El 27 de Enero se vio en el Teatro El Nacional en el ciclo HDLive del Met de Nueva York presentado por la Fundación Beethoven una exitosa "Tosca" pucciniana, tan digna en su presentación como valiosa en canto y dirección. La paradoja es que los cambios fueron múltiples con respecto a lo originalmente planeado.
a) El director de orquesta iba a ser James Levine; pero la vorágine tan demorada de acusaciones de acoso sexual también alcanzó a Levine (y a Dutoit), agregándose a las numerosas del mundo cinematográfico. Y de repente el músico que durante 40 años dominó al Met, ahora de 73 años y lisiado pero todavía activo, adorado por el público, se encontró con el final de su carrera. Lo que me indigna en su caso y en el de muchos otros es que en todos los casos se trata de acusaciones de hace veinte o treinta años; ¿porqué recién ahora reaccionan? Les creo, pero su falta de coraje hizo que los abusos arruinaran muchas vidas. Circunscribiéndome al caso Levine, si su carrera avanzó meteóricamente cuando todavía no había cumplido treinta años fue porque capitostes del Board of Directors (Consejo Directivo) lo protegieron y promovieron, permitiéndole un poder poco menos que tiránico durante décadas, cuando había grandes directores con mucho mayor experiencia disponibles para un cargo de tanta enjundia. Admito su gran calidad musical, y admiro muchas de sus versiones, pero creo lamentable que haya acaparado de modo tan marcado las temporadas impidiendo las presencias de grandes batutas o cantantes que quedaron fuera de la historia del más famoso teatro de ópera del mundo. No por el motivo que finalmente lo derrocó, sino porque el cambio hubiera debido ocurrir décadas atrás: no es sano que el Met haya sido manejado por una sola manera de ver las cosas durante tanto tiempo. Y su figura ha sido tan borrada ahora que la sacaron del breve film que promueve al Met al principio de cada función de HD. Y es así que hizo su debut en el Met Emmanuel Villaume, actualmente Director de la Dallas Opera (aquella que presentó a la Callas cuando se peleó con Bing, el todopoderoso Director del Met).
b) Con amplio aviso Jonas Kaufmann renunció a cantar Cavaradossi porque expresó que en esta etapa quiere estar más tiempo en Europa con sus dos hijos (se separó de su mujer hace más de un año) pero los abonos se compran con mucha anticipación y él estaba anunciado; sin embargo fue interesante el debut de Vittorio Grigolo en el rol.
c) Con bastante menos tiempo y por motivos que ignoro, Bryn Terfel (que veremos este año en un concierto en el Colón) no fue Scarpia y lo reemplazó el muy experimentado Zeljko Lucic.
d) La magnífica puesta de Franco Zeffirelli (que pude apreciar con la Callas en 1964 en el Covent Garden) había sido reemplazada en 2016 por otra que fue rechazada por el público y sólo duró una temporada: la de Luc Bondy. Aunque el Met ha hecho y hace algunas barrabasadas ("Rigoletto" en Las Vegas, "Così fan tutte" en Coney Island) en este caso debió ceder ante la reacción negativa por una versión no tradicional; y pidió a David McVicar una nueva presentación escénica. Como este régisseur me había enojado con su "Manon Lescaut" en la Francia nazi, el anuncio de su elección no me tranquilizó, pero se ve que lo conminaron a respetar el libreto ya que la presentación fue muy aceptable.
La función del sábado ya era la sexta con la pareja de Sonja Yoncheva y Grigolo, ambos debutantes en sus roles, y habían tenido el tiempo de asentarse tras la tensión de "estrenar" sus famosos personajes. Este año la soprano búlgara es la estrella de los espectáculos HD del Met, ya que también estará en "La Bohème" y en "Luisa Miller". Tosca es un personaje de enorme atracción tanto en lo musical como en lo dramático y cualquier veterano operómano ha visto muchas. En mi propia experiencia mis favoritas fueron cronológicamente Tebaldi (1953), Crespin (1962), Callas (1964), Dimitrova (1975). Y si cuento DVDs, Kabaivanska. Con personalidades fuertes y gran dominio vocal en todos estos casos. Ésta es la primera vez que veo a Yoncheva; tiene una sólida voz de registro completo y tras un Primer Acto algo neutro dramáticamente, creció mucho en el Segundo y el Tercero, y su Tosca es seguramente una de las buenas de la actualidad. Sin embargo carece de algo que creo importante: un timbre inconfundible; es una soprano de calidad, pero no la escucho y pienso "es Yoncheva".
Por supuesto también tuve mis Cavaradossi favoritos: Raimondi (1962), Tucker (1965), Bergonzi (1972). Domingo (1982), Aragall (1993). A Grigolo lo conocí por su Romeo (Gounod); su apasionamiento extremo tanto allí como en "Tosca" es comunicativo –similar a Rolando Villazón- y puede cantar en verdadero "pianissimo" ("O dolci mani") o llegar con gallardía al agudo de "Vittoria!". La apreciación del timbre es muy variable según quien escucha y para mí el suyo no tiene la belleza del de Pavarotti o la dúctil solidez de Domingo, pero Grigolo está entre los principales tenores spinto de la actualidad.
Y Scarpia, uno de los dos grandes villanos baritonales (el otro es Iago) también tuvo intérpretes formidables en el Colón, como Taddei, MacNeil y Milnes, y agrego a Gobbi que ví con Callas en el Covent Garden. Zeljko Lucic es un favorito del Met y con razón: igualmente notable en Verdi (Macbeth) y Puccini, tiene la voz poderosa y rica en armónicos que la parte requiere, pero además es un admirable actor que da su pleno carácter a cada frase y gesto.
Completan el reparto el divertido Sacristán de Patrick Carfizzi y el expresivo Angelotti de Christian Zaremba. Los restantes no figuran en el programa de mano y hacen correctamente sus partes.
No conocía a Emmanuel Villaume y me impresionó muy bien; hombre maduro, tiene un firme dominio de la obra y la comprende. Con la magnífica Orquesta y un Coro de lujo dirigido por Donald Palumbo dieron un marco muy adecuado para los protagonistas.
Esta vez McVicar ha hecho un trabajo convincente, en buena parte gracias a los soberbios aportes de John Macfarlane en escenografía y vestuario. Con exquisitez, minucia y belleza nos ofreció cuadros auténticos: Sant´Andrea Della Valle, el Palazzo Farnese y el tope del Castel Sant´Angelo pocas veces se ven en escena con tanto esplendor y buen gusto. Pero además McVicar manejó muy bien a los cantantes y sus interrelaciones y supo dar coherencia al impresionante y lujoso Te Deum.
Pablo Bardin
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