El miércoles 15 de marzo fue un acontecimiento para la Orquesta Sinfónica Nacional: el primer concierto en su lugar, la importante sala Auditorio Nacional del CCK, con dos grandes figuras argentinas: el director de orquesta Mariano Chiacchiarini y el pianista Antonio Formaro.
El director hizo bien en referirse al programa ya que la Nación sigue sin hacer programas de mano. Se cumplen 10 años del fallecimiento del compositor Gerardo Gandini y por ello se inició la noche musical con sus Variaciones sinfónicas. Luego, el más famoso Concierto para piano de Camille Saint-Saëns, el Nº 2, en sol menor, op. 22 (1868). Escribió 3 más, hasta el Nº 5, Op. 103, llamado Egipcio (1896). Notable compositor, fue también un gran pianista. Por algo el Nº 2 fue el favorito de pianistas, especialmente Rubinstein, que en su autobiografía la menciona con entusiasmo y frecuencia (¡y a los 90 años, ciego, lo grabó admirablemente!). Por último, la mejor obra de Edward Elgar, las sorprendentes y brillantes "Variaciones enigma", Op. 36, la obra que lo hizo célebre y es en efecto enigmática.
Este año esos 10 años del fallecimiento de Gandini van a ser homenajeados en el Colón con extraordinaria intensidad durante todo el año; hoy iré al sótano experimental que habían armado Gandini y Renán para apreciar el primer concierto imaginado en el Colón. Volviendo a la Sinfónica Nacional, las Variaciones suenan como pensadas para el Di Tella armado por Ginastera. Dice Pablo Gianera en su excelente artículo: "Gandini frotando con un arco el pico de un bidón". Y estas Variaciones tienen un parecido, elementos de ingrato sonido y variaciones muy breves marcadas con violentos golpes seguidos de silencio. Duraron cerca de 9 minutos. El director está acostumbrado a músicas extremas y quizá la eligió a propósito. Creo que conviene mencionar sus tareas recientes en Alemania: desde 2010 fue Director Musical de la Universidad de Trier (ciudad muy interesante que conozco). Es miembro del Consejo Alemán de Música. Desde 2022 es nuevo Director de Música de la Universidad de la Ciudad de Bremen. En 2014 comenzó su colaboración con nuestra Sinfónica Nacional. En Europa colaboró con grandes directores (Rattle, Boulez, Haitink). Ganó un premio de críticos alemanes. Trabajó con varias orquestas valiosas, como Tonhalle Zürich, el Festival de Lucerna, la Filarmónica de Radio France, los días musicales de Donaueschingen, la Elbphilharmonie de Hamburgo (muy nueva), el Ensemble Modern dedicado a música de vanguardia, la Opéra Bastille de París, la Konzerthaus Berlín. En suma, un director de amplio conocimiento a quien tengo el placer de conocerlo.
El caso de Formaro es el de la figura mayor de su edad actual, pero ya van varias décadas brillando. Me alegró en las páginas de la Sinfónica que citen "uno de los mejores pianistas argentinos" (Buenos Aires Herald-P. Bardin). Tiene una gran formación y por algo es Doctor en Música de la Universidad Católica Argentina (la misma de mi mujer y mía); lo conocimos y tuvimos varias visitas en nuestra casa. Su especialidad es Mendelssohn y fue invitado a tocar sus obras en la Gewandhaus de Leipzig; en Berlín fue nombrado miembro de la Mendelssohn Gesellschaft. Por mi parte logré que estrenara uno de los dos conciertos de Weber hace unos años. (Sería bueno que también estrenara un concierto de Hummel, que influyó a Chopin). La otra cuestión valiosa es que formó bastantes años atrás el conjunto Williams y lo sigue manteniendo (basado en La Plata). Debutó en el Colón a 17 años y su primera gira internacional fue en 1999. Estudió con Manuel Rego y Lazar Berman. Lugares importantes en su carrera: Westminster Hall de Princeton University en USA; conciertos en Viena, Londres, República Checa, Latinoamérica. Como profesor, Conservatorio López Buchardo, Maestría en Música de Cámara en Rosario y por supuesto la Universidad Católica.
Tengo la grabación integral de los 5 conciertos de Saint-Saëns por Aldo Ciccolini y Serge Baudo y si bien el Nº 2 es el mejor, hay mucho de atrayente en el 4º y el 5º. En el Nº 2 el primer movimiento tiene una especial característica: influencia bachiana en los primeros minutos dominados por el piano para luego llegar a un material virtuoso. La brillantez del alegre segundo movimiento tiene gracia, y la tarantela del tercer movimiento es para virtuosos y se escucha con gran placer. Debido al Covid me pasaron casi 3años sin verlo a Formaro. Su versión límpida e inteligente, segura y bella, lo mostró en plena forma. El director lo apoyó con firmeza. Aplausos incorrectos tras los 2 primeros movimientos, pero muy entusiastas al final, aunque el pianista saludó pero no tocó una pieza extra.
Tras varios minutos llevando el piano afuera, quedó armada la amplia orquesta de las Variaciones Enigma. Hace muchas décadas que tengo la espléndida versión de Barbirolli, si bien la escuché varias veces en conciertos. Chiacchiarini logró una magnífica versión de la Sinfónica Nacional; es evidente que la conoce muy bien y la trabajó a fondo. Tanto las variaciones rápidas como las lentas tuvieron interpretaciones admirables y confirmaron la calidad de la obra, sin duda la mejor de Elgar. ¿Por qué enigma? Porque puso letras de amigos suyos, evocando el carácter de cada uno. El resultado es impecable…pero no se debe aplaudir entre variaciones, y ocurrió después de varias rápidas.
En total, un concierto con artistas nuestros de primera calidad, tanto el director, el pianista y la orquesta misma, en un programa válido.
Pablo Bardin
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