El sábado 1º de abril tuve un dilema: en el Colón la Filarmónica daba un interesante programa a las 20 hs; pero a las 18 hs en la Facultad de Derecho iba a ocurrir algo tan especial que decidí no perderlo: nada menos que la Sexta de Mahler, dirigiendo Mario Benzecry a su Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional José de San Martín, iniciando su actividad este año.
Por otra parte la Filarmónica tuvo al hábil director Jan Latham-Koenig con el debut de Dang Thai Son en el Concierto Nº 1 para piano de Chopin; la Sinfonía Nº 5 de Shostakovich fue el final; el concierto se inició con una grata música de Carl Nielsen: dos piezas de "Aladdin", Op. 54).
Debo decir que el período de tiempo desde 17,15 hasta 18,30 no fue grato. Entre 17,l5 y 17,45 esperé parado en la fila de espectadores. Pude instalarme en un buen lugar del lado izquierdo, pero el concierto estaba anunciado para las 18 y no fue así: hasta las 18,15 no pasó nada…Entonces habló en un pésimo micrófono con grotescos ruidos Juan Carlos Figueiras, veterano coordinador de actividades musicales de la Facultad de Derecho. Lo escuché parcialmente y creo haber entendido que este año viene difícil, pero intentará que como en años recientes haya conciertos los sábados. Luego tomó la palabra Benzecry, quien recordó que la idea de aprovechar el Auditorio de la Facultad de Derecho fue suya; esta vez (pasado el covid) cumple el año 30 de la notable orquesta que él fundó y que desde hace algunos años tiene ahora apoyo (antes inexistente pero Benzecry aguantó) y muy positivo Cuerpo de Profesores (13) de importante carrera que ayudan a preparar los con frecuencia arduos programas imaginados por Benzecry que comenté durante varios años antes del covid. (No olvido ese brillante período ya muy lejano en el que la sala principal de la Facultad presentaba los conciertos de la Orquesta Sinfónica del Estado con directores extranjeros valiosos y programaciones interesantes). Con toda razón Benzecry está enojado con el CC: no le están confirmando los conciertos de ciertos domingos que se escucharon durante varios años y que en este caso no permite que se vuelva a escuchar una sinfonía tremenda que dura 90 minutos.
Estuve mirando los datos de la Orquesta y son impresionantes. Además de Benzecry (Director Titular) hay 3 Directores Adjuntos: Lurdes Sabeckis, Agustín Montali y Erik Luján Berman. He aquí la cantidad de artistas en cada caso: Flautas, 6 (3 de ellas también piccolos). Oboes, 5 (2 Corno inglés). Clarinetes, 4 (1 clarinete piccolo, 1 clarinete bajo). Fagotes, 6 (1 contrafagot). Cornos, 8. Trompetas, 7. Trombones, 3 (1 trombón bajo). Tuba, 1. Timbales, 1. Percusión, 5. Piano, 1. Arpa, 3. Violines 1, 4 concertinos y 10 de conjunto. Violines 2, 6 guías y 7 de conjunto. Violas, 2 solistas y 6 de conjunto. Violoncelos, 3 solistas y 5 de conjunto. Contrabajos, 3 solistas y 7 de conjunto. Total 110 artistas.
Tuve una fuerte impresión bastantes años atrás, cuando el gran director Franz Paul Decker dirigió las sinfonías de Mahler (excepto la Octava: no se pudo tener al coro del Colón): la intensidad y claridad que supo dar a las obras fue una gran experiencia, pero en el ucaso de la Sexta resultó una novedad para mí y no la olvido. La otra versión la vi en Allegro con la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Leonard Bernstein y me impactó. Desgraciadamente no tengo grabación en mi casa, aunque sí análisis de estudiosos de este compositor. Volviendo a la versión de Decker, recuerdo haber hablado con un gran conocedor mahleriano, mi amigo Julio Palacio, y ambos coincidimos que la Sexta sinfonía es la más trágica de las nueve. Fue escrita entre 1903 y 1904, está en la menor y en efecto se la llama "Trágica". Tanto el 1º como el 4º movimientos justifican esa sensación, única en toda su producción: ninguna sinfonía salvo ésta termina trágicamente pese a que en el primer movimiento suele haber un clima ligado a la muerte (típicamente en la Segunda sinfonía) en casi todas las sinfonías.
Ya es fuertemente dramático y extenso el primer movimiento, "Allegro energico, ma non troppo", unos 25 minutos con dos temas principales, siendo el segundo muy expresivo, y la orquestación es de una riqueza y variedad asombrosas. Sigue el "Scherzo. Wuchtig" ("impetuoso"), música poderosa y con muchos aspectos violentos pero irónicos (mahleriano puro). El tercer movimiento, más breve, es un "Andante moderato" que nos da unos minutos más serenos, como si fuera un bello jardín. El "Finale. Allegro moderato. Allegro enérgico", dura unos 32 minutos y es único en la producción sinfónica de Mahler, porque tres veces una música que parece querer dar un camino positivo es interrumpida por una violenta interrupción donde domina la percusión ff. En la segunda vez aparece como en el primer movimiento una música típica del sonido de las ovejas así identificadas por el pastor (es el Mahler que compone lejos de la ciudad en el campo). Y la tercera vez el personaje se rinde y termina con la percusión al máximo. Si se compara se podría pensar en los extraordinarios primeros dos movimientos de la Quinta sinfonía, pero aquí lo trágico se aumenta en el Finale, a diferencia de la Quinta.
La orquesta estuvo admirablemente trabajada por Benzecry y el Cuerpo de Profesores. Los y las jóvenes no perdieron en ningún momento su concentración y demostraron estar en notables condiciones para hacer frente a la dificultad y el sentido de esta música a veces tremenda. Y Benzecry, que según creo está muy cerca de mi edad (84 años) pareció 20 años menos y cumplió su ardua tarea en todo momento. Menos mal que la sala está en buen estado y además mejoró el sonido, bastante controlado. Esta Sexta de Mahler será la gran obra de 2023 en la Facultad de Derecho.
Pablo Bardin