Desde que tengo uso de razón el Colón ha sido un lugar de conflictos, hasta en sus mejores períodos. Es una mezcla inherentemente explosiva de temperamentos artísticos en colisión y en una multitud de especificidades, donde cada grupo está en inquieta tregua con los demás, y donde incluso dentro de cada grupo hay rivalidades o puntos de vista fuertemente distintos. Es una tarea muy difícil dirigirlos incluso bajo condiciones ideales (estabilidad política, presupuesto satisfactorio, directores conocedores y ecuánimes). Pero cuando están lejos de lo ideal como ahora, las cosas naturalmente pintan feas.
No es éste el lugar para volver a contar la historia de los innumerables episodios turbulentos de décadas precedentes. Me atengo a la "era García Caffi". Empezó mal con la absurda decisión de transferir a casi 400 personas ya sea a trabajos en Salud Pública o a un vago Instituto de la Carrera con la supuesta misión de reencauzar a los trabajadores hacia otras tareas (lo cual nunca ocurrió). Como los empleados se defendieron con una causa judicial y lograron una sentencia positiva en contra de las autoridades del Colón, un gran número de los transferidos retornó, en muchos casos para encontrarse con que sus puestos originales estaban ocupados por gente con "contratos basura" (pueden ser despedidos sumariamente), prueba de que esas tareas eran necesarias para mantener funcionando al Colón. Naturalmente, el Gobierno de la Ciudad terminó pagando dos salarios en vez de uno; de modo que, lejos de llevar a una organización más acotada (en dinero y en líos). Pero a no llamarse a error, García Caffi implementó esta situación incorrecta siguiendo órdenes de Mauricio Macri, quien "compró" el mágico número de 808 empleados como el ideal para el Colón basándose en la reducida Scala de Milán actual (lo cual es duramente lamentado por conocedores de la ópera).
Lo que Macri necesitaba desesperadamente en términos políticos era abrir el Colón en Mayo 24, y lo hizo. Si no hubiera logrado cumplir con ese límite, los ataques contra suyo hubieran sido muy fuertes. Desgraciadamente,lo que ve el público (foyers, sala principal, Salón Dorado) es lo que puede mostrarse; las entrañas del edificio están en grandes problemas y muy lejos de estar completadas. Se hacen las producciones en dos lugares bastante lejanos del Colón: "La Nube", un lugar grande pero inadecuado en Belgrano; y en la mitad del predio ferial detrás de la Facultad de Derecho de la UBA, un ámbito inadecuado como me surgió al visitarlo. En los dos casos la gente trabaja en condiciones insalubres. Las prometidas visitas guiadas al Colón siguen suspendidas porque no se animan a mostrar la verdadera situación del Teatro.
Es tributo al profesionalismo y aguante de los empleados que hayan logrado a pesar de todo producciones de ballet y ópera razonablemente buenas. Pero inevitablemente el resentimiento del personal (no sólo los técnicos sino también los artísticos) explotó y llevó a protestas. Ello es particularmente grave en el caso del ballet, puesto que hay numerosos casos de lesiones producidas por la dureza de pisos inadecuados para la danza tanto en el escenario como en la sala de ensayo (la "9 de Julio"). Ya en Junio hubo un primer conflicto, cuando los bailarines se quejaron de malas condiciones durante la preparación del ballet "Manon" de MacMillanm, llevando esto a la cancelación de cuatro representaciones, una dura decisión de García Caffi. Pero los pisos no fueron reparados, ni siquiera el de la sala de ensayo. Algunos bailarines se negaron a ensayar "El Corsario" y el Director del Colón canceló todo el resto de la temporada ("El Corsario" y "La Bayadera"). Los que saben dicen que la producción de "La Bayadera" no estaba disponible y que esas representaciones no se hubieran podido realizar (pese a estar en el abono). Hay también rumores con respecto al dinero disponible que estaría agotándose, y una eventual ampliación de presupuesto puede ser difícil de lograr en una Legislatura que ya no está dominada por Macri.
No sólo el ballet está enojado por las condiciones de trabajo: todos los empleados están cansados desde hace tiempo de las maneras autoritarias de García Caffi, de cosas como un pesado operativo de seguridad, de la ausencia de concursos competitivos para llenar vacantes, y de problemas de larga data que superan al Director del Colón: bajos salarios, malas condiciones de jubilación (especialmente para los bailarines). La falta de competencia y de eficacia de los otros tres Directores (con altos salarios) han probado que la Ley de Autarquía (bastante mala y necesitando revisión profunda) no es respetada en sus buenos aspectos, como aquel que requiere que los Directores tengan una trayectoria cultural probada o el requerimiento al Director General de establecer un reglamento de trabajo (García Caffi no lo hizo). Los empleados han pedido desde hace muchos meses paritarias y hasta hace poco no se habían concedido, y ello en un procedimiento controversial.
Todo esto ha llevado a un comportamiento de barricada por parte de una mayoría de los empleados. Y el efecto erróneo ha sido repetir actitudes del pasado, tomando al público de rehén y de peón en la lucha contra las autoridades. Así, el 28 de Septiembre convocaron a una asamblea en el escenario a las 19,30, cuando "Katya Kabanova" estaba programada a las 20,30. García Caffi, razonablemente en este caso, canceló la representación.
La muerte de Kirchner hizo que otra Asamblea fuera postergada una semana. Como su propósito era "una huelga por tiempo indeterminado", ello afectó la tan esperada aparición de Sol Gabetta en el concierto de la Filarmónica, donde debía tocar el Concierto de Elgar (ganó un premio Gramophone por su grabación). Y por supuesto el público se frustró, ya que pocos sabían de la huelga. Esto es injusto hacia los melómanos y tiene un efecto boomerang, porque la gente tiende a culpar a los trabajadores pese a que éstos tienen razón en sus quejas. Luego las autoridades ofrecieron un medio aguinaldo extra no remunerativo, pero esto no satisfizo a la gente y por ello hay otra Asamblea el próximo viernes 26, con peligro de interrupción de temporada.
Conviene aclarar que hay una vieja puja por el control de los trabajadores. El sindicato municipal SUTECBA tiene los mismos líderes que tenía en 1973 y generalmente ha logrado arreglos con los distintos gobiernos para mantener la paz, aunque a veces hubo confrontaciones. El otro sindicato es ATE , y son ellos los que han llevado la lucha contra el gobierno y contra la manera de restaurar el Colón en años recientes; han ganado mucho apoyo y ahora ambos sindicatos tienen aproximadamente 18% cada uno del total de empleados. Los otros son independientes y son aún más combativos muchos de ellos, aunque una minoría quiere actitudes más razonables que tengan en cuenta los derechos del público. Hay actualmente casi 1000 empleados y sólo unos 200 suelen estar en las Asambleas. De modo que una huelga podría decidirse por una mayoría de 101 a 99, con 800 ausentes.
Los trabajadores piden un 40% de aumento y García Caffi llama a esto inaceptable; no lo es, porque el Gobierno no dio ningún aumento en un año con 25% de inflación y porque los salarios son la mitad de lo que se paga en lugares comparables como la Sinfónica o el Argentino. Lo que piden es moderado. Pero los cofres municipales están en baja; lo justo es justo, pero ¿qué se hace si no hay dinero?
Hubo una conferencia de prensa de los bailarines. La esencia está en que quieren bailar, pero sólo si los pisos vuelven a ser flexibles (como eran), y tienen razón. Se les ha dicho que deben bailar igualmente y sino serían sancionados, pero las lesiones están. También dicen que García Caffi y la Directora del Ballet (Lidia Segni) han sido muy duros con ellos, y que también maltrataron a importantes artistas como Karemia Moreno y Aleth Francillon. Piden la corrección de los pisos y una intensa temporada en 2011.
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