Durante el año pasado presencié seis conciertos dedicados exclusivamente a música argentina y seis fueron pocos, ya que hay docenas y docenas durante un año: la producción (y me refiero a la académica) es ahora muy grande, pero además tenemos música académica desde principios del siglo XIX, y hay notables estudiosos de esos períodos lejanos que nos aportan músicas que no se escucharon desde entonces. De modo que el panorama fue muy variado y también pasó por muy distintos medios musicales: piano, orquesta, banda sinfónica, canto con piano, cuarteto de saxofones, combinaciones camarísticas…Ante la presión de una actividad musical múltiple y la cobertura que hago de conciertos, ballet y ópera, el tiempo me impidió escribir sobre el tema; muy tardíamente, y me disculpo, doy este panorama que creo interesará al melómano de espíritu abierto, ya que si yo no puedo ir a todo, mucho menos el melómano ocupado en otros trabajos.
Voy a empezar por un concierto en el que pianista y compositor coincidieron: los 45 minutos de "La manta estrellada", ciclo de Luis Mucillo de 12 preludios para piano sobre poemas de Robert Graves. Esto ocurrió el 21 de agosto pasado a las 19 hs. en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional. Tengo con él una vieja amistad, como la tengo con Julio Viera y la tuve con Marta Lambertini, y los tres fueron o son académicos muy bien elegidos. Mucillo tiene publicados por la Academia eruditos artículos sobre un tema que le fascina, el Medioevo (a mí también) y dentro de su producción como compositor son varias las obras conectadas con ese mundo extraño y misterioso. Naturalmente le interesa Graves y ambos hemos leído su enorme estudio "La Diosa Blanca"; por mi parte también devoré su esencial "Los mitos griegos" en dos volúmenes. No me extraña que le haya atraído "The Starred Coverlet" ("La manta estrellada"), colección de poemas de este gran autor que conoció como nadie a los mitos irlandeses. El programa tiene un comentario de Mucillo, indispensable; si bien él habló sobre la obra en el concierto, a Luis le resulta más cómodo escribir que hablar, y procedo a citarlo in extenso. "´La manta estrellada´ es el cielo nocturno que cubre a los enamorados, ya sea juntos o separados por la Vía Láctea, como en la pieza de Claudel" ("Le soulier de satin"). Estos preludios "conforman un arco basado en la progresión de las fiestas del año litúrgico y en el paso de las estaciones y los meses del año, a la manera de un calendario de los pastores. Todas las piezas son variaciones de aspectos de una canción para voz y orquesta que escribí para Vicky Correa Dupuy sobre un texto de Graves, ´The Starred Coverlet´. Si se toca la obra completa, la canción debe aparecer al final, cerrando el ciclo y revelando las distintas conexiones" (sin embargo, lo que ocurrió realmente fue que Vicky la cantó fuera de escena antes de la serie de preludios y en escena al final). "Cada pieza se extiende sobre otros registros e incorpora materiales más lejanos. El ´Introito´ de abertura recurre al ´Viderunt omnes´ gregoriano para simbolizar la Navidad. ´Orienti Oriens´ alude a una composición de la escuela de Saint Martial pero intenta dar un cuadro infantil de los Reyes Magos y sus camellos". Mucillo se refiere al monasterio de Saint Martial en Limoges y a varios manuscritos que han subsistidos y que se alejan del anterior estilo de nota contra nota y en cambio, sobre la base de notas largas en el grave, en el tenor hay prolongados melismas como en el canto gregoriano. P.ej., el "Benedicamus Domino" (tropo con organum; tropo: texto agregado al canto original gregoriano con melismas extensos, siendo el melisma un pasaje vocal expresivo cantado sobre una sílaba; organum: canto llano litúrgico con una o más partes en contrapunto; duplum en este caso); se considera a la escuela de Saint Martial, siglos X-XI, a un antecedente de la famosa Escuela de Notre Dame que produjo a Leoninus y Perotinus. "Hay una pieza para la Candelaria" (Fiesta del día de la Purificación de Nuestra Señora, 2 de febrero; se hace procesión solemne con candelas benditas y se asiste a la misa con ellas); el preludio se llama "Fuegos para la Candelaria" y está marcado "Agitato". "Otra para la Pascua": "Luna llena en marzo": "Lentamente, esitante", luego "Rapido, vivace, scherzando, martellato fff", para sobre el final apaciguarse y terminar como al principio. "Abril y mayo proveen imágenes del caballero y su dama (el caballero San Jorge por abril; mayo era considerado en la Edad Media el mes de María). Como en casi todas mis obras recientes, la música no es ni tonal ni atonal, se basa en grupos de notas con ambigüedades armónicas y favorece las ´falsas relaciones´, las sonoridades ´quasi´ diatónicas y las que me complazco en llamar consonancias extendidas". "La salida del caballero errante" va del pp al fff y de vuelta al pp; supongo que el climax corresponde a un duro encuentro, quizá con los moros en España; exsoldado de Diocleciano, al hacer pública su declaración de fe fue decapitado en 303. "La dama de Mayo": este extenso y variado preludio tiene dos citas muy contrastantes: por un lado, el famoso canon "Sumer is icumen in" ("El verano está llegando"), a 4 partes, 1260-80, del Reading Rota (rota: canon circular en el que cada cantante vuelve de la conclusión al principio de la melodía; como en una rueda; este canon es el más antiguo que se conoce; y Reading es una ciudad inglesa). La otra cita es muy especial: la canción de Roxana en la asombrosa ópera de Szymanowski "Król Roger" ("Rey Roger"); en ella, Roxana, mujer del Rey, se ve irresistiblemente atraída por un pastor que resulta ser Dionisos. Este rey Roger II fue el mejor de los Anjou, antes de que la decadencia de esta dinastía llevara un siglo después a las famosas "Vísperas Sicilianas" evocadas en la ópera de Verdi. El libreto nada tiene que ver con la verdad histórica y es en realidad el triunfo del paganismo (la ópera empieza con un canto gregoriano y su rápido desarrollo tiene una tremenda intensidad; Roger y Roxana terminan haciendo una vida libre lejos del reinado y adorando al Sol). Esa canción es de una extraña, mágica belleza, y supongo que fue lo que atrajo a Mucillo, pero su relación con María se me escapa. Por un motivo que creo muy mediocre (se acabó el espacio en el pequeño programa de dos hojas) aquí terminan las referencias del autor, aunque estamos recién en el Preludio Nº 6, o sea la mitad. El siguiente es "La noche de San Juan", festividad del nacimiento de San Juan Bautista el 24 de junio, festejado en toda España y de manera diversa aunque casi siempre haciendo fogatas (los Fuegos de San Juan). Pero hay otras tradiciones que lo acercan a la celebración del solsticio de verano, como el "Midsommar" sueco y probablemente en la Irlanda de Graves. La partitura es compleja rítmicamente, exige cierto virtuosismo y sensibilidad. Quiero aclarar que Mucillo tuvo la gentileza de hacerme una copia de la partitura de todo el ciclo. Durante toda la obra abundan las indicaciones detalladas expresivas y de intensidad que pueden ir de extremo a extremo (un sonoro ff en lo más grave del teclado debe sugerir un gong pero también puede haber un pedido de tocar con refinados pianissimi). En el Nº 8 entramos de lleno al mundo irlandés: "Carolan´s dream" ("El sueño de Carolan"). Primero creí que se trataba de un bardo, poetas-músicos hereditarios irlandeses o galeses que ejercieron gran poder político en el profundo Medioevo: historiadores, embajadores, constituian la más alta clase intelectual. Pero no, se trata en cambio de un notable poeta y arpista, Turlough Carolan (1670-1738); hacia 1721 John y William Neale editaron una colección de melodías compuestas por Carolan. Fue uno de los últimos compositores arpistas irlandeses y el único cuyas creaciones han sobrevivido en cierto número. No corresponde llamarlo O´Carolan. Fue un arpista itinerante ciego con la facultad de imaginar bellas melodías a las que agregaba textos; fue influido por italianos como Corelli, Geminiani y Vivaldi. John Lee en 1780 publicó un libro dedicado a Carolan que cuenta con 66 melodías. Y el creador también figura en los volúmenes de Petrie y Bunting que recopilan arpistas compositores irlandeses. En el Grove de 1954 se anuncia que se estaba preparando una definitiva edición de su música con 220 melodías; seguramente ya se publicó. Hay dos grabaciones de un Carolan Concerto, seguramente armado en décadas recientes en base a sus melodías, y otras dos melodías aparecen en arreglos tocados en arpa o en guitarra. El título "Carolan´s dream" es, supongo, invención de Mucillo. Su Preludio es breve, con indicaciones como "quasi inaudibile" y "delicatissimo" y termina "quasi corno lontano". El siguiente preludio no tiene que ver con terceros: está basado en el Concierto para piano de Mucillo. El compositor dijo en su charla que todos los preludios están basados en sólo cuatro acordes, dos en mayor y dos en menor. Este preludio se llama "Reencuentro inesperado", como si en medio de la obra total volviera a su mente el Concierto metafóricamente urgiéndolo a sumar algo de su esencia en un preludio. Y se siente como un Preludio más contemporáneo, con acotaciones como "brusco", "scintillante", "precipitato", pero con el retorno obsesivo hacia el final de la canción de Roxana (que supongo no está en el Concierto). El siguiente es un homenaje a Percy Grainger y se llama "The Lost Lady found" ("Encontrada la Dama Perdida"): a Mucillo, como a mí, nos interesan mucho las culturas de Gran Bretaña e Irlanda pero en el caso de Grainger pasamos al Commonwealth porque era australiano. Gran talento sui generis, notable pìanista y compositor, compuso mucha música; buena parte de su propia inspiración pero también gran cantidad de arreglos totalmente sui generis de canciones folklóricas de las culturas mencionadas. Discípulo de Busoni, fue amigo de Grieg y estrenó su concierto; el interés del noruego por la música folklórica contagió a Grainger, que realizó gran cantidad de arreglos con diversidad de maneras: coro, orquesta, cámara, piano a 6 y 4 manos. En otro orden de cosas, puso en música 30 textos de Kipling, incluso de "El Libro de la Jungla". Y como vivió en Estados Unidos a partir de 1914, también hizo un "Tributo a Foster". Aquí se lo programa muy raramente. Y bien, "The Lost Lady Found" es una canción folklórica danzable inglesa y el arreglo original es para coro y conjunto de cámara. Tiene 4 grabaciones dirigidas tres de ellas por grandes directores de coro: Gardiner, Hickox y Halsey. En el catálogo R.E.D. 2000 de CDs hay al menos 400 grabaciones de sus obras. Grainger nació en Melbourne en 1882 y murió en 1961. Este Preludio tiene continuos cambios de tempo y "danzando" aparece varias veces. Es un miniciclo de variaciones con la melodía en los últimos compases. Con el penúltimo volvemos a una sensación medieval; "El sueño mágico" está marcado "Lento, misterioso", con mucho pedal e indicaciones como "grazioso", "cant." ("cantabile") y "sognando". Último preludio: "Viento en noviembre" (como me consta, allá el otoño es frío ya en ese mes). En efecto, hay fuertes ráfagas y "sforzandi", pero Mucillo decidió ir calmando el viento y en las páginas finales no sólo se llega al pianissimo sino que se cita una melodía "Molto lento, lontano" y pianissimo de Martinus; añade la partitura "ad huc catechumenus, hac me veste contexit" (mis latines son pobres, creo entender algo así como "este catecúmeno aquí se une a vosotros"). Y añade: I Nocturno, Iª Antífona". Confieso mi desconcierto inicial: no sé quién es Martinus y si se trata de algún músico de alrededor del 1200 me cerraba que escriba una antífona pero no un nocturno. Ni Grove ni Reese ni Apel me lo aclararon, pero sí el Diccionario Enciclopédico de la Música editado por la Central catalana de publicaciones: los maitines son "la Primera parte del oficio Divino que en ciertas Órdenes religiosas empieza a medianoche para terminar a los primeros albores del día. Se dividen en tres nocturnos, cada uno compuesto de 3 salmos con sus respectivas antífonas". O sea que la referencia es a un salmo aunque no sé cuál. Busqué a Martinus en Google sin suerte.
Mucillo es un excelente pianista y contó con un piano adecuado, de modo que tuvimos la versión ideal de esta amplia obra de carácter tan peculiar; "primera audición integral en Buenos Aires", o sea que se la tocó entera en otra ciudad, quizá Rosario. Y el placer se completó cuando Correa Dupuy cantó, ahora sí en escena, la bella música que antes se escuchó fuera de escena; artista refinada con quien he tenido diálogos frecuentes, volví a apreciar su musicalidad y cultura.
Me permití hacer un análisis detallado en parte porque tengo la partitura pero sobre todo porque obras argentinas para piano de esta envergadura son la excepción y porque Mucillo es uno de los pocos compositores actuales que tiene un estilo propio y atrayente basado no sólo sobre sus cualidades naturales sino sobre el tipo de profundo conocimiento que proviene de un intelecto concentrado e intenso.
ORQUESTA NACIONAL DE MÚSICA ARGENTINA JUAN DE DIOS FILIBERTO
"La Filiberto" cambió micho en los últimos años; tuvo un período dirigida por Luis Gorelik y fue él quien la sacó de sus limitaciones como orquesta que sólo tocaba arreglos sinfónicos de tangos y milongas y proyección folklórica. Ya sin Gorelik continúa con aquella tarea pero añade conciertos de música académica argentina, pero Ciro Ciliberto, programador de la Sinfónica Nacionl, también lo es actualmente de la Filiberto; no tiene director titular pero sí un subdirector, Oscar de Elía, y ha tenido frecuentes dirigentes invitados de categoría como Vieu y en el concierto del 6 de septiembre que comento, Fernando Agudín. La concertino es Birgitta Danko; contándola hay 7 primeros violines; 6 segundos; 5 violas; 4 violoncelos; 2 contrabajos; 2 flautas, 2 oboes, 3 clarinetes; 2 fagotes; 2 cornos; 2 trompetas; 1 trombón; 1 percusión; 2 timbales; 1 arpa. Total 42, de los cuales 11 son contratados. Más instrumentos no habituales en una orquesta sinfónica, en función de las orquestaciones de tango y folklore: 3 bandoneones, 1 charango. Aclaración: el subdirector también es el pianista. Todo sumado: 47. Una orquesta de cámara, no una verdadera sinfónica; la limitación de número puede afectar ciertas obras y otras no.
Como en todos los programas del CC ex Correo, no hay información sobre las obras y compositores (con una excepción), deplorable tendencia que el nuevo equipo deberá corregir. Fue un programa breve, de apenas 49 minutos, pero probablemente todo era primera audición (otro error fundamental, no aclarárselo al público). Hay datos sobre uno de los compositores por la sencilla razón que el programa sí trae datos sobre intérpretes, y Marcelo Nisinman es bandoneonista además de compositor. En cuanto a la duración del programa, cuando todo es nuevo se requiere más ensayo y ello justifica la brevedad. Peo debe cambiarse el régimen que hubo hasta 2019: no es justo perder tanto tiempo para la obtención de la entrada aunque sea gratis. Naturalmente no hubo intervalo.
El programa se inició con "Rocamadour" de Pablo Ortiz, nacido en Buenos Aires en 1956. Se formó (como yo) en la Facultad de Música de la UCA, él en composición (yo en Crítica) y a los 27 años se fue a estudiar con Mario Davidovsky en New York; Davidovsky era y es nuestro máximo especialista en música electrónica (ahora la llaman electroacústica). Desde entonces Ortiz vive en Estados Unidos. Fue profesor de composición y codirector del Estudio de Música Electrónica de la Universidad de Pittsburgh, 1990-94. Fue Fellow (asociado) del Guggenheim, y del Ives Fellowship (Asociación) de la Academia Americana de Artes y Letras. En Argentina ganó el Premio Caamaño. Actualmente es Profesor Asociado de la Universidad de California en Davis (pequeña ciudad cercana a Sacramento, capital de California). Presentó obras en el Festival de Salzburgo, Frankfurt y Zürich. Nuestro CETC estrenó dos óperas de cámara: "Parodia" y "Una voz en el viento". Para la Koussevitzky Foundation escribió "Raya en el mar". Un CD está dedicado a obras corales con obras como "Maizal del Gregoriano", "Teatro Martín Fierro" (en este caso para 3 sopranos), "Metamorfosis". Ligadas al tango están "Manzi", "Trois tangos en marge" y el Concierto para bandoneón. Además escribió música para películas y piezas de teatro y creó obras electrónicas. Yendo a "Rocamadour": me intriga saber si él viajó a conocer este lugar extraordinario o si el título responde a alguna otra conexión. Lo conocí de niño a través de una estampilla (me interesaba la filatelia entonces) y me propuse conocerlo, cosa que ocurrió hace apenas 10 años; sin embargo mi mujer y yo lo contemplamos desde una playa de estacionamiento que daba una excelente vista global, pero a ella no le daban las piernas para llegar hasta ese extraño pueblo y no quise ir solo. Está muy cerca de la caverna de Lascaux. De la guía Michelin: "Como en un paisaje vertical, se divisan el castillo, situado a 125 metros del río Alzou, las paredes del cañón, las iglesias pegadas a las rocas, las calles con escalinatas, las plazas en cuesta y las casas agrupadas sobre una estrecha terraza". También fue centro de peregrinaje: "San Amadour, un ermitaño al que la piedad popular identificó con Zaqueo, esposo de Santa Verónica, escogió este paraje para retirarse del mundo. Durante los siglos XII y XIII llegó a ser uno de los centros de peregrinaje más visitados de la cristiandad" (Rocamadour: roca de Amadou). La plaza de St-Amadour ("Parvis des églises", "Atrio de las iglesias") está "rodeada por 7 santuarios entre los que se encuentra la capilla milagrosa". Un gran desprendimiento de rocas provocó en 1476 la casi total destrucción de las iglesias y "un siglo después los hugonotes saquearon y arrasaron los edificios que aún quedaban en pie". Pero "en el siglo XIX los obispos de Cahors reconstruyeron la ciudad". "Los muros de roca de la plaza presentan pinturas murales". Y algo que incumbe a críticos musicales y compositores: existe allí el Museo Francis Poulenc de Arte Sacro; el compositor dedicó mucho de su tiempo a gran cantidad de obras religiosas (era ferviente católico), entre ellas su obra maestra, la ópera "Diálogos de Carmelitas". En ese período encontramos las "Litanías a la Virgen Negra de Rocamadour", cuya primera versión es de 1936, para coro femenino y órgano; en 1947 reemplazó el órgano por la orquesta; la obra es netamente litúrgica. Supongo que Poulenc visitó Rocamadour, ya que su museo está allí; y a mi vez me pregunto si Ortiz conoció ese museo o en cambio escuchó una grabación de las Litanías. Tengo grabación de las "Litanías" y son muy bellas y contenidas. La partitura de Ortiz dura 13 minutos y no le encuentro sentido litúrgico; dista de ser vanguardista: es música bien escrita y muy escuchable, con melodía, ritmo y color orquestal interesante y momentos en los que el vibrafón añade su timbre tan especial. Sin partitura es imposible saber si la versión fue muy exacta, pero Agudín es buen técnico y lo que escuché me resultó coherente. Actualmente la Filiberto tiene calidad profesional.
La obra de Marcelo Nisinman se denomina "Tercera generación (Proyecto Cortázar, Basilea, 2017)" y como lo mencioné el solista fue el propio autor. La obra duró casi 14 minutos. A Nisinman se lo considera un profundo conocedor del tango siempre en búsqueda de un camino nuevo para una historia que en Argentina ya tiene un siglo y medio de recorrido. Nació en diciembre 1970 en Buenos Aires, estudió bandoneón con Julio Pane y composición y contrapunto con Guillermo Graetzer; se perfeccionó en composición en Basilea con Detlev Müller-Siemens. Piazzolla apreció mucho al joven Nisinman y éste siguió su camino haciendo no sólo tangos sino obras académicas ligadas al tango, aunque innovando sobre la base de una sólida técnica. A pesar de que ha colaborado con jazzmen como Gary Burton, no improvisa, sus partituras siempre lo acompañan. Coincido con una frase en Página 12: "local y mundano, nacional y global, así es el tango". Nisinman vive en Europa desde hace 20 años, aunque nos visita de tanto en tanto. Colaboró con Charles Dutoit y Gidon Kremer. Agudín está ligado a Basel y a Nisinman; en 2012 el director estrenó con nuestra Sinfónica "Dark Blue Tango". Google no me ayudó: nada tiene sobre el Proyecto Cortázar, Basilea, 2017. Como la obra de Nisinman no tiene texto, él sabrá cuál es la conexión con el escritor; a mí no me quedó clara. Pero sí me atrajo la música aunque no entienda el título ("Tercera generación"): ideas atrayentes, virtuosismo de Nisinman como bandoneonista y una orquesta que no fue de mero apoyo sino que aportó mucho en diversidad tímbrica y en diálogos con el solista; Nisinman sabe componer. Naturalmente Agudín fue un colaborador positivo y la orquesta pareció contenta.
Julio Viera es de mi generación y tenemos una amistad duradera; admiro en él su sólida formación, la total ausencia de vanagloria, la claridad de ideas. Confieso por otra parte que no tengo afinidad con obras que combinan lo hablado con la orquesta, ya que la música queda relegada. He leído poco Cortázar y aunque el título me resulta surrealista, "La noche boca arriba", y Martín Caltabiano, buen barítono y director de coro, es también un recitante de grato timbre y de lectura inteligible, los 24 minutos se me hicieron largos y entendí a medias lo narrado. En los momentos de pura música mi interés se acrecentó pero en última instancia me rebelé contra esta mezcla y deseé escuchar Viera puro. No quita que haya sido un trabajo serio y realizado por Agudín y la Filiberto muy correctamente.
MUSEO FERNÁNDEZ BLANCO
El año pasado escribí dos artículos sobre la investigación realizada por Lucio Bruno-Videla y Gerardo Delgado sobre las óperas argentinas del siglo XIX y principios del XX. El sábado 31 de agosto a las 18 horas en el acogedor Museo Fernández Blanco, de cálida acústica, se escuchó una muy interesante selección de arias de soprano; agradezco a Delgado el haberme dado un ejemplar de reciente edición de partituras con piano de una cantidad de óperas argentinas, incluso las que escuchamos (una selección). Es parte de una serie armada sobre cada registro vocal operístico, o sea que habrá libros sobre tenores, mezzos, barítonos, contraltos y bajos (aunque quizá se unan en un mismo libro mezzos y contraltos, y barítonos y bajos). Están editados por Barry Editorial sobre trabajo realizado por el Instituto de Investigación en Etnomusicología (DGEArt-GCBA). El programa del día fue presentado por Bruno-Videla en líneas generales, y luego Delgado, notable pianista y coordinador que estuvo en constante ebullición durante el concierto, haciendo gala de su comunicativo humorismo y entusiasmo. Él eligió las sopranos: María Eugenia Caretti, Mariela Schemper y Silvina Suárez. El programa formó parte del ciclo "Descubrimientos".
Por supuesto, Felipe Boero (1884-1958) es famoso por "El Matrero", pero tiene otras óperas interesantes como "Siripo" (1937), libreto de Luis Bayón Herrera sobre la tragedia de Manuel de Lavardén. Sólo dos funciones en el estreno en el Colón dirigido por el ilustre Serafin con la notable Isabel Marengo como Lucía y Marcelo Urízar como Siripo. No volvió a darse. Revive la época del siglo XVI a orillas del Paraná en el fuerte Sancti Spirito fundado por Gaboto. El cacique timbú, Marangoré, está enamorado de Lucía Miranda, casada con Sebastián Hurtado. Siripo, hermano del cacique, ataca el fuerte y su hermano muere. Siripo es ahora cacique y también se enamora de Lucía; cuando sabe que el emisario de Nuño de Lara, jefe del destacamento español, es su marido, quiere matarlo, y ella, que había fingido amar a Siripo, se rebela y desafía a Siripo. Marido y mujer logran huír pero son interceptados por indios que los matan y Siripo queda desesperado. Escuchamos el intenso Preludio al segundo Acto y el aria de Lucía "¿Cuál mi delito fue?", que nos trajo el retorno a la lírica de Mariela Schemper, tras varios años inactivos; la soprano estuvo en buen estado vocal y con sentido dramático comunicó el dilema de la mujer.
Alfredo Schiuma (1885-1963) era italiano, nacido en Spinazzola, pueblo agrícola cercano a varias atrayentes ciudades: Venosa, Barletta y Bari. Lo cito como referencia a sus raíces pero a los 4 años su padre, Rafael Schiuma, lo llevó a Argentina; Rafael también era compositor y de Spinazzola y tuvo otros dos hijos músicos: Armando y Oreste, todos del mismo pueblo. Armando fue maestro interno en el Colón, director de orquesta y compositor de obras orquestales y de cámara; Oreste fue musicógrafo y escribió varios libros. De todos ellos sólo Alfredo creó óperas: seis, un buen número y de variados temas: "Biancafiore", "Amy Robsart", "Tabaré", "Las vírgenes del Sol" (estas dos últimas estrenadas en el Colón) y una ópera que figura con dos versiones: la comedia lírica en italiano "La sirocchia" y en castellano "Litigio de amor", libreto de Giuseppe Agenore Magno. De ella, en italiano, escuchamos "Son sola alfine", sueño de Agnese; en mi diccionario italiano-castellano no figura "sirocchia", quizás una palabra regional: anotaciones tomadas de los rápidos comentarios de Delgado son las fechas 1922 y 1932 como las de esta ópera en italiano y luego en castellano; y otra anotación parecería ligarla al "Decamerón" de Boccaccio. Sea como fuere, es música muy italiana y liviana, cantada por Caretti, a mi juicio la voz más interesante de las tres, aunque sus colegas ciertamente tienen considerables méritos. En cuanto al compositor, no está de más señalar que "Tabaré" se ofreció en 4 temporadas entre 1925 y 1950, y que "Las vírgenes del Sol" a su vez se dio en 1939 y 1966 (alcancé a ver la segunda).
"La zapatera prodigiosa" fue la ópera más representada de Juan José Castro: 5 temporadas entre 1958 y 2005 (en esta última Schemper tuvo un papel) y su breve obertura ha tenido docenas de ejecuciones en concierto. Vi al menos tres veces esta denominada farsa violenta con texto de García Lorca. Silvina Suárez cantó la entrada de la Zapatera, "Cállate, larga de lengua", con gracia y virulencia (porque tal es la mezcla del personaje).
Eduardo García Mansilla (1871-1930) fue diplomático y compositor. Amigo del Zar Nicolás II, estrenó la ópera "Iván" en el Teatro del Palacio del Hermitage en San Petersburgo; luego se dio en La Scala, el Costanzi de Roma y el Colón (en 1915). Su otra ópera, "La angelical Manuelita", se estrenó en el Colón en 1917 pero tuvo una sola representación, con Gilda dalla Rizza. La madre del compositor, Eduarda Mansilla de García, era hija de Agustina Rosas y del General Lucio V. Mansilla; la ópera, de un solo acto, se refiere a la tía abuela de García Mansilla, Manuelita Rosas, hija de Juan Manuel de Rosas. Fernando, unitario, se enamora de Manuelita; es detenido por la policía pero Manuelita intercede ante su padre, que lo perdona. La ópera se subtitula "Escenas nacionales" y el libreto es del compositor. Caretti cantó la escena "Anhelando ver de cerca una flor", música grata aunque de poca sustancia, con calidad tímbrica.
El caso de Hermann Bemberg (1859-1931) es distinto: nació en Buenos Aires, hijo del poderoso Otto Bemberg, de gran fortuna; estudió en París con Massenet y Gounod y estrenó dos óperas con buen éxito: "Le baiser de Suzon" (1888) y "Élaine" (1892) que se dio en el Covent Garden y en el Met de New York, y con famosos cantantes: Melba, Jean y Édouard De Rezské. Sus óperas no se dieron en Buenos Aires, ya que él vivió en Europa. Tiene un artículo en Grove firmado por Streatfeild que pese a una errata (lo da nacido en París) se refiere a sus canciones y óperas como de "indudable elegancia y de estilo refinado". En el catálogo R.E.D. del 2000 figuran 11 canciones interpretadas por grandes sopranos como Farrar, Vallin y Melba (una acompañada por el compositor) y un aria de "Élaine" por Melba. Pese a estar en francés, la ópera-leyenda "Élaine", en 4 actos, está basada en "Idilios del Rey" de Tennyson. El libreto es de Paul Ferrier. La balada de Élaine, "L´amour est pur comme une flamme" ("El amor es puro como una llama") fue cantada por Silvina Suárez pero con el aditamento de miembros (todos femeninos) del Ensamble vocal curiosamente llamado "Las Indias galantes" (referencia a la ópera de Rameau). Fue una linda versión de música realmente bella, más allá de que es bien francesa pese a la raigambre alemana del compositor; figura en este programa porque nació en Buenos Aires pero en la práctica fue un músico francés.
Constantino Gaito (1878-1942) fue una figura señera; nació en Buenos Aires, hijo del violinista napolitano Cayetano Gaito; juntos fundaron el famoso Conservatorio Gaito (en el cual tuve mis primeras clases de piano impartidas por su viuda). Constantino, enviado por su padre, se formó en el famoso Conservatorio San Pietro a Majella en Nápoles. Gran profesor de composición, con él estudiaron Juan José y José María Castro, Luis Gianneo y Juan Carlos Paz. Fue un operista prolífico: 8 óperas de las cuales 4 se estrenaron en el Colón: "Flor de nieve", "Ollantay", "Caio Petronio" y "La sangre de las guitarras". "Caio Petronio" data de 1919 y tiene libreto de Umberto Romanelli. Petronio era el favorito de Nerón; cayó en desgracia y se suicidó en compañía de su esclava Rhea durante una orgiástica fiesta. La ópera se dio dos veces en 1919 y una vez en 1938, en ambas ocasiones dirigida por Serafin. Escuchamos el solo de Rhea, "¿O detto io non pavento? ¡Ahi misera!... ("¿He dicho que no me asusto? ¡Ah mísera!.."). Música intensamente dramática y de clara escuela italiana, fue interpretada con garra por el pianista y por Mariela Schemper, que aquí mostró su experiencia operística pucciniana. No sé si se conservan las partes de orquesta: mucho del archivo del Colón fue mediocremente llevado y desapareció; lástima porque Gaito era un notable orquestador.
Las óperas de Pompeyo Camps (1924-87) fueron desparejas; sin duda la mejor fue "Marathón" (1990), libreto de Ricardo Monti sobre el mismo material que una notable película de Hollywood, siendo la maratón un concurso de baile que ganaba la pareja que lograba aguantar más que ninguna otra, torturante argumento de la época de la Depresión (los años Treinta). Cuando se estrenó le dediqué un análisis muy detallado en Tribuna Musical ya que me pareció una obra lograda, testimonio de las brutalidades inducidas por la pobreza, y Camps siempre tuvo habilidad para colorear su música con armonías e inflexiones de esa época estadounidense. Llamó a "Marathon" metáfora lírica de algo que en realidad tiene que ver con el baile (ardua tarea para los intérpretes). El personaje de Ana D. lo hizo entonces Carina Höxter, en un amplio reparto dirigido por Calderón y con puesta de Kogan. Ahora lo cantó Silvina Suárez en el solo "¿Te acuerdas de mí, señor?", desgarrador en su intensidad; lo hizo muy bien.
María Isabel Curubeto Godoy (1896-1959) fue la única mujer argentina que estrenó una ópera en el Colón, aunque escribió "Paolo e Virginia" en 1926 y recién la estrenaron en 1946. Discípula de Sgambati en Roma, el libreto de Adamo y Simoni (¡los libretistas de "Turandot"!) es sobre una famosa novela romántica de Bernardin de Saint-Pierre, "Paul et Virginie". La rareza es aún mayor: ninguna mujer extranjera estrenó una ópera en el Colón hasta 2006. En el Colón la interpretaron Marengo y Soler, director Calusio. Saint-Pierre fue un extraño naturalista cuyas ideas absurdas fueron atacadas, pero en cambio escribió libros románticos que correspondieron al gusto de la época; vivió entre 1737 y 1814 y "Paul et Virginie" fue escrito en 1787; los amantes viven en una lejana isla llamada entonces Île de France y actualmente Mauritius, en el Océano Índico, a centenares de kilómetros de Madagascar; inglesa y productora de caña de azúcar además de sobrepoblada. Ella es hija natural y el Misionero rechaza que se case con Paul; ellos simbólicamente se casan, pero luego ella se cae de un barco y aunque él la rescata ella muere en sus brazos. Leí la novela en francés y me resultó simpática y bien escrita aunque algo sensiblera. Escuchamos el solo de Virginia del llamado drama lírico "No…Paolo! No…". La cantó Schemper correctamente, pero la música me pareció bastante floja.
Por último, fragmentos de dos obras de un compositor muy promovido por Bruno-Videla, Enrique Mario Casella (1891-1948). Si bien uruguayo (Montevideo) se radicó desde niño en Argentina. Estudió en Buenos Aires, Italia y Bruselas. En 1921 se estableció en Tucumán y dirigió la Asociación Sinfónica con Gianneo. Compuso 6 óperas, entre ellas "Chasca", que Bruno-Videla logró grabar con apoyo de un esclarecido empresario. Primero escuchamos dos momentos de la ópera folklórica "El embrujo de la copla" (1935), libreto de Rubén Fernández de Olivera. "Penando por un querer" es una copla de un personaje llamado La Visión y es un canto colectivo (Ensamble "Las indias Galantes"). Y luego el solo de Lucinda "Es tu amor un amor original", interpretado por Caretti con mucho encanto. La música es claramente folklorizante pero con calidad. Finalmente, dos fragmentos de "Corimayo", libreto de Luis Pascarella: "Canción de la Urpilay" y "Canción de Corimayo", cantadas por todas las intérpretes, colaborando con todo entusiasmo. Me faltan datos sobre la ambientación y el significado de "Corimayo" pero creo que está en una tradición aymara y me pareció bien recreada por el compositor.
En suma, un caleidoscopio variado de nuestras óperas, con muchos aportes hasta para un viejo crítico como yo. Para no hacer demasiado largo este artículo dejo para otro los restantes tres conciertos, que tienen un común denominador: contienen obras de Guillermo Zalcman.
Pablo Bardin