Durante los 2 años en los que debido al Covid el Met estuvo cerrado envió como interesante propaganda funciones de distintas óperas a través de un extenso período de tiempo. Lo aproveché para analizar valiosas obras y los artistas; una de esas óperas fue "Lohengrin" de Wagner. Esta temporada ha tenido considerables diferencias; en especial el hecho de estrenar 3 óperas estadounidenses; no me atrajeron. Tampoco me interesó "Fedora" de Giordano, pese a las valiosas presencias de Yoncheva y Beczala. Pero me atrajo la presencia de Piotr Beczala como Lohengrin por primera vez, y la dirección musical de Yannick Nézet-Séguin, nuevo director principal del Met. El grupo de intérpretes fue razonable. El problema resultó ser la nueva producción del canadiense François Girard, ya discutido en el Ring y en "Parsifal", pero mucho más arbitrario en "Lohengrin"; buena parte del auditorio atacó su presencia. Este año la serie del Met se presenta en la sala Beethoven de Pupi Sebastiani.
El Brabante es actualmente parte de Bélgica, pero en la época del Rey Heinrich era del amplio Sacro Imperio Romano Germánico y abarcaba una zona considerable de la actual Bélgica. Hubo toda una serie de Reyes Heinrich (Enrique); en la ópera es Heinrich der Vogler (el cazador de aves); se trata de Heinrich I, que vivió entre 876 y 936; los Heinrich llegarán hasta el Nº 7 (1275-1313). Ruthven Todd analiza todos en la Collier´s Encyclopedia; en cuanto al Nº 1 informa que no estaba coronado pese a ser Rey de Alemania y Duque de Sajonia; era hijo de Otto 1, una importante dinastía de varios siglos. En 919 fue elegido Rey por los Francos y los Sajones. Tras haber firmado en 924 un tratado de 9 años con los húngaros, en 933 se negó a pagarles un tributo; curiosamente los daneses eran aliados de los húngaros; los venció en Dinamarca en 934. Como el papa se había negado a coronarlo, Heinrich no estaba técnicamente coronado. Pero los alemanes lo consideraron auténtico. Dos años después de haber ganado la pelea con daneses y húngaros su salud lo llevó a la muerte. (Tengamos en cuenta lo que pasa en la ópera de Verdi "Don Carlo", cuando le pide a su padre Felipe II "Dame el Brabante y los Flandes", por supuesto negado). Bruselas es parte del Brabante; la más antigua referencia es del siglo séptimo y recién hacia 1200 se convirtió en una ciudad importante. El libreto de Wagner menciona "el Brabante", sin definir cuál ciudad, pero dejando en claro que Heinrich está en un lugar que depende de él. En la actualidad la zona tiene ciudades importantes como Louvain (Lovaina) en francés.
Vamos ahora a "Lohengrin". Tras una refinada versión del preludio (lamentablemente con gente en el escenario) se pasa al Primer Acto con una poderosa entrada rápida de la Primera Escena. Ya aquí molesta lo imaginado por Girard: un ambiente oscuro dominado por la Luna. Se escuchan trompetas y el Heraldo (Herrufer) comunica a los de Brabante (condes, hidalgos, libres) que llega Heinrich, el Rey alemán, a formar una escuadrilla. "¿Le dan paz y aceptan la orden?" (Brian Mulligan, buen cantante). (Quiero aclarar que tengo en mis manos un estupendo volumen de "Lohengrin", definido como ópera romántica, en perfecto gran libro de la partitura y el texto por la empresa Breitkopf und Härtel, de principios del siglo XX; fue del compositor argentino Drangosh, pasó a la familia García Fernández y Juan Miguel tuvo la generosidad de regalármelo).
En brillante canto, el coro acepta "¡Bienvenido, Rey Heinrich!" El admirable coro del Met vuelve a demostrar su calidad, y lo mismo vale para la orquesta del Met, en las seguras manos del director, siempre exacto y expresivo. Heinrich está en la voz firme y sólida de un artista de primer orden, el bajo Günther Groissböck, frecuente figura en el Met. En extensa explicación, dice: "Que Dios los salude, queridos hombres de Brabante. No es ocioso viajar aquí para contarles que hay tristeza en el país, hay que recordarlo". (Si bien se sabe que todos los libretos son de Wagner, no deja de asombrarme la riqueza y claridad de los textos). Se refiere a la violencia de los húngaros y la necesidad de obligarlos a volver a su país. El Coro de Brabante apoya, pero también intensamente el coro sajón. Heinrich: "iremos a Mainz" (ciudad que pocos siglos más tarde será esencial: gran iglesia y creación del sistema de Gutenberg). Sin embargo, el Rey cambia de tema; dice que le preocupa haberse enterado de una grave situación por la que el Conde Telramund considera culpable a Elsa de Brabante. El Rey tiene una opinión positiva de Telramund, luchador intenso en las batallas; está presente y el Rey le pide saber cuál es su problema. Friedrich von Telramund, conde, está interpretado por Evgeny Nikitin, artista ruso que se ha instalado en New York y trabaja en el Met. Tiene buen dominio del alemán y actúa con garra. "Gracias, Rey; digo la verdad, rechazo la mentira. Murió el Duque de Brabante; quise amparar a sus hijos: Elsa y el niño Gottfried: su vida era para mí la joya de mi honor. Ambos estaban juntos en el bosque; pero al volver ella estaba sola y dijo mintiendo que no sabía dónde estaba su hermano. Antes de esto yo hubiera querido casarme con ella pero me rechazó. Entonces decidí casarme con Ortrud, noble de Frisia. Y demandar a Elsa por asesinato de su hermano. Y considero que esta tierra debe ser mía. Y que mi esposa participará de ella." Los bajos del coro se extrañan ante lo escuchado. A su vez el Rey se sorprende. "Traigan a la persona atacada. Debe hacerse el juicio". El Heraldo llama a Elsa.
Segunda Escena. Coro Masculino: "¡Mirad, ella se aproxima! ¡Parece tan luminosa y pura!" El Rey: "¿Eres tú, Elsa? ¿Me conoces como tu juez? ¿Sabes de qué culpa estás atacada?" Ella sólo expresa; "¡Mi pobre hermano!" Coro masculino: "¡Qué maravillla! ¡Qué extraña conducta!" El Rey: "¿Qué puedes contarme?" Y Elsa canta una famosa aria: "Einsam im trüben Tagen". "Sola en turbados días pedí ayuda a Dios. Mi voz sonó poderosa" (fortissimo en La agudo). "Escuché lejano a Dios y tuve un dulce sueño". El Rey: "¡Defiéndete del juicio!" Y entonces se escucha la sutil y refinada melodía del Preludio. Elsa: "Llevando un arma aparece un caballero de tal pureza como jamás he visto. Su espada tiene un cuerno de oro. El héroe se me acerca, me defenderá. ¡Él será mi luchador en la contienda!" Un aria que equivale a presentar a quien la salvará. Elsa está interpretada por una soprano que no conozco, Tamara Wilson. Su canto, algo blando al principio, va adquiriendo fuerza y termina siendo bastante eficaz. No es físicamente el modelo de belleza que enamora a Lohengrin, pero sí una artista adecuada. De inmediato el Coro masculino expresa: "Es una garantía de la benevolencia del Cielo". Friedrich Telramund da al Rey su opinión: "No me importa lo que contó. Aquí estoy con mi espada". Un grupo del coro lo apoya. Friedrich al Rey: "¿Recuerdas mi lucha contra los daneses?" "Lo recuerdo y merece mi apoyo, pero aquí hay una posible presencia de Dios en lo que expresa Elsa". Coro de todos los hombres: "¡Vale el juicio de Dios!" El Rey: "Friedrich, ¿estás dispuesto a la lucha entre vida y muerte si viene el héroe? Y tú, Elsa, ¿aceptas?" Elsa: "Sì". Friedrich: "¿Cómo se llama su amante?" Elsa: "Alabaré a quien sea mi esposo". El Rey: "Mediodía es el momento adecuado". Se ponen en acción las 4 trompetas. Canta el Heraldo: "¡Quien debe luchar por Elsa von Brabant que se presente!" Pero no aparece… Elsa pide al Rey "Llamar de nuevo, debe estar lejos". Así se hace sin novedad. Las mujeres piden a Dios que la escuche y Elsa pide poder llamar al caballero. Y esta vez aparece el caballero llevado por un cisne. El pueblo se asombra y también nota que el cisne tiene una cadena de oro.
Tercera escena, unida al final de la anterior, con el coro que sigue impresionado. Al fin la puesta en escena toma algo de color. Todo el coro apoya la llegada del caballero (Lohengrin). Éste canta así: "¡Muchas gracias, querido cisne! Te doy señal para que vuelvas por el agua hacia atrás. De donde yo encuentre tu barca, será para nuestra felicidad. Que sean verdaderos tus servicios. ¡Adiós, mi querido cisne!" Esta llegada de Lohengrin es cantada sin orquesta, salvo un diminuto compás único de violines pp. Y al tenor se lo escucha al fondo de la escena, con poco volumen. Sin embargo, se escuchó bien la fresca voz de Piotr Beczala, que hacía el papel por primera vez. Coro de hombres y mujeres: "¿Quién nos da bienaventurados dulces seres, qué pura fuerza nos lleva?" Lohengrin (sin dar su nombre) saluda y felicita al Rey. Ya está en zona del escenario donde su voz se escucha con mayor volumen. El Rey le expresa: "¿Vienes de Dios?" Contesta: "Vengo a defender a la dama ". Dice a Elsa: "Soy el soldado a quien encomendaron esta tarea". Elsa: "¡Mi Héroe, soy plenamente tuya!" Él: "Si gano la lucha, ¿aceptarías casarte conmigo?" Ella: "Te entregaré mi cuerpo y alma". Él: "No debes interrogarme, ni puedes saber ni alarmarte de dónde vengo, ni saber mi nombre ni mi raza". Se lo repite y ella le contesta con gran entusiasmo, diciendo que cumplirá todo lo que le pide su ángel. "¡Y te amo!" El coro de hombres y mujeres sigue creyéndolo maravilloso. Él les dice que vencerá a Telramund y sus falsedades. Telramund se defiende y asegura que lo vencerá. El Heraldo explica cuáles son las condiciones de la lucha (en el siglo Diez). Parte del Coro apoya a Lohengrin y otra, a Telramund. Éste y Lohengrin cantan simultáneamente: "¡Dios me juzga conforme a la justicia y al derecho! De modo que confío en él, ¡no en mi poder!" El Rey: "Señor y Dios, ¡te llamo para que
permitas la lucha! ¡Mediante la espada triunfarás, dice la justicia, el engaño y la verdad claramente se prueban!" (en "claramente" el bajo llega al fa grave). "La pureza corresponde al héroe, el falso vigor será aflojado, ayúdanos, Dios, en este plazo, dándonos sabiduría a nuestra simpleza". Admirable el canto y la expresión de Groissböck. De inmediato hay un cuarteto donde se escucha a Ortrud por primera vez (Christine Goerke, figura importante en el Met): Ortrud con Telramund, Lohengrin con Elsa; pero pronto se une el Rey volviendo a lo recién cantado. La que canta distinto es Ortrud, que no acepta a Lohengrin. Telramund espera ser apoyado por Dios basado en que no cree auténtico al "Héroe". Todos los tenores y bajos, incluso el Heraldo, repiten el texto del Rey. De inmediato se escucha una intensa música de toda la orquesta, donde pronto se añaden las trompetas. Enseguida se pasa a Rápido en 2/2, y los 2 toman sus espadas; la música es breve, violenta, con un tema intenso. Pronto Lohengrin ataca con un fuerte golpe. Telramund cae. Lohengrin: "Ante Dios tu vida es mía." (Su espada toca el cuello de Telramund). "Te perdono. Puedes arrepentirte". Elsa, entusiasmada, canta ff. "Contigo debo transcurrir mi vida; eso es lo que soy". De inmediato un entusiasta coro interviene (incluso el Rey): "Repica la campana, habiendo vencido el Héroe con el más alto premio; viva tu manera de actuar. Protector y servidor, te celebramos, resuenan nuestros cánticos". Cuando se llega a esa frase Ortrud por su parte se dice mirando a Lohengrin: "¿Dónde está el que debía derrotarlo? ¿Por qué no tengo el poder?" Volviendo al Coro las mujeres se agregan. Mientras siguen los Coros Lohengrin le expresa a Elsa: "Gané la batalla sólo por tu pureza". Elsa: "Eres digno de alabanza". Telramund: "¡Ataqué a Dios, por Él no pude ganar!" Repitiendo los textos de todos, ff, se llega a las 2 páginas y media puramente orquestales, de fuerte impacto.
Acto Segundo. Ambiente muy oscuro, Primera Escena. Más bien lento, la introducción se inicia con una intensa melodía de los violoncelos. Los fagotes se añaden. Luego el corno inglés y el clarinete bajo tocan la melodía de Lohengrin cuando dice que no puede dar su nombre. Ortrud y Telramund se han mudado a Antwerpen (Anversa, que con el tiempo será gran ciudad portuaria ya antes de la Bélgica actual). Están cerca del llamado Kemenate, donde se alojan las mujeres en el Palacio. Es de noche. Ortrud y Friedrich (Telramund) están en un peldaño de la Catedral. Friedrich susurra y Ortrud mira fijo la brillantez del palacio (poco visible en esta puesta). Vuelven a escucharse los violoncelos con gran expresión. Luego (compás 52, ff, tocan rápido en 2/2 trompas, trompetas, trombones, bombo y platillos, en música que anuncia una reunión. En compás 66 se retorna a los violoncelos y recién en el 74 se escucha a Friedrich, por supuesto para dialogar enojado con su mujer. "¡Levántate, compañera de mi ignominia!" Ortrud, sin cambiar su posición: "No me fui por mi gusto, me echaron. ¡Y aquí la brillantez de la fiesta de nuestros enemigos me hacen aspirar un veneno para terminar con ellos y nosotros!" Él: "¿Qué me proscribe salvo tú? ¿Por qué no te dejo? Tú me has hecho perder mi honor". Sigue furioso recordando la lucha y repitiéndola con furia. "¡No tengo la espada para matarte!" Ortrud: "¿Por qué tan enojado?" Él: "¿Acaso no fueron tus ideas de testimonio y conocimiento para atacar a la inocente? ¿Acaso en un bosque sediento no perpetraste ahogar al hermano de Elsa?" Tras mucha discusión queda claro que ella no cree en el Dios de las iglesias. Friedrich: "Salvaje adivina, ¡quieres que también yo sea encantador!" Ortrud le convence que fue vencido por arte de magia. Terminan cantando juntos el mismo texto. "¡Que la venganza sea pesada en mi corazón durante la noche salvaje! ¡Que él perdido en dulce sueño sea despertado por la calamidad!" Y proceden a subir al palacio. Ambos cantantes interpretan el arduo libreto con muy buena calidad vocal e intensidad.
Segunda Escena. Música lenta de bella melodía, Elsa mira desde una ventana. Canta su segunda aria, muy refinada: "Euch Lüften wie mein Klagen". "El aire vio mis lamentaciones tan tristes que a menudo me llenaron, pero ahora debo agradecer la alegría revelada". La ven Ortrud y Friedrich. Elsa: "Es él que la trajo, navegando en mar salvaje, dándonos la verdad". Ortrud a Friedrich: "La hora trae la maldición, mi mirada la espera". Elsa: "Para enjugar mis lágrimas me serena mi corazón, busco un lugar fresco para mi mejilla, encendida por el amor". Expresiva aria breve, bien cantada; pero para el espectador Ortrud prepara el efecto de su maldad. Y no hay ningún tiempo libre; Ortrud dialoga con el marido: "¡Vete! Aléjate a poca distancia." Él: ¿Por qué?" Ella: "Yo le hablaré. Tú escucha lo que diremos sobre el héroe". (Mientras tanto Elsa repite sus últimas frases). Ortrud llama: "¡Elsa!"; ésta se dice: "¿Quién llama de triste manera?" Ortrud: "¿No me conoces?" Elsa: "¿Qué quieres aquí, triste mujer?" Ortrud: "Viviendo en el bosque con tristeza ¿qué te hice?" Elsa: "¿Acaso fui yo quien te atacó?" Ortrud: "¿No soy la mujer del que fue vencido, no estoy despreciada? ¿Culpada, acusada? ¿Y él en amarga penitencia?" Llegado a este punto cómo puede ser que Elsa no la eche, ya que no está autorizada a estar en el palacio? Esto refleja una debilidad de Elsa. Ortrud: "Estás contenta, y a mí me envías a la huella de la muerte". Elsa: "Cuán mal ponderé tu bondad, nunca lo hice. ¡Aguárdame!, yo haré que estés conmigo!" (y sale para bajar). De inmediato se escucha una breve pero extraordinaria exaltación vocal de Ortrud, en la cual se evidencia que es creyente de Wotan. Muy rápido, en 2/2, con magnífica orquestación, Ortrud canta: "¡Profanad, Dioses! ¡Socorred mi venganza, castigad el ultraje que vosotros escucháis! ¡Dadme la fuerza y el favor, Sagrados seres! ¡Aniquilad apóstatas indignos! ¡Wodan!" (luego será Wotan en el Ring). "¡Te llamo, potente!" (a Wodan). "¡Freia! ¡Desde tu elevación escúchame! ¡Bendíceme, ataca engaño e hipocresía para que mi venganza sea alegre!" Cuando la gran Christa Ludwig lo cantó en el Colón en 1964, el aplauso fue gigantesco, varios minutos más, y se entiende. Goerke lo hizo bastante bien. Habiendo llegado abajo, Elsa pregunta: "Ortrud, ¿dónde estás?" Ortrud: "Aquí, a rus pies". Elsa la ve mal vestida, quiere corregirlo, le dice "perdóname" (¡). Ortrud: "¡Gracias por tanta bondad!" Elsa también quiere dar ropa para Friedrich…Y le dice a Ortrud: "Bien vestida podrás ir a la iglesia. Esperaré a mi héroe". Ortrud: "Tanta benevolencia debe ser recompensada. ¿Soy tan sin poder y mísera, debo recibir misericordia y habitar la vivienda que decides?, ¡debo ser la mendiga! ¿Debo amparar tu vida?" Elsa: "¿qué quieres decir?" Ortrud: "Quiero avisarte que te embaucan, cuidado con el porvenir. Él vino a verte con su magia". Pero Elsa se defiende y dice: "No conoces la dicha que da la creencia. Te enseñaré la alegría que da la pureza". Pero Ortrud para sí se dice: "¡Cuánta soberbia! La combato". Ambas repiten sus palabras, y enseguida hay un grato momento sinfónico; inesperadamente Friedrich aparece y expresa: "¡Vuelve la catástrofe en este lugar! Mujer, tu ardid fracasó, se detuvo. ¡El que me robó mi honor debe perecer!"
Tercera Escena. Cuatro trompetas llaman para despertar los que viven en el Palacio. Luego los otros instrumentos van entrando en un espléndido "tour de force" típico de Wagner. Se lucieron el director y la orquesta. Luego entran el primer coro y el segundo; "Temprano se reúne la llamada. Se presenta bien el día", etc. Extenso coro entusiasta. Trompetas: expresa el Heraldo: "Dice el Rey: Telramund estará en destierro y proscripción, ya que no dijo la verdad en la batalla de Dios y perdió su derecho". Coro, rápido: "¡Maldícelo! ¡De él se espanta la pura!" Heraldo: "Expresa el Rey que el hombre enviado por Dios se casará con Elsa e investirá la corona y la tierra de Brabante; pero no quiere ser llamado duque sino protector de Brabante". Los dos coros aplauden (brillante y rápido). Heraldo: "Él quiere festejar con ustedes la fiesta del casamiento, aunque al día siguiente está dispuesto a luchar como soldado en el ejército del Rey; la mayor gloria del héroe es la bendición". Nuevo coro rápido: siguen apoyando al héroe en muy extenso entusiasmo y repitiendo un breve texto. Pero desde arriba en el edificio 4 nobles tenores y bajos protestan contra el héroe, y de repente se encuentran con Friedrich, que les dice: "sé que me apoyan pero he sido echado por el Rey". Pero 4 niños nobles (deberían ser cantados por niños y en esta versión son mujeres, sopranos y mezzos) le dicen a los coros: "¡Dejen lugar! Para Elsa, nuestra dama. Irá a la Iglesia apoyada por Dios".
Cuarta Escena. Lento y solemne, Música serena; entra Elsa. Dos coros cantan juntos: "Que sean benditos los caminantes en humildad, Dios los guarda". Saludan a Elsa cálidamente. Luego, muy rápido, aparece Ortrud y cambia por completo su anterior actitud ante Elsa: "¡No avances, Elsa! No aguantaré más seguirte. Ni me doblegaré". Coro, sorprendido: "¿Qué quiere esta mujer? ¡Que se vaya!" Elsa: "¿Qué te ha cambiado?" Ortrud: "¿Crees que voy a arrastrarme ante vos? Debo tener lo que me corresponde". Elsa: "Tú pretendes altanería ante mí, ¡el juicio de Dios lo tiene mi esposo!" Ortrud: "El falso juicio me desterró. Era su espada valiente. ¿Y él cómo se llama?" Coro masculino: quedan extrañados. Coro de mujeres y niños: "¡Es una blasfema!" Ortrud: "¿Conoces su familia, su nobleza? ¿Qué trajo aquí?" Pero Elsa se defiende fuertemente, aunque algunos del coro parecen tener dudas al escuchar a Ortrud, luego vuelven a estar a favor de Elsa. Pero Ortrud no ceja: dice que se trata de una magia ("Zauber") e insiste. Sin embargo, al final se escuchan las trompetas y así se sabe que el Rey está viniendo.
Quinta Escena. Hombres de Brabante: "¡Viva el Rey! ¡Vivan los soldados de Brabante!" El Rey: "¿Por qué una contienda?" Elsa: "¡Mi caballero! ¡Mi soberano!" Y aparece Lohengrin por primera vez en este acto: "¿Qué pasa?" El Rey: "¿Quién se atreve aquí a estorbar la misa?" La comitiva del Rey: "¿Qué atrevimiento hemos escuchado?" Lohengrin: "¡Una nefasta mujer al lado tuyo!" Elsa: "¡Resguárdame de esta mujer! En la miseria la vi en la puerta, la traje en su angustia; pero ella, terrible, me pagó mi bondad, ¡me increpó que no confíe en ti!" Lohengrin a Ortrud: "¡Vete lejos de ella! ¡Aquí no puedes triunfar!" Y a Elsa: "¿Sospechaste su veneno vertido en ti?" Ella llora. "Ven, deja ese llanto en alegría". Avanzan ambos y el Rey con una bella melodía. Pero aparece Friedrich: "¡Rey! ¡Has sido engañado!" El Rey y el Coro masculino: "¿Qué haces aquí? ¡Vete!" Coro: "¡Eres la Muerte!" Friedrich: "El Juicio de Dios estuvo falseado,
degenerado! ¡Fue una magia, un ardid!" Rey y hombres: "¡Tomad al infame! ¡Él maldice a Dios!" Friedrich mirando a Lohengrin: "Veo el resplandor, ¡entonces demando cuándo" (será castigado). "¡Cuánta maldad tuvo él atacando mi honor! ¡Pido su honor, nombre y condición en todo el mundo! ¿Quién es el que vino encima de un cisne? Pido mis derechos. ¡Su pureza es falsa!" Todo este extenso episodio tiene una música de gran intensidad. Coro de hombres, mujeres y niños: "¿Qué puede replicarse?" (música rápida). Lohengrin: "No tú, que olvidaste tu honor, puedes pedirme contestación. Esa mala duda no pasa aquí". Friedrich pide al Rey que intervenga, pero Lohengrin contesta: "Incluso ante el Rey no me defiendo. Conocen mi buena disposición. Contesto a una sola persona: Elsa". "¿Por qué te veo temblar?" Ante lo ocurrido reaccionan el Rey y los coros de hombres, mujeres y niños: "¿Qué secreto debe el héroe preservar?" Simultáneamente Ortrud y Friedrich dicen: "En salvaje trama puedo descubrir la duda en el germen del corazón!" Inesperado: ¡Lohengrin se dice lo mismo! El Coro de Hombres y el Rey agregan: "Trae esto tristeza, pero es verdadera su boca" (Lohengrin). Se agregan las mujeres y los niños. Mientras todos los otros siguen repitiéndose, se dice Elsa: "Si él se salva, ¡yo sufro desagradecida!" Todos se repiten largamente, hasta que interviene solo el Rey sobre Lohengrin: "Tú eres para aquí; mientras él querella, no temas!" Coros de Brabante y Sajonia: "Nosotros estamos contigo, no nos arrepentimos, el Premio del Héroe te corresponde, ¡tiéndenos tu mano!" Se añade Lohengrin: "Ustedes héroes no se arrepienten incluso si mi nombre y raza no las conocen". Pero sin saberlo los demás Friedrich se acerca a un grupo a favor de él: "¡Confíen en mí! Háganse llamar con certeza". Elsa, asustada: "¡Lejos de mí!" Friedrich: "Dame la pequeña falange para arrebatarla, la punta de un dedo, y te irás lejos de aquí". Elsa: "¡Nunca!" Friedrich: "Estaré cerca tuyo de noche; llamas. ¡Sin lástima, se hace rápidamente!" Lohengrin: "Elsa, ¿con quién tratas?" Ve a Friedrich: "¡Vete de aquí, maldito!" Elsa a Lohengrin: "¡Por encima de cualquier poder, estará mi amor!" Se escucha el órgano. Lohengrin: "¡Deja a Dios venir!" Coro hombres, mujeres y niños: "¡Ved, Dios hace todo liviano!" Se añaden las trompetas desde el Palacio. Se acercan Lohengrin y Elsa a la zona de la Catedral donde los casarán. Fin del Segundo Acto.
Tercer Acto. Se inicia con una célebre introducción sinfónica Muy Rápida de unos 4 a 5 minutos que suele escucharse en conciertos wagnerianos. Estuvo espléndidamente tocada y dirigida. Pero todo un grupo de gente en casi la oscuridad fue una evidente falla del régisseur. Lo que viene después es el canto nupcial también célebre que hasta nuestros días es presentado cuando una pareja se casa, aunque la de Mendelssohn en "El sueño de una noche de verano" se presenta mucho más (si se mantiene la idea romántica del siglo diecinueve en vez de una canción actual). Así canta el Coro en la cámara nupcial escuchada desde una ventana abierta; sin instrumentos. Empieza de este modo: "Treulich befürt" ("Realmente apoyados"), "zieges dahin", " wo euch in Frieden die Liebe bewahr" ("donde vosotros en paz conservais el amor"). El extenso texto une a Lohengrin y Elsa en el amor y se añade música sinfónica. El Coro va llevando a la pareja cada vez más cerca de donde se los casará. Pero los espera el Rey y les da un abrazo y los bendice. El Coro repite su canto; se va haciendo tan suave que finalmente desaparece. Última frase, pp: "Para la pareja bendecida".
Segunda escena. Lohengrin y Elsa. Si bien están en la habitación donde harían el amor, a diferencia de otras puestas aquí no hubo cama (absurdo). Lohengrin (L); "La dulce melodía procedió" (orquesta liviana y serena). "Estamos solos por primera vez, nadie nos escucha. ¡Tú, dulce y pura esposa! ¡Eres ahora de mi confianza!" Elsa: "Si antes fui fría, ahora me nombro feliz, ¡poseo ahora al Cielo!" L: "¡Me das el Cielo!" Algo más rápido: L: "Aquí reconozco nuestro amor. ¡Tus ojos me dicen que está libre tu pureza de culpa!" E: "Reconozco el consejo de Dios. Estuve embelesada al verte en sueño, me doblegó verte. ¿Esto es amor? Tu nombre, que no conozco". "Es la magia la que nos unió, mi corazón lo comprendió". Sigue dando razones por las cuales duda de L y que están tomadas de Friedrich. L no interrumpe pero se da cuenta de lo que pasa. Hasta que ella se revela tan dominada que L quiebra la relación en un poderoso canto: "Höchstes Vertrau´n" ("Te confié con fuerza"), "Te lo agradecí; pero fuiste inconstante respecto al mandamiento. ¡Oh, no me envidies que yo te haya encantado, tu aliento lo haya aspirado; me apretaste fuertemente para que me sienta feliz. Tu amor me compensó. No fue Dios el que me llamó. Al Rey sólo le pedí que me dejara amarte. Y así vine aquí" (fin del muy expresivo relato de L). E: muy conmovida, reacciona por lo que escuchó. Dialogan, pero no ceden; ella insiste en la magia. Pero de repente le dice: "¿No oyes? ¡Vienen aquí!" Y enseguida se refiere al cisne cuando vino. "Nada `puede tranquilizarme". Varios ff de la orquesta. "Dame tu nombre". Llegan Friedrich y 4 asaltantes. E reacciona a favor de L: "¡Sálvate! ¡Tu espada!" L mata a Friedrich y los asaltantes se escapan. Orquesta en fff. Toda esta difícil situación puso claramente en evidencia la calidad vocal y la intensidad de Beczala. Por su parte Tamara Wilson dio interés a su personaje enfermizo. L: "Toda nuestra alegría ha muerto". Se acerca a Elsa y la ayuda. L llama con una campana. Dice a dos mujeres que busquen al Rey y adornen a E. "Antes prepararé la respuesta en cuanto a mi esposa". Empezó el día. Se escuchan trompetas y trombones.
Tercera escena. Rápido en 2x2, amplio despliegue de la orquesta. Efectos brillantes: las trompetas se acercan, las cuerdas tocan en tresillos, se ven algunos condes. Luego, con toda la orquesta, va llegando el Rey con sus ayudantes. El Coro de hombres saluda al Rey, que les dice: "¡Gracias, queridos de Brabante! Siento a mi corazón encendido. En toda la tierra alemana veo tan vigoroso al Imperio. Pero estamos ante enemigos; debemos llamar a los valientes para luchar. Atrevernos a atacar a los del Norte. Y con vigor hacernos valer". Muy buen trabajo de Groissböck. Pero llega el féretro donde está Friedrich. Se asombran los 3 coros. También lo comentan los 4 nobles (Edler). Enseguida ven a Elsa los del primer coro y el Rey, que ignoran lo que ocurrió y la tratan con afecto sin que ella hable. Los del Segundo Coro la ven pálida y asustada. Y el Rey: "¿Por qué te veo tan triste? ¿Y separada?" Ella mira pero no contesta. De inmediato una parte del coro, en música rápida, canta: "¡Hagan lugar! ¡El héroe de Brabante!" Coro entero: "¡Viva el héroe de Brabante!" El Rey: "Viva tu venida. Tú que actúas lealmente y tienes reputación en la campaña, te esperan en contienda que gozas, para vencer conscientemente". L: "Mi Señor y Rey, aviso que debo renunciar al audaz héroe, en contienda; no tengo el poder". El Rey y los coros: "¡Dios nos ayude! ¡Qué extrañas palabras nos dijo!" L: Se acerca al féretro: "La primera lamentación es ante ustedes explicar esta muerte. Les daré mi derecho, este hombre me atacó". El Rey y el coro: "¡Has hecho lo que Dios permite!" L: "Pero hay otra cuestión que denuncio ante vosotros y el mundo: mi mujer me traicionó". Se sorprenden el Rey y los coros. L: "Vosotros escucharéis quién soy; ella lo pidió". "Quebró su juramento. Desleal consejo atacó a su corazón. El enemigo la estimuló y negué su ataque, de modo que ahora daré a conocer mi nombre y raza. ¡Tengan en cuenta lo temible que contaré! ¡Para el mundo, el Rey, el Imperio, revelaré mi secreto verdadero!" El Rey y el Coro están asombrados. Y entonces canta L su esencial relato, grande y conmovedor, el momento más importante de la ópera: "Ins fremde Land". "En tierra extranjera, inaccesible para vuestros pasos, está un castillo llamado Montsalvat. Un templo luminoso está en el medio, tan precioso como no hay otro en el mundo; una vasija maravillosa de bendición, santuario custodiado por los hombres más puros, un grupo de ángeles con ellos; viene del Cielo una paloma de maravilloso vigor; ¡nos da el Gral! ¡Bienaventurada la más pura creencia! Otorga los caballeros. Han sido elegidos para servir, se armarán con fuerza celestial; ante ellos los malos están perdidos, les llega la noche de la muerte. ¡Escuchad si yo tengo prohibido recibir recompensa! Del Gral fui enviado a ustedes, mi padre Parsifal lleva su corona; ¡su caballero soy yo y me llamo Lohengrin!"
Reacción de los coros y el Rey: "Escucho su alta raza aprobada, encendidos sus ojos en gloria y lágrimas". E: "¡Me caigo al suelo! ¡El aire es desgracia de la felicidad!" L: lamenta haber perdido su alegría con E que él tanto amaba. E: "¡Mi marido! ¡No te puedo dejar! ¡Como testigo de mi penitencia quédate aquí!" L: "¡No puedo!" E: "No aceptas mi amargo arrepentimiento; ¡me tiendo ante ti!" Coro y Rey: "¡Debes irte de nosotros, tú que eres hombre que depende de Dios!"
L: "Por el Gral debo estar lejos de aquí". Rey y Coro: "Si queremos la bendición del Cielo sin huir ¿dónde tendremos consuelo?" E: "Expiar en lamento una pesada culpa, ¿no sería benevolencia
si lo aceptaras? "¡No me repudies, aunque grave es mi delito!" L: "Hay sólo algo imperdonable en tu actuación: aceptar tu pena". E: "¡No me repudies!" L: "Ésta es la pena". Rey y Coro: "¡Oh, quédate, no te vayas! ¡Que lideres a tus hombres!" L: "¡Oh Rey, no puedo acompañarlos! No me lo permite el Gral. Gran Rey, tendréis una victoria en el Oeste". Rápido, ff: Coro masculino y femenino: "¡El cisne! ¡Vean cómo está llegando!" Está en canoa. E: "¡Horrible! ¡El cisne!" L camina hasta estar junto a él. Otra tierna aria, célebre. "¡Mi querido cisne! ¡Este último triste viaje lo hubiera querido evitar! En un año, cuando tu tarea está terminando, ¡vienes con la fuerza del Gral; liberado, te veo nuevamente! ¡Oh, hace sólo un año a tu lado como testigo vi tu felicidad! Ahora vuelves, bienaventurado del Gral, hermano nuevamente, cuya muerte tú la venciste. Este cuerno, esta espada, este anillo, me los diste. Este cuerno debe en peligro ser envuelto y donado. En salvaje lucha esta espada vencerá. Pero en cuanto al anillo lo recordaré; tú con él vencerás ignominias. ¡Adiós, mi querida mujer! El Gral se enoja conmigo si permanezco aquí. ¡Adiós!" Excelente el canto y la expresividad de Beczala. El Rey y coros de hombres y mujeres: "¡Dolor! ¡Tú hombre generoso y bueno! ¡Qué pena dura nos das!" Y entonces sucede algo inesperado: aparece Ortrud y con gran audacia ataca a L. "¡Vete a la muerte! ¡Tú héroe orgulloso! Me alegro del anuncio. Verás lo que se saca del bote. Allí me metí, y vi lo que es este cisne: ahí está el heredero del Brabante. ¡Agradece qué te han vendido como caballero! ¡Y del hermano de Elsa!" Coro de hombres: "¡Mujer abominable! ¿Qué delito has cometido en insolente escarnio?" Ortrud: "¡Sepan de quién los dioses se vengan, con benevolencia y agilidad!" Muy firme trabajo de Christine Goerke. L controla a Ortrud, recibe la paloma del Gral y queda visible el adolescente Gottfried en la orilla. L: "Vean al Duque de Brabante, aparecerá como conductor, así será llamado". L subió a la barca; la paloma lo acompaña y se van. Elsa ve a Gottfried y lo lleva a reverenciar al Rey. Los de Brabante se arrodillan delante del adolescente. E: ve a L: "¡Mi marido!" Todos lamentan su partida, pero más grave es que ella cae en brazos de Gottfried y muere. Triste final de la ópera. Recordemos: L dice que Parsifal es su padre. Con esto y Wodan y Freia debemos considerar que "Lohengrin" es un gran salto al futuro de Wagner.
Pablo Bardin