en la misma nota fue cantado en la parte lenta con solvencia por parte de ambos y la parte rápida fue hecha con mucha gracia. Como las ovaciones continuaban, repitieron el último minuto para finalizar un recital con sus más y sus menos pero muy exitoso con el público.

Pablo Bardin


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