Dos grandes innovadores disímiles: Richard Wagner y Hector Berlioz. Wagner dominó la ópera alemana del siglo XIX de manera total aunque siempre polémica; Berlioz cambió la historia con su Sinfonía Fantástica y su orquestación pero produjo cuatro óperas muy interesantes que no lograron imponerse. Más que la voz fue la orquesta su mundo; sin embargo compuso obras sinfónicas con voz que no son óperas y hasta puede discutirse si "La Damnation de Faust" ("La Condenación de Fausto") es una ópera; yo la llamaría una semi-ópera imprescindible; el propio Berlioz la consideró una ópera-concierto. Los entusiasmos literarios de Verdi fueron Shakespeare y Schiller; los de Berlioz fueron Shakespeare y Goethe. Se puede ser un gran compositor pese a limitaciones: Chopin fue extraordinario escribiendo para piano pero en aquellas obras con orquesta fue bastante mediocre orquestador. Y bien, las fallas de Berlioz se notan en su nula afinidad con el Barroco tardío, incluso Bach: la armonía y el contrapunto; recordemos la pequeña fuga de los estudiantes en "La Damnation de Faust" y las palabras de Mefisto: "La bestialidad en todo su candor" (y sin embargo es una fuga pasable). Por otra parte, su manera de componer estuvo siempre ligada a su relación con la literatura: la Sinfonía Fantástica nos cuenta algo, aunque lo haya inventado el compositor; una obra tan sui generis como "Haroldo en Italia", para viola y orquesta, deriva del "Childe Harold" de Byron. Pero la Fantástica tiene algo muy particular: la melodía que él llamó "idea fija" y que aparece en los cinco movimientos, incluso distorsionada a propósito; y muchos creen que a Wagner le impactó y que el concepto del Leitmotiv puede tener ese origen, aunque realizó por supuesto un asombroso desarrollo de esa idea, de una riqueza musical y dramática que es la esencia misma del arte wagneriano. Volviendo a "La Damnation de Faust", es en realidad una amplificación de una obra anterior, "Ocho escenas de ´Fausto´", escrita en 1829 a 26 años; la ópera data de 1846 e incluye, algo modificadas, esas piezas. Son de las mejores de una obra con altibajos pero que ciertamente atrapa, como lo comprobamos en el Colón hace dos años; y como a la narrativa le falta coherencia, la prefiero así, sin puesta en escena.
"Benvenuto Cellini" es conocida ahora por sus dos oberturas: la que inicia la obra, y la que proviene de una escena coral y con baile, transformada en obertura de concierto, seguramente la más famosa: "El Carnaval Romano"; la ópera fue estrenada en la Ópera de París en septiembre 1838; la segunda obertura es en cambio de 1844. De relato bastante difuso sobre el célebre artista italiano, es una ópera atrayente a veces y débil en otros momentos; fracasó. El Colón la estrenó en Agosto 1982, gestión Montero Padre-Caamaño; Cellini debía ser Alain Vanzo y director, Serge Baudo; presuntamente se enfermaron y fueron reemplazados por Tibère Raffalli y Pedro Calderón, manteniéndose el resto del elenco, de buen nivel: Robert Massard, Jules Bastin, Michèle Lagrange, Alperyn, De Narké, Cassinelli y Boghossian; Raffalli salvó la difícil parte, muy aguda, y Calderón volvió a demostrar su profesionalismo; muy buena puesta de Oswald y Lápiz. Yo tengo la magnífica versión en vinilo dirigida por Colin Davis, con Gedda notable como Cellini, Eda-Pierre, Bastin, Massard, Soyer y Berbié.
Apenas un año más tarde, en 1839, estrenó Berlioz su admirable "Roméo et Juliette", sinfonía dramática con solistas vocales y coros. Vale la pena consignar la reacción de Wagner: "Al querido y gran creador de ´Roméo et Juliette´ el agradecido compositor de ´Tristan und isolde´"; con toda razón Wagner quedó conmovido por la Escena de amor. Gounod, a quien le debemos una bella ópera sobre el mismo tema, opinó a los 19 años: "música extraña, apasionada, convulsiva, que me abrió horizonte nuevos y coloridos". Y Saint-Saéns sobre el Scherzo de la reina Mab: "Hasta el refinamiento de Mendelssohn en ´El sueño de una noche de verano´ cede ante el de esta pieza". En 1973 le pedí a Baudo que la estrenara con la Filarmónica; accedió y fue mi noche más feliz en la difícil gestión de esos meses.
Le debemos a Berlioz un bellísimo vals, el de la Sinfonía fantástica y el perfecto arreglo orquestal de otro espléndido vals, "Invitación a la danza" de Weber, que intercaló en su versión de "Der Freischütz", en el que preparó recitativos en francés para la versión en ese idioma de la gran ópera romántica, sustituyendo la pésima de Castil-Blaze llamada nada menos que "Robin des Bois". Con el tiempo ese vals será el ballet "El espectro de la rosa", estrenada por la compañía de Diaghilev.
Berlioz escritor tuvo muchas facetas: crítico en el "Journal des Débats", autor de unas memorias con episodios desopilantes, de profundos análisis de sinfonías de Beethoven, de obras de Weber, Gluck y Rossini y de las muy ocurrentes "Noches en la orquesta", su gran contribución será el "Tratado de la instrumentación y de la orquestación modernos", con el suplemento "El director de orquesta" (lo fue, y muy activo): Rimsky-Korsakov, en su propio tratado, reconoció que el libro de Berlioz resultó fundamental, y las visitas de Berlioz a Rusia fueron muy exitosas.
Creador de oberturas de concierto muy personales y mal conocidas aquí, como las dos sobre Walter Scott ("Waverley" y "Rob Roy") y Shakespeare ("El Rey Lear"), conocimos la de una ópera inconclusa gracias a una orquesta visitante ("Les Francs-Juges"); sólo "El Corsario" (sobre Byron) se toca a veces. Quiero también mencionar "Les Nuits d´été", otra innovación suya: el ciclo de canciones con orquesta. Hay tres obras religiosas que sí se conocieron en Buenos Aires: dos son tremendas en impacto y exigen centenares de coristas y amplia orquesta: el Requiem y el Te Deum; la tercera, escrita meses ante que el Te Deum, es completamente distinta y revela la versatilidad del compositor: "La infancia de Cristo", con texto propio, es una exquisita trilogía sacra para voces solistas, coro y orquesta de cámara con una armonía a propósito arcaica. Anécdota: conocí el Requiem gracias a una película en la que Barrault personificaba a Berlioz y dirigía esa gigantesca obra con grandes gestos; yo tenía 15 años y me quedé impactado: ví la película varias veces. Berlioz tuvo una personalidad desaforada cuyos amores fueron tórridos. No fue ayudado por su salud y ya a los 50 años parecía bastante más; sin embargo llegó a los 66.
Llegó el momento de referirme a "Les Troyens" ("Los Troyanos"). Esta vez lo motivó su admiración por "La Eneida" de Virgilio. Era una época de óperas largas en París (el famoso era Meyerbeer); solían durar unas tres horas y media. Según León Vallas en el Diccionario Grove de 1954, "Les troyens" duraba 5 horas; la grabación de Colin Davis, de 1969, llega a 3 horas 57 minutos. El comentario de David Cairns no aclara si hay cortes; Davis fue el gran propulsor de las óperas de Berlioz, las grabó todas por primera vez salvo "La Damnation de Faust" donde la de Davis compitió con otras. Pero en "Les Troyens"el gran Hermann Scherchen se le adelantó: fue el primero en grabar la segunda parte, "Les Troyens à Carthage"; esa versión, muy anterior a la de Davis, data de 1952, la compré en Washington en 1955. Es una producción Selmer (francesa) representada por Westminster en Estados Unidos; la Orquesta es la de la Sociedad del Conservatorio y el elenco es bueno, sin grandes figuras: Mandikian, Giraudeau, Collard, Depraz; Ensemble Vocal de Paris (André Jouve). Caamaño apreciaba mucho el arte de Régine Crespin; el estreno de la versión condensada de "Les Troyens" se realizó en mayo de 1964; si bien ya en ese año Valenti Ferro había tomado el mando, respetaba lo armado por Caamaño con Montero. Crespin había participado del estreno de "Pénélope" de Fauré en 1962 y de la reposición de "Iphigénie en Tauride" de Gluck, justo después de "Les Troyens". Lamentablemente André Cluytens canceló a último momento e hizo lo mismo al año siguiente con la "Salome" straussiana con la Nilsson; al comprobar la falsedad de su enfermedad (estaba dirigiendo "Parsifal" en Bayreuth), Valenti Ferro envió a la prensa un indignado mensaje expresando que Cluytens no iba ser invitado en el futuro, y así fue; pero por otro lado el reemplazante en ambos años demostró ser un maestro muy bueno: George Sebastian. La condensación realizada por el régisseur Lou Bruder (entonces marido de Crespin) nos daba media hora de la hora y media de "La prise de Troie" ("La caída de Troya") centrada en Cassandre, y unas 2 horas de "Les Troyens à Carthage", de tal modo que Crespin cantando Dido era la estrella en ambas partes: fue magnífica. Otros artistas de categoría intervinieron: el tenor Guy Chauvet y varios argentinos como De Narké y Souza. Muchos años más tarde hubo un concierto en el que se escucharon fragmentos de "La Prise de Troie" en los que se lo escuchaba a Chorèbe (Yost) por primera vez en Buenos Aires. Décadas después García Caffi intentó estrenar la versión integral pero los costos fueron demasiado altos y no pudo concretarse. Si alguna vez el Colón vuelve a ser un teatro en serio, deberá darnos una versión cuasi integral, aunque sea con algunos cortes.
Y bien, ¿qué le pasó a Berlioz con su proyecto? Sucedió que Liszt lo invitó a Weimar en 1856 para el francés diera conciertos con su música, y le dedicó una semana de gran éxito. Luego, durante la primavera, fue a dar conciertos en Londres con la Orquesta de la Nueva Sociedad Filarmónica, y coincidió que el director de la orquesta en esa temporada fuese Wagner; los amigos empezaban a ser rivales. Al año siguiente vuelven ambos a Weimar; Liszt estrena "Lohengrin" y Berlioz no sabe apreciar sus valores; sin embargo la pareja de Liszt, la Princesa de Sayn-Wittgenstein, logra que Berlioz le prometa trabajar de inmediato en "Los Troyanos"; pronto terminó el libreto y empezó a componer. Enfermedades lo demoraron, y luego en París en Enero Wagner dio un exitoso concierto con fragmentos de sus óperas; pero Berlioz como crítico lo atacó y no comprendió "Tristan und isolde"; Wagner le contestó en buenos términos. Poco después Berlioz supo que Wagner iba a presentar en la Ópera de París la nueva versión de "Tannhäuser", que se presentó en marzo de 1861 con parte del público atacando la obra y Berlioz sintió que no lo iban a apoyar para el estreno de "Los Troyanos". Sucedió lo inesperado: la Ópera de Baden-Baden le encomendó una ópera más bien corta de "demi-caractère"( o sea, liviana) y el compositor volvió a Shakespeare con una de sus mejores comedias, "Much ado about nothing": de allí nació "Béatrice et Bénédict", una deliciosa comedia con mucho texto hablado y música de gran frescura y gracia; increíble que la haya producido un hombre enfermo; alguien la tradujo al alemán pero Berlioz había escrito todo el texto en francés; la estrenaron en Baden-Baden el 9 de agosto de 1862. Tengo la grata versión en vinilo sin diálogo dirigida por Colin Davis (1962) con Veasey y Mitchinson, y a mí me pasó que en dos visitas a Londres tuve un golpe de suerte, ambas veces en el Royal Festival Hall: 2 de mayo de 1967, dir. John Pritchard; la argentina Malvina Parnas (¡), y otros cantantes que no conocía: Bonhomme, Bisson, etc, todos cantando en francés en versión de concierto a la izquierda; y los textos en inglés por muy buenos actores a la derecha; como no tengo el libreto original no pude comparar si los textos franceses de Berlioz fueron respetados o hicieron su propia selección shakespeariana; pocos años después otro elenco, esta vez dirigido por Neville Marriner, hizo algo muy similar en la misma sala; escuché su obertura dos veces antes de 1970: en Octubre 1957 en Washington por Mitchell y la National Symphony, y en Buenos Aires en 1966 por Smetácek con la Filarmónica; y varias veces después.
Pasado el estreno de la comedia, el compositor volvió a "Les Troyens", o sea a 1858, cuando ya había adelantado bastante en la composición; si realmente cuando la terminó duraba 5 horas, era hasta más larga que cualquiera de Wagner ("Ocaso y "Maestros Cantores", 4 h 40´), aunque no me consta cuánto duraría una versión integral de "Rienzi" (la de Hollreiser tiene cortes considerables y dura 3 hs. 35´), pero colijo que duraría 4 hs 20´. Sin embargo puede ser que el problema estaba en los intervalos: en esa época no se juntaban actos, de modo que una ópera en 5 actos tenía 4 intervalos; ¿y de qué duración?; porque la gente socializaba, salía de sus plateas o palcos; admitiendo que fueran de 20´, hablamos de 80´; de 25´, de 100´. Así 3 hs y media se convertían en 5 hs 10´. El hecho es que la Ópera de París no se interesó y Berlioz recibió una ingrata oferta de una sala de menor categoría, el Théâtre-Lyrique: transformarla en 2 óperas; pero luego sólo admitieron la segunda parte, "Les Troyens à Carthage", y con nada menos que diez cortes. Si bien esa segunda parte tuvo 22 representaciones en 6 semanas, con razonable éxito, el autor no escuchó en vida la primera parte, que recién se dio en Karlsruhe (traducida al alemán) el 6 de diciembre de 1890. La grabación de Scherchen tiene un cartel que dice "ópera completa en 4 actos", o sea que divide la segunda parte en 4 actos sin cortes; la grabación incluye el libreto y la duración es de 2 hs 22´. La versión presumiblemente integral de Davis nos da 1 h 24´30" para "La Prise de Troie" y 2 hs 32´30" para "Les Troyens à Carthage" y la obra tiene 2 actos para la primera parte y 3 (no 4) para la segunda; 3 cuadros (tableaux) en la primera y 6 en la segunda, total 9. Comparé los dos libretos para la segunda parte y hay una sola diferencia: Scherchen dirige un Preludio al empezar que no está en Davis; sin embargo, y pese a que ese Preludio dura 5´40, Davis se toma 10´30" más que Scherchen porque en muchos fragmentos sus tempi son más lentos. Después de Davis en mi catálogo figura otra versión, dirigida por Dutoit con la Sinfónica de Montreal, 1994, con Françoise Pollet, Deborah Voigt, Gary Lakes y Gino Quilico; no la conozco. Cabe agregar con respecto a la de Scherchen que la presentación de la obra la hizo Jacques Barzun, gran especialista que escribió un libro fundamental sobre el compositor.
Los dos temas esenciales son la caída de Troya y el amor de Dido y Eneas; ello implica dos fuentes: no sólo "La Eneida" virgiliana, también "La Ilíada" y "La Odisea" de Homero. Es sorprendente que haya sólo una ópera famosa: "Dido and Aeneas" de Purcell; y una sola ópera de gran compositor que abarque ambos temas: la de Berlioz. En cuanto a Troya, lo único interesante es "King Priam" de Tippett. Tampoco hay obras sinfónicas ni cantatas u oratorios de gran repercusión. En suma, la ópera de Berlioz innova y sigue siendo un desafío programarla en los grandes teatros.
La versión que comento es del Met, 2013. El director de orquesta fue Fabio Luisi, reemplazante de Levine, que pasaba por una etapa de mala salud. Dir del Coro: Donald Palumbo. Régie de Francesca Zambello; escenografía: Maria Björnson; vestuario: Anita Yavich; luces: James Ingalls; coreografía: Doug Varone. En "La Prise de Troie": Cassandre: Deborah Voigt; Chorèbe: Dwayne Croft; Énée: Bryan Hymel; Priam: Julian Robert; Andromache: Jacqueline Antaramian; Panthée: Richard Bernstein; Helenus: Eduardo Valdés. En "Les Troyens à Carthage": Didon: Susan Graham; Énée; Ascanio: Julie Boulianne; Anna: Karen Cargill; Narbal y Mercure: Kwangchul Yun; Iopas: Eric Cutler; Panthée: Richard Bernstein; Marineros troyanos: Paul Corona y James Courtney; Espectro de Hector: David Crawford; Hylas: Paul Appleby.
Berlioz, nos dice Hugh MacDonald en el Grove editado por Stanley Sadie unos años más tarde (más equilibrado en sus juicios y con más información), se basa sobre todo en los Libros I, II y IV del poema épico de Virgilio, aunque hay detalles provenientes de los Libros III, V y XII. Y hace un cambio fundamental muy inteligente: Casandra (Cassandre) es la figura dominante de la Primera Parte; en Virgilio Eneas la menciona en Cartago pero sin darle preponderancia. Virgilio y Horacio fueron los grandes poetas de la época de Augusto; Virgilio celebró el final de la Guerra Civil y apoyó a Augusto cuando venció a Antonio y Cleopatra en la batalla de Actium, 31 a.C., y dio sentido a la República en su noble gestión. Consideró su "Eneida" un homenaje a Roma, ya que la leyenda hace a Eneas fundador de Italia en el s. XII a.C.; la elaboró durante 11 años, hasta su muerte en 19 a.C.; si bien quería hacer algunas modificaciones, estaba terminada con un dominio poético y del relato que lo convirtieron en el gran clásico épìco romano; también se valorizó su relato del amor de Eneas con Dido, pese a las Guerras Púnicas que habían enfrentado a cartagineses y romanos durante muchos duros años y terminarían con el triunfo romano, con el exilio a Hispania y la fundación de Cartagena, gran puerto sobre el Mediterráneo.
Naturalmente Virgilio conocía a fondo los dos libros de Homero, "La Ilíada" y "La Odisea". Homero es un caso literario asombroso: no se tienen datos biográficos comprobados; tras siglos de estudios se llegó a la conclusión que vivió en el siglo VIII a.C: sus dos enormes relatos, "La Ilíada" y "La Odisea", están parcialmente ligados: el primero cuenta el año final de los diez que duró la guerra de los griegos contra los troyanos, provocada por el rapto de Helena, mujer de Menelao, Rey de Lacedaemon (Esparta), por Paris, hijo del Rey Príamo de Troya. Es básicamente un relato guerrero con final trágico. "La Odisea" cuenta las aventuras de Odiseo (latinizado luego como Ulises), muy ligadas a la magia, después de la caída de Troya, y en uno de los episodios su hijo Telémaco visita a Menelao (reconciliado con Helena), quien le cuenta cómo fue la estratagema del Caballo de Troya que los llevó a ganar la guerra. En ambas historias los dioses intervienen con frecuencia, ya que no están de acuerdo entre sí: Zeus ayuda a Troya, su mujer Hera apoya a los griegos, Palas Atenea y Poseidón cambian el destino de los humanos en guerra. En ese último año suceden cosas fundamentales: una tonta cuestión de esclavas oponen al gran héroe Aquiles y Agamenón; el primero enojado se retira y pone a su amigo Patroclo al frente: éste se enfrenta a Héctor, hijo de Príamo y héroe troyano; Patroclo muere. Indignado, Aquiles lo enfrenta y mata a Héctor. La intervención de Zeus permite que Príamo recupere el cuerpo de su hijo y el poema finaliza con el entierro de Héctor, cuando uno suponía que la conclusión sería la toma de Troya. Y no: será Menelao (reconciliado con Helena) quien le cuente a Telémaco (hijo de Odiseo) la estratagema del caballo de Troya y la caída de la ciudad fortaleza; pero el relato es muy breve. En cambio Virgilio redactó una muy amplia descripción de todo el proceso, intensa y clara; o sea que tuvo acceso a datos a través de poetas poco conocidos posteriores a Homero además de agregar detalles según su propia imaginación. En suma, es a Virgilio que hay que leer con respecto al famoso caballo y a los últimos minutos de esa guerra. El gran mérito de Homero fue contar esta magna historia más de 4 siglos después gracias a una tradición bien conservada de poetas orales y a un conocimiento profundo de personajes guerreros y de dioses hechos a imagen y semejanza de lo bueno y lo malo de los griegos más antiguos, dándoles una magnífica coherencia narrativa de alto valor poético. Hesíodo, casi contemporáneo, fue el único otro poeta valioso de esa etapa; habrá luego un largo hiato hasta que ya en tiempos de la Atenas madura del siglo de Pericles se conocieron los sucesivos aportes de Esquilo, Eurípides y Sófocles, luego traducidos al latín y frecuentados por Virgilio. El hecho de que Virgilio sea el conductor de Dante en "La Divina Comedia" revela que en pleno Medioevo cristiano su figura representó lo mejor del conocimiento romano precristiano, a su vez basado en el griego. Además fue gracias a los árabes de Andalucía que nos llegaron los grandes griegos. Y por cierto Berlioz tuvo muy en cuenta las dos óperas de Gluck sobre Ifigenia, hermana de Electra, sacrificada por presión del Olimpo en Aulis (donde también fue a parar Edipo) pero salvada por un Dios y enviada a Tauris (la actual Crimea). Ambas eran hijas de Agamenón. Berlioz era poco mozartiano y quizá no conoció una obra clave, "Idomeneo", donde está Electra y sucede en la Creta muy antigua. Esto pese a que la arqueología estaba en pañales en el siglo XVIII y recién hacia fines de XIX, gracias a las excavaciones de Heinrich Schliemann, se supo la verdad, demostrando que la tradición mantuvo datos muy antiguos. El alemán descubrió las tumbas de los reyes de Micenas en noviembre 1876 y en 1880 inició las excavaciones en otra gran ciudad antigua del Peloponeso, cercana a Micenas: Tirinto; su tarea fue luego completada por Dörpfeld. Pero lo más importante fue su descubrimiento de Troya cerca de Hissarlik, donde ya entre 1871 y 1873 excavó y encontró un tesoro de joyas en oro; volvió en 1882 con Dörpfeld y en 1890, cuando quedó probado que no menos de 9 ciudades fueron apilándose; que la del tesoro era la 2ª y Troya la 6ª. Las ciudades se "apilaron" a partir de nada menos que 3.000 a.C. Ese año murió Schliemann en diciembre, pero dos años antes empezó a excavar allí donde Evans descubrió Cnosos, la capital de Creta ya en la época de Troya, con sus propias historias míticas (Teseo, el Minotauro), que además sufrió un maremoto debido a la explosión del volcán en la actual Santorini (también llegó a Troya con menor impacto, por ser fortaleza alta). En nuestro viaje de bodas hace 47 años mi mujer y yo estuvimos en Micenas, Tirinto y Cnosos, puntos muy altos de un viaje arqueológico (20 días en Egipto, visita a Paestum al sur de Náples, en Sicilia varios templos griegos y en Grecia también Delfos, Olimpia, Corinto y Argos), pero si bien conocimos Istambul no fuimos a Hissarlik, cerca del estratégico estrecho de los Dardanelos, y razón ya hace tantos siglos del atractivo comercial de Troya, que cobraba fuerte peaje para permitir el paso de barcos; como eso provocaba conflictos era ciudad fortaleza. Con estas necesarias primeras bases vayamos ahora a la ópera de Berlioz (agregaré otras).
Acto I. Los troyanos han aguantado 10 años de sitio griego en su ciudad-fortaleza. Los griegos han dejado un enorme caballo de madera en el campamento y parecen haber desistido, ya que no se los ve; en realidad están en una isla cercana, Tenedos, amparados por colinas que los tapan. No hay Preludio ni Obertura, de modo que la acción comienza con el coro del pueblo troyano en el que fue campamento griego; están jubilosos: "Tras 10 años pasados detrás de nuestras murallas qué alegría respirar el aire puro de los campos". Muchachos y niños traen fragmentos de armas: varios del coro exclaman por turno: "¡Encuentro un casco!; ¡Y yo, 2 jabalinas! ¡Miren este inmenso escudo!" "¿Saben qué tienda se levantaba justo aquí?", dice un soldado; "La de Aquiles". "No se asusten, aquí está su tumba". Y comenta el Coro: "Paris nos liberó de ese monstruo homicida" (aunque también Paris murió debido a una flecha envenenada). "¿Conoces el caballo de madera que antes de partir para Aulis construyeron los griegos? Es su ofrenda a Palas; en sus vastas entrañas cabría un batallón" (no lo saben pero es exactamente lo que contiene). "Estamos tirando abajo las murallas" (soberbia absurda, ya que los griegos pueden volver, caballo o no caballo). "Lo llevaremos a la ciudad; ¡dicen que el Rey quiere examinarlo!" (¿acaso no podía el Rey hacerlo donde estaba el caballo?). Y deciden ir a ver al Rey donde está, al borde del Río Scamandro; salen en tumulto. La música, salvo breve sobresalto, es ágil, rápida y alegre, pero en cuanto entra Casandra pasa a ser sombría y dramática. En un extenso recitativo y aria queda bien reflejada su personalidad, que dominará la Primera Parte. "¡Desaparecieron los griegos! ¿Pero cuál será su fatal plan detrás de esa extraña prontitud? Vi la sombra de Héctor recorriendo nuestras murallas, interrogando el estrecho de Helesponto" (los actuales Dardanelos). Ella es vidente, como lo revela su aria: "¡Malhadado Rey! ¡Descenderás a la noche eterna! ¡Y el pueblo no quiere escucharme ni comprenderme cuando les refiero el horror que vendrá! ¡Hasta Chorèbe, que me ama, cree que perdí la razón! Yo también le amo pero no habrá casamiento. ¡Tendré que pasar por el inexorable destino que me espera! Debo lograr que se vaya de Troya". Pero llega Chorèbe (Ch, joven príncipe asiático) y tendrá lugar un extenso dúo de 15 minutos con Cassandre (C). C: "¡Debes irte, te lo suplico! Estamos en el tiempo de morir y no de ser feliz". Ch: "Deja entrar en tu corazón una suave esperanza". C: "¡En el Cielo todo es amenaza!" (el Cielo es el Olimpo). "Supe leer el libro del destino; ¡veo el enjambre de males que se desencadenará sobre Troya! El pueblo con su sangre teñirá de rojo nuestras calles; las vírgenes semidesnudas en brazos de los violadores clamarán socorro. Todo se hunde en un río de sangre y en tu flanco entra el hierro de un griego! ¡Ah!" (casi se desvanece). "¡Vi el siniestro relámpago de la muerte!" Pero Ch cree distintas las cosas: "El cielo y la tierra proclaman tu error: el pastor feliz que canta, esos pájaros alegres que expanden el himno de la paz". C: "¡Pérfida calma! Ya está la muerte en el aire". A dúo con mensajes disímiles: C: "¡Que cuando llegue la aurora ya no estés! ¡Debes partir esta noche!"; Ch: "¡Sálvame de una terrible desesperación, te adoro! Si quieres que expire dime ¡parte esta noche!" C: "¿Quieres inmolarte!? ¿Combatirás con mis hermanos durante el espantoso día?" Ch: "¡No te dejo!" C: "¡Te doy mi casto beso de novia, quédate! La celosa muerte prepara nuestro lecho nupcial para mañana". Ch se la lleva, desesperada. Deborah Voigt en 2013 había perdido algo del esmalte de una voz que supo ser wagneriana y straussiana notable, y además no está muy cómoda cantando en francés, pero también importa la experiencia y es todavía una buena Cassandre, aunque no olvido la calidad superlativa de Crespin. Muy bien Dwayne Croft, de firme voz, aspecto convincente y comunicativo actor. En una Marcha de carácter positivo van entrando al campo Ascagne (hijo de Énée) encabezando a los niños, Hecuba (Reina de Troya) y las Princesas, Énée al frente de los guerreros troyanos, el Rey Priam y los Sacerdotes. El Coro canta un Himno de agradecimiento: "Dioses protectores de la ciudad eterna, recibid nuestro incienso; ¡y escuchad la alegría de vuestro fiel pueblo! ¡Dios del Olimpo, Dios de los mares, reguladores del mundo, aceptad los presentes de nuestro reconocimiento!"
Hago un paréntesis para profundizar la información disponible sobre la Troya de Homero y Virgilio y la tomo en su mayor parte del mejor libro que conozco sobre la muy compleja mitología de Grecia: los dos volúmenes de "Los mitos griegos" de Robert Graves. Si bien toma algunos libros romanos, sobre todo de Virgilio, la mayor parte es de escritores griegos. Con frecuencia utiliza dos palabras: "otros dicen" porque esos mitos son invenciones humanas y hay varias versiones sobre multitud de asuntos. El segundo libro termina con el Ciclo de la Guerra de Troya que comporta 14 capítulos que abarcan lo tratado en los dos libros de Homero, desde La fundación de Troya a La vuelta de Odiseo al hogar; me circunscribo a El caballo de madera y El saqueo de Toya porque son los tratados por Berlioz en la Primera Parte de su ópera. Pero antes, de modo ultrasintético, quisiera informar cuáles son las etapas de los mitos griegos: El Caos es el principio de todo; de él sale Gaea, la Madre Tierra, que con su propio hijo Urano (los cielos) engendra 12 titanes (masculinos y femeninos; entre ellos las Erinias o Furias, los Gigantes, y especialmente Cronos y Rhea, que engendran a los Dioses, liderados por Zeus, siendo los principales Hera (su mujer), Poseidón y Hades. A su vez Zeus engendra con Hera a Ares y Hefestos y con múltiples otras mujeres otras diosas (Gracias, Musas, Estaciones, Athene (Palas Atenea), Perséfone y Artemisa, y otros dioses (Hermes, Apolo, Dionisos). Y una última categoría, Héroes y Semidioses con mortales: Dárdano (fundador de Troya), Minos (Rey de Creta), Helena de Troya (con Leda), Eneas (por Anquises) y Heracles. O sea que tres figuras principales de Troya son semidiosa y semidioses. El caballo de madera: "Atenea inspiró a Prilis, hijo de Hermes, la sugerencia de que se podría entrar en Troya por medio de un caballo de madera, y Epeo, un hombre de la zona del Parnaso, se ofreció para construir bajo de la inspección de la diosa, pero Odiseo reclamó el mérito de la estratagema" (según Graves la moralidad de Odiseo era muy dudosa). "Epeo construyó un enorme caballo hueco con tablones de pino, con un escotillón en un costado y grandes letras talladas que lo dedicaban a Atenea. Odiseo convenció a los griegos más valientes para que subieran al caballo completamente armados por una escala de cuerdas y se introdujeran por el escotillón en su vientre; entre ellos estaban Menelao, Odiseo, Diómedes y Neoptolemo. Epeo se subió el último y quedó al lado de la puerta". Cuando los troyanos lo vieron, Timoetés dijo: "Puesto que esto es un don para Atenea propongo que lo introduzcamos en Troya y lo subamos a su ciudadela". Capis acertó: "Atenea favoreció a los griegos demasiado tiempo; debemos quemarlo o abrirlo para ver qué contiene su vientre". Incluso abriendo el vientre los griegos hubieran batallado pero muy probablemente hubieran vencido los troyanos, pero "Príamo declaró: Lo llevaremos sobre rodillos; que nadie profane la propiedad de Atenea".
Para pasar debieron ensanchar la brecha en la muralla, pero luego la cerraron la brecha. "Casandra anunció que el caballo contenía hombres armados y le apoyó el adivino Laocoonte: ¡No confiéis en los griegos!, y arrojó su lanza, que se clavó vibrando en el ijar del caballo e hizo que dentro de él se entrechocaran las armas"; ni siquiera eso hizo que los troyanos se dieran cuenta de la realidad. Graves cuenta que un tal Sinán "aleccionado por Odiseo, explicó que Calcas predice que si despreciáis esta imagen sagrada Atenea os arruinará; pero una vez que esté dentro de Troya podréis reunir a todas las fuerzas de Asia, invadir Grecia y conquistar Micenas. Esas son mentiras -gritó Laocoonte- y parecen inventadas por Odiseo. Te ruego, Señor, que me permitas sacrificar un toro a Poseidón". Pero Laocoonte había irritado a Apolo, y éste se vengó: "envió dos grandes sierpes marinas que salieron a tierra y aplastaron" tanto a Laocoonte como a sus dos hijos. Príamo se equivocó: creyó que "a Laocoonte se le castigaba por haber herido el caballo y no por haber insultado a Apolo. Dedicó el caballo a Atenea y aunque los seguidores de Eneas se retiraron alarmados a sus chozas en el Monte Ida, casi todos los troyanos de Príamo comenzaron a celebrar la victoria con banquetes y fiestas". Y aquí interrumpo: antes expresé que Virgilio se basó en datos de otros autores; veamos la lista de Graves: Higinio, Tzetzes, Apolodoro, Dictys Cretensis, Ateneo, Quinto Esmirneo, Lesques, Arctino de Mileto, Trifiodoro; un solo nombre famoso aparte de Homero y Virgilio: Eurípides en "Las Troyanas".
Volvamos a Berlioz. Tras la Marcha y el Himno, hay danzas y juegos populares en dos breves piezas: "Combat de Ceste" (guerreros haciendo que combaten bailando) y "Pas de lutteurs" ("Paso de luchadores"); la coreografía fue tradicional, sin intento de evocar esa lejana época y la música es bastante rítmica pero no violenta. De aquí en más la tristeza y la angustia dominan a partir de la llamada "Pantomime": entra Andromaque con su hijo Astyanax (un niño); están de duelo por la muerte de Hector, vestidos de blanco. Colocan flores ante el altar y ella ora, antes de presentar el niño a los reyes; Hécube abraza al niño con ternura, Priam y ella lo bendicen; el Coro comenta dolorido. C, pasando por el fondo, expresa para sí misma: "Guarda tus llantos, viuda de Hector; amargas lágrimas te provocarán las próximas desgracias". Andrómaca y su hijo se van lentamente. La música, lenta y triste, da cabalmente el dolor de la situación. Lo que viene ahora dura apenas un minuto en la ópera pero es contado con gran impacto y detalle por Virgilio (230 líneas de texto) y la actitud de Eneas (E) es bien distinta a la que narra Graves: el fragmento se llama "Narración"; E llega corriendo y cuenta así lo de Laocoonte: "¡Oh Rey, los soldados y el pueblo huyen con la fuerza de un torrente, no hay cómo retenerlos! Un prodigio inaudito los asustó", y cuenta lo que hizo Laocoonte. Y luego: "Dos serpientes monstruosas se tiran sobre el sacerdote, lo enlazan en terribles nudos, lo queman con su aliento ardiente y cubriéndolo con una baba sangrienta lo devoran ante nuestros ojos". Arduo desafío para el talentoso tenor Bryan Hymel, que logró resolver este vertiginoso "debut" de E en la ópera adecuadamente. En cambio, el siguiente Octeto con Doble coro es lento y dura 6 minutos; los del Octeto son Priam, Panthée, Chorèbe, E, Hélénus, C, Ascagne, Hécube; el Doble coro es el Pueblo. "La sangre se heló en mi corazón. ¡Un estremecimiento aterrorizado quiebra todo mi ser! ¡Un sacerdote, objeto del furor de los dioses, devorado palpitando por esos horribles monstruos!" En el siguiente Recitativo y Coro E cae en el mismo error que el Rey: "¡Que la diosa nos proteja, conjuremos este nuevo peligro! Pallas se ha vengado de un horrible sacrilegio". Rey: "Para apaciguarla seguid mis órdenes de inmediato". E: "Ya se coloca el caballo sobre rodillos, ¡llevémoslo con pompa al Palladium! Formad cortejo, niños, mujeres, guerreros, cubrid el camino de flores, ¡y que la trompeta y la lira acompañen nuestros cantos!" Y el Coro repite 4 de las 7 líneas del texto de E. Salen todos salvo C, que canta una breve aria: "No quiero ver la deplorable fiesta en la que se emborrachará este pueblo condenado pese a creer en un brillante porvenir. ¡Lágrimas de angustia inundan mi rostro!" Final: Marcha troyana. Se escucha lejano el Coro: "Hija querida del Rey de los Dioses, armada de casco y lanza, sabia guerrera de dulce mirada, favorece nuestro destino, haz inconmovible a Ilion" (Troya), "¡bella Pallas, protégenos!" C: ¡Viene el enemigo y la ciudad está abierta!" El Coro, más cerca: "Escucha nuestras voces, virgen sublime, mezclándose con las flautas. ¡Que la trompeta frigia unida a la lira troyana te lleve nuestros conciertos!" Entrando en escena: "¡Danzad en torno a la ofrenda, felices niños! Sembrad la nieve perfumada de los muguetes primaverales. ¡Pallas, protégenos!". Pero el Coro bruscamente se interrumpe. Las mujeres: "Se escucha un ruido de armas en los flancos del coloso". Pero absurdamente los hombres lo toman como un feliz presagio. El Coro prosigue: "Orgullosas cimas de Pérgamo, ¡sed triunfantes!" C: "¡Dioses, no tenéis piedad con este pueblo demente! ¡Digno empleo del poder omnímodo llevarlo al abismo cerrándole los ojos! ¡El destino tiene su presa! ¡La hermana de Hector morirá bajo los restos de Troya!" Fuerte final de acto, con una marcha troyana de admirable orquestación y C consciente de su inexorable destino. En la escenografía la silueta del caballo apenas se ve a lo lejos, y las serpientes son un solo bailarín que en segundos "engulle" a Laocoonte, efecto bien logrado…
Acto II, Cuadro I. Un departamento del palacio de E (no se aclara dónde; quizá en el Monte Ida). Un ominoso Preludio crea un clima para la aparición de la Sombra de Hector; estamos ente el Berlioz más imaginativo y personal. Ascagne se aterroriza. Ruidos lejanos de la ciudad; uno más fuerte despierta a E, que reacciona ante lo que ve: "¡Oh luz y gloria troyana! ¿Cuáles son los dolores que han afectado tu rostro?" Lo que contesta la Sombra de Hector es crucial: "¡Huye, hijo de Venus!" (Virgilio es romano, no la llama Juno). "¡Troya se derrumba! Busca la Italia, donde con tu pueblo, renacido tras errar largamente sobre el mar, debes fundar un imperio poderoso que en el futuro dominará el mundo y donde morirás como un héroe". Buena interpretación de David Crawford. Se aleja solemnemente. Llega Panthée herido en el rostro y E le pregunta: "¿Nos es permitida alguna esperanza?" Panthée: "¡La ciudad ensangrentada se quema! ¡Es nuestro día fatal! ¡Priam ya no está! Saliendo de su monstruoso caballo los griegos masacraron los guardias de nuestras puertas. Innumerables cohortes llegando desde afuera corren a estimular el incendio; otros ocupan las murallas". Ascagne: "¡Se derrumba el palacio de Ucalégon!" Entra Ch a la cabeza de una tropa: "¡A las armas, gran E! ¡La Ciudadela todavía aguanta!" E: "Dispuestos a morir tratemos de defendernos; la salvación de los vencidos es no perder tiempo". El Coro repìte esa frase y agrega: "¿Oís los gritos griegos? Todo el tiempo aumenta su ejército. ¡Marchemos, la desesperación conducirá nuestros golpes! ¡Marte y Erinias, llévennos!" Y salen todos. Marte es la versión romana de Ares. La música es poderosa y dramática. E no hace caso a Hector y no huye, pero la suerte lo acompañará y lo que la sombra del héroe dijo ocurrirá.
Acto II, Cuadro II. Interior del palacio de Priam. Ante el altar de Cybeles (Vesta) están agrupadas mujeres troyanas, muy desmoralizadas. El equivalente griego es Hestia, una de las tres diosas (Hera, Hecate). Coro (Plegaria): "Diosa inmortal, madre de los infortunados, ¡socorre a tus troyanos en estos momentos terribles! Salva del escarnio y la esclavitud a sus madres, sus hermanas. Quiebra el arma impía de la perfidia". Entra C y en un recitativo les dice: "Todos no morirán. El valeroso E y su tropa, combatiendo 3 veces, han liberado a nuestros corajudos ciudadanos encerrados en la Ciudadela. El tesoro de Priam está en manos troyanas. Pronto verán elevarse en Italia, más poderosa y bella, una nueva Troya. Ahora caminan hacia el Ida". "Ch murió. Me inclino ante Vesta por última vez, sigo a mi joven novio. ¿Ustedes consentirán ser esclavas? ¿No oyen a los crueles Mirmidones que llenan las calles y hacen guardia en las avenidas del palacio?" Coro: "Nada puede salvarnos de sus brazos". C: "Si el honor os es esencial, ¿para quiénes está abierto este abismo ante vuestros pasos" (y les muestra la galería). Les hace notar su puñal y apunta a las cinturas de ellas: "¿Para quienes este hierro y estos cordones de seda sino para ustedes?" La mayor parte del coro: "¡Heroína de amor y honor, te seguiremos!" C: "¿El día no las encontrará profanadas por los griegos?" Coro: "¡No, lo juramos!" Minutos finales: Coro grande: "¡Nuestra muerte manchará la victoria griega! ¡Puras y libres descenderemos al río infernal!" (Hades). C interpela al pequeño grupo: "¿Están dispuestas a tolerar una existencia indigna de los grandes corazones?" Contestan: "¿Morir ya?" C, explosiva: "¡Esclavas, lejos de nosotras!" Pequeño grupo: "¡Piedad!" Pero C y el Coro grande exclaman: "¡Abrazad las rodillas de esos traidores! "¡Vergüenza, no sois troyanas!", y las echan. Simultáneamente con distinto texto cantan el Coro grande, con sus liras, y C, cada vez más exaltadas. Gran Coro: "¡Ábrenos las puertas, oscuro Plutón! "¡Caronte, haz escuchar tu fúnebre fanfarria!" Y C: "¡Ch, Hector, Priam, Rey, padre, hermano, novio! ¡Me uno a vosotros! ¡Y vosotras morid conmigo dignas de gloria!" Un jefe griego entró con la espada en alto; escucha ese último minuto del canto y se asombra: "¡Lira en mano! ¡Admiro la sublime ironía de esa exaltación! ¡Qué bella es C cantando la muerte, bacante de ojo azul embriagada de armonías!" Entra un grupo griego reclamando el tesoro y levantando sus espadas; C les contesta: "Tropa inmunda y rapaz, vuestra sed de oro no será saciada!" y se apuñala, enseguida entregándolo a Polyxène diciéndole "¡Tómalo, el dolor es nada!", que a su vez se apuñala. Otra tropa griega entra: "¡Oh rabia! Cubiertos de sangre, E y sus troyanos se escapan y se van, ¡poseedores del tesoro!" C y las mujeres: "¡Salva nuestros hijos, E! ¡Italia!" Algunas se precipitan al abismo, otras se apuñalan ante el horror de los griegos. C trata de seguirlas pero ya no puede; tiende los brazos hacia el Ida, grita "¡Italia!" y cae muerta. Trepidante y vertiginoso final de acto, manejado con magistral dominio por el libretista-compositor. Yo hubiera querido que Priam, Hécube y Helenus (hijo de Priam) tuvieran mayor presencia y que algún personaje griego tuviera una importante intervención (Menelao, p.ej.) para que no fuera la acción tan de un solo lado, o que los manejadores dioses a su vez aparecieran (Zeus, Atenea, Apolo y Poseidón), ya que tanto Homero como Virgilio nos dan una rara mezcla de la realidad y la fantasía mitológica. Por otra parte, hay mucho trabajo coral, femenino y masculino, más bailarines y figurantes. Zambello los maneja bien y sabe dar energía y ajuste a los distintos episodios, pero qué distante está siempre el famoso caballo. Sin embargo, el impacto de esta Primera Parte es auténtico y tiene pocos parangones en la historia operística. Y Voigt fue entrando en su personaje con creciente intensidad y terminó siendo una C creíble, cosa nada fácil.
Es Interesante y útil comparar el libreto de Berlioz con tres obras: "La Eneida" virgiliana, "Los mitos griegos" de Graves y "Las Troyanas" de Eurípides. "La Eneida": el Libro I de los XII es una amplia introducción a lo que vendrá; en sus líneas finales E está en Cartago y ante su reina Dido (D); ésta le pide que cuente en detalle qué les pasó a los troyanos. El Libro II narra con mucho detalle lo que ocurrió en Troya a partir del final de "La Ilíada" de Homero; o sea, completa lo ocurrido. Parte de ese relato es aceptado por Berlioz, pero hay fuertes cambios, sobre todo en cuanto a C. Se discute el sentido del caballo largamente y recién en la línea Nº 200 cuenta con expresionista intensidad y gran detalle la terrible muerte de Laocoonte y sus hijos y las serpientes van al templo de Atenea como refugio; se menciona que C les avisa el desastre próximo pero no le creen. Poseidón y Atenea generalmente no están de acuerdo y esas serpientes las manda Poseidón; lo explica Eurípides al principio de "Las troyanas": Poseidón apoya a los Frigios (troyanos), Atenea a los Aqueos (griegos); pero un Aqueo la ha insultado en su templo y ella clama venganza: el retorno de los Aqueos en barco sufrirá la lluvia y la tormenta de Zeus pero además muchos barcos naufragarán con la ayuda de Poseidón y habrá gran mortandad aquea. Los dioses griegos son brutales y Atenea no en vano es diosa de la guerra y a la vez de la sabiduría y de la artesanía. Hay algo que une a los dioses: los humanos siempre deben adorar sus templos y cuando pecan los dioses los castigan. Y lo del caballo no es invento de Virgilio ya que Eurípides lo describe. Sin embargo fueron muchos los que lo pusieron en duda: Pausanias, p.ej., sugirió que fuese (lo cita Graves) "una máquina parecida a un caballo para derribar la muralla". El propio Graves duda y lo dice así: "Es muy probable que Troya fuese tomada por medio de una torre de madera con ruedas cubierta con cueros de caballo húmedos para protegerla de las flechas incendiarias y empujada hacia la parte notoriamente débil de las defensas: la cortina occidental". Graves da otra explicación diferente de la de Eurípides: Laocoonte era sacerdote de Apolo Timbre, "a quien había irritado casándose y engendrado hijos a pesar del voto de celibato" y fue Apolo quien envíó las serpientes; pero me pregunto: Apolo es definido como hijo de Zeus y Leto: Dios de la poesía, los juegos, la sanación, la profecía y el sol; así definido ¿podía decidir tan terrible venganza?
A partir de 233 Virgilio cuenta cómo llevaron el caballo a la ciudad y admite que "4 veces desde sus entrañas se escucha el entrechoque de armas pero cegados por el frenesí seguimos adelante. C nos anuncia el desastre pero los Dioses hacen que los troyanos no le crean". Luego cuenta que llegan los aqueos desde Tenedos y que Sinan abre el caballo, salen los guerreros y matan a los guardias. Menciona luego al fantasma de Hector (esto lo toma Berlioz). Cuenta el avance de los aqueos y una frase la dice Ascagne en la ópera: Ucalegon en llamas. También el relato de Panthus figura en "La prise de Troie" aunque adelantando algo que está más tarde desarrollado por Virgilio: sólo dice sin más explicación "Priam ya no existe". Virgilio narra en detalle la entrada a la ciudad de aquellos troyanos liderados por E, y dedica las líneas 343 a 348 a la presencia de Ch, enamorado de C. 351-2, refiriéndose a la ciudad en llamas: "Se han ido los dioses de sus templos y altares, aquellos que antes defendían el imperio". Desde 369 cuenta el episodio en el que el griego Androgeos se confunde y al ver a E y compañeros los cree aqueos; E y su banda matan a buena cantidad, los otros huyen. Y aquí es Ch el que tiene una pésima idea apoyada por todos (al parecer la guerra estupidiza a la gente): vestirse con ropas aqueas (griegas). Se mezclan con los aqueos y matan a muchos, hasta que se encuentran con C encadenada (desde aquí la divergencia con Berlioz es casi total); Ch enfurecido trata de liberarla y es muerto. Luego sucede lo lógico: los aqueos se dan cuenta de la farsa y empiezan a atacar a los troyanos disfrazados; identifica a Ajax y a los Atreos. En 432-3 expresa que Panthus muere (Berlioz no lo acepta y aparecerá acompañando a E en "Los Troyanos en Cartago"). 452: Entran por una puerta secreta que usa Andrómaca con su hijo Astyanax, llegan a una torre en mal estado, logran quebrarla y les cae encima a los griegos. Pero en 462 tras mucho esfuerzo éstos logran destrozar la poderosa puerta y entran al palacio; en 475 incendian el techo. 495: Los griegos atacan a Hecuba y Priam y destrozan las 50 cámaras de novios. H trata que Priam quede protegido: "O nos salva este altar a tú y a nosotras o todos morimos". 525: Pirro mata a Polites, hijo de Priam, y éste ataca; Pirro lo mata. Graves no coincide: el que los mata es Neoptolemo, que arrastró el cadáver hasta la tumba de Aquiles en el promontorio Sigeo, donde dejó que se pudriera decapitado y sin enterrar. Volvamos a Virgilio: Ve E a Helena y tiene ganas de matarla, pero aparece su madre Afrodita y le conmina a comprobar si viven su mujer y su hijo. Y le dice que los dioses se han confabulado: Juno (Hera) y Neptuno (Poseidón) destrozan a Troya, Pallas reina y Júpiter (Zeus) hace doble juego: les da coraje a los troyanos pero les dice a los dioses que ataquen. Venus (Afrodita), que es hija de Zeus y Dione, dice la verdad; y Dione es titana, o sea que viene de la etapa anterior a los Dioses (no está claro si es inmortal). E vuelve hasta su casa, la encuentra quemada, pero vivos padre, mujer e hijo. Anquises no quiere moverse de allí, entonces E pretende volver a la lucha pero Creusa se aferra a sus pies y le dice que ante todo defienda a su hogar. Y Júpiter les da una señal: un relámpago, y luego una corona de fuego sobre la cabeza de su hijo, curiosamente llamado Iulus por Virgilio: es Ascanio (Ascagne en Berlioz); Anquises se emociona y acepta ir con E, que lo carga sobre sus espaldas y da instrucciones a los sirvientes de buscarlos en el santuario de Ceres en un montículo, y lleva el padre los emblemas de los dioses del hogar troyano. Ascagne toma la mano del padre y Creusa les sigue a algunos pasos atrás; Anquises escucha cercanos a los griegos y pide a E apurarse; así lo hace. Están cerca del santuario y E se sale del sendero sin avisarle a Creusa; poco después se da cuenta que ella no lo sigue y se desespera. Los sirvientes ya llegaron al santuario y E les deja padre e hijo; sale a buscar a su mujer; lo hace durante largo rato hasta que aparece el fantasma de Creusa; le expresa que su muerte estuvo decidida por los dioses y que E debe cumplir su misión: tendrá largo exilio pero eventualmente llegará al Tíber; desaparece. Cuando E vuelve a sus camaradas, se encuentra con muchos más hombres y mujeres; lo acompañarán en el exilio, junto a su padre y su hijo. Pero Berlioz ni menciona a Creusa cuando E y Ascagne se presentan ante D.
Veamos qué nos aporta Graves. Según los romanos, sólo dos familias troyanas fueron perdonadas por los griegos: la de Antenor, con su esposa y 4 hijos, llevada por Menelao; desembarcaron en un puerto al que llamaron Nueva Troya "y ahora se los conoce como venecianos" (¡). Y la de Eneas; "Agamenón, al ver que se ponía al venerable Anquises sobre los hombros, ordenó que no se molestase a un hijo tan piadoso". "Los romanos dicen que fundó la ciudad de Lavinium" (futura Roma) "y muerto en batalla fue transportado al Cielo" pero es una fábula. "La verdad es que Neoptolemo lo llevó cautivo a bordo de su nave como el botín más honorable, y lo retuvo para el rescate que a su debido tiempo pagaron los dardánidas" (troyanos, los muy pocos que allí quedaron). "Julio César y Augusto pretendían descender de E". Homero "consideraba válidas las maldiciones, pues los reinos fundados en la barbarie y la mala fe no pueden prosperar"; por ende, "las invectivas de Hecabe contra Odiseo y sus compañeros de deshonor" explican "su conversión en la Hécate cretense, Mera, o Escila, la perra marina". En cuanto a C, "Agamenón la reclamó como recompensa particular para su propio valor". Hay varias versiones pero todas coinciden: Astyanax, hijo de Héctor, murió arrojado desde las murallas. Polixena, hermana de C, "fue sacrificada en la tumba de Aquiles" y tuvo "un entierro honorable" (en Berlioz, se suicida). "Entre 1100 y 1050 a.C. la invasión doria aniquiló la cultura micénica en el Peloponeso y le sucedió la Edad del Oscurantismo"; pasó más de un siglo "antes que los jonios, obligados por los dorios a emigrar al Asia Menor, iniciaran su renacimiento cultural, basado sólidamente en Homero".
Por último, veamos qué nos aporta "Las Troyanas" de Eurípides, aparte del acuerdo ya mencionado de Atenea y Poseidón. El aqueo Talthybius se presenta ante Hecuba y le va diciendo: que C ocupará el lecho de Agamenón; que Polixena cuidará la tumba de Aquiles (según Graves, fue sacrificada); que Andrómaca será del hijo de Aquiles; y que Hecuba será esclava de Odiseo, rey de Itaca. Entra C y su reacción es asombrosa: acepta con alegría ser la mujer de Agamenón; considera que está bendecida por el dios Hymen, hijo de Apolo y una musa. Pero enseguida expresa que asesinará a Agamenón y que la casa de Atreo caerá. Luego entra Andrómaca y da a Hecuba la triste noticia de la muerte de Polyxena. Luego Talthybius le entera que Odiseo recomendó matar al hijo de Andrómaca, Astyanax. Más tarde entran Menelao y Helena y ante la intención de matarla (con pleno acuerdo de Hecuba) hay largas argumentaciones de las tres partes; como se sabrá en la Odisea, Menelao se va a reconciliar con ella. Y quien tiene razón es Offenbach cuando en "La Belle Hélène" se burla del Rey de Esparta ("le Méné Ménélas"), porque en efecto Paris es muy bello y ella está muy contenta de irse (así termina la opereta). Volviendo a Eurípides, la obra termina con la destrucción por el fuego de la ciudadela y Hecuba desesperada. Eurípides escribió unas 80 piezas, pero sólo nos llegaron 19; de ellas, tres siguen ocupándose de protagonistas de "Las Troyanas": "Helena", "Hecuba" y "Andrómaca". Quizá hubo otras, así como puede ocurrir que Esquilo haya tocado el tema troyano en las alrededor de 80 piezas perdidas; en su "Agamenón" la acción ocurre en Argos y está C como esclava suya. En cuanto a Sófocles, sólo tenemos 7 de su enorme producción: ¡120! De ellas sólo Ajax tiene que ver con Troya, pero unilateral: todos griegos; los principales: Odiseo, Ajax, Agamenón y Menelao; y una diosa, Atenea. Muy prolíficos estos tres grandes del teatro griego; y "Las Troyanas" está netamente a favor de Troya.
Como el tema es muy complejo y extenso, envío este primer artículo, demorado además por problemas de Fibertel; dentro de X días les llegará "Los troyanos en Cartago".
Pablo Bardin
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