jueves, abril 21, 2022

GISELLE BAILADA POR NATALIA OSIPOVA Y DANIEL CAMARGO

               Hace unas semanas me referí a dos entrevistas que hizo La Nación: una con Paloma Herrera, donde explicó los motivos de su renuncia al puesto de Dirección del Ballet, y otra con Mario Galizzi, que tomó la dirección. Poco después renunció María Victoria Alcaraz y la sustituyó Jorge Telerman; esto también fue objeto de otro escrito mío. "Giselle" siempre fue el personaje favorito de Herrera y lo bailó en el Colón. Con total confianza en el cariño del público con este ballet, se armaron 10 funciones. Hubo 2 con artistas extranjeros: Natalia Osipova, rusa del Royal Ballet de Londres, y como Albrecht, Isaac Hernández, del English National Ballet. Al saber la renuncia de Herrera, Osipova confirmó que vendría pero Hernández se solidarizó con Herrera y renunció. Luego fue anunciado el ruso Vladimnir Shklyarov, sin darse cuenta de que es del Ballet Maryinsky, apoyado por Putin. Finalmente Albrecht fue Daniel Camargo. Otro cambio fue el de la dirección de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: en vez de venir Tara Simoncic, fue reemplazada por el español Manuel Coves. Herrera eligió la coreografía de Gustavo Mollajoli, notable bailarín y coreógrafo argentino (1935-2019). Volvió la magnífica escenografía y el vestuario impecable de Nicolás Benois, respetando plenamente la ambientación de 1840 de la obra, con la música romántica de Adolphe Adam (1841). Iluminación del veterano Rubén Conde.  Dice el programa anual del Colón: "Mollajoli restituyó en 1984 los movimientos originales de Jean Coralli y Jules Perrot, los tratados de Petipa y realizó aportes contemporáneos respetuosos del estilo francés". Cabe agregar que en el Primer Acto se añade un Pas-de-Paysan con música intercalada de Friedrich Burgmüller (no Burgüller como figura en el programa). Tres artistas colaboraron para depurar el resultado del ballet: Loipa Araújo (Maestra invitada) y dos especialistas en la reposición coreográfica: Martín Miranda y Néstor Asaff. En las funciones del 6 y del 19 la notable Nadia Muzyca se despidió del Colón.

               Parejas protagónicas: Macarena Giménez y Juan Pablo Ledo (5, 9 y 13 de abril), muy bien recibidas en La Nación y Clarín; Camila Bocca y Gerardo Wyss (8 y 16 de abril); Bocca y Nahuel Prozzi (12 de abril); y 8 y 19 de abril, Muzyca y Federico Fernández.

               La función que comento tuvo lugar el 14 de abril; fue un éxito descomunal, con el teatro atiborrado de platea a Paraíso, salvo las zonas desde las cuales no se ve nada de la danza. Tuve un buen lugar que agradezco, en fila 7. En La Nación salió una entrevista a Osipova realizada por Laura Chertkoff. Mencionaré algunos fragmentos. "El ambiente y la compañía son muy lindos. Me siento feliz de estar acá". "Vine en 2011 para una Gala Internacional de Ballet, por un día o dos, pero no pude conocer nada de la ciudad". "Tengo una lista enorme de lugares para recorrer". "Entre la función del jueves y la del domingo aprovecharé esos 2 días libres. Simplemente salir a caminar. Me impresionó Buenos Aires como una ciudad muy grande, las calles son muy anchas". Chertkoff (Ch): "¿Cómo es el trabajo con tu partenaire, el bailarín brasileño Daniel Camargo?".  Osipova (Os): "Fue un encuentro muy bueno. Siento que todo va a salir muy bien. Nunca habíamos bailado juntos y es la primera vez que nos vemos, pero hubo buena conexión. Ch: "En noviembre hiciste ´Giselle´ con el Royal Ballet en Londres. ¿Cómo encontrás la versión de Mollajoli?" Os: "Me impresionó que el escenario del Colón sea tan grande. ¡Son muchos metros! ¡Y hay mucha gente! La versión de Sir Peter Wright tiene menos cuerpo de baile. El público está mucho más cerca". Ch: "¿Cuáles son los desafíos en esos climas de los 2 actos?" Os: "El primer acto está lleno de vida y es más teatral, requiere un código más actoral. En el segundo acto G es un espíritu y requiere un lenguaje más técnico, más visual, más plástico. No tiene que sobrar nada". "En Londres hace casi 10 años que estoy allí y lo siento como mi casa. El mes próximo tendré pasaporte británico". Ch: "¿Cómo es tu relación con Marianela Núñez, la argentina que también es principal en el Royal?" Os: "Muy buena. Hace poco estuve enferma de Covid por segunda vez y Marianela me reemplazó con mucho amor. Ahora me siento bien pero tomo vitaminas". En cuanto a la guerra de Rusia con Ucrania: "Yo no estoy de acuerdo con la política de Rusia. Polonia no invita a los artistas rusos. Pero ya pertenezco a otro mundo y estoy en Londres. El mes pasado en el Royal Ballet hicimos ´El lago de los cisnes´; justo antes de abrir el telón habían tocado el himno ucraniano. Bailando me sentí abrazada con amor por el público. Y entendí que no importa el contexto de conflicto: el arte es arte". Dos datos para cerrar: tiene 35 años y está casada con un coreógrafo.

               "Giselle" es muy conocida, pero no está de más citar algunas frases de Laura Falcoff en el programa. Théophile Gautier, famoso poeta, "había encontrado en la colección de ensayos ´De la Alemania´, de Heinrich Heine, un motivo muy apropiado para el argumento de un ballet: espíritus femeninos llamados Willis que bailan hasta la extenuación. Gautier no tenía experiencia en escribir libretos y buscó la colaboración de Vernoy de Saint-Georges, con el que dio forma a la ´Giselle´ que conocemos: un primer acto que muestra la vida idealizada de una aldea rural y Giselle, cuyo deseo inagotable de bailar es amenazado por su salud frágil". Pero debe añadirse su amor por Albrecht; ella no sabe que es Duque de Silesia y al verlo en relación con Bathilde, prometida de Albrecht, Giselle se vuelve loca y muere. "Un segundo acto ubicado en un mundo sobrenatural; allí viven las Willis, espíritus de muchachas que murieron abandonadas por sus enamorados antes de la boda". No está de más agregar que la primera ópera de Puccini es precisamente "Le Villi". Y que Giselle en el Segundo Acto es Willi. Falcoff con buena razón menciona a dos grandes Giselles: la primera, Carlotta Grisi; y en el siglo XX, Carla Fracci. En cuanto a la música, Adolphe Adam fue prolífico (40 óperas, unos 15 ballets) y exitoso, pero "Giselle" fue la obra suya que llega hasta nuestros días. Es música grata aunque repetitiva y que se presta muy naturalmente al baile.

               Primer Acto. Estamos en Turingia y en el Medioevo. Al principio Giselle, que tiene gran gusto por la danza, es reprimida por su madre Berthe, que la sabe débil y teme un ataque al corazón. Pero interesado por la belleza de Giselle, "Albrecht se hace pasar por Loys, un apuesto aldeano llegado a la vendimia"; baila con ella, que pronto se enamora de él.  "Hilarión, el guarda cotos profundamente enamorado de Giselle, sospecha de Albrecht". Se intercala un Pas de deux bastante extenso de Johann Friedrich Burgmüller, festejando la vendimia y llamado pas-de-paysan. Lo bailaron en esta función dos talentosos artistas, Camila Bocca y Maximiliano Iglesias. Hilarión descubrió la espada de Albrecht y toca con el corno el tema de Curlandia; es contestado y viene gente de la corte; la Princesa de Curlandia, Bathilde, es la novia de Albrecht, que a su vez es Duque de Silesia.  La interpretó con gracia Natalia Saraceno. Al principio Bathilde y Giselle se tienen simpatía, ya que ambas ignoran que están enamoradas del mismo hombre. Pero Hilarión encontró la espada de Albrecht y demuestra que el Duque de Silesia las engaña; Albrecht sale de escena con Bathilde. Giselle, que poco antes había sido elegida reina de la Vendimia, se vuelve loca y tras una danza desesperada, muere. Como creía su madre, será Willi. Hilarión fue interpretado con destreza por Dalmiro Astesiano. Los dos principales fueron de gran calidad; Osipova desplegó una gran técnica, tan segura como expresiva, y Daniel Camargo, alto y de sólida formación, fue un partenaire muy adecuado. Los cuerpos de baile impresionaron muy bien, bailando con coordinación, firmeza y buen gusto. Manuel Coves, con la concentrada colaboración de la Filarmónica de Buenos Aires, demostró conocer muy bien la obra; tiene mucha experiencia en España en ballet, ópera y zarzuela.  

               ACTO II. Es de noche. Llega Hilarión para visitar la tumba de Giselle (bien a la izquierda), ya que su amor es auténtico; pero aparentemente no conoce que allí a medianoche aparecen las Willis. Todas las Willis bailan con bellos trajes blancos. Myrtha, su reina, baila una extensa pieza muy elegante; Paula Cassano le dio relieve con su cuerpo alto y sus movimientos estilizados. Luego descubren a Hilarión y le obligarán a danzar hasta que cae exhausto y muerto. Muy hábil la coreografía en esta escena, haciendo que una y otra vez parezca que podrá salvarse pero las Willis logran rodearlo con música intensa y rápida. Pequeño interludio antes de que llegue Albrecht, que fiel a su verdadero sentimiento aparece "buscando la tumba de Giselle para suplicar su perdón". Ella, que antes no había participado del triste final de Hilarión, aparece cruzando velozmente la escena. Él la ve, logra que ella se aproxime; Giselle "intenta prevenirlo para que se marche, pero ya es tarde. La implacable Myrtha ordena a las Willis que lo atrapen y le quiten la vida haciéndolo bailar. La fuerza del amor de Giselle será la salvación de Albrecht, que le hará resistir hasta la llegada del alba. Con el amanecer, las Willis desaparecen y Giselle debe despedirse de su amado para siempre". Fue magnífica la labor de Osipova tanto en lo técnico como en la intensidad de su actuación, y Camargo a su vez logró reflejar la angustia y el amor de su personaje con gran habilidad. Pero lo que impresionó especialmente al público (y a mí) fue la sucesión de combinaciones del cuerpo de baile, de una calidad sorprendente cruzándose entre sí. Pocas veces se ha visto algo semejante en el Colón. Nuevamente muy bien la orquesta. Y refinada la puesta en escena y la belleza de los trajes. En suma, una "Giselle" para recordar y un excelente principio para el Ballet del Colón.

Pablo Bardin

lunes, abril 11, 2022

A LOS 81 AÑOS PLÁCIDO DOMINGO EN EL COLÓN

               "A los 30 años en un plácido domingo el gran tenor Plácido Domingo debutó en el  Colón"; mal chiste que mi mujer no me permitió poner en mi revista Tribuna Musical; Cristina era entonces la que corregía la revista muy severamente. Ahora, a los 83 años, me doy el gusto y recuerdo el episodio; a veces los chistes malos dicen la verdad. Y bien, a sus 81 asombrosos años, retornó el tenor-barítono al Colón; y lo digo así porque sin duda su timbre sigue siendo de tenor aunque sólo cante obras de barítono desde hace algo más de 20 años (no tengo el dato exacto). Yo vi y aprecié a Domingo en las 6 óperas que cantó en el Colón y además la reinauguración del Teatro Avenida cantando zarzuela (1994) y dos conciertos al aire libre; uno en la Avenida Libertador al lado del Zoológico (creo que 1992), otro en 1996 (único que no vi) y otro al lado del Colón en la calle Cerrito en 2011. En este último caso había un conflicto interno en el Teatro y Domingo, que había sido contratado, no aceptó eliminar su visita: tenía gran afecto por Buenos Aires y terminó armando una orquesta "triple", con instrumentistas del Colón dispuestos a tocar con ese importante artista, otros de la Sinfónica Nacional y también de La Plata; dirigió y cantó; por única vez en Buenos Aires se lo escuchó en Wagner: "Winterstürme", del Primer Acto de "La Walkiria". El Director del Colón se enojó y decidió no contratarlo más; y así fue hasta este año. Tenía 70 años y se lo escuchaba muy bien.

               1972: "La forza del destino"; 1979: "La fanciulla del West"; 1981: versión asombrosa de "Otello"; 1982: pese a la guerra de las Malvinas, cantó Cavaradossi en "Tosca". 1997: "Samson et Dalila". 1998: "Fedora" de Giordano con Mirella Freni (que nunca había venido). O sea que vuelve a pisar el Colón después de 24 años.

               No conozco otro caso de tanta longevidad cantando, ya que debutó hace 61 años a los 20. Es además el tenor que más ha grabado; incluso venció a Gedda. Y aunque sólo en grabación, afrontó la escena final de "Sigfrido" y la totalidad de "Tristán e >Isolda".  En la computadora he podido verlo en las versiones especiales de "Tosca" y "Rigoletto", filmadas en los lugares exactos de cada ópera. El Met permitió verlo joven y admirable en "Luisa Miller". Su "Otello" en La Scala a los 60 años fue extraordinario y la despedida a su carrera de tenor. En una etapa reciente (hará unos 5 años) resultó notable verlo en "Macbeth" e "Il Trovatore", en ambos casos dirigido por Barenboim en Berlín. En anterior visita al Covent Garden, un muy interesante "Simone Bkccanegra".  Por mi parte atesoro grabaciones como la de "Don Carlo" dirigida por Giulini, "I Lombardi" con Gardelli, "Stiffelio" con Levine. Y en repertorio francés "Le Cid" de Massenet y "Louise" de Charpentier. Tuvo en su repertorio nada menos que 150 óperas, incluso algunos estrenos. Protagonizó películas (magistral Don José en "Carmen"), director de orquesta en 600 funciones; ganador de 12 premios Grammy. Formó el famoso trío con Pavarotti y Carreras, con frecuencia dirigido por Mehta; demasiado caro para venir a Buenos Aires. En años recientes tuvo problemas en Estados Unidos, donde estaban a su cargo las óperas de Los Angeles y Washington, pero fue denunciado por mujeres de haber sido abusadas por él; ya no canta allí…Tuvo Covid-19 y se recuperó.

               Vino aquí finalmente, acompañado de la soprano uruguaya María José Siri y del director de orquesta español Jordi Bernàcer. Siri ha venido antes al Colón pero no en recientes años. Es impresionante la lista de teatros donde cantó: sólo mencionaré algunos: La Scala, Ópera de Viena, Deutsche Oper Berlín, Staatsoper Unter den Linden en Berlín, Liceo de Barcelona, Ópera de Roma- La dirigieron Barenboim, Mehta y Domingo. Abundantes protagónicos en ópera italiana: 6 óperas de Puccini, 10 verdianas, Cav-Pag, "Andrea Chénier" de Giordano, "Norma" (única de bel canto mencionada) y el Requiem verdiano con notables directores (Chailly, Janowski, Myung-Whun Chung). En cuanto a Bernàcer, estudió en Viena Dirección de Orquesta, fue asistente de Chailly, Mehta, Prètre y Maazel. En 2015 fue Director Residente de la Ópera de San Francisco durante 3 temporadas. Algunas óperas donde dirigió: debut en 2010 en Valencia con "Manon"; Teatro Real de Madrid, Deutsche Oper Berlin, Mariinski de San Petersburgo, San Carlo de Nápoles, Arena di Verona. Y otra docena de orquestas europeas. O sea, rápida carrera en pocos años.

               La Parte I se inició con la valiosa Obertura de "I Vespri Siciliani" de Verdi y pronto se notó un sólido entendimiento entre el director y la Orquesta Estable; un buen comienzo. Enseguida la entrada de Domingo fue triunfal: un Colón atiborrado de gente entusiasta le dio un aplauso cálido e intenso. Él tiene el aspecto de su edad en buen estado, con el pelo blanco. Eligió bien para empezar: "Nemico della patria" de "Andrea Chénier": el drama de esta aria es poderoso y fue cantado con seguridad y volumen, salvo un aspecto que se notó durante todo el concierto: gran firmeza en los agudos y el canto de la zona central, pero graves más bien débiles, donde se nota claramente que no es un auténtico barítono. Siri estuvo cómoda en el clima trágico de "La mamma morta", de la misma opera; su registro está sano y firme y sólo un vibrato algo excesivo (que se notó en todo el concierto) se hace notar, pero es una cantante actriz con sentido dramático. El breve Intermezzo de "Fedora" cita el aria famosa del tenor y me hizo recordar al Domingo tenor de 1998. "Madamigella Valery?" inicia el fundamental dúo del segundo acto de "La Traviata" entre el padre de Alfredo y Violetta: tanto Domingo como Siri tienen magnífico material dramático pese a cierta "ceguera" del padre que no quiere entender que la enfermedad de Violetta es grave y el sacrificio que le pide resulta injusto. Un aplauso a destiempo interrumpió al dúo 2 minutos antes de terminar, pero fue lo mejor del concierto para Domingo;  ella se lució variando su timbre según iba entendiendo lo que el padre pretendía. Muy buen apoyo de la orquesta.

               La Parte II se inició con la espléndida Obertura de "El corsario" de Hector Berlioz, seguramente la segunda mejor de sus admirables oberturas después de "El Carnaval Romano". La orquesta respondió bien a las claras indicaciones del director. Lo que siguió fue lo más débil del concierto: "Ô vin, dissipe la tristesse", de "Hamlet" de Ambroise Thomas, es un momento clave de la obra: Hamlet lo canta ante mucha gente del palacio: no da las razones de esa tristeza aunque el espectador de la ópera la entiende y sabe el motivo. La versión de Domingo fue mediocre en dos sentidos: un francés lamentable y una casi nula comprensión de esta aria. Hasta en el italiano de Ruffo ("O vin, discaccia la tristeza") la voz tiene el peso y el drama necesarios. Escuchando a Simon Keenlyside en su magnífica versión en el Covent Garden da el sentido completo y en muy buen francés. En cambio, "Pleurez, pleurez mes yeux" ("Llorad, llorad, mis ojos") es una notable aria de "Le Cid" de Massenet; en la grabación de la ópera con Domingo la canta Grace Bumbry, una mezzo con agudos de soprano; y en un disco de arias francesas la canta admirablemente Maria Callas. Y bien, Siri lo cantó con buen francés e intensidad dramática. En un intermedio sin voz se escuchó luego la "Méditation" de "Thaïs", también de Massenet, con un solo de violín logrado plenamente por el segundo concertino de la Estable, Oleg Pishenin; es un bello momento de una ópera que debería volver a Buenos Aires.

               Por último, "Udiste?...Mira, d´acerbe lagrime", el muy trágico dúo de Leonora y el Conte di Luna de "Il Trovatore" de Verdi. El Conte pretende poseer a Leonora, que está enamorada de Manrico (se sabrá luego en los minutos finales que el Conde lo hará matar sin saber ambos que son hermanos: Azucena lo confiesa); ella promete entregarse si puede ver a Manrico (con la intención de liberarlo) pero en este dúo canta para su coleto que se envenenará y el Conde no podrá evitarlo; sin embargo convence al Conde y éste lo acepta. El dúo da mucho más material a la soprano que al barítono; Siri vivió la tragedia de modo convincente y una voz con graves y agudos de calidad, pero Domingo decayó de modo notorio; estaba cansado y las frases graves se perdieron. Sin embargo la sala aplaudió como si estuviera en lo mejor de su carrera.

               Fuera de programa él cantó "Amor, vida de mi vida", de "Doña Francisquita" (creo) de Moreno Torroba, con auténtico estilo pero graves de escaso volumen. Me pareció fuera de estilo Siri en una romanza de la zarzuela "Los claveles" de José Serrano, agregando a la melodía desagradables fraseos gritados. Es divertido el dúo "¿Me llamabas, Rafaeliyo?"  de la ópera "El gato montés" de Manuel Penella Moreno, y aunque hubo pasajes graves casi inaudibles del tenor-barítono, ella estuvo muy bien. La obra fue grabada íntegra con Domingo (Rafael Ruiz), Villarroel (Soleá), Pons, Berganza, Chausson y la argentina Perelstein; DGG, 1991.  Para terminar Domingo cantó el famoso tango "Volver"; se agregaron 2 bandoneones y una guitarra pero dominó la orquesta. Domingo no recordó parte del texto aunque cantó con ganas. No está de más recordar que su disco de tangos fue grabado en un "tour de force" después de cantar "Otello", o sea después de medianoche; fue atacado por falta de estilo pero están muy bien cantados. Espero que "Volver" significa que Domingo retornó, no que vuelva en el futuro. Es hora de que finalmente se despida tras su inmensa carrera, indudablemente la más importante de su generación, y quedarnos con los 40 años de su carrera como tenor, no con los 20 como barítono-tenor, pese a que hubo interpretaciones convincentes.

Pablo Bardin