martes, octubre 12, 2021

INTERESANTE CONCIERTO DE LA FILARMÓNICA CON DRUKER Y ALEGRE

                El jueves 30 de septiembre hubo un interesante concierto de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, tanto por la presencia del director Pablo Druker y el pianista Tomás Alegre como por las obras elegidas. Ambos artistas están teniendo una carrera bien recibida en Europa: el director en Alemania y el pianista en Madrid. Druker fue director en el Teatro Argentino de La Plata y estrenó varias importantes obras contemporáneas (es su gusto y fue su camino en Europa antes y ahora). En cuanto a Alegre, me impresionó bien años atrás en Buenos Aires en Chopiniana, pero en meses recientes vi por TV en Allegro (503) dos conciertos suyos: uno formando parte del Trío Mozart de Deloitte con el Nº 2 de Shostakovich, donde me pareció notable; el otro fue un extraordinario recital madrileño con dos grandes obras de extrema dificultad: la Sonata de Liszt y la Sonata Nº 3 de Chopin. Tiene 29 años y me parece que es el mejor pìanista argentino joven: no sólo una técnica asombrosa sino la justa percepción del estilo romántico a través de sus dos baluartes creadores. Estudió con toda una sucesión de admirables pianistas, como Bashkirov, Achúcarro, Gothoni, Nebolsin y Rivera, y a instancias de Argerich, con Goerner en Ginebra. Ya sus comienzos habían sido positivos con Susana Kasakoff en un Conservatorio en Buenos Aires. En cuanto a Druker, estudió piano con De Raco, composición con Gandini y dirección de orquesta en escuelas de Düsseldorf y Frankfurt. Con la Orquesta del Argentino estrenó "Un Rè in ascolto", ópera de Berio, y la Cuarta sinfonía de Ives. Ha dirigido orquestas en Berlín, el Ensemble Modern en Frankfurt, y el Ensemble Opera Nova en Zurich.

               El concierto se inició con un estreno argentino: el Ittingen Concerto para orquesta de cámara del argentino-francés Oscar Strasnoy. Tiene 50 años y su producción es muy numerosa, incluso 13 óperas, de las cuales 3 se escucharon y vieron en Buenos Aires; una de ellas, en el Colón, fue "Requiem", sobre texto de Faulkner, y resultó valiosa; no así la chocante "Cachafaz" con texto de Copi; y "Le Bal", con texto de Nemirovsky, bastante discutible y superficial. Para dar una idea de la abundancia de su creatividad, en Radio France (París) se dieron 14 conciertos con obras suyas. Strasnoy estudió con Scarabino y Antognazzi en Argentina, en París con Reibel y Grisey y en Frankfurt con Zender.  Ignoro qué es Ittingen (no me figura en varios atlas y libros de viaje), de modo que sólo puedo mencionar que consta de 3 breves movimientos y dura unos 11 minutos.  Los dos movimientos iniciales son breves y están basados en climas tímbricos bastante atrayentes. El tercero dura como los dos primeros y es tonal y rápido, así como de mayor intensidad. La versión pareció adecuada.

               El Concierto Nº 12 para piano, en La Mayor, K. 414, de Mozart, data de 1782. Está rodeado del Nº 11, K.413, y el Nº 13, K. 415. Tiene la particularidad de que haya cadenzas del compositor en los 3 movimientos. No sólo el notable Concierto Nº 9 muestra la madurez del creador: también la Sinfonía Nº 36, "Linz", escrita en el mismo año antes de la trilogía de conciertos 11 a 13. Hace notar Heinz Becker en sus comentarios de la integral de los conciertos para teclado de Mozart (grabados por Geza Anda como pianista y director de la Camerata Académica del Mozarteum de Salzburgo): "De 1782-83 a 1786, es decir durante 4 temporadas de conciertos, Mozart escribió 15 conciertos para piano; de ellos, 6 en 1784. Dentro del grupo, los 3 primeros conciertos forman un grupo homogéneo. Están estrechamente relacionados desde el punto de vista artístico. Mozart los escribió para sus Academias durante la temporada de invierno 1782-83". Vale la pena citar palabras del propio Mozart: "Los conciertos constituyen un justo punto medio feliz entre lo que resulta demasiado difícil y lo que es demasiado fácil. Son muy brillantes, agradables al oído y espontáneos".  Hay otro aspecto interesante porque Alegre lo hizo y fue estrictamente lo que ejecutaba Mozart en los pasajes puramente orquestales: tocar el bajo continuo como acompañamiento a la orquesta; básícamente acordes que apoyan la armonía de los fragmentos orquestales. Tuvimos una versión de categoría: un pianista refinado de gran técnica y conocimiento del estilo y un director que acompañó bien con una orquesta reducida (pero así era la de Mozart). Es asombrosa la cantidad de grabaciones en CD que figuran en el inmenso catálogo R.E.D. 2000 de CDs: 35, con varias que no cuento por ser repeticiones; por supuesto varias son de integrales, como Anda, Barenboim o Uchida, unas pocas son de la época del disco de pasta, como Kentner con Beecham (1940). Y una me sorprendió: un arreglo del propio Mozart para piano y cuarteto de cuerdas    Fuera de programa Alegre tocó lo mismo que había ejecutado en Madrid después de la sonata de Chopin: "La maja y el ruiseñor" de "Goyescas" de Granados. Una pieza extensa y exquisita tocada con sensibilidad y conocimiento.

               Me entusiasmé con "Apollon Musagète" (1928) de Stravinsky desde la lejana época en la que lo bailaban Neglia y Agoglia en la espléndida coreografía de Balanchine (el Colón debe reponerla). Pocos años después compré la magnífica versión de Karajan. En el R.E.R. 2000 figuran 14 grabaciones, incluyendo la del compositor. La obra es una demostración fehaciente que era capaz de crear atrayentes melodías. Tenemos sus declaraciones en el libro "Crónica de mi vida": expresa su alegría en escribir sólo para cuerdas después de 12 años; quiso componer música en la cual "todo evoluciona en torno al principio melódico", haciendo que "la eufonía multi-sonora de las cuerdas penetre hasta la fibra más lejana del entramado polifónico"; y por cierto lo logró. Hay que tener en cuenta que las magníficas obras recientes eran muy distintas: "Les Noces" ("Las Bodas"), 1923, tan rusa, y "Oedipus Rex", 1927, drama en latín. "Apollon Musagète" le fue encargada por la mecenas Elisabeth Sprague-Coolidge para la Library of Congress, pequeña sala generalmente dedicada a conciertos de cámara pero que a veces presenta ballets de pocos bailarines. Pronto Stravinsky tras el estreno se comunicó con Diaghilev y la obra se dio en el Théâtre Sarah Bernhardt de París con coreografía de Balanchine y Serge Lifar como Apolo. El ballet tiene dos cuadros; el primero transcurre en la isla de Delos; Leto da a luz a Apolo; le dan un laúd; él crece con fantasiosa rapidez. Segunda escena: Apolo se encuentra con tres musas tras bailar una variación. A Calliope, musa de la poesía, le da una tablita para escribir; a Polimnia, musa de la mímica, una máscara; y a Terpsícore, musa de la música y del canto, una lira. Cada musa baila con los bienes recibidos: luego él baila otra variación y finalmente las lleva al Olimpo, reclamado por Zeus, y deja a su madre Leto. Esta primera colaboración con Balanchine continuará durante décadas, hasta llegar a "Agon". El estilo Balanchine fue muy controvertido pero triunfó, como también lo hizo la música.

               Es un admirable ballet pero también resulta muy grato escuchar sólo la música: abstracta, pura, armoniosa, "como en una Arcadia esterilizada" según un comentario, sus 25 minutos son un momento muy particular en la vida creadora de Stravinsky, tan cambiante en su música como Picasso en su pintura. "Dignidad y reposo, antiguas danzas como la courante y la sarabande", dice Myers en el Grove´s Dictionary. Coincido también con Mosco Carner en la New Oxford History of Music: "estilo predominantemente diatónico sin tensión armónica ni conflicto, extrema calma y pureza". La versión que escuchamos me pareció fiel al espíritu que obtuvo Stravinsky; Druker, como si estuviera dirigiendo acompañando a los bailarines, paró después de cada danza. Sus fraseos fueron muy claros y cada fragmento tuvo el carácter adecuado. En suma, se le hizo honor a este Stravinsky distinto y los ejecutantes demostraron que están en una buena etapa pese a las dificultades del "período Covid". La gacetilla dice que se lo programó "en el marco del 50 aniversario de su muerte".

Pablo Bardin