jueves, enero 04, 2018

La temporada 2018 no producida por el Colón

                                               MOZARTEUM ARGENTINO

            Tras muy complicadas negociaciones que se reflejaron en problemas de fechas, suba de alquiler de sala y un concierto menos en cada ciclo (por no obtener las fechas), el Mozarteum Argentino pudo anunciar una temporada importante; es la única institución privada que da su temporada en el Colón. El folleto del Teatro da los detalles y reconoce: "Propuestas de alto nivel que históricamente han pasado por su sala". Y luego: "Entidad privada con la capacidad de convocar a los grandes artistas para que se presenten en el ámbito privilegiado de la Sala Principal del Teatro". Pero claro está que ese "ámbito privilegiado" se lo dan a cualquiera que pague el alquiler, como lo reconoció Alcaraz en Clarín… Y si bien Nuova Harmonia no aclaró los motivos, la realidad es que siempre tuvo un par de fechas en el Colón y el año pasado presentó a nada menos que a Andras Schiff; pero este año todo va al Coliseo. Sólo puedo pensar que o no les dieron fechas o no se pusieron de acuerdo en el alquiler…o ambas cosas. Y además el Colón rivaliza con las entidades privadas  teniendo presupuesto para armar muy costosos abonos de concierto con figuras que NO cantan en el Abono Lírico u orquestas muy caras (Netrebko, Filarmónica de Viena), unas y otras muy mediáticas. Pero no lo tiene para armar una temporada lírica de alto nivel…
            He aquí el detalle en los dos ciclos del Mozarteum.
I)                  Camerata Salzburg, con Bernarda Fink (mezzosoprano). Abril 16: "Fratres" de Pärt; Cantata "Vergnügte Ruh" de Bach; Canciones bíblicas de Dvorák (¿orquestación?); Tercera sinfonía de Schubert. Abril 17: Suite de "Pulcinella" de Stravinsky; mismas obras con voz; y Sinfonía Nº 35, "Haffner", de Mozart. Atractivo comienzo.
II)               Orchestre de la Suisse Romande (Jonathan Nott). Mayo 7: Preludio a la siesta de un fauno de Debussy ; Concierto para piano de Ravel (Nelson Goerner) ; Sinfonía Nº 3 de Brahms. Mayo 8: Concierto para violoncelo Op.104, Dvorák (Xavier Phillips, debut); Una vida de héroe, R.Strauss. Centenario de la Orquesta. Programación remanida.
III)            Gaechinger Cantorey, Internationale Bachakademie Stuttgart, Hans-Christoph Rademann. 28 de Mayo, 4 de Junio: J.S.Bach: Cantata Nº 21, "Ich hatte viel Bekümmernis"; Magnificat.  El no otorgamiento de fechas cercanas obligó a malabarismos en la gira de estos grandes conjuntos barrocos.
IV)             Dejan Lazic, piano. Junio 11: obras de Liszt, Schubert-Liszt, Mozart-Liszt y Wagner-Liszt. Jan Lisiecki, piano. Junio 18: Chopin, 3 Nocturnos y Scherzo Nº 1; Schumann, "Nachtstücke"; Ravel, "Gaspard de la Nuit"; Rachmaninov: "Morceaux de fantaisie", Op.3. El Mozarteum, ante la imposibilidad de lograr dos fechas cercanas para Lazic, logró que el lunes siguiente viniera Lisiecki, con lo cual dos brillantes pianistas jóvenes traídos por la institución en otras temporadas retornan al Colón con interesantes programas.
V)                Agosto 13 y 14: Maxim Vengerov, violín, en programa a confirmar.
VI)             Septiembre 8 y 9: Orquesta Filarmónica de Dresden (Michael Sanderling, debut), Herbert Schuch (piano. debut). El 8: "The end, Sum Nº 4", estreno, Strasnoy; Concierto Nº 20, Mozart; Sinfonía Nº 3, "Wagner", de Bruckner. El 9: "Weites Land" ("Ancho terreno"), estreno, Detlef Glanert; Concierto Nº 5, "Emperador", Beethoven; Sinfonía Nº 12, "El año 1917", Shostakovich. Programas renovadores de una distinguida orquesta que nos vuelve a visitar.
VII)          17 y 24 de Septiembre: Oxalys Ensemble, debut. Rota : Noneto ; Beethoven : Septimino. Nuevamente fechas absurdas. Ünica música de cámara en un año donde se extraña la presencia de un cuarteto. Es un conjunto belga.
VIII)       8 y 10 de Octubre:Yuja Wang, piano (debut). Programa a confirmar de una importante pianista joven.
IX)             12 y 14 de Noviembre: Orquesta de Cámara de Viena, Stefan Vladar (director y piano, debut). El 12: Concierto para cuerdas, Stravinsky; Concierto Nº 12, Mozart; "Silouan´s Song", estreno, Pärt; Divertimento K. 136, Mozart; Suite Holberg, Grieg. El 14: Sinfonía Simple, Britten; Concierto Nº 12 y Divertimento K.138, Mozart; Serenata para cuerdas, Dvorák. Es la séptima vez que esta orquesta nos visita, aunque en este caso sólo las cuerdas. 


                                                                       NUOVA HARMONIA
  
Como ya expliqué, este año Nuova Harmonia no estará en el Colón y hará todo su ciclo en el Coliseo,  teatro técnicamente renovado. Si nació como teatro de ópera, a partir de su nuevo edificio de 1961 lo ha sido raramente aunque tiene el foso que lo permite.  NH, como antes Harmonia, es sólo una pequeña parte de la actividad de un  teatro sin cuerpos estables y en donde puede hacerse ballet, teatro y música popular.  Sí es importante mantener la jerarquía en música clásica, ya que es el motivo para que NH exista pero además por que ahora que no está más Festivales Musicales, resulta fundamental que el Mozarteum no se quede solo en la oferta privada.
            Es natural que se ponga el acento en Italia aunque debe primar el buen nivel, venga de donde venga, y los artistas de otros países europeos también tienen que formar parte (lamentablemente viene muy poco de Estados Unidos y de Gran Bretaña, incluso al Mozarteum, porque los costos de esos países se han vuelto prohibitivos; antes no lo eran). Y además nuestro poder adquisitivo sigue siendo muy bajo y no pueden ponerse precios cuya equivalencia en dólares o Euros sea compensatoria. Lo que sí hay que cuidar es que los programas deben saber equilibrar lo trillado con lo menos transitado de cualquier siglo, y hay que evitar demasiado crossover cuando proporcionalmente la cantidad de conciertos es pequeña en una ciudad donde sumados el Colón en su propia producción, el CC ex Correo y la Usina del Arte, la oferta es avasallante y encima en los últimos dos casos, gratis, teniendo en cuenta que un buen porcentaje es extranjero y a veces famoso.
                        No figura en el staff de NH un asesor musical (que además debe estar muy bien elegido: alguien que conozca a fondo repertorios variados y tenga buen criterio); y además hay que pedirle a los artistas contratados que eviten los éxitos fáciles, que tengan algo de audacia. Y aquí se confunde audacia con vanguardia; nada que ver. Me refiero a animarse con una sinfonía de Martinu o música de cámara de Reger o un Barroco que no sea Vivaldi ni Bach ni Händel. Faltaron esos criterios el año pasado y faltarán este año. Ojalá los corrijan en 2019, es necesario y sano.
I)                                                                                         Abril 4: Vincenzo Costanzo, tenor; Giovanni Auletta, piano. No es buena idea una gala lírica sin orquesta, con números operísticos remanidos, con canzonettas napolitanas que nada tienen de lírica. Ojalá la voz compense.
II)                                                                                      Abril 23: Orquesta Sinfónica Estatal de Rusia (Terje Mikkelsen, debut). Cuando vino con el gran Svetlanov tuvimos programas variados  e innovadores; esta vez todo será trillado: la Suite Nº 1 de "Peer Gynt" de Grieg, el Segundo Concierto de Rachmaninov (con Philipp Kopachevsky, debut) y la Quinta de Tchaikovsky. Qué útil hubiera sido, p.ej., escuchar la Suite "Antar" de Rimsky-Korsakov y la Primera sinfonía de Balakirev. Pero es una muy buena orquesta y su regreso es bienvenido. 
III)                                                                                   Mayo 9: Domenico Nordio, violín; Orazio Sciortino, piano. Dos jóvenes italianos de buena carrera debutan aquí en un programa arduo que se inicia con la más famosa sonata para esta combinación, la Nº 9, "Kreutzer", de Beethoven; siguen dos elecciones interesantes: Sonata Rv10 de Vivaldi-Respighi y Cinco melodías Op.35bis Nº2 de Prokofiev, para terminar con "Tzigane" de Ravel, un "tour de force" para el violinista.
IV)                                                                                    Junio 6: "La vita nuova" de Dante Alighieri, cantata para narrador, soprano y orquesta de Nicola Piovani, conocido por sus músicas para cine. Aquí será director de esta obra con una orquesta ad-hoc. Programarla puede ser o no ser una buena idea, se verá.
V)                                                                                       Junio 29: Debut del Balletto di Roma dirigido por Fabrizio Monteverde en "Giulietta e Romeo", que no es otra cosa que "una audaz recreación de la obra original", "Romeo y Julieta" de Prokofiev. Más audaz aún considerando que el Colón la repone en la gran coreografía de Macmillan y con orquesta en vivo. También aquí se verá si la idea ha sido buena.
VI)                                                                                    Agosto 15: Orquesta Sinfónica de Jerusalén (Yeruham Scharovsky). Otro programa poco feliz, donde la única novedad será una breve "Fanfarria para Israel" de Paul Ben-Haim, antes del Concierto para violín Op.64 de Mendelssohn (Itamar Zorman, debut) y la Primera sinfonía de Brahms.  Dos sinfonías de Brahms en la programación de NH cuando Barenboim dirigirá las cuatro con la Staatskapelle Berlín. Pero nuevamente la orquesta es buena. Gran lástima que no hayan programado Bloch, p.e.j.
VII)                                                                                 Agosto 23: el debut de la Orquesta de Cámara de la Filarmónica Checa (en realidad una orquesta de cuerdas) dirigida por Vlastimil Kobrle  seguramente será grato ya que la calidad de las cuerdas checas es justamente famosa, en un programa con obras interesantes al principio ( Sinfonía en Sol mayor de J.V. Stamitz) y al final (Suite de Janácek) y las otras muy escuchadas, Danzas folklóricas rumanas de Bartók, Divertimento K. 136 de Mozart, "la" Humoresque  y dos valses de Dvorák (los originales son para piano) pero de mucho encanto.
VIII)                                                                              Septiembre 3: el Sestetto Stradivari (debut) está formado por miembros de la Orquesta de la Academia Santa Cecilia de Roma y ofrecerá un bello programa de obras maestras austríacas y alemanas: el Sexteto de la ópera "Capriccio" de R.Strauss (es en realidad la introducción instrumental), "Noche transfigurada" de Schönberg y el Segundo sexteto de Brahms. Si los artistas están a la altura (deberían estarlo, la orquesta romana es magnífica), puede ser el concierto del año  para NH.
IX)                                                                                    2 de Noviembre: Natasha Binder y Karin Lechner, pianistas; imágenes de Mariano Nante. NH presenta esta experiencia como "un homenaje y expansión en vivo del documental que tan delicadamente retrata a la familia de músicos": "La calle de los pianistas". He seguido de cerca la carrera de Karin desde niña (vivía en mi edificio con los De Raco), de modo que me será emotivo escuchar a madre e hija en  un programa corto pero difícil con obras de Milhaud, Schubert, Lutoslawski, Debussy (dos Nocturnos en arreglo de Ravel), Pablo Ziegler (tres tangos) y Piazzolla, además de las imágenes de Nante que quizá incluyan diálogos entre ellas (¿y otros miembros como Sergio Tiempo o Lyl De Raco?).
X)                                                                                       20 de Noviembre: estreno de la opereta "Candide" de Bernstein. Valioso y encomiable apoyo de NH al Teatro Argentino de La Plata en un año durante el cual la Sala Ginastera estará en refacción. La Orquesta Estable del Argentino será dirigida por Pablo Druker y el director escénico será Rubén Schuchmacher. Si bien esta representación es la de abono,  el considerable esfuerzo de prepararla tendrá más funciones en el Coliseo. Tuve el privilegio de presenciar el estreno de esta opereta basada en Voltaire y que es sin duda una de las mejores obras de Bernstein: fue con el reparto de origen (Cook, Rounseville) el 27 de Diciembre de 1956 en New York. Estrenarla aquí en el centenario del nacimiento de Bernstein me parece una brillante idea y muy buen cierre para la temporada de NH.
                       
                                               JUVENTUS LYRICA

            Su programación, como el año pasado, se mantiene en tres producciones (no las cuatro de otrora) en el Avenida.  Por el momento sólo anuncia obras: ni repartos ni director ni régisseur.  Mantiene cuatro funciones por título.

            EL MURCIÉLAGO (DIE FLEDERMAUS) de Johann Strauss II. Mayo 11, 13, 17 y 19. No es buena idea darla por tercera vez en la trayectoria de JL, parece haber motivos económicos; tanto mejor hubiera sido dar "El Barón Gitano" ("Der Zigeunerbaron"), también muy buena y ausente desde hace décadas.
            GIANNI SCHICCHI (Puccini) con I PAGLIACCI (Leoncavallo). Agosto 24, 26 y 30 y Septiembre 1. Curiosa e interesante combinación de la mejor pieza del "Trittico" pucciniano con la mucho más elaborada ópera verista de la dupla generalmente completada por "Cavalleria rusticana" de Mascagni.  Avalo el concepto, nada fácil de ser realizado.
            HAMLET de Ambroise Thomas. Noviembre 2, 4, 8 y 10 de noviembre. Por fin se repone esta ópera de Thomas, ausente desde 1937 en el Colón, única vez en francés con Singher y Bovy. Pero en italiano Titta Ruffo la hizo en 1908, 1909, 1910, 1915, 1916, 1926 y 1931. La otra gran olvidada, "Mignon", se dio siempre en italiano: 1913, 1917, 1918, 1937, 1939 y 1946; se amagó darla en el Avenida hace unos años pero no cuajó. Volviendo a "Hamlet", durante mucho tiempo mis referencias fueron las dos grandes arias de Hamlet en italiano por Ruffo, y en francés la Escena de la Locura de Ophélie por la Callas. Mucho más recientemente me regalaron la grabación completa con Simon Keenlyside y Nathalie Dessay del Covent Garden y allí me convencí de sus valores.  Teniendo en cuenta la mediocridad del Colón de este siglo y su muy escasa tendencia a recuperar obras que eran famosas  antes de la Segunda Guerra Mundial, agradezco la iniciativa de Juventus y espero que perseveren en esta línea; p.ej, "Thaïs" de Massenet para 2018 (ausente en el Colón desde 1952).

                                                           BUENOS AIRES LÍRICA    

            Si bien hubo síntomas de declinación durante 2017 (sólo una ópera en el Avenida y coproducida, una ópera coproducida con el Coliseo, un concierto en el Avenida y dos obras cortas en El Picadero) no dejó de sorprender la decisión de su Presidente Frank Marmorek: no hacer abono en 2018 tras quince años de actividad. "Hoy ya no están dadas las condiciones como para que esta compañía privada siga sosteniendo una costosa forma de arte bajo los estándares que se ha impuesto".  "BAL prevé dedicar el año a un replanteo de su actividad y a ofrecer otros espectáculos que oportunamente se irán anunciando". O sea que en la medida en que se pueda conseguir financiación se concretaría algún proyecto. En una declaración aparte de esta gacetilla Marmorek dijo que había una marcada tendencia a no comprar abonos y en cambio ir a funciones sueltas.
            Por mi parte creo que pasa lo mismo en el Colón y que los costos se miran, de lejos el abono menos concurrido es el Gran Abono. Pero también contribuye esa grieta cada vez más marcada entre aquellos melómanos tradicionales que quieren puestas que respeten el libreto y los que les parece muy bien que los régisseurs sean co-autores y distorsionen profundamente el original. Y en BAL hubo casos extremos; creo que fue un factor (lo sé por varios amigos que se informan sobre qué tipo de puesta hay y no van si están del lado tradicional de la grieta: prefieren sus recuerdos). Ojalá esta cuestión esté entre aquellas que se analizarán en el replanteo mencionado más arriba; quisiera que BAL vuelva a la liza pero con correcciones a ciertos enfoques.
                                                          
                                                                       TEATRO ARGENTINO
            "En la Sala Alberto Ginastera se realizará la renovación de los artefactos escenotécnicos del escenario, el reemplazo y acondicionamiento de las butacas y de la infraestructura de ese ámbito" (en efecto, muchas butacas están rotas; pero deberían modificar el espacio entre filas que no permite pasar cómodamente; mejor perder alguna fila, ya que muy rara vez hay un lleno: La Plata no es la CABA; y que traten de mejorar el gradiente para ver mejor).  "Por tal motivo, los espectáculos de mayores dimensiones se realizarán fuera de sede: en el Teatro Municipal Coliseo Podestá de La Plata" (he visto allí ópera y zarzuela y me parece muy adecuado), "en el Teatro Coliseo" (ya lo mencioné en el análisis de Nuova Harmonia), "la Usina del Arte, el CCK" (yo le digo ex Correo) " y el Anfiteatro del Parque Centenario, en el Teatro Roma de Avellaneda" (que sin embargo es pequeño) " y en el Teatro Tronador de Mar del Plata".
            "La actividad continuará con normalidad en las salas de ensayo y en las Salas Astor Piazzolla, del TACEC (Centro de Experimentación y Creación) y de la TA-E (Escuela y Espacio de Arte y Oficios para el Espectáculo Contemporáneo"). 
            El Roma repondrá el "Così fan tutte" de Mozart por tercera temporada consecutiva (demasiado) de la puesta del Argentino (Abril 20, 21 y 22). Si bien es atrayente dar la opereta de Offenbach "La Belle Hélène", habrá que trasladarse a Mar del Plata para poderla ver (Junio 8, 9 y 10) con Paula Almerares, dirección musical de Silvio Viegas y régie de Mario Pontiggia.
            En cuanto a "Candide", se dan más datos que en la carpeta de Nuova Harmonia: se ofrecerá el 20, 22 y 24 de noviembre; cantarán Oriana Favaro y Santiago Ballerini.
            El Ballet, dirigido por Viktor Filimonov, dará "Don Quijote" de Minkus y Petipa en el Coliseo Podestá en Marzo 1, 2 y 3, y en Abril 6, 7 y 8 en el Anfiteatro del Parque Centenario. En el Tronador se dará un triple espectáculo el 27, 28 y 29 de julio: Suite de "Paquita" de Mingus/Petipa, "La Noche de Walpurgis" (Gounod/Lavrovsky) y "Emperifollando tangos" de Federico Fleitas. El mismo programa se dará el 25 y 26 de Agosto en el Roma. Un importante programa Araiz se dará en el Coliseo en Octubre 27, 28, 30 y 31: "Dafnis y Cloe" de Ravel, "Cantares" de Ravel (no se aclara sobre qué obras) y "La Mer" de Debussy. Nuevamente en el Tronador, el Ballet dará el 30 de noviembre y el 1 y 2 de diciembre "Bolero" de Ravel/Zartmann, presumiblemente con algo más que no se anuncia.

            CONCIERTOS. Febrero 25 en la Usina del Arte, dirigido por Pablo Druker, un valioso programa ya que incluirá el Concierto para orquesta de Bartók  pero sobre todo tras larga ausencia la Sexta sinfonía de Sibelius. En Marzo 16 en el Coliseo Podestá Guillermo Becerra dirigirá; sólo se menciona el Concierto para flauta de Reinecke con Marcelo Mancuso. Walter Hilgers dirigirá el 13 de Mayo en la Sala Piazzolla del Argentino sus arreglos para vientos, arpas y percusión de "Cuadros de una exposición" de Mussorgsky y de la Sinfonía para vientos de Richard Strauss. Salteo varios a mi juicio sin interés hasta el 5 de Agosto en la Usina, donde serán solistas en el Doble concierto de Brahms Nicolás Favero (violín) y Siro Bellisomi (violoncelo). Importante el del 26 de Agosto en el ex Correo, donde Druker dirigirá las Canciones Rückert de Mahler (no se menciona cantante) y especialmente las Seis piezas para gran orquesta op.6 de Webern.
            No comentaré la actividad del TACEC (honestamente no me interesa) pero sí dos proyectos valiosos del Ópera Estudio acompañados por la  Camerata Académica del Argentino: "La Finta giardiniera" de Mozart en Julio y la divertida ópera de Martinu "La comedia sobre el puente" en Noviembre. No aclaran dónde.  La Camerata Académica dirigida por Bernardo Teruggi también dará cinco conciertos, lugar a designar.
   En suma, un año incómodo pero con algunas citas interesantes.                 

                                               MAGNA LÍRICA

            Se anuncia que la Asociación Civil Magna Lírica dirigida por Mariana Carnovali presentará cuatro óperas en el Avenida. La gran sorpresa es animarse con la versión en tres actos de "Lulu" de Berg/Cerha y que la puesta sea…de Darío Lopérfido. Dirigirá Juan Miceli y cantarán Carnovali y Hernán Iturralde. Esto ocurrirá en Junio 9, 12, 14 y 16.
            Seguirá una ópera de mucho encanto que el Colón tiene olvidada: "La Rondine" de Puccini, el 12, 14, 15 y 16 de Julio, con Marina Silva, dirección de Carlos Vieu y régie de Florencia Sanguinetti.
            Las otras dos óperas no han sido anunciadas formalmente, pero según La Nación serán una versión para chicos (otra más!) de "La flauta mágica" mozartiana…y una síntesis de  "El Anillo del Nibelungo". ¿Después del Colón Ring? Brrr… 

                                               ACADEMIA BACH
             Sin fechas exactas, sólo meses, la Academia anunció su temporada, que este año se llama "Bach y el estilo francés". Tampoco especifican lugares salvo excepciones.
            Abril: el Grupo Canto Coral (Andrenacci) y Solistas de la Academia ofrecerán la Suite "Le Journal du printemps" de Fischer, el motete "Beati qui habitant" de Rameau y la primera audición de la Cantata BWV 135 de Bach. Mayo: Iglesia San Juan Bautista: obras para órgano de Bach, Grigny y Dandrieu  por Mario Videla, y de Couperin "Leçon de ténèbres" y "Motet pour le jour de Pâques" con Soledad de la Rosa y Laura Delogu. Junio: obras de Schop, Couperin, Westhoff, Telemann y Bach por Pablo Saraví, violín, y Videla, fortepiano. Agosto: Música en la época de Lutero: obras de Lutero, Senfl, Walter, Hofhaimer e Isaac, por el Conjunto Sambuca (Hernán Vives). Septiembre: La suite, por Claudio Barile y Alejandro Cattaneo en flautas barrocas. Obras de Hotteterre, Couperin, Bach y Blavet. Octubre: Periferia Vocal (Pablo Piccinni) y solistas de la Academia Bach interpretarán la Suite "Nobilis Juventus" de Muffat, "Noels de Minuit" de Charpentier y la Cantata BWV 64 de Bach, todo en primera audición. Otro año gratificante en manos de Videla.
                                  
                                               NOTICIAS DE BALLET
            Con alegría me entero del retorno de Pilobolus, uno de los mejores conjuntos de danza moderna. Estarán en el Coliseo del 7 al 10 de Junio y darán "Shadowland", propuesta multimedia de sombras, y un acto ilusionista de danza pura.
                        En Julio dos estrellas argentinas nos visitarán: Ludmila Pagliero de la Ópera de París, y Daniel Proietto, activo en Noruega; el espectáculo se llama "Evolution".  Finalmente, sin aclarar fecha, vendrá Thomas Bieszka, de la Ópera de Dresden, en coreografías de William Forsythe, Russell Maliphant y Antolin Preljocaj.

                                               POR ÚLTIMO
            Nada se sabe en concreto de la programación de la Orquesta Sinfónica Nacional. Los datos sobre el CC ex Correo son todavía poquísimos y apenas hay algunos más sobre la Usina. Hasta aquí llegó toda la información que tengo. Ojalá se cumpla.

Pablo Bardin



Decepcionante música experimental

   Durante veinte años Martín Bauer tuvo a su cargo el Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Teatro San Martín, con base principal en la Sala Casacuberta. Pero en 2017, quizá debido a su nombramiento al frente del Teatro Argentino (que ahora entró en un período de refacción) renunció al ciclo del San Martín (aunque sí conservó el ciclo Colón Contemporáneo del Colón). Siempre critiqué ciertos criterios curatoriales de Bauer, ya que conceptúo un ciclo semejante con ideas similares a las de Gandini, que daba su lugar a lo experimental (en el CETC) pero programaba con criterio amplio la buena música no experimental de distintas tendencias, incluso tonales y politonales, además de la dodecafónica (el CETC hubiera debido llamarse a mi criterio CMSV: Centro Musical Siglo Veinte). Bauer en cambio tenía compositores fetiche en los cuales insistía año tras año: Morton Feldman y sus interminables obras, John Cage y sus disparates disruptivos, Salvatore Sciarrino y sus excentricidades. Y grupos extremistas interesados más en el ruidismo que en la música. Enormes cantidades de compositores con otras ideas no aparecían nunca, más allá de alguna excepciones positivas.
            Bauer fue reemplazado por Diego Fischerman, crítico musical interesado en las vanguardias pero también en otros estilos. El ciclo que armó fue muy diferente a los de Bauer, con ausencia de los fetiches mencionados, pero no tan abarcativo como sería deseable y demasiado ligado al estreno de obra argentina. Tuvo muy poco apoyo de difusión y sólo los adictos al ciclo fueron fieles. También creo que careció de un presupuesto similar a los bastante amplios que permitieron a Bauer traer conjuntos caros y montar espectáculos con logística impecable.
            Una característica me pareció ligada a la muy reciente reinauguración del San Martín, y fue que en mayor grado que con Bauer hubo una profusión de ámbitos para los conciertos. Éstos fueron numerosos: 14 en la serie principal y 4 de cámara. Y además Residencias para coreógrafos, compositores y bailarines en colaboración con el ciclo Danza al Borde del Teatro de la Ribera, y un extraño concierto de obras para instrumentos solos de Luciano Azzigotti. Fechas: del  31 de Octubre al 21 de Noviembre los conciertos, y desde el 11 al 25 de Noviembre las residencias. Salas: Casacuberta y Cunill Cabanellas del Teatro San Martín, Sala Sinfónica y Sala Argentina del CC ex Correo (incorporando un ámbito nacional al municipal), Teatro Regio, Sala de Cámara de la Usina del Arte y Sala Borges de la Biblioteca Nacional.
            Fischerman explicita sus propósitos en el folleto de la programación. "La idea de la música contemporánea es conflictiva. Extraña contemporaneidad aquella que ya desde hace tiempo se encuentra en los libros de historia y extrañas vanguardias las que forman parte de los manuales y los programas de estudio de los conservatorios y universidades". Para Fischerman, "se relaciona mucho más con cuestiones de estilo –y hasta de actitud frente al arte- que con ubicaciones temporales" (sin embargo, lo temporal importa, si no pondríamos a Gesualdo al lado de Ligeti). Y exagera cuando dice que "no es necesario ni siquiera que sea música" (parece una apología del ruidismo puro). "Mucha música compuesta en esta época jamás entrará en esa categoría" (aparentemente se refiere a los músicos tonales pero no está claro).  "Mantiene la idea de que la música contemporánea es aquella que asume riesgos, que valora el inconformismo por sobre la rutina, que mantiene una relativa independencia con el mundo del espectáculo, y que sostiene la concepción de que el arte y el entretenimiento pueden acercarse pero no son lo mismo". ¿No querrá referirse no a contemporánea sino a renovadora? Porque está lleno de buena música en cualquier época que no renovó y es de gran calidad.  "Y lo hace con especial énfasis en los encargos a compositores argentinos…y en la pluralidad estética".
            La tremenda densidad del calendario musical durante el período del Festival ha ido en aumento año a año y en lo más reciente, la desbordante actividad del CC Ex Correo y la menor pero también existente programación de la Usina, todo gratis (y no debería serlo) ha complicado las cosas para el melómano y el crítico cuando se trata de elegir.  Confieso que pocas fechas me atrajeron en la programación del ciclo, pero al menos tres conciertos no me tuvieron presente porque chocaban con otras cosas que me resultaron aún más importantes. Así, perdí al Cuarteto  polaco curiosamente llamado Royal String (¿porqué en inglés) que en dos ocasiones tocó partituras todas polacas de Lutoslawski, Pawel Mykletyn, Penderecki, Pawel Szymanski y Jan Krenz. Y lamenté no estar en el Autorretrato de la admirable Haydée Schvartz tocando tres compositores de primera línea, Kagel, Adès y Kurtág, y otros menos conocidos: Szymanski, Fujikura, Frey y Curran. Pero sí pude estar en el concierto inaugural del 31 de Octubre en la ideal Casacuberta, que me alegró tantas noches a través de la historia de nuestra ciudad, en conciertos o en piezas de teatro.  Y con ese magnífico Ensemble Intercontemporain que años atrás nos trajo  Boulez, su fundador, y luego volvió completo, o en parte en conciertos con la participación de la cantante Sylvie Robert. Esta vez vinieron su gran pianista Dimitri Vassilakis (a quien el Ministerio de Cultura le debía hasta hace unas semanas, y quizás todavía, una actuación con la Sinfónica Nacional en 2016), Odile Auboin (viola), Alain Billard (clarinete), Eric-Maria Couturier (violoncelo), Emmanuelle Ophèle (flauta), y Diego Tosi (violín). Todos de calidad pero más que eso en los casos de Vassilakis, el apasionado y siempre exacto Couturier y los asombrosos sonidos que logra obtener Billard del clarinete y especialmente del clarinete bajo. Tocaron una obra temprana del prócer, la Sonatina para flauta y piano de Boulez, pero el resto fue mucho más reciente y en varios casos ligado al espectralismo de Grisey, sobre todo "Ohé", para clarinete y violín, de Pascal Dusapin, y la obra final, "We met as Sparks" ("Nos encontramos como destellos") de Frank Bedrossian, con dos extraños instrumentos, la flauta baja y el clarinete contrabajo (nunca lo había escuchado), más viola y violoncelo. La obra inicial, "666" de Lionel Bord, me pareció muy extrema, demasiado (clarinete y clarinete bajo, violoncelo y piano). "Silo", de Philippe Manoury, contrastó la flauta en sol con la flauta alto. Y "Nachlese II" ("Suplemento II"), de Michael Jarrell, dialogó fuertemente al violoncelo con el violín.  El Ensemble tocó otro concierto al que no pude ir.
            El 3 de Noviembre pedí asistir al ensayo del concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por Santiago Santoro porque esa noche tenía un evento familiar y la programación me interesaba: tres conciertos en primera audición o estreno con distintos solistas. Creo probable que el resultado del concierto se haya aproximado bastante a lo que escuché, que me pareció bien tocado y ensayado. Un atrayente Concierto para flautas de Dai Fujikura con una cuidada orquestación colorida y de cámara y el lucimiento de Patricia Da Dalt en música de raigambre tonal e impresionista. El Concierto para theremin y orquesta del finlandés Kalevi Aho permitió escuchar este instrumento primo hermano de las Ondas Martenot, tocado por la especialista alemana Carolina Eyck, en una obra bien realizada. El estreno fue un encargo del Festival, "Las aguas", doble concierto para órgano, percusión y orquesta, de Marcos Franciosi, y me resultó decepcionante. Más allá del tour de force exigido al excelente percusionista Bruno Lo Bianco, que debió multiplicarse más allá de lo lógico, escuché una música rimbombante saturada de fortissimi de bronces y en la cual se desperdició al órgano Klais tocado por  Diego Innocenzi.
            De lo que no ví supongo positivo el concierto del notable violoncelista Anssi Karttunen, bien conocido aquí, tocando Saariaho, Dallapiccola, Jolas y Schoeller. No me interesaron el Quatuor IXI en improvisaciones ni un encargo  sobre la rebelión de Kronstadt (1921) ni más improvisaciones (que creo no corresponden en un ciclo  que sólo debería contener música terminada, salvo el caso especial de work in progress) ni dos conciertos dedicados íntegramente a música argentina vanguardista. Quizá sí un concierto de saxofón y piano con cuatro franceses incluso Debussy y un argentino (Alex Nante) por Claude Delagle y Odile Catelin-Delagle. Los cuatro conciertos de cámara fueron dedicados a compositores argentinos jóvenes y a tres extranjeros (Billone, Hurel, Cardew).
            Fischerman hizo declaraciones quejándose de la simultaneidad de varios festivales en noviembre y pretende pasar este Festival de amplia trayectoria de Noviembre a Febrero, o sea que pasaría a 2019 y en pleno período de verano; me parece una mala idea. Mejor tratar de conciliar fechas si esos otros festivales, el de jazz p.ej., dependen de la Municipalidad.  Para el próximo: menos nacionalismo, mayor apertura en estilos y mayor cantidad de visitantes en obras de verdadero fuste, no las que siguen las modas vanguardistas solamente: de qué sirve tocar bien si la música no pasa del experimento: cuánta mediocridad se ha escuchado en Donaueschingen a través de las décadas: traer lo decantado e importante y sacar del  olvido y la negligencia a autores como Jolivet, Martinu, Hindemith, Messiaen o Milhaud. Aunque hayan muerto.
                                                   EL CETC
            Ya he escrito otras veces que el CETC raramente da algo valioso en estos últimos años y selecciono mucho entre lo que ofrece, pero me intrigó un espectáculo llamado "Barstow" y dedicado a música de Harry Partch, un auténtico experimentador y excéntrico del cual nunca escuché nada en vivo.  Un CD comprado hace ya muchos años incluye obra suya y de otro caso interesante, Lou Harrison. El disco, de una marca independiente llamada Bridge, se llama "Just West Coast": música microtonal para guitarra y arpa, y justamente incluye "Barstow" en su versión original de 1941. Ante todo, el CETC lo presenta como ópera y canciones; lo segundo es cierto, lo primero es un total disparate. Dejémoslo bien en claro: la obra se llama "Eight hitchhikers´ inscriptions from a highway railing at Barstow, Cal. " ("Ocho inscripciones de viajantes a dedo en una baranda de carretera en Barstow, California"). Y como es corta, le agregaron una selección (¿porqué no todos, ya que sumado apenas se llegó a los 40 minutos?) de sus "Diecisiete poemas de Li Po", traducidos del chino al inglés por Shigeyoshi Obata. Y  de rondón y sin avisar, alguna canción bíblica.
            Partch vivió entre 1901 y 1974 y fue creador de instrumentos además de compositor. En cuanto al disco: ¿por qué "just", justa? Se refiere a "just intonation", entonación justa. "Guitarra adaptada", que es lo que se usa en "Barstow", significa una guitarra construída según la entonación justa. Y ello también vale para la viola adaptada usada en los poemas de Li Po.  También en el disco esto se aplica a otra obra de Partch (Dos estudios sobre antiguas escalas griegas, para guitarra y arpa), en partituras de Lou Harrison (Suite Nº2, Seis sonatas para guitarra y arpa), dos obras tempranas de Cage y una "Sarabande" de LaMonte Young. 
            Dijo Partch en su prefacio a "Bitter music" (Música amarga"), 1940: "Nunca pensé que mi música es revolucionaria, sino evolucionaria".  Partch leyó "Sensations of Tone" ("Sensaciones del tono") de Helmholtz en 1925, y determinó usar los intervalos puros de la naturaleza, no los "bien temperados". Las inscripciones que leyó en Barstow, muy cerca del Desierto Mojave, le parecieron válidas, y decidió escribir música para acompañar la palabra semi cantada. Había nacido la primera de las obras que formaron parte de "The Wayward" ("El díscolo"), 1941-3, todas de lo que en EE.UU. llaman Americana (escritos u obras sobre la realidad de ellos). La versión del disco estuvo respetada en el CETC; es la original (luego Partch la aumentó con más instrumentos adaptados):  una excéntrica tablatura para guitarra expresada sólo en proporciones y de acuerdo a la entonación justa, pero la voz canta según notación habitual, aunque es un hablar cantado similar al Sprechstimme de Schönberg; en el CD el barítono John Schneider pudo escuchar grabaciones privadas de Partch para dar a su interpretación las inflexiones más auténticas según el propósito del autor, cuya obra  evoca dramáticamente la oscuridad de la Depresión, triste época que sucedió al crac de Wall Street. La última re-instrumentación de Partch data de 1968 fue notable y la grabó Columbia Masterworks. Las piezas son breves, apenas duran diez minutos. Es importante señalar que el legado de Partch está celosamente custodiado en la actualidad, y que Charles Corey, en voz y guitarra adaptada, es uno de esos custodios; por lo tanto lo que escuchamos fue auténtico , y lo mismo vale para los poemas de Li Po a cargo de Luke Fitzpatrick  en voz y viola adaptada. Esta segunda obra revela la atracción de Partch por Oriente (como también la tuvieron Harrison y Cage), ya que Li Po fue un venerado poeta del Turkestan Chino; vivió entre 701 y 762. Enormemente prolífico (1.800 poemas sobreviven) y andariego, amante de la Naturaleza, de las mujeres y del vino, escribió con audaces imágenes, variedad rítmica y abruptas transiciones.
            Y bien, ¿cuál es el veredicto musical? Yo ya conocía "Barstow", pero grabado. En vivo, el resultado es mediano: intriga conocer el verdadero timbre  de la viola y la guitarra adaptadas; nos parecen desafinadas al principio y luego nos adaptamos a lo que surge de los microtonos naturales. Pero el canto hablado pronto se hace monótono por su escaso ámbito y baja proyección. En el disco me gustó mucho más la música puramente instrumental de Partch y sobre todo la de Harrison. Y pienso que un programa puramente musical de Partch y Harrison y añadiendo el arpa adaptada que usan ambos hubiera sido valioso. En cambio lo que se vio fue deprimente.
            Dos grandes construcciones de madera en varias alturas de cada lado ocuparon el centro del ámbito del CETC, con el público en laterales y gradas. Los únicos dos artistas justificables estuvieron en lo más alto a izquierda y derecha: Corey y Fitzpatrick. Todos los otros estaban de más: una mujer de espléndida figura en poses sensuales (Lenny), un tipo con un bate de baseball revoleándolo  (Rodrigo Moraes), otro con un perro, una voz que casi no se oyó (Mike Amigorena), juegos escénicos que distraen y son inexplicables. Figura una ausente dirección musical (¿qué hay para dirigir?) de Sebastián Zubieta, iluminación de Eduardo Pérez Winter, vestuario de Ignacio D´Amore y dirección escénica de Lolo y Lauti (¿quiénes son?). Y una "ópera" que no es tal. Por favor, un poco de sentido común. Esto no es dadá.
            PD. El 22 de Noviembre Colón Contemporánea programó el estreno de "In vain" de G.F. Haas, austríaco, y decidí no ir. La descripción que salió en el diario me desalentó por completo: 70 minutos de nihilismo musical incluyendo un largo rato de oscuridad total en la sala. Hubo colegas que la alabaron hiperbólicamente pero sentí la seguridad de un rato tan amargo como inútil estéticamente; creo que es uno de esos casos de grieta en el arte. De acuerdo a mis convicciones pienso que no me equivoqué. 
Pablo Bardin
            

miércoles, enero 03, 2018

“El Mesías” Y El Archivo De Sopron

            Este último artículo crítico sobre la temporada 2017 nos trae al más famoso de los oratorios (por supuesto, "El Mesías" de Haendel) y a las sorpresas del archivo de la ciudad húngara Sopron, cerca de la frontera con Austria.

            La gran mayoría de los numerosos oratorios händelianos cuentan una historia bíblica específica y solían escenificarse: basta citar como ejemplos a "Solomon" o "Samson". En realidad son óperas sacras en inglés. Pero el que más éxito tuvo no nació en un teatro real ni es una narración: "Messiah" fue escrito en 24 días en 1741 para un concierto de beneficencia de la Sociedad Filarmónica de Dublin, Irlanda. Bien dice Mario  Videla que "en el libreto escrito por Charles Jennens el Mesías no tiene voz sino que se habla de Él" en una recopilación de textos de las Escrituras.  Tras su estreno en Londres a favor del Foundling Hospital (de niños abandonados), el compositor lo dirigió cada año y testó la partitura a la Fundación del hospicio.  De allí en más fue el oratorio por antonomasia en Inglaterra, y con  el tiempo resultó esencial en la vida musical de Occidente, incluso por supuesto Argentina.

            Ningún otro ha sido tan grabado y en muy diversos estilos. Ya que fue el favorito durante todo el siglo XIX y  básico en cualquier festival de música coral, naturalmente se lo hizo a la manera romántica, con orquestación inflada, grandes coros y fraseo sentimental. Y ya en el siglo XX, las grabaciones en vinilo inicialmente estaban en ese estilo, aunque eran muy buenas a su manera: Sargent, Beecham. Pero luego afloró el historicismo, ya sea moderado o exagerado, y se respetó la orquestación original y el estilo Barroco. Y así tuvimos las magníficas grabaciones disponibles en CD de Mackerras o Colin Davis, Hogwood, Pinnock; todas se atuvieron a la orquestación original bastante parca, cuerdas con bajo continuo, salvo en ciertos números donde aparecen las trompetas y los timbales, como el "Aleluya". Conviene mencionar que el Barón Van Swieten pidió a Mozart una orquestación, y éste agregó otros instrumentos como flautas o clarinetes pero respetando las técnicas compositivas originales; hay varias grabaciones de este respetuoso arreglo, como la de Mackerras.

            En Buenos Aires por supuesto se ha dado con frecuencia y en décadas recientes con mejor estilo pero también con grupos demasiado imperfectos para una partitura nada fácil: "El Mesías" es una obra maestra del contrapunto en sus grandes coros y también requiere solistas con calidad vocal y muy buena técnica florida que además sepan dar expresión a los recitativos y tengan buen inglés.  Y bien, con escasa publicidad (me enteré dos días antes) Mario Videla dirigió dos conciertos, uno en la Catedral y el otro en el atrayente Santuario Jesús Sacramentado, Corrientes 4433, y elegí este último porque su acústica es menos resonante que la de la Catedral.

            Se dieron casi todas las condiciones para una versión de gran categoría: tres de los cuatro solistas, el coro y la orquesta, y la dirección, dieron el nivel necesario para que fuera una experiencia recordable. Por supuesto que Videla la ha dirigido antes y tiene el estilo Barroco asimilado desde hace décadas; pero hay dos posibilidades: instrumentos modernos o historicistas. Videla optó por la primera alternativa; se basó en sus Solistas de la Academia Bach y les sumó otros instrumentistas para llegar a razonables 24: cinco primeros violines, cuatro segundos, tres violas, tres violoncelos, contrabajo, dos oboes, un fagot, dos trompetas, timbales, archilaúd y órgano, con muchos nombres que están entre los mejores de nuestro medio. El Orfeón de Buenos Aires fue mucho mayor en número: 12 sopranos, 21 contraltos, 7 tenores y 12 bajos; y si bien me sorprendió la gran cantidad de contraltos, no sonó desequilibrado. Sus dos directores, Néstor Andrenacci y Pablo Piccinni, se integraron al grupo de los bajos. El Orfeón ha colaborado muchos años con Videla y es un organismo flexible de distinta composición según el compromiso. El director estuvo en plena forma y con sus tempi bien elegidos y sus gestos claros la música tuvo el esplendor y la exactitud que conmueven, no importa cuántas veces uno escuchó la obra. Un coro bien ensayado, luminoso y potente y una orquesta disciplinada y afinada, donde en el Aleluya y el Amen brilló el trompetista Fernando Ciancio, fueron con el director los artífices.

              Pero hubo más. La soprano Soledad de la Rosa cantó con precisión y brillante timbre; el tenor Carlos Ullán, en buena voz, cantó con gusto y conocimiento; y Víctor Torres explayó su voz de barítono lírico con gran control de los pasajes floridos y un registro agudo cómodo y grato. Pero no coincido con la decisión de Videla de reemplazar a una contralto solista con un contratenor; la nobleza melancólica de "He was despised" está hecha para voces graves y profundas, como eran las de Ferrier o Baker, y aquí lo hubiera hecho bien Alejandra Malvino. Martín Oro no cantó mal, pero distó de reflejar toda la expresividad de la música.

            Tengo una objeción: demasiados cortes. No los hubo en la Primera Parte, aunque curiosamente el texto que cantó Oro en el Nº 18 es distinto al de mi partitura Eulenburg, donde canta la soprano "He shall feed his flock", no "Come unto Him". En la Segunda Parte hay un muy gran corte: nada menos que cinco piezas con tenor más tres coros y un aria de barítono antes de reenganchar con el aria de soprano "How beautiful are the feet".  Y allí otro salto: un coro y un aria de tenor, hasta volver a la partitura con el aria del barítono (o bajo) "Why do the nations". En la Tercera Parte cuatro fragmentos denominados Apéndice suelen cortarse y aquí lo fueron; eso no me molestó, pero sí los de la Segunda Parte, que incluyen piezas muy bellas.  Pese a ello, fue una muy grata experiencia y salí muy feliz de la iglesia…para toparme con un grupo de manifestantes haciendo un cacerolazo; del puro mundo de esa música extraordinaria a la triste realidad porteña.

             Varias semanas antes, el 29 de Octubre, tuve el gran placer de escuchar Obras barrocas del Archivo Luterano de Sopron (Hungría) en el Templo Luterano La Cruz de Cristo, Amenábar1767, no muy grande, de buena acústica y repleto. Se conmemoró así los 60 años del Templo de esta Congregación y los 500 años de la Reforma.  Pero si esta música se escuchó en Buenos Aires fue gracias a los varios años de investigación de Sylvia Leidemann, alma de Ars Hungarica. Ella fue quien estrenó aquí dos óperas de Franz Joseph Haydn que habían sido escritas para Esterhaza, el Palacio de verano de los Príncipes Esterházy, no muy lejos de Sopron y sobre un lago: "L´incontro improviso" y "Orlando Paladino". También estrenó "Háry János" de Kodály tiempo atrás y durante 2017 ofreció variadas obras del gran creador húngaro al cumplirse el cincuentenario de su muerte. Clavecinista, docente, investigadora, gran conocedora del Barroco y del Clasicismo, se interesó por Sopron cuando supo que había un gran archivo musical muy poco conocido y analizado. Y allí fue varios años becada, descubriendo gran cantidad de música valiosa. Una selección de ella es lo que ofreció en este concierto, revelador de cuánta buena creación del siglo XVIII permanece olvidada en bibliotecas europeas.

            El concierto fue auspiciado no sólo por la Congregación sino también por la Fundación Bethlen Gábor (Hungría) y la Embajada Húngara (donde tantas veces ofreció conciertos Ars Hungarica). La investigación fue patrocinada por la Academia de Ciencias de Hungría a la cual pertenece Leidemann. Una pequeña orquesta de cámara de nueve ejecutantes con instrumentos barrocos y que incluyó a tres extranjeros (cuerdas, dos trompetas, timbales y órgano) y cinco cantantes locales, todos dirigidos por Leidemann,  nos dieron buenas versiones de música variada y bella.

            Michael Koseck fue maestro de capilla del templo luterano de Sopron entre 1745 y 1767; escuchamos un Kyrie seguido de un Gloria con varios pasajes brillantes y un Cum sancto spiritu final. Siguió el Allegro de una Sinfonía en Fa mayor Anónima. Luego, quizás el autor más significativo, de János Wohlmuth (maestro de capilla del mismo templo entre 1686 y 1720) el Dixit Dominus (Salmo 110). El Allegro de una Sinfonía en re mayor de Johann Hartmann (1726-90). Laudate pueri (Salmo 113) de Wohlmuth. De una Sonata Anónima en Fa mayor, un Grave seguido de Allegro (violín, violoncelo y clave). También de Wohlmuth, Beatus Vir (Salmo 112); los tres salmos son música vital y muy bien escrita. Intrada y Presto de una Suite Anónima en Sol mayor. Y para terminar, la Cantata "Festo Reformationis" de Christoph Stolzenberg, 1690-1764; fue director del Gimnasium luterano de Regensburg donde se formaron los maestros de capilla de Sopron en los siglos XVII y XVIII. Música festiva con trompetas y timbales, alternando coro con solistas, fue una cabal demostración de capacidad compositiva y un gran final para un concierto tan informativo como grato.

Pablo Bardin


Finales De Danza: Cascanueces, Ater, Sodre, San Martín

                                                           CASCANUECES

 

            El Ballet del Teatro Colón terminó su temporada con la bienvenida recuperación de la versión Nureyev de "El Cascanueces" de Tchaikovsky y ya la anuncia para las fiestas de 2018, procurando remedar la costumbre neoyorkina de dar siempre el ballet infantil más famoso en esa etapa del año; claro está que también engendra monotonía pero es éxito seguro. Y ello quedó bien demostrado cuando intenté conseguir un palco bueno para mis nietos y fracasé (como periodista estaba poco informado de cuándo es la primera fecha de venta: no me pasará el año que viene).

            Y bien, conviene recordar dos cosas:

            a) Guerra había programado la recuperación de "Notre Dame de Paris" de Roland Petit con música de Maurice Jarre, que se había dado con buen éxito hace unos quince años. Pero allí el Teatro se mandó uno de sus habituales papelones cuando no le pagó la coreografía a Petit y éste juró no permitir que en vida suya se dé cualquier ballet suyo. Muerto Petit, sus herederos, incluso su viuda la gran bailarina Zizi Jeanmaire, habían llegado a un principio de acuerdo con Guerra cuando éste renunció. Durante largos años (me consta) varios directores sucesivos se negaron a cumplir con esa vieja deuda. Ahora que Herrera decidió dejar de lado esa posibilidad y teniendo en cuenta su inclinación tradicionalista y el carácter bastante audaz de las obras de Petit, parece dudoso que se haga algo de él los próximos años, ya sea "Notre Dame" o cualquier otra de sus creaciones, lo cual me parece lamentable.

            b) Por otra parte, la versión de Nureyev de "El Cascanueces" tuvo un éxito de campanillas cuando la estrenó el propio coreógrafo bailando el doble rol de Drosselmeyer y el Príncipe con Olga Ferri en 1971. En 1997, ya muerto Nureyev, Aleth Francillon, repositora de sus ballets, vino al Colón a supervisar la vuelta al repertorio de esta versión (en 1981 se vio la de Zarko Prebil); se repuso varios años hasta 2010, cuando Francillon declaró en La Nación haber sido maltratada tanto por Lidia Segni como por García Caffi y escribió que ningún ballet de Nureyev se daría en el Colón mientras estas personas estuvieran en sus cargos. Ahora ya no lo están, y Paloma Herrera, Alcaraz y Diemecke aseguraron a Francillon que le daban todas las garantías. Y parecería que todo anduvo bien, ya que la versión se presentó con calidad y bien ensayada, Francillon saludando al final, y además con  los admirables trabajos de Nicholas Georgiadis como escenógrafo y vestuarista (como en 1971).

            Vi la primera función, el sábado 23 de Diciembre. Una casualidad lamentable, que tanto el 24 como el 31 caen en Domingo, evitó que un ballet apto para niños no pudiera tener lo que es deseable, una función el domingo a la tarde. Por otra parte, ya los colegios cerraron sus ciclos y previa siesta los niños pueden aguantar un horario nocturno de un ballet que no es muy largo (la música apenas llega a los cien minutos).

            Confieso que la primera versión que vi en vivo fue la de Balanchine por su New York City Ballet en diciembre 1956 y me gustó enormemente; yo había cumplido 18 años. Si bien ninguna versión del siglo XX es fiel a la original de 1892 de Petipa e Ivanov, que ponía el acento en el divertimento final y en la versión endulzada de Alexandre Dumas del cuento de E.T.A. Hoffmann, que lleva a Marie (Clara en Nureyev) al Reino de las Golosinas.  En todas las versiones que presencié, esto sí: se trata de un sueño de la niña. Balanchine sigue mucho más la tradición que Nureyev, quien incorpora un fuerte elemento psicológico y da una versión más compleja, menos luminosa, la de una niña que se está convirtiendo en mujer. Años atrás Urlezaga presentó una versión abreviada y tierna de espíritu infantil que gustó mucho a mis nietos y me pareció bastante lograda. La de Nureyev es para niños no en el rango de 6 a 9 años sino de 10 a 13, capaces de absorber alguna truculencia o de entender que el Padrino Drosselmeyer, mago y titiritero,  se transforme en su Príncipe. No hay Hada Confite ni golosinas y el Palacio es bastante oscuro. Nureyev está apoyado por ciertos aspectos dramáticos y ominosos de la música de Tchaikovsky. En mi generación, mucho antes de ver el ballet habíamos presenciado de niños el estupendo "Fantasía" de Disney que incluye a una suite de "Cascanueces", y así, por ejemplo, la Danza china era para mí y para millones el baile de los honguitos. Ninguno de los momentos narrativos o de transición está incluído en la Suite, y yo recién conocí la obra completa al ver el ballet de Balanchine y luego  comprar vinilos de las versiones de Previn y Rozhdestvensky. Dos observaciones musicales: a) mis grabaciones terminan en Apoteosis, pero en Nureyev se agregan unos pocos minutos calmos, al despertarse Clara, confusa, y salir a la calle con su Cascanueces en brazos; no sé por qué; b) lamento que haya eliminado una divertida pìeza, la de la Mère Gigogne: desde cuyo delantal  varios niños   aparecen y bailan una vigorosa danza folklórica.

            El argumento tal como aparece en el programa no es del todo fiel a la versión Nureyev ni menciona cosas básicas aunque por supuesto deja de lado el original y sus referencias a golosinas o bebidas. Pero sí aclara algo importante: cuando Drosselmeyer hace aparecer a tres autómatas, son Clara, su hermana Luisa (agregada por Nureyev) y su hermano Fritz; y esto les permite un mayor protagonismo (sino los hermanos de Clara tendrían muy poco que hacer). Es curioso en la Danza del abuelo que le permita algunas piruetas ágiles en vez de la habitual caricatura del anciano. Está  muy bien narrada toda la escena familiar navideña, y en particular la presencia de muchos niños bailarines (que demostraron el buen trabajo del Instituto Superior de Arte para prepararlos). La gran danza general es una imaginativa escena coreográfica que revela la sólida preparación rusa de Nureyev. Ya antes de la escena dentro de la casa se tiene una simpática escena callejera con muchachos patinadores y jugando al rango.  En la escena familiar Drosselmeyer regala a Clara un cascanueces de madera con forma de soldado (a la entrada de platea del Colón había dos cascanueces grandotes y la gente se sacaba selfies).

            Una vez que se hayan ido los invitados y amigos de Clara, ella se queda dormida y tiene una pesadilla. (No se entiende porqué la gran escena familiar está en una presunta Sala Chica según el programa y lo que sigue en una Sala Grande, ambas tienen el mismo tamaño). Mientras el árbol de Navidad crece y crece (aunque no como el muy impactante, gigantesco, de la puesta de Balanchine) aparecen los ratones y atacan a Clara que se defiende tirándoles sus muñecas pero se aferra al cascanueces. Salen de un castillo soldaditos de plomo y pelean con los ratones, ahora conducidos por su Rey. El Cascanueces es ahora una figura animada y abate al Rey.  El salón se convierte en jardín invernal y el Cascanueces en Príncipe con los rasgos de Drosselmeyer (innovación de Nureyev). El encantador Vals de los copos de nieve con coro de niños (ubicados en los dos palcos avanti-scène) tuvo un amplio cuerpo de baile con dos Copos solistas (las talentosas Camila Bocca y Ayelén Sánchez): una coreografía bien estudiada y variada, aunque prefiero la de Balanchine.

            Al iniciarse el Segundo Acto la música de Tchaikovsky no deja de sorprender, nueve minutos narrativos de extrema variedad durante la cual se supone en la versión original que gnomos buenos llevan a Clara (María) y al Príncipe al reino de las Golosinas, pero que en la versión pesadillesca de Nureyev en cambio mezcla murciélagos, gigantes cabezudos, el cascanueces, ratones y su Rey, padres, abuelos, etc.

Y repentinamente se inicia el Divertimento y se van sucediendo los números folklóricos en un lugar que no parece un palacio, meramente un ámbito. Una danza española con tres parejas, una Danza árabe con una pareja y tres odaliscas, una Danza Rusa con cuatro parejas; una Danza China con tres hombres y una Danza Pastoral a la manera del siglo XVIII con un hombre y dos mujeres. Las mejor logradas me parecieron las dos  últimas; prefiero a Balanchine en las otras. Luego el célebre Vals de las flores en atrayente coreografía de gran elegancia; el Pas de deux de Clara con el Príncipe (en el original no es Clara sino el Hada de los Confites) con su bello Adagio inicial, la tarantela del Príncipe, el fino solo con celesta de Clara y el brillante dúo. Todo ello admirablemente coreografiado; y el Vals final de conjunto que culmina en la Apoteosis. Después de lo cual ocurre lo mencionado más arriba, ese agregado que no me figura en las grabaciones.  

            Cuando se dio por primera vez esta versión en Buenos Aires, el tremendo carisma de Nureyev hizo de su doblete Drosselmeyer/Príncipe algo inolvidable, y por supuesto Olga Ferri lograba dar la imagen de una niña asomándose a la pubertad. Creo erróneo que Herrera haya dado el personaje masculino a un muchacho sin duda talentoso pero obviamente muy joven, que no da la imagen necesaria aunque baile bastante bien: Maximiliano Iglesias. Más acorde con la parte estuvo Macarena Giménez, que en esta visión debe bailar también el exigente Pas de deux; una bailarina flexible y estudiosa  que hará carrera. Pero esta pareja tuvo asignada cuatro funciones, y los establecidos solistas Nadia Muzyca y Juan Pablo Ledo sólo dos; creo que hubiera debido ser al revés.

            Buenos trabajos de Edgardo Trabalón (Fritz) y Natalia Pelayo (Luisa) y sólo mencionaré del amplio reparto de solistas a Paula Cassano (Danza árabe), los tres de la Danza china (Martín Vedia, Emiliano Falcone y Jiva Velázquez) y los tres de la Pastoral (Camila Bocca, Ayelén Sánchez y Facundo Luque). El Cuerpo de Baile tuvo en general un buen desempeño. Fue evidente que se trabajó con disciplina y la supervisión de Francillon tuvo mucho que ver con el estilo y la calidad de un espectáculo de jerarquía.

            Georgiadis fue uno de los más grandes escenógrafos y vestuaristas de los años 60 y 70 y resulta muy importante que se haya podido obtener sus creaciones para "El Cascanueces", ya que tienen un nivel poco común.  El salón familiar fue muy atrayente con su lujo de fino gusto y eficacia para la acción, y cada traje y vestido logró un ambiente de época tal como se ve en las buenas series inglesas. Ominosos los momentos pesadillescos y decorativos los divertimentos, aunque la Danza rusa me pareció poco auténtica en su vestuario. Como inferí más arriba, creo que faltó luz en el Divertimento, pero dada la experiencia de Rubén Conde presumo que lo pidió Francillon de acuerdo al concepto de Nureyev.

            Por último, Enrique Arturo Diemecke expandió su ya abundante radio de acción dirigiendo este ballet. Salvo un "Werther" ya lejano, no recuerdo su presencia en el foso. Por supuesto, la Filarmónica es su orquesta y él ha demostrado tener afinidad con Tchaikovsky en la sala de concierto.  Su trabajo fue brillante y detallado, con general éxito en subrayar los tan imaginativos colores orquestales y construir gradualmente esos climax que eran especialidad del compositor. La Orquesta con buen rendimiento y el fresco Coro de niños (César Bustamante) completan esta reseña.

Pablo Bardin

 

                                               ATERBALLETTO


            Nuova Harmonia concluyó su temporada en el Coliseo trayendo tras 17 años de ausencia al Aterballetto, considerado uno de los mejores conjuntos italianos de danza moderna, y lo hizo en dos funciones, la primera para abonados y sobrantes de abono y la segunda para el público en general; ésta es la que ví el 2 de Diciembre. El grupo depende de la Fondazione Nazionale Della Danza y está afincado en Reggio Emilia, una zona en la que la autopìsta liga a notables ciudades como Bologna, Parma, Modena y Piacenza.

            Fue fundado en 1979 sucediendo a la Compagnia di Balletto dei Teatri dell´Emilia Romagna dirigida por Vittorio Biagi. Amedeo Amodio lo dirigió durante 18 años y fue sucedido por Mauro Bigonzetti (1997 a 2007) y Cristina Bozzolini (2008 hasta Julio 2017). La flamante Directora desde el primero de Septiembre es Pompea Santoro. Ignoro porqué se llama Ater. Tiene el aporte institucional de Regione Emilia Romagna, de la Comuna de Reggio Emilia y del Ministerio de Bienes Culturales, y aquí de la Embajada y del Instituto Italiano de Cultura. Su Director general es Gigi Cristoforetti  y no menos de 24 personas lo apoyan en diversas áreas, incluso escénicas, además de dos  maestros de ballet y un pianista y asistente musical. Tal como vino en esta gira vimos a ocho bailarinas y ocho bailarines; una compañía de cámara.

            El programa tiene las biografías de todos y es un grupo muy variado: doce italianos de distintas regiones, curiosamente ninguno de Reggio Emilia; y cuatro no italianos (dos alemanes, un albanés, una londinense). Los maestros de baile son italianos y la pianista, rumana.

            El programa (todos estrenos aquí) se integró con obras de dos coreógrafos residentes, Giuseppe Spota y Johan Inger, y un bailarín coreógrafo de la compañía, Philippe Kratz. Antes de seguir debo decir que añoro la calidad de  compañías de danza moderna que nos visitaron décadas atrás: para mí la creatividad de los grupos de entonces no se observa en la actualidad. Enumero: el primer Béjart, Margaret Graham, José Limón, Alwin Nikolais, Pilobolus, Paul Taylor, coreografías de Jirí Kylián…

            Este año vino un grupo de larga data que volvió a maravillar: Momix; pero en este caso la danza es un elemento  integrado a una estupenda variedad de efectos de puesta en escena. Quizá, de modo bastante menos marcado, es lo que pasa en la obra inicial de esta visita italiana: "Lego", de Giuseppe Spota, es la que más me interesó. Por un  lado la palabra lego es la marca de ese juguete para armar (algo así como el sucesor del mecano de mi infancia), pero también significa ligar o unir en italiano, "lazos cuyo resultado está en manos del destino o del tiempo" y que "generarán acontecimientos nuevos y autónomos". "Una inevitable necesidad de caminar signa toda la obra, por laberintos que se entrecruzan, encuentran y chocan, diseñando un gran mapa con ayuda de la realidad virtual". Un dato importante: Spota es también creador de la escenografía y el vestuario, esto último con Francesca Messori y la Sastrería del Aterballetto. Además hay una iluminación muy variada de Carlo Cerri, y diseño de video y sonido del OOOPStudio, cuya labor es esencial para lo que Spota quería lograr. Y en efecto, los cuerpos en acción cobran otra dimensión expresiva por su unión con sorprendentes imágenes y una música elegida  por Spota y que nos lleva a varios mundos auditivos imbricados con el resto. La principal es de Ezio Bosso y le interesó al coreógrafo por sus claroscuros atrayentes. Luego hay una intervención muy característica del sexteto vocal masculino A Filetta: un folklore corso tan extraño como el sardo. Y varios pìanistas minimalistas y new age: dos islandeses y un alemán. Quedó en claro que los bailarines tienen muy buen nivel y dado el estilo del coreógrafo es un trabajo de conjunto impecable, no de lucimiento específico de cada uno, si bien hubo momentos difíciles muy bien resueltos.

            Siguió "hybrid", una pieza para una pareja de bailarines que el 2 de diciembre fueron Martina Forioso y Valerio Longo, coreografía y vestuario de Philippe Kratz (bailarín del Aterballetto, alemán), luces de Cerri, colaborando en el vestuario Messori, Nuvia Valestri y la sastrería del Aterballetto. Kratz eligió una ingrata y chillona música del británico Romare que combina lo electrónico con ritmos afroamericanos. Dos conceptos antagonistas se hibridan en los pasos: la danza en puntas y la street dance; aunque bien bailada, no me atrajo en absoluto.

            La Segunda Parte estuvo dedicada a "Bliss" ("Felicidad"), media hora con coreografía de Johan Inger, que también diseñó una escenografía parca  y con Messori el vestuario; luces de Peter Lundin.  Si usted es fanático de Keith Jarrett se habrá deleitado con una improvisación suya grabada en un famoso concierto ocurrido en Köln (Colonia) en 1975; no es mi caso, después de un rato me resultó excesiva y monótona, más allá de su singular habilidad pianística y dominio del lenguaje jazzístico e incidió en un lenguaje coreográfico que encontré repetitivo. Si bien Inger tiene trayectoria con Kylián y el Ballet Cullberg, su intento de ser fresco y espontáneo me pareció intermitente; sus pasos están por supuesto influídos por los del jazz, pero me resultó lejano con respecto a lo que artistas como Jerome Robbins o Gene Kelly han sabido darnos. Los bailarines fueron simpáticos y eficaces pero no bastó.

            En suma, un conjunto de calidad con coreografías de calidad despareja.



                                               BALLET NACIONAL SODRE


            Es bien sabido que el Ballet Nacional SODRE subió exponencialmente en prestigio y nivel desde que Julio Bocca lo tomó a su cargo, y tuvimos varias demostraciones de ello en visitas a nuestra ciudad en años recientes; hace unos meses el estreno del "Hamlet Ruso" en el Ópera Orbis Seguros dio una lapidaria prueba de la importancia del Ballet SODRE y resultó la más valiosa manifestación coreográfica de 2017. Pero luego Bocca renunció, harto de la burocracia (ya había amagado con una licencia de meses), aunque dejó programado 2018 y seguirá siendo maestro.

            Una gira por nuestras provincias tuvo lugar en Noviembre e incluyó dos funciones en la CABA: una en el Auditorio de Belgrano y otra en un amplio ex cine de barrio, el Teatro Gran Rivadavia en Flores. Fui a este último el 21 de Noviembre.  Me extrañó que no le hubieran dado fechas en teatros más céntricos y prestigiosos como el Coliseo o el Ópera; quizá se armó algo tarde y ya no tenían disponibilidad. Por otra parte Bocca había armado un repertorio adaptable a teatros de distinta capacidad, ya que bailaron en muchos lugares. Y en consecuencia con pocos elementos: escasa escenografía, vestuario, luces y música grabada.

            Vino un grupo limitado: algo más que un ballet de cámara, pero menor que el completo. Apadrinado por AMAJ (Asociación Maipo Arte Joven S.A.) dirigida por Lino Patalano, los artistas fueron: tres primeras bailarinas incluyendo a María Riccetto (que ganó el Premio Benois), dos primeros bailarines, cinco solistas y catorce cuerpo de baile; total 24. Iluminación, Sebastián Marrero; vestuario, Carolina Aroztegui.

            Repertorio: dos modernos y dos tradicionales. Estos últimos fueron remanidos: el Pas de Deux de "El Corsario" en la versión de Anna Marie Holmes según Petipa y Perrot (veremos la integral en 2018 en el Colón) y la Suite de "Don Quijote" armada por Silvia Bazilis y Raúl Candal según el original de Petipa, condensando en una dinámica media hora todo lo más famoso de este ballet visto hasta el cansancio y cuyo Pas de deux es el más visto de todos. Con mínima escenografía y con vestuario de Hugo Millán y luces de Claudia Sánchez, Ciro Tamayo y Paula Penachio mostraron su agilidad y buena preparación (si uno olvida a bailarines como el propio Bocca que deslumbraron en esta pieza). Hubo en "Don Quijote" solistas de gran nivel, especialmente (como era de esperar) Riccetto como Kitri y Gustavo Carvalho como Basilio. Pero también tuvieron lucimiento Vanessa Fleita (Mercedes), Damián Torío (Torero), Penachio y Nina Queiro (Amigas), Guillermo González y Lara Delfino (Gitanos), y el Cuerpo de Baile acompañó bien. Mismo equipo que "El Corsario" en escenografía, vestuario y luces.

            Pero el interés para mí estuvo en las piezas actuales, en ambos casos valiosas. El argentino Demis Volpi está trabajando en Viena; su "One and others" ("Uno y otros") dura 21 minutos y se basa en una dura música de Christos Hatzis, el Cuarteto Nº1 (un vanguardismo áspero e impactante) que se llama "The Awakening" ("El Despertar"). Vestuario de Thomas Lempertz, luces de Claudia Sánchez. Si bien había ocho bailarines listados, creo haber contado diez, todos ellos muy eficaces e intensos. Los pasos de Volpi son arduos, alejados de la técnica clásica y pensados en términos de expresión; reflejan este mundo peligroso: contactos físicos ominosos, violencia implícita pero también acercamientos hacia una mejor comunicación. Es la danza contemporánea que refleja el triste mundo en que vivimos.

             Con "Without words" ("Sin palabras") estamos en la antítesis: el refinado Nacho Duato toma Lieder de Schubert en transcripciones para violoncelo y piano muy bien hechas y tocadas (no se aclara quiénes son los responsables)  y un octeto de bailarines forma distintos grupitos o incluso alguno tiene un pasaje solista a través de canciones de distinto carácter  de extremada belleza, reflejada en pasos siempre elegantes sin perder la modernidad. Un placer en todo sentido, admirablemente bailado.


                        BALLET CONTEMPORÁNEO DEL TEATRO SAN MARTÍN

            Salvo dos movimientos de la coreografía de Wainrot de la Sinfonía "Coral" de Beethoven, visto cuando se reinauguró el Teatro Municipal  San Martín, hace años que había perdido de vista a su Ballet Contemporáneo. Es que Wainrot se había quejado al Buenos Aires Herald porque yo consideré que "La Canción de la Tierra" de Mahler no era material adecuado para una coreografía, y como el diario me pidió que yo no "atacara" a Wainrot, dejé de escribir sobre él, salvo un  comentario (positivo) con respecto a su coreografía sobre la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninov ofrecida en el Colón. Sigo pensando que no todo es coreografiable, sobre todo si la música tiene texto cantado.

            Pero Wainrot está ahora en la Cancillería  y tras un tiempo largo durante el cual el Ballet no tuvo sede, ahora está de vuelta en su lugar, dirigido por Andrea Chinetti y codirigido por Miguel Ángel Elías. El grupo actual tiene 31 bailarines. El Ballet en sus 40 años de existencia fue dirigido por Ana María Stekelman, Oscar Araiz, Norma Binaghi, Lisu Brodsky, Alejandro Cervera y Wainrot. Fue y es una institución fundamental de la danza contemporánea.

            Sus directores eligieron un equilibrado y atrayente dueto de obras para el fin de año. Lo llamaron Cuentos de Oriente y Occidente, aunque empezaron al revés. Hubo una vieja falla, tan evidente que no puedo entender porqué insisten en ella: no aclaran en qué fechas actúa el primer reparto y en cuáles el segundo; esto es tan fácil de solucionar que da vergüenza ajena, pero persisten.

            Stekelman realizó la coreografía de "La Bella sueña"; en media hora nos da el cuento original de "La Bella Durmiente" y su precuela, con la curiosa idea de utilizar músicas elegidas por Kubrick para "2.001", en arreglos de Gaby Goldman. Así desfilan el minuto inicial de "Así habló Zarathustra" de Richard Strauss, "A orillas del hermoso Danubio Azul" de Johann Strauss II, dos obras de Ligeti, la escena de amor de "Espartaco" de Khachaturian, un vals de Shostakovich, y la canción "Daisy" de Harry Dacre cantada por el robot Hal. Y asombrosamente la idea funciona. Con imaginativos escenografía y vestuario de Jorge Ferrari  y hábil iluminación de David Seldes, el espectáculo se ve con placer y fluidez. Van desfilando en la historia el Padre, la Madre, Bella niña, Bella adolescente, el Hada Lila, Carabosse, el Príncipe, las Hadas, los Espinillos (el cerco que protege a la Bella), y todos se unen en el Vals final. Con ideas divertidas y frescas y pasos que  pese a ser modernos hacen sentir que hay una tradición detrás, y con el extraño pero convincente cóctel musical, esta obra me parece lograda y estuvo muy bien bailada (lamento no poder entrar en detalles, culpa del Teatro).

            "Dos pétalos" me resultó admirable: Teresa Duggan demuestra una comprensión tan profunda de la estética y del ethos japonés que me cuesta creer que no sea la tarea de alguien nacido en esas islas donde se creó un arte único. Se basa en el cuento "El espejo de Matsuyama" que entrelaza el espíritu samurai con origamis y otras artes. Sus 38 minutos van pasando por muchos capítulos; sólo menciono unos pocos: El séptimo samurai, Ceremonia de vuelo, Lágrimas sobre blanco, Tejedoras de primavera, El secreto del espejo, y al final Bon Odori (danza tradicional para dar la bienvenida a las almas de los ancestros). Aparte de grupos grandes en ciertos capítulos, los bailarines asumen estos roles: Madre, Padre, Niña, Gato, Ciervo. Éste no es un ballet tradicional; también hay mucha actuación y pasajes de música pura y otros donde ella apoya con gran garra la acción. Es una obra integral, poética y noble. Duggan realizó la coreografía, puesta en escena y dirección. Insólitamente la obra empieza sólo con música: Natalia Yagi toca el koto, la cítara japonesa. Más tarde, tres ejecutantes argentino-japoneses tocan el taiko, ese poderoso tambor (el Mozarteum nos trajo un deslumbrante grupo de ejecutantes de taiko años atrás), y lo hacen con dramática intensidad. Pero además hay una banda sonora con música de siete compositores incluso la finlandesa Kaija Saariaho más la de Bon Odori, seleccionada por Duggan y Yagi. Y Edu Zvetelman los editó y arregló. Una escenografía muy bien pensada de Gonzalo Córdova se integra a las ideas de Duggan, así como el impecable vestuario japonés de Nam Tanoshii y la iluminación de Seldes. 

            Me resultó una prueba terminante de la flexibilidad y poder de adaptación de los bailarines que se los sintiera como japoneses. No puedo resistir mi conmovido elogio por el trabajo profundo de ya sea Melisa Buchelli o Silvina Pérez como Madre, un rostro que reflejó toda la gama de sentimientos con tanta sobriedad como intensidad y un cuerpo manejado como si lo dirigiera Kurosawa. Pero todos supieron plasmar con disciplina las ideas de Duggan. Dominó una sutileza poco común en un espectáculo argentino  Espero que esta combinación Stekelman/Duggan se repita, vale la pena.

            Esto ocurrió el sábado 9 de Diciembre a las 16 hs.

Pablo Bardin