domingo, febrero 21, 2010

Curso de Ópera

PROGRAMA CURSOS DE CULTURA GENERAL y ARTE DE LA UADE Extension School

Curso de Ópera, por el Lic Pablo Bardin, en el Aula Magna:

1- "Macbeth" de Verdi y "Lady Macbeth de Mtsensk" de Shostakovich. Miércoles 7-14-21 abril y 5 mayo. de 11:00 a 13:00 hs.

2- "Otello" de Verdi y el "El sueño de una noche de verano" de Britten. Miércoles 12-19-26 mayo y 02 junio de 11:00 a 13:00 hs.

3- "Falstaff" de Verdi y "Romeo y Julieta" de Gounod. Miércoles 9-16-23-30 junio de 11:00 a 13:00 hs.

El curso está abierto a todo el público en general.

Arancel:

- Núcleo Temático Completo (24 hs / 12 clases / 3 Temas) $ 180

- 1 Tema (8 hs / 4 clases) $ 72

Forma de pago: Efectivo / Tarjeta de débito / Tarjeta de crédito

A los interesados, llamar al 4000-7630 / 7672 ó que nos visiten de Lunes a Viernes de 9:00 a 13:00 y de 15:00 a 17:00 hs en UADE – Lima 717 , Edificio Chile 1, 2º Piso.

Interesting concert life this season

On November 17, 2009, I wrote for the Herald "The Colón´s troubled opening in 2010", and in it I mentioned the Bicentenary Subscription Series, a distinguished and expensive concert cycle. Space precluded the inclusion of the Buenos Aires Philharmonic programming, and again I will postpone it now, until I have official information about the other main concert orchestra we have, the National Symphony. This article will deal with the offerings of the main private concert organizations.

Ever since the 2002 devaluation, things have become much harder for them and prices have grown exponentially, for the euro and the dollar are the yardsticks in any international concert series. And access has become consequently more difficult. This is a fact of life that will unfortunately remain with us for a long time to come. The North´s crisis hasn´t ameliorated things, of course, but it is to be hoped that this year there won´t be cancellations, for the worst seems to be over, and also it would be too unlucky to have another influenza episode. Another factor will be the opening after May 25 of the Colón, always a magnet that attracts foreign artists.

As has been the case for decades, the Mozarteum dominates with its two cycles. Perhaps prudently, they have programmed concerts at the Colón beginning in August, and the first four will be at the Coliseo. In May the Dresden Philharmonic returns led as before by the veteran and much appreciated Rafael Frühbeck de Burgos as conductor; the valuable cellist Johannes Moser will be featured. Another cellist, the admirable Argentine Sol Gabetta, will play and lead the Basel Chamber Orchestra. In June, the Eggner Piano Trio (debut). In July, the Ballet Stockholm 59º North.

The Colón welcomes our great pianist Nelson Goerner in early August. Then comes perhaps the highest point of the season: the West Eastern Divan Orchestra under Daniel Barenboim plays the almost complete Beethoven symphonies (the Ninth will also be done but in the Colón´s own Bicentenary series). October brings us a Baroque ensemble, Musica Angelica, led by Martin Haselböck, with soprano Carolyn Simpson and countertenor Daniel Taylor. Then, an important visit: Radio France´s Philharmonic under the talented Korean Myung-Whun Chung (debut), with pianist Sergio Tiempo. And beginning November, the most welcome return of the Leipzig Thomanerchor with the same city´s Bach Gewandhaus Orchestra, all under Georg Christoph Biller (debut).

Nuova Harmonia will have a good season at the Coliseo, except on October 2 the Munich Philharmonic under Zubin Mehta at the Colón. The institution´s year will be marked by many orchestras and debuts. They start on April 22 with Gli Archi Ensemble, followed on May 4 by the Stockholm Sinfonietta under Okko Kamu with pianist Stefan Arnold. The NDR Hannover Philharmonie will be conducted by Eiji Oue featuring violinist Isabelle van Keulen. On July 7, the Orchestra da Camera di Padova e del Veneto will play, led by cellist Enrico Bronzi.

August 3 will be the date of the Haydn Piano Trio, and eight days later, the Pinchas Zukerman Players. September will bring us the Kaleido Ensemble, an Italian chamber group, on the second day of the month, and the Czech Chamber Soloists with oboist Vilém Veverka on the 23rd. The season closes on October 13 with the Jazz Orchestra of the Concertgebouw (Amsterdam).

Festivales Musicales calls its season "Bach and the Schumann circle", stressing the bicentenary of the Romantic composer´s birth. The programming combines distinguished Argentine artists with some imports. There´s another bicentenary this year, that of Chopin, and Horacio Lavandera will pay homage to him on April 28 at the Coliseo. La Barroca del Suquía, the Córdoba-based Baroque ensemble under violinist Manfredo Kraemer, will feature flutist Jed Wenz and soprano Soledad de la Rosa on May 10 at the Auditorio de Belgrano. The Nuevo Trio Argentino plays Clara Wieck, Robert Schumann and Mendelssohn at the Avenida (June 15). The Buenos Aires Philharmonic under Arturo Diemecke and cellist Natalie Clein give an all-Schumann concert at the Colón on July 14. Our international mezzosoprano Berrnarda Fink, accompanied by Anthony Spiri, will offer songs by Schumann, Clara Wieck and Guastavino at the Avenida (July 28).

Zhu Xiao-Mei, a specialist, will again play Bach´s Goldberg Variations (Colón, August 11). Our admirable Carmen Piazzini will give a piano recital at the Auditorio de Belgrano on September 7: Bach, Brahms and Schumann. A few days later, the Mandelring Quartett (debut) will play at the same venue Brahms and Schumann. The debut of the Norddeutscher Figuralchor of Hannover (Jörg Straube), always at the Auditorio and on October 12, will give us Bach, Brahms, Schumann, Wieck and Mendelssohn. The season ends on November 12 at the Colón with Bach´s St Matthew Passion, led by Mario Videla with the Camerata Bariloche, the Orfeón de Buenos Aires and tenor Christoph Einhorn.

The plans of AMIJAI haven´t been announced as yet. But Pilar Golf keeps having the best Gran Buenos Aires programming. April 24: Orff´s "Carmina Burana", chamber version, conductor Carlos Vieu. May 29: Franco Luciani Duo (harmonica and piano). June 26: Ensamble Instrumental de Buenos Aires. July 17: Bruno Gelber, piano. August 14: Virginia Tola, soprano; Jorge Ugartamendía, piano. A recital worth waiting for. September 25: María Cecilia Muñoz, flute; Fernando Pérez, piano. October 30: Fiori Musicali: Roberto Rutkauskas (Baroque violin), Juan Manuel Quintana (viola da gamba), Jorge Lavista (harpsichord). November 27: Camerata Bariloche (Fernando Hasaj).

For Buenos Aires Herald

sábado, febrero 06, 2010

La pujante vida de conciertos de Europa Central

Este artículo final versa sobre cuatro conciertos a los que pude asistir y que indican la abundancia y la alta calidad de los conciertos clásicos en Europa Central.

En Berlín, además de las óperas, escuché un concierto de la Junge Deutsche Philharmonie en la Konzerthaus. La Joven Filarmónica Alemana es ciertamente una de las mejores en su tipo. La Konzerthaus es una bella sala rectangular en blanco y oro del siglo XIX (reconstruida después de la guerra) con muy buena acústica y situada en el ex Berlín Oriental. El concierto fue la culminación de la Musikfest Berlin, que tuvo lugar entre el 3 y el 21 de septiembre 2009 e incluyó varias salas y orquestas maravillosas como la Concertgebouw (Jansons), la Filarmónica de Berlín (Rattle), la Sinfónica de Chicago (Haitink), la Sinfónica de Londres (Gergiev). La integración de la orquesta juvenil, curiosamente considerando que lleva "Alemana" en su apelativo, es muy cosmopolita, con cantidad de otros europeos, orientales y latinoamericanos. Sospecho que la lista de ejecutantes del programa de mano era específica para este concierto, ya que incluía cinco saxofones, ciertamente no miembros habituales de una orquesta sinfónica. El organismo existe desde 1974.

Me impresionó mucho la joven directora finesa Susanna Mälkki, que tuvo una excelente compenetración con los artistas y demostró ser siempre precisa, elegante y conocedora, desplegando una energía bien controlada en estilos ampliamente divergentes. Exceptuando un Minué demasiado rápido, realizó una espléndida versión de la Sinfonía Nº 104, "Londres", de Haydn. Luego, el Concierto para trompeta denominado "Nobody knows de trouble I see" ("Nadie conoce los sinsabores que veo") de Bernd Alois Zimmermann (el autor de "Die Soldaten", ópera tremendamente difícil). La obra data de 1954 y se llama así porque está basada en un Negro Spiritual de ese nombre (de paso, la partitura la estrenará aquí este año la Filarmónica de Buenos Aires). Es una fusión exitosa entre material dodecafónico y expresiva música tonal, y fue bellamente tocada por el trompetista Marco Blaauw y una orquesta muy alerta. No conocía al compositor Enno Poppe (nacido en 1969); su "Markt" ("Mercado") es un encargo de la Orquesta; se trata de una obra en tres movimientos de disímil duración que en total llega a los 19 minutos. Un breve Preludio, una segunda pieza que pone el acento en melodía atonal, y una tercera mucho más larga privilegiando a los instrumentos de percusión y a la explotación del sonido como parámetro. La fantástica Primera Sinfonía de Shostakovich escrita asombrosamente a los 19 años reveló al mundo un nuevo genio, y quedó como una de sus mejores obras; Mälkki le dio tal ímpetu y coherencia que todo pareció fresco y vigoroso. Sólo un lamento antes de dejar Berlín: no hubo conciertos durante mi estadía en el famoso edificio de la Philharmonie (de la Filarmónica), que supuestamente tiene una de las mejores acústicas en el mundo.

En 1967 fui testigo del Prazské Jaro (Festival de Primavera de Praga) y escuché conciertos admirables en diversas salas, incluyendo a Karajan con la Filarmónica de Berlín, Schwarzkopf y David Oistrakh. Retorné a esa ciudad en Octubre pasado y pude asistir a una espléndida gala Martinu en la Státni Opera (Ópera del Estado), la otra casa operística grande (ya escribí sobre la Národni Dívadlo). Aunque la programación de la Státni está dedicada generalmente al repertorio operístico internacional más trillado, la ocasión que comento fue especial. El Teatro es grande y bello, con un sorprendente techo en estilo rococó. Bohuslav Martinu es seguramente el más interesante compositor checo del siglo XX, habiendo escrito en prodigiosa cantidad y en una variedad de estilos tonales; me hace pensar en otros creadores prolíficos como Milhaud y Villa-Lobos.

Toda la música en este concierto me era nueva y me gustó enormemente. "Skála" ("La Roca"), un expresivo preludio sinfónico; "Commedia dell´arte", una suite sinfónica en 5 movimientos incluída en la ópera "El Teatro detrás del Portón", música de atractiva rapidez y liviandad y de mucho encanto en su sentimiento arcaizante; el vivaz "Saltarello" de la ópera "Mirandolina"; dos admirables fragmentos de la ópera "Ariadna"; el estreno mundial del juvenil Nocturno Nº 1; y la extensa (35 minutos) Rapsodia Checa, en un lenguaje cercano a Suk. Se escuchó a tres sólidos cantantes: Simona Houda-Saturová (ha cantado la Reina de la Noche en el Colón), el barítono Svatopluk Sem y el tenor Martin Srejma; a la organista Daniela Valtová Kosinová; y al Coro (Tvrtko Karlovic y Adolf Melichar) y Orquesta de la Ópera del Estado, todos bajo el talentoso y vibrante director Charles Olivieri-Munroe, maltés.

Budapest: mi primera visita a esta atrayente ciudad. El estupendo Palacio de las Artes inaugurado en 2005 ostenta entre otros edificios a la Sala Nacional de Conciertos Béla Bartók, bellamente diseñada según conceptos actualizados, bastante amplia y de acústica satisfactoria. Escuché a la Filarmónica Nacional (Némzeti Filharmonikusok) dirigida por Zoltan Kocsis en un programa bien clásico realizado con una orquesta reducida como corresponde. La poco escuchada Sinfonía Nº 87 de Haydn, el Concierto para piano Nº 12, K. 414, de Mozart (con Kocsis) y la famosa Séptima de Beethoven integraron el programa. Tanto orquesta como solista-director interpretaron estas músicas con exactitud, claridad y estilo.

Finalmente, mi querida Viena y su legendaria sala de conciertos, la Musikverein. La Orquesta Sinfónica de Viena fue dirigida por el estadounidense Leonard Slatkin en un programa substancial que incluyó "The unanswered question" ("La pregunta sin respuesta) de Charles Ives, el Segundo Concierto para violoncelo de Shostakovich y la Novena Sinfonía de Dvorák. Interpretaciones de alto nivel, con especial reconocimiento respecto a Sol Gabetta, la violoncelista argentina que está seguramente en la primera línea mundial.

Viena ofrece una miríada de conciertos cada semana, en la Musikverein, en la Konzerthaus y en muchas iglesias, entre otros ámbitos. La Hofburgkapelle (Capilla del Palacio de la Corte) presenta una misa distinta cada domingo a la mañana con los Niños Cantores de Viena.

miércoles, febrero 03, 2010

La amplia oferta de ópera en Europa Central

Visité Dresden por primera vez en Agosto 1990, pocos meses después de la caída del Muro. Importantes zonas de la ciudad aún mostraban las terribles cicatrices de la Segunda Guerra Mundial y se estaba restaurando; la Frauenkirche (Iglesia de Nuestra Señora) aparecía como un montículo de escombros. Era verano y la maravillosa Semper Oper estaba cerrada. En Octubre pasado volví, boquiabierto ante la belleza de la capital sajona, mucho de ella reconstruído (incluso la Frauenkirche) mediante el conocimiento, trabajo duro y amplios fondos. El Centro Histórico es compacto y de pie en la Plaza del Teatro pude apreciar en lento giro la arquitectura de la Catedral Católica de la Corte, el Palacio, el enorme Zwinger (un complejo de museos) y la Semper Oper. Esta última fue construída en 1871-8 sobre planos de Gottfried Semper y es ciertamente una de las casas de ópera más atractivas de Europa, propiamente llamada la Sächsische Staatsoper (Ópera del Estado de Sajonia), antes de la Segunda Guerra Mundial teatro favorito de Richard Strauss para estrenar sus óperas. Tiene un estupendo “foyer”, sólo superado por el del Palais Garnier en París. La sala en forma de herradura es amplia y está realizada con muy buen gusto. La Semper Oper también fue bombardeada y reconstruída. La Orquesta (Staatskapelle) es desde hace muchas décadas una de las mejores europeas, tanto en ópera como en concierto. Después de mis experiencias en Berlín con óperas de autores alemanes y austríacos, me alegré de un cambio de repertorio viendo “Il Trovatore” (no “Der Troubadour”, como solía ser) de Verdi. En estos tiempos cosmopolitas, el Generalmusikdirektor (Director Musical General) es el italiano Fabio Luisa, un maestro cuidadoso y conocedor, no especialmente apasionado. Aparte de algunos acordes no del todo unánimes, el aspecto orquestal fue satisfactorio, con “tempi” bastante rápidos. El entusiasta Coro (Ulrich Paetzhold y Pablo Assante) dio un buen resultado. El reparto no tuvo estrellas. La artista más intensa e interesante fue Andrea Ulbrich como Azucena, con exceso de efectos de glotis pero con los agudos dramáticos requeridos y fuerte intuición teatral. Rossella Ragatzu, nacida en Cerdeña, resultó demasiado impetuosa e irregular como Leonora, pero lo que le faltó en línea fue parcialmente compensado por su fraseo bien italiano. De los cantantes masculinos curiosamente el mejor fue un gigantesco bajo nacido en Camerún, Jacques-Greg Bolobo, una maravillosa voz natural, como Ferrando. El tenor coreano Dongwon Shin logró decentes Dos agudos en “Di quella pira”, pero careció del estilo adecuado. Y el barítono estadounidense Enrico Marrucci hizo escuchar un material pesado y poco atrayente. El régisseur Michael Hampe ha hecho buena tarea en el Colón (“Così fan tutte”, “La Cenerentola”). Tengo una impresión divergente sobre este “Trovatore”: por un lado, ofreció situaciones dramáticas y “coups de théâtre” de firme construcción, así como ambientes de mucha atmósfera y belleza (el campamento de los insurgentes), apoyado por el escenógrafo Carlo tomáis y la admirable iluminación de Jan Seeger (efectos de atardecer muy realistas); por otro lado, ¿por qué mezclar el argumento ubicado en 1410-12 con los Franquistas, y porqué matar a Manrico con un revólver? De modo que está contaminado por esa tonta moda actual de la decontextualización. Pero igual fue la mejor puesta que vi en Alemania. Praga es actualmente una de las capitales europeas más visitadas y por supuesto se trata de una de las más bellas ciudades barrocas. Tuve dos contactos anteriores con ella: en Junio 1967 (el buen período de Dubcek) y en Junio 1969, cuando había menos turismo y la puesta en escena operística local era muy creativa. Aprendí a querer al Národni Dívadlo (Teatro Nacional), una encantadora casa de ópera de mediano tamaño del siglo XIX, sin grandes floreos pero muy simpática. Y vi un espléndido repertorio de óperas checas hechas en auténtico estilo de Smetana, Dvorák, Janácek y Fibich. Sin embargo, no me fue posible asistir a la más emblemática de todas, “Prodaná nevesta” (“La novia vendida”) de Smetana. Coincidí en Viena con una magnífica versión en alemán (con Jurinac, director Krombholc) pero quería verla en checo; tuve suerte esta vez y aprecié una puesta de mucho encanto, la única que me gustó plenamente en el viaje europeo que comento. Esta obra es el símbolo mismo de la ópera nacional checa, con la gratísima y briosa música de Smetana aplicada a un simple cuento de la vida rural. El gran talento de esta versión fue resultar suficientemente inventiva y moderna sin cambiar su carácter de origen. Como lo dicen las notas de programa: “la intención de lograr autenticidad y credibilidad no pretende una modernización sino la captación de la vida de otrora en un pueblo checo”. Esto fue logrado totalmente por la régie de Magdalena Svecová, con escenografía basada en estructuras que parecían rollos de heno y resultaron asombrosamente versátiles (por Petr Matásek) y trajes folklorizantes de mucha gracia por Zuzana Pridalová. La “máquina para trasladarse” del casamentero Kecal fue particularmente divertida. Y la escena circense resultó estupendamente ejecutada a un ritmo ultrarrápido. La coreografía de Ladislava Kosíková, alegre y atinada. La mejor voz e interpretación fue la de Dana Buresová como Marenka. Pavel Cernoch fue grato como Jenik. Martín Gurbal como Kecal no tiene mucha voz, pero usó su gigantesca figura con habilidad teatral y demostró ser un buen comediante. Václav Lemberk fue demasiado sobrio como el tonto Vasek. Los otros estuvieron bien (las dos parejas de padres y la gente del circo). El Coro dirigido por Pavel Vanek demostró frescura y brío, entrando en el espíritu brillante y de celebración que tiene la obra. Y la Orquesta, dirigida por Ondrej Lenárd, si bien no logró el máximo de virtuosismo, fue siempre profesional e idiomática. Esta vez no pude ver ópera en las otras dos casas, la Stavovské, pequeña, donde Mozart estrenó “Don Giovanni” (ahí la vi en 1969) y la mucho más grande Státni, pero allí escuché un concierto Martinu que comentaré en otra oportunidad.

¿Viena, ciudad de mis sueños operísticos? Ya no!

Fui por vez primera a Viena en 1961, cuando tenía 22 años. La ciudad había sido liberada apenas unos años antes. Me acordé entonces de la famosa canción de Sieczynski, “Viena, Viena, sólo tú eres la ciudad de mis sueños”, y aunque he estado enamorado de París, Londres y Florencia desde niño, incorporé Viena a mi breve lista de ciudades indispensables. Parte de su impacto, por supuesto, se debió entonces a su vida musical, y en particular la brillantez de la Ópera del Estado (Staatsoper) en la era Karajan, con artistas fantásticos formando parte del elenco estable; una edad de oro. Aunque ya Karajan no estaba, obtuve enorme placer de sucesivas visitas en 1964, 1967, 1969 y 1972. A partir de esta última visita, estuve deseando retornar. Finalmente ocurrió en Octubre del año pasado. La ciudad me pareció deslumbrante, y nuevamente me maravillé ante la riqueza artística del Museo de Bellas Artes, el Belvedere Superior, la Catedral de San Esteban, el Hofburg y Schönbrunn. Sólo tuve tres noches, y decidí ver “Lohengrin” y “Eugen Onegin” en la Staatsoper, y un concierto de la Sinfónica de Viena. En el último artículo de esta serie escribiré sobre éste y otros tres conciertos que pude escuchar en Europa. Lamentablemente las óperas que vi me entristecieron. Si son representativas de los estándares actuales, ya no existe la Staatsoper que yo casi adoré. Naturalmente la cosecha de cantantes de hoy en día no es lo que fue hace 40 años, pero el lado vocal fue razonablemente bueno. La Orquesta (la Filarmónica de Viena como Orquesta de la Staatsoper) sigue siendo admirable. Y los directores de orquesta fueron de primer orden (Leif Segerstam y el Generalmusikdirektor –Director General Musical- Seiji Ozawa). El bello edificio, reconstruído después de la guerra (fue bombardeado en 1944), aún luce muy bien (es mucho más chico que el Colón pero su acústica también resulta muy buena y además el teatro comunica un sentimiento de Viejo Mundo). PERO. Una vez colocado en mi localidad de platea, levanté mi vista para abarcar todo el panorama, reconociendo con placer esos lugares queridos, hasta que llegué al telón de boca, y la mandíbula me cayó casi hasta el suelo: una ridícula escena de playa de gusto deplorable sacudió mis sentidos; es el telón que usan este año como resultado de un concurso, y fue un signo ominoso de lo que luego ocurriría. El “Lohengrin” de Wagner cuenta una historia medieval que concierne a un caballero del Santo Grial, hijo de Parsifal, que viene a rescatar a Elsa de Brabante en su pugna contra Telramund y su mujer Ortrud por derechos territoriales. La obra es una visión romántica de batallas terrenales y espirituales ubicadas en una época lejana, y sólo puede convencer si los detalles de la acción son tomados seriamente. La maravillosa música nos da en distintos momentos la alta espiritualidad del Monsalvat, el choque de sentimientos turbulentos, el amor idealizado de la pareja cristiana, la salvaje evocación pagana, la pompa de la corte, y hasta la famosa Marcha Nupcial. Está llena de sutil melodía y de sonoridades iridiscentes, pero también tiene el contrastante tono sombrío de la derrota. El puestista australiano Barrie Kosky obviamente no cree en la historia, y opta por la parodia; ¿cómo entender sino una procesión nupcial encabezada por gente emplumada de blanco y con cabezas de pajarracos? La Staatsoper está tan orgullosa de esta “trouvaille” que ilustra el boleto de entrada... También hay cosas Dadá: un modelo de camión de unos 30 cm. está plantado en la escena desde el principio hasta el final. Por supuesto, nada de ambiente medieval, ropa contemporánea, y el Rey se identifica porque lleva un clavel en el ojal. La Escena Nupcial ocurre fuera de escena, el largo dúo de Lohengrin y Elsa es muy aburrido, ya que los dos cantan rígidamente colocados en sillas muy simples mirando al público; y Kosky convierte a Elsa en una ciega! A título informativo, el escenógrafo fue Klaus Grünberg y el vestuarista, Alfred Mayerhofer. Un desastre. Sin embargo, algunos cantantes y la orquesta compensaron parcialmente. La pareja en la vida real integrada por Peter Seiffert y Petra Maria Schnitzer nos dio Wagner auténtico, con muy buenas voces y dominio de las partes. Los “villanos” fueron admirablemente intensos: Wolfgang Koch como un angustiado Telramund fue complementado por la impresionante Ortrud de Petra Lang. Encontré a Ain Anger poco matizado como el Rey alemán Enrique el Pajarero, y Markus Eiche cantó con solidez el Heraldo. Muy buen canto coral bajo la dirección de Thomas Lang (el Coro canta mucho en esta ópera). Y el director finés Leif Segerstam, de aspecto venerable, amplio, con una fluyente larga barba gris, ciertamente tiene la medida justa de la difícil partitura y nos dio la necesaria espiritualidad y gran brío cuando correspondía. Curiosamente, había visto las mismas dos óperas en anteriores temporadas vienesas, espléndidas representaciones con grandes cantantes (baste mencionar a King y Varnay en “Lohengrin” y Fischer-Dieskau en “Onegin”), y con muy adecuadas puestas. “Eugen Onegin” de Tchaikovsky es un cuento romántico sensitivo de amor y celos, basado sobre el poema en prosa de Pushkin; su transposición al tardío siglo XIX en la ópera de Tchaikovsky no cambia los aspectos básicos de las relaciones desatadamente sentimentales de los protagonistas: eran entonces muy lógicas. Pero el régisseur Falk Richter nos dio todo el tiempo hielo y nieve (escenografía, Katrin Hoffmann; vestuario, Martin Kraemer), movimientos escénicos ilógicos, completa ausencia de sentimiento romántico, nada de danza en la Polonesa y contorsiones de discoteca moderna en el Vals. Francamente horrible. Cantantes aceptables, no más que eso: Olga Guryakova (Tatiana), Dalibor Jenis (Onegin), Marius Brenciu (Lenski), Ain Anger (Gremin), Elisabeth Kulman (Olga). El único punto de calidad superior estuvo en el foso, con un Ozawa septuagenario en plena forma, y una orquesta produciendo sonidos bellos y sensuales.