Tiempo atrás hice referencia a una dura entrevista realizada por Monjeau en Clarín a la Directora General del Colón, María Victoria Alcaraz, donde quedaba en claro que con tal de que entrara dinero al teatro cualquier cosa valía, incluso Único. Sin olvidar que ese disparate había sido promocionado personalmente por Rodríguez Larreta. Muy recientemente la Nación, que no fu crítica de modo directo (si se exceptúa la notable entrevista que el año pasado le hizo Gianera a Diemecke, poniendo muchos puntos sobre las íes con respecto a serios errores en la temporada 2017) publicó sendas entrevistas al bailarín Federico Fernández y a Darío Lopérfido. Si bien siguió siendo indirecta porque no la escribió un periodista del diario, la mera publicación indica que un diario claramente favorable a Cambiemos admite implícitamente que el manejo cultural en la CABA tiene graves fallas y pone a Alcaraz como blanco de esas críticas.
Desde hace unos cuantos años Fernández ha demostrado con acciones su descontento con el manejo del Ballet del Colón; abiertamente se enfrentó con Lidia Segni, que fue Directora del Ballet durante las gestiones de García Caffi y Lopérfido; por cierto que no fue el único, ya que en una famosa conferencia de prensa a la que asistí el Cuerpo de Baile en pleno se plantó en no bailar si no se compraba un tapete que permitiera bailar sin lesiones, entre otras quejas (la escasez de funciones, la inexistencia de concursos, etc.), pero hubo represalias con Fernández, como dificultarle ir a Cuba, donde se lo había invitado. La realidad es que un teatro incapaz de concursar primeros bailarines tuvo que reconocer por mero peso artístico la calidad de artistas como Fernández o Juan Pablo Ledo. Pero Fernández quería bailar más y decidió formar un grupo de bailarines no sólo del Colón, también del Argentino y de otras fuentes, para brindar espectáculos de pas de deux en el ND Teatro. Y lo viene haciendo desde hace varias temporadas con buen éxito. Y hete aquí que la entrevista de Constanza Bertolini lo llevó a opinar sobre Paloma Herrera; dijo el bailarín que respeta mucho a Paloma y la cree honesta y positiva, y aprecia que haya conseguido mayor cantidad de funciones (ya expresé mi disenso con respecto a haber pateado a 2018 la ópera "Tres hermanas" de Eötvös para poner en esas fechas espectáculos de ballet), pero también dice que está mal rodeada por gente que maneja al Colón sin criterio artístico y sin contemplar salarios adecuados (sin embargo al menos uno de ellos, Martín Boschet, Director Ejecutivo, privilegia su apoyo al Ballet al extremo de descuidar deliberadamente a la ópera). La inferencia es que se refiere a Alcaraz y su entorno. En fin, teniendo en cuenta que no se observa por parte de Herrera ningún movimiento para resolver ni los concursos ni las jubilaciones, sería hora de que, si a ella le preocupan estos temas, lo manifestara públicamente. También hubo una entrevista en La Nación con respecto a la colaboración de Herrera y Julio Bocca en "El Corsario", que demuestra una afinidad lógica, ya que ambos fueron estrellas del American Ballet Theatre durante muy largo tiempo, y más allá de sus evidentes talentos naturales, creen en la disciplina y el trabajo intenso (la fórmula del ABT). Pero dice Bocca: "acá trabajan muy poco; no son las ocho horas que yo creo que en una compañía se necesitan para estar mejor". Me pregunto: ¿cuántos bailarines del Ballet del Colón están de acuerdo? ¿Querrían trabajar más horas? ¿o lo supeditan a que les paguen más?
La entrevista de Pablo Sirvén a Darío Lopérfido naturalmente da mucho campo al análisis, ya que Lopérfido es una figura muy polémica y ha tenido a través del tiempo ideas notables y valiosas pero también actitudes negativas en temas cruciales que me constan. Lo he criticado mucho y creo que con razón. Cuando él recuerda que fundó al BAFICI y al FIBA nos está diciendo que supo ocuparse del cine independiente y del teatro internacional, y es cierto, aunque fue mejor al principio que después: para mi gusto el actual BAFICI ha declinado mucho (pero no lo está manejando él) y los últimos FIBA han sido flojos (y allí sí intervino, y promovió cosas agresivamente malas como el "Macbeth" verdiano ambientado en el Congo y presentado en el Colón). Y yo recuerdo muy bien cuando él era Secretario de Cultura de De la Rúa en la Ciudad y Szterenfeld, el gran agente de artistas, salvó el inicio de la temporada del Colón (justamente con "Macbeth") pagándoles a los artistas porque el dinero no llegaba; o sea, el agente financiando al Colón… Y Szterenfeld se plantó y les dijo: "si no me reembolsan a la brevedad y si no adelantan el dinero para ´El Ocaso de los Dioses´ mañana mismo comunico a los cantantes que el Colón no paga y paralizo la temporada"; sólo así apareció el dinero, que figuraba en presupuesto y había sido votado. ¿Cómo lo sé? Porque Szterenfeld, gran amigo mío, me lo contó cuando yo era asesor de Gandini en 1998 y viví el Colón por dentro. Y en esa época Lopérfido no demostró el menor interés por el Colón, incluso en el breve período de Renán, que Lopérfido expresa adorar en la entrevista y haber querido imitarlo. Y allí también sé de lo que hablo, porque tuve largas charlas con Renán antes y después de ser su asesor. Y luego Lopérfido fue Secretario de Cultura de la Nación con De la Rúa, y allí también sé lo que ocurrió con la Sinfónica Nacional, porque hablé largamente con Santiago Chotsourian, a cargo de la Dirección de Música, y de su frustración porque Lopérfido no contestaba mensajes atinentes a la Sinfónica y desviaba fondos para pagar espectáculos rockeros en la Costanera; fue Chotsourian (y un buen amigo al que no menciono porque podría perjudicarlo) quien (quienes) lograron que se realizara la temporada de la Sinfónica dando conciertos sin que vuelva el precioso papelito pidiendo autorización firmado por el Secretario de Cultura…de modo que no me extraña que ahora hable tan favorablemente del nuevo Ministro de Cultura de la CABA, Enrique Avogadro, cuando el año pasado fue quien más trabó todos los pagos de la Sinfónica cuando era el segundo de Avelluto.
Antes de referirme a la entrevista recordemos qué pasó a fines de 2016. Lopérfido dio una conferencia de prensa donde anunció con lujo de detalles y gran satisfacción todos los títulos operísticos de 2017, y también mencionó unos cuantos planes para 2018. Ya en pleno verano de 2017 hubo un abrupto fin para su gestión, como también había ocurrido con García Caffi, que sin dar motivos renunció en el verano de 2015, habiendo planificado 2016, cosa que a grandes rasgos Lopérfido respetó. Lopérfido, como García Caffi, fue inicialmente Director General y Artístico, y según él se cumplió el sueño de su vida, aunque nunca antes dio señales de que el Colón le interesase. Y luego ocurrió una de esas ridiculeces en las que están especializados los políticos argentinos: Rodríguez Larreta nombró Ministro de Cultura a Lopérfido, y ante la exigencia de éste le permitió que siguiera siendo el Director Artístico, pero nombrando a Alcaraz como Directora General, cuyos pergaminos para serlo eran muy escasos. R. L. ocasionó así un disparate: desguarneció al Colón y causó una situación absurda: al ser autárquico el Colón, la Directora no responde al Ministro de Cultura sino directamente a R. L. Y el Director Artístico está subordinado al General cuando se desdoblan los cargos. Pero allí no paró el lío: la absurda polémica con respecto al total de desaparecidos de la última Dictadura (los 30.000 del kirchnerismo contra los cerca de 8.000 avalados por el Nunca Más y por Fernández Meijide) encontró a Lopérfido defendiendo la cifra de alrededor de 8.000 (que es la correcta) y el pusilánime gobierno de Cambiemos no se jugó por la verdad: nadie le pidió al kirchnerismo un listado que avalara los 30.000 y permitiera investigarlo. Esto más controversias de Lopérfido con los teatristas llevaron a pedirle la renuncia y reemplazarlo con Damián Mahler, pero permitiéndole retener la Dirección Artística del Colón. Y allí Alcaraz empezó a pìsar firme y hacer pesar su autoridad.
¿Qué dijo Lopérfido en el verano de 2017?: que el Gobierno Argentino le había ofrecido un puesto en Berlín tan interesante que no podía rechazarlo. Y fue allí cuando Alcaraz reorganizó el teatro e inventó para Diemecke el puesto actual de Director General Artístico y de Producción. Declaraciones muy diplomáticas de éste dieron a entender que las ideas artísticas de Lopérfido eran buenísimas pero en ciertos casos muy caras. No hubo tantos cambios en 2017 y algunos fueron poco claros y ya los discutí en otros artículos (Gheorghiu y Álvarez). Con respecto a 2018 hubo un proyecto clave de Lopérfido que se respetó porque Barenboim es intocable y mediático: "Tristán e Isolda" con la Staatskapelle de Berlín y un elenco del que Lopérfido sólo mencionó dos nombres (y hasta ahora no se conocen otros): Seiffert y Kampe. Y gran lástima que no se incluyeron dos obras checas muy importantes: "Jenufa" de Janácek y el estreno de "Julietta" de Martinu. Pero claro está, el impulso balletístico de Herrera determinó que la meta de diez óperas se bajó a ocho (y encima una de ellas no es tal sino un oratorio pagano).
¿Qué se supo de Lopérfido en Berlín? Muy poco, salvo que izquierdistas volvieron a cuestionarlo por lo de los 8.000 desaparecidos. Se dijo luego que había sido Embajador plenipotenciario en asuntos culturales de la Embajada Argentina. Dos cosas pasaron hace unos meses: Macri lo desligó de su puesto en Berlín y Lopérfido se separó de Esmeralda Mitre. Y Lopérfido volvió a la actividad cultural privada. Y seguirá viviendo en Berlín.
Ahora sí vamos a sus declaraciones ante Sirvén: una síntesis salió en papel pero pasaron la entrevista completa en TV. Me atengo a lo publicado. Ya se sabe que debutará como régisseur en una "Lulu" de Berg en tres actos que se dará en el Avenida en Octubre. Y se agrega que presentará "un espectáculo asombroso con una Maria Callas holográfica acompañada de una orquesta en vivo en el teatro Ópera".
Declara (y comparto) que "hay una decadencia en el país cultural, social, de relacionamiento, vinculada a la corrupción, que va a costar muchos años recuperarlo" (al país). Alaba luego a personas que creo negativas: "Pablo Avelluto y Marcelo Panozzo": el primero hizo una mala gestión con la Sinfónica y el segundo duró apenas dos meses en la Usina. "Alguna de la gente inculta que conozco trabaja en la gestión pública de cultura" (sí). "Está completamente rota la noción de cultura" (sí, aunque sus ideas no siempre coinciden con las mías en cuanto a qué vale y qué no: estrenó "Die Soldaten", muy bien, pero no aprecia el bel canto). Y aquí va lo importante: "Leí la polémica sobre el festival Únicos. En un alarde de precariedad intelectual notable, la Directora del Colón decía que ´estaban buscando nuevos públicos´. Si necesitás convocar a Luis Fonsi para crear nuevos públicos, mostrame las estadísticas. Es una vulgaridad enorme, y lo repitió mucha gente. Esta temporada del Colón es bastante provinciana". Luego cita a Jack Lang, que fue Ministro de Cultura de Mitterrand: "No te creas nunca que lo que sucede en la gestión cultural lo hacés vos. Se necesita que haya gente en la arena política que entienda que eso es estratégico" (sí). Dice luego que cuando él fue Secretario de Cultura de De la Rúa había "personas cultísimas en el Gobierno (Rodríguez Giavarini y Enrique Olivera). Yo me fui del Colón porque no pasa lo mismo. Larreta hace muy bien un montón de cosas, pero no tiene ninguna sensibilidad respecto de la cultura" (así es, y agrego a Macri; por defecto los voté a ambos, eran lo menos malo).
En suma, dijo la verdad. Tengo gruesas diferencias con Lopérfido, pero esta vez lo apoyo.
Pablo Bardin
1 comentario:
Hace rato que sé que Macri es un inculto, va al teatro Colón a ver a Valeria Lynch en vez de ver alguna Ópera o concierto, como hacían Rivadavia y Alvear
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